El ojo de la tormenta
A Dante solo le dio tiempo a levantar la cabeza en dirección a su beta antes de sonreír, ocultando cualquier expresión que pudiera asustar a la niña. Laira era la menor de los cinco hermanos tanto en edad como en cuerpo, apenas le llegaba a él a la cadera, pero sus ojos no mostraban la inocencia infantil de una cachorra de su edad.
-¿Y por qué no puedo casarme con Lukyan?-inquirió curioso.
-Porque él no puede ser reina- la voz de la niña salió aguda e indignada.
Los dos machos se miraron incrédulos.
-Eso no lo decides tu pequeña- Dante se incorporó, a pesar de hablar con una cachorra, que parecía tener unas leyes bastante idas de las manos – Yo soy el alfa de esta manada y decidí que él será mi esposo, además hay otros asuntos más complicados de los que tu mentecita comprendería -le explicó con paciencia, a pesar de disgustarle la actitud adoptada por Laira.
La vio fruncir el ceño y mirarlo con ¿odio? Cada vez le gustaba menos.
-Él no puede ser reina- volvió a repetir con los labios apretados –Yo soy la elegida para reina, papá me lo prometió -insistió con obstinación.
Dante enarcó una ceja y suspiró.
-Laira, las cosas que haya dicho tu padre ahora no son válidas y no deberías hablar así de tu madre, él ha hecho bastante por ustedes mientras tu querido padre lo abusaba constantemente -replicó el alfa, sin entender a donde quería llegar la cachorra.
-Si se lo hizo por algo será- no existía el menor vestigio de amor filial. Continuó atacando al lobo sin remordimiento y para asombro de ellos.
-Laira- Dante levantó la voz y hasta la nuca de Falco se erizó, el alfa estaba molesto- cuida tus palabras cuando te refieras a tu madre, no toleraré falta de respeto por parte de nadie y menos de sus hijos-la cachorra fue demasiado lejos cuestionando la autoridad del líder, algo impensable según el criterio de Falco.
La niña apretó los puños y sus ojos se llenaron de lágrimas mientras murmuraba en voz baja, aun así los lobos pudieron escucharla.
-Él me lo prometió, él me lo prometió, porque tuvo que aparecer él para romper todos los planes -una mezcla de sentimientos brotaban de sus labios, sobresaliendo el resentimiento y el aborrecimiento.
Falco iba a intervenir, pero la niña solo dio la vuelta y salió corriendo.
-Déjala- expresó Dante en un tono no muy agradable- Solo es una perreta, necesitará algunos correctivos, hablaré después con sus hermanos -expresó definitivamente furioso.
El beta inclinó la cabeza.
-¿Necesita algo más? -no se atrevió a contradecirlo, la cachorra no midió el alcance de sus palabras. Ningún lobo en su juicio se atrevía a cuestionar al alfa.
- Estar solo un rato, estoy agotado -la unión de las dos manadas, la relación con su reina, el enfrentamiento con el consejo y las palabras de Laira estaban cobrándole un alto precio.
-Como desee- Falco cerró la puerta suavemente y apretó los labios. Presentía que venía una tormenta y el ojo tenía nombre.
***
Lukyan tocó con los nudillos la puerta del cuarto de Matías. Pasaron tortuosos minutos hasta que esta se abrió. El lobo tenía una expresión tranquila, como si hubiera estado meditando sobre muchos asuntos.
-Qué bueno que respondiste- Dimitri que estaba junto al lobo, pasó por el lado del omega y agarró la muñeca de su hijo y lo sacó del cuarto- Tú vienes con nosotros -ordenó sin contemplaciones.
Matías gruñó en respuesta y el hermano del alfa solo lo miró de reojo.
-No querrás hacer un espectáculo delante de tu madre, porque no me tocarías ni un cabello -amenazó en voz baja, para que solo el menor lo escuchara
Matías mantuvo su mirada por unos segundos para después retirarla rindiéndose. Axel inclinó su cuello extrañado, no era normal ver a su hermano mayor tan pasivo y callado, qué había ocurrido para que cambiara tan drásticamente.
Dimitri los guió por la mansión hasta un jardín trasero demasiado amplio y ricamente decorado, tanto con esculturas talladas como por diversidad de plantas de flores silvestres.
-Mi hermano es un perfeccionista, así que cuando mandó a decorar este lugar tuve que estudiar durante dos meses para que todo quedara extravagante, así se volvería loco con tantos ornamentos y no lo criticaría- explicó el mayor a Lukyan , Axel, Sasha y Matías, al escuchar sus exclamaciones.
Los llevó a una parte más tranquila y dejó la cesta que había mandado a preparar para la merienda de la tarde, esos cuerpos había que mantenerlos con bastantes alimentos y sobre todo el de Lukyan que le faltaban al menos 10 kilos más para llegar a su peso ideal.
-Es raro que nos acompañe- dedujo Lukyan mientras Sasha lo ayudaba a sentarse.
-Órdenes de mi hermano, además, un cambio de ambiente no viene nada mal, estoy saturado de malas lenguas y lobos violentos por los próximos diez años-comentó haciendo referencia a los últimos acontecimientos.
Axel sonrió por el comentario y le cruzó el brazo por encima del hombro al comandante con confianza.
-Mientras no te fijes en el prometido de tu hermano y no hagas nada indebido todo estará perfecto- bromeó solo para recibir un gruñido por parte de Lukyan .
-Axel- lo llamó con voz pausada, pero firme.
El cachorro solo sonrió y retomó su lugar, robándose en el camino un bocadillo de la cesta, que compartió con Sasha.
Los pasos de alguien corriendo en dirección hacia ellos llamó la atención y todos miraron a excepción del lobo que le sería inútil vislumbrar quién era.
-Comandante, puede acompañarnos un momento, dos guardias no se ponen de acuerdo y necesitamos su presencia -había urgencia en el recién llegado. La confrontación entre dos lobos llegaba inevitablemente a la pelea.
Dimitri chasqueó la lengua contrariado, no era buena idea desobedecer alfa. Finalmente se levantó y lo acompañó en contra de su voluntad, después de cerciorarse que todo el entorno estaba tranquilo. Por unos minutos que desapareciera no ocurriría nada.
Habían pasado alrededor de diez minutos cuando escucharon unos pasos de vuelta y Sasha bromeó respecto al tema.
-¿Tanto tiempo para resolver una riña?- iba a seguir, pero detuvo sus palabras al sentir aquel olor tan penetrante y amenazador.
Tres de los machos se pusieron en alerta y Axel se movió ante su madre protegiéndolo, mientras Matías solo se quedó tenso en su lugar viendo cómo se desarrollaban los hechos.
-Vaya, no pensé que mi presencia sería recibida de tal forma, incluso cuando merezco más que respeto -el recién llegado bromeó, consciente de su inmenso poder.
Lukyan tocó el hombro de Axel que estaba tembloroso ante la prepotencia del lobo pelirrojo. El omega reconoció al alfa del consejo y conocía su carácter, después de todo era el que lo había mandado a matar. Debía tener cautela, molestarlo podría ser letal, aun cuando estaban bajo la protección de Dante.
-¿En qué podemos agradecer su presencia ante nosotros?- preguntó Lukyan incorporándose y poniéndose ante sus hijos para cubrirlos, ellos eran el blanco más fácil. El alfa esbozó una media sonrisa
-Vengo en buenos términos, quiero proponerte un trato -repuso el alfa, percatándose de la maniobra del lobo.
Lukyan no se inmutó y él prosiguió.
-Te propongo que me ayudes con cierto problema que tengo en mi manada y a cambio prometo curar tus ojos- se fijó en la nebulosa violácea de sus orbes- Es el único sentido que no has recuperado por completo, yo podría remediar eso y cualquier problema que te pueda quedar -ofreció con una engañosa amabilidad que le puso los pelos de punta al omega y puso aún más nerviosos a los cachorros.
Él solo pestañeó y levantó la barbilla firme.
-Agradezco su propuesta, sin embargo, no me encuentro interesado, tengo algunos asuntos pendientes y no tengo intenciones de salir o de separarme de esta manada por el momento -explicó empleando un tono frío y seguro. Algo que estaba lejos de sentir.
-No deberías probar fuerza, precioso, no me gustan las negativas y podría usar la violencia si es necesario -amenazó.
Lukyan sabía que las cosas se podían descontrolar y que el alfa lo tomaría como excusa. Él tendría que sacar también sus cartas al juego.
-Deberías consultarlo primero con Dante a ver qué le dice, después yo acataré las órdenes de mi futuro compañero -aconsejó con falsa sumisión.
Lucian apretó los dientes y se acercó a él hasta quedar a pocos milímetros, casi pudiendo sentir ambas respiraciones. Sus dedos se enroscaron alrededor de su cuello sin apretar, solo a modo de amenaza. Los tres menores detrás de él gruñeron, pero no se pudieron mover, sus cuerpos estaban paralizados debido al olor soberbio del alfa que le dictaba a cada célula de sus cuerpos que se doblegaran.
-Eres más inteligente de lo que pareces- apretó su mano levemente- sería una lástima que tuviera que usar la violencia para obligarte a acompañarme-susurró a su oído.
Lukyan se mantuvo quieto, sin respirar, sin tragar, tenía miedo, pánico, estaba aterrado, aquel alfa podría terminar con su vida en unos segundos, no quería estar cerca de él.
Un gruñido a su lado le trajo más alivio de lo que esperaba y una mano agarró la de Lucian apartándola de su garganta.
-Con qué derecho lo tocas-arrastraba las palabras con una furia apenas contenida.
-¡Oh!, bienvenido, te demoraste bastante en aparecer...Dante.
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