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5

Llegaría en no más de dos horas. El toque de queda era un hecho. Solo se podría salir a la calle con permisos, horarios específicos y solo a destinos establecidos. Como fue con el supermercado. Tendrían un día controlado a la semana para abastecerse de comida para luego volver a encerrarse en las casas. Pero lo que más les preocupó fue el control que harían para ingresar a todas partes. Sus identidades quedarían expuestas.

—Estamos jodidos— dijo Jimin apenas apagaron el televisor.

Todos se quedaron viendo porque claramente lo usarían de corral a con ellos. Sus nombres ya eran sabidos y repetidos. Sus rostros aparecían por lo menos dos veces al día en los noticieros. ¿Se morirían de hambre? Claro que no.

—Yo iré. Soy la única a la que no ubican— de repente habló Yujun.

—Eres menor de edad— dijo Bora con autoridad.

—¿Será mucho esperar dos meses? — y agregó Jungkook sacando cuentas de cuanto quedaba para el cumpleaños de la menor.

No hubo respuesta. Bora se fue directo a la despensa a contar lo que quedaba y solo sirvió para sentirse mas perdida. Hubo un cruce de ideas buscando soluciones, creando un alboroto sin llegar a nada concreto. Así estaban cuando unas llaves resonaron en la chapa de la puerta. Todos miraron de inmediato a Jungkook quien se vio sorprendido. Entonces se puso de pie para recibir a quien no esperaba ni ahora ni en cuatro meses más.

—Jungkook-ah— fue lo que primero dijo con mucho entusiasmo, desapareciendo por completo al ver al grupo de personas que adornaba su sala.

—Te lo puedo explicar.

El mayor no tardó en sacar a su hermano del departamento quedando a solas en el pasillo.

—¿Estás loco?

—Sí, eso ya lo sabes, hermanito.

—Sin bromas. Habla ya.

Jungkook tragó duro y nervioso, habló. —Primero que todo ¿cómo estás? Pensé que llegarías a fin de año.

—Yo también lo pensé hasta que se me cruzó una pandemia en mitad de nuestro tour. Quise ser positivo pero en el aeropuerto solo faltó que me tomaran la temperatura por atrás y luego solo pensé en llegar a descansar a mi departamento que resulta que está habitado por las ultimas personas que hubiera querido ver hoy día. Explícame, Ian. ¿Qué hacen aquí?

El menor titubeó unos segundos decidiendo sobre qué contar y qué no. —Bueno, en resumen, somos populares. Ya no serás al único que le pidan fotos— improvisó.

—Dije sin bromas, Jungkook.

—Es cierto... solo que a nosotros nos busca la policía, no sé si a ti...

—¡¿Qué?!

Minutos después entró en silencio, con una mascarilla tapando su nariz y boca, dando un breve discurso.

—Jungkook ya me contó todo y siento lo que tuvieron que pasar. No les diré que se vayan, obviamente, solo les pido que me dejen descansar porque tuve un vuelo muy largo. Eso va en especial para Bora y Jungkook que no saben reírse sin reventarme los tímpanos. Así que, con su permiso, me retiraré a mi cuarto.

No dio oportunidad de respuesta. A los demás solo les quedó esperar que desapareciera para poder juntarse e interrogar al menor.

—¿Le contaste todo todo? — Yujun fue al grano.

—Bueno, obviamente las partes delictuales y donde estuvo en peligro nuestra vida, no, me hubiera matado. 

—Pero Jungkook, apenas vea su teléfono y se ponga al día, sabrá todo— razonó Bora, preocupada.

Y no tardaron en volver a escuchar al mayor llamar a Jungkook con voz no muy amigable. —Mierda, ya se enteró.

—Tranquilo, yo iré— pero se adelantó Bora al ver al otro un poco desesperado. Y no tardó en tocar la puerta viendo de inmediato cómo Yoongi sacaba las cosas de sus maletas.

—Justo a tiempo— dijo él apenas mirándola. —¿Por qué hay ropa tuya acá? Y esos perfumes y cremas...

—¿No es obvio? Duermo aquí.

—Dormías— corrigió.

Ambos se miraron con complicidad riéndose luego de sus propias expresiones, ella acercándose a darle un abrazo cariñoso, siendo bien recibido por el mayor.

—Aquí si eres cariñoso ¿no? — comentó Bora volviendo a separarse para luego sentarse en la orilla de la cama.

—Contigo... siempre— respondió él sonriendo con ternura, acomodando su cuerpo a un lado de ella. — ¿Estás bien? — preguntó pasando su mano sobre sus hombros para atraerla un poco más a él.

—Sí, o sea, debo tener al menos unos veinte agujeros en mi cuerpo, pero ya estoy mejor — respondió ella soltando un leve suspiro.

—Espera. Entonces ya estoy contagiado ¿Verdad?

—¿A-ah~? No~, o sea,... — se alejó un poco y bajó su cabeza, —lo siento...

—Mira. Ya qué... Seguramente ya me contagié en el aeropuerto... y con respecto a ese nuevo chico... es del completo gusto de Kook — comentó Yoongi cambiando levemente de tema.

— ¿Por qué dices eso?— respondió ella con una leve risa mirando a Yoongi que ahora estaba recostado hacia atrás mirando el techo.

—Porque a Kook... — comenzó a decir de repente sintiendo el eco en sus palabras, —le gustan mucho los chicos rubios con cara de bonitos— terminaron de decir al mismo tiempo. Una respuesta que hizo a ambos reír, haciéndoles retroceder esas lindas paginas que ya habían dejado escritas sobre su historia pero que podían volver a leer con tanto cariño como el que había perdurado por tanto tiempo.

—Veo que sigues copiando todo lo que digo — habló el pelinegro mientras la miraba.

—¡¿Que dices?! Siempre fuiste tú el que me imitaba—  Bora le dio un leve golpe en la pierna y consiguiendo que Yoongi la tirara hacia atrás para comenzar un ataque de cosquillas, acción que Bora odiaba porque las risas eran tantas que hasta sentía que podría morir. —YA BASTA~ NO HICE NADA MALO.

—Tú solita te las ganaste...

—Recuerda que conozco muy bien tu debilidad, súper estrella— lo amenazaba ella sin poder dejar de reír.

—Veamos quién gana— respondió él subiéndose encima de ella para seguir con la guerra.

Todo era risas, golpes y carcajadas, haciendo un alboroto donde toda la casa fue testigo. Entre los tres que quedaban en la sala, no había más que incomodidad. Uno algo perdido en el contexto de todo, otro inquieto por lo mal interpretado que podría ser aquello para su amiga que no dejaba de verse tensa sobre el sofá, donde intentaba verse calmada pero sus piernas inquietas la dejaban expuesta.

Hasta que al verla ponerse de pie lo alarmó, llevándolo a adelantarse hacia el cuarto del fondo, interrumpiendo todo. —Hey par de simios. ¿Terminaron? Les recuerdo que necesitamos discutir sobre lo que se nos viene— apenas volteó vio a Yujun con su mirada perdida detrás de él, sintiéndose agobiado de repente, recibiendo por otro lado la respuesta de la otra chica perdida en sus recuerdos hasta que notó el rostro irritado de Jungkook.

—¿Qué~?— se quejó un poco.

—¿No podías hacer más escándalo?

—Sí podía ¿Por qué? — respondió desafiante, para luego ver los ojos preocupados de Jungkook que la guiaban a Yu, haciéndole entender lo que sucedía. —Qué te pasa, Jungkook. Yu sabe que ahora somos amigos— le dijo en un susurro.

Jungkook guardó silencio intentando calmar su ansiedad. —Sí, lo siento... estoy un poco nervioso con todo esto.

—Si vamos a estar encerrados aquí, vamos a tener que tener una sesión de meditación — decía mientras arrastraba a Jungkook junto a ella para volver a la sala con los demás, —porque mis amiguitos no están alineando muy bien sus chacras y solo llevamos ocho días juntos. Así que qué les parece hacer una fiesta ¿oh? Así compramos las cosas cuando vayan al supermercado— terminó de hablar quedando al lado de Yujun quien le respondió con una linda sonrisa.

—Me encanta la idea.

—A mi también— aprobaron los demás, descansando un poco de todo el revuelo por la llegada del dueño de casa.

Se hizo de noche. Todos dormían plácidamente pero una cama se encontraba vacía. Yujun se hallaba en una búsqueda por muebles y cajones alguna pastilla que la ayudara a dormir.

—¿Te ayudo?

Su respiración se cortó unos segundos por el susto al ver al chico de pálido rostro apoyado en la pared.

—¿Necesitas algo?

—No, ya lo encontré— hablaba al fin luego de recuperar el aliento.

El contrario no supo qué más agregar cuando la vio pasar de él hacia la cocina, apenas volteando a verlo. Se le removió esa espina que llevaba clavada en su corazón y dolió más de lo que recordaba. La siguió de todos modos, esperando que sus ojos se encontraran para volver a hablarle, pero ella parecía que había olvidado que este seguía allí. Así que intentó encontrar el diálogo perfecto en su cabeza antes que saliera por su boca.

—Yu— entonces dijo en el mismo momento que ella se tomaba esa pastilla. —Perdón por llegar y solo...

Su expresión era de completa hostilidad. —No importa. Es mejor que sea así.

—Yujun...

—No creo que tengamos algo de que hablar ¿o si? — esta vez si le dio la cara y pudieron mirarse el uno al otro. Llenándolos de sentimientos que se notaron en el instantáneo brillo en sus ojos. Estos se extrañaban de sobremanera.

—Pues... necesito saber cómo estás... — Yoongi hablaba esforzándose un montón por no llevar su mano a su tersa mejilla.

—No muy bien— ella nunca le mentía, —pero no es para que te preocupes. No lo hagas. Prefiero que nos mantengamos así, por nuestro bien. Promételo.

—Será imposible si estás aquí.

—Bueno. Entonces yo me esforzaré por los dos— se adelantó hacia el pasillo, —buenas noches— y dijo para irse rápido hacia la habitación. Dormir era su mejor opción en estos momentos sin escape.

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