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Un día antes del rescate.
—Veo que conoces bien la casa— comentó Jungkook al ver a Yujun yendo de aquí para allá como si fuera su propio departamento.
Ella chistó y decidió no ponerle atención. No quería prestarse para sus bromas. Sin embargo él continuó.
—Ni siquiera sabía que existía un deshidratador y menos que él la tenía... y porqué la tendría...
Yujun solo rodó los ojos y pasó de largo hacia la habitación donde había dormido. Tenía una gran maleta. Bastante ropa y algunas fotos. Desde que había salido de su casa a escondidas sabía que el retorno a ella sería largo.
—¿Puedes dejar de seguirme? ¿Qué quieres? — entonces habló al ver a Jungkook en la puerta.
—Necesito saber que estarás bien cuando él llegue.
Ella solo suspiró, desviándole la mirada para comenzar a doblar su ropa. —Si nos quedaremos algunos meses creo que estoy obligada a estar bien ¿no?
—Hablaré con él— se sentó a su lado sobre la cama.
—¿Para qué?
—Para que no diga nada.
—Tampoco puede decir nada, Jungkook, porque no somos nada. Así que no te preocupes y ve a buscar lo que nos falta, por favor. No podemos fallarle a Bora.
Ahora
La menor no dejaba de lanzarle serias miradas a todos los de la casa. Apenas se enteró de lo precipitados que habían sido, su enojó afloró a tal punto de no querer hablarles.
—... pero estamos bien, Yu, estamos aquí, para qué pensar en lo que pudo haber pasado— sin embargo los otros dos insistían con ella porque odiaban esa actitud de silencio absoluto y culpa que les generaba.
—Es que ustedes no entienden— dijo tomando su teléfono para mostrarles la pantalla luego. —Vean. Sus caras están en todos los noticieros. La chica colorina y el joven tatuado. Te vieron tarado.
Los mencionados se miraron sin encontrarle gravedad a la noticia. —Bueno. Por lo menos de ti no saben nada— dijo Bora yéndose por lo positivo, para que luego Jungkook agregara.
—Tendrás que ser la encargada de las encomiendas. O mejor aún, volver a tu casa y dejar que nosotros resolvamos esto— una sonrisa apareció pensando que había sido una buena broma. Pero los ojos de Yujun se aguaron y se retiró directo a su habitación, cerrándola de un portazo que los dejó atónitos.
Pasaron horas sin saber de ella más que cuando salía hacia el baño y volvía hacia la habitación. Los demás a esas horas ya habían comido, hablado, visto las noticas. "No salgan de sus casas". Era el titular principal.
—¡Yu! ¡Es "no salgan de sus casas", no de sus cuartos! — gritó de repente Jungkook.
—No seas tan pesado— se molestó Bora.
—Mañana se le pasará, ya la conoces.
—No voy a esperar hasta mañana.
Apenas dijo esto idearon un rápido plan para sacar a su amiga de ese claustro voluntario. Así fue como todo quedó resuelto.
—Jungkook, iré a comprar, necesito unas papitas.
—¡Okey! Pero ponte una gorra, porque ahora irás a la cárcel no al hospital.
Bora hizo sonar las llaves, ambos atentos a la puerta del fondo. Hasta que solo unos segundos después dio resultado. Yujun se veía furiosa y agotada.
—DE VERDAD USTEDES NO PIENSAN. NO PUEDEN SALIR. SON LAS PERSONAS MAS RECONOCIBLES QUE PUEDEN EXISTIR.
Bora se acercó a ella y con una tranquila voz le respondió. —Está bien. Tienes razón— tomó su mano para luego guiarla al sillón. La mirada llena de complicidad de los otros dos, le dio por entender a la menor lo que sucedía.
—Es otra de sus bromas ¿No? — intentó ponerse de pie pero los otros dos lo impidieron.
—No nos ibas a abrir la puerta si solo te lo pedíamos— comentó Jungkook. Yujun le lanzó una amenazante mirada, —Hey~ ¿qué te hice?
—Ya sabes lo que hiciste. Bora no tenía que volver a arriesgarse, eso lo haríamos los dos, no se si recuerdas.
—¿Ah? — la aludida de repente no entendía nada.
—Sí, Bora. Teníamos todo listo para ir por Jimin...
—¡Pero sabes que Bora es impulsiva! No la iba a detener aunque la amarrara. Solo me quedó acompañarla.
—PERO AHORA TE BUSCAN A TI— ella suspiró con angustia. —Entiendo cómo se dieron las cosas— su voz comenzó a temblar, — pero tengo miedo... le disparé a una persona... al hijo del ministro... —. Los otros dos bajaron sus cabezas. De alguna forma habían olvidado ese hecho. —Estoy feliz con que Jimin esté aquí y ustedes estén bien pero, ... — se esforzaba por retener el llanto, —pero no, Jungkook, no puedo volver a casa porque apenas sepan mi identidad, será el primer lugar donde busquen... y perdón si les molesta mi amargura, pero no estoy bien ¿okey? Así que déjenme sola...
—Lo siento, Yu— sin embargo, Bora la abrazó con fuerza. —Pasaron tantas cosas que... que no nos preocupamos por ti, lo siento mucho— se sintió su llanto bajo ese abrazo. Ahora entendía la angustia de la menor. Y cuando su enrojecido y húmedo rostro quedó al descubierto, fue Jungkook quien la atrajo hacia él.
—Mi beba— secó sus mejillas, —no nos pasará nada, morirán antes de encontrarnos— al fin Yujun esbozó una sonrisa, acompañada de un golpe en su pecho.
—¿Por qué eres tan idiota?
—Para hacerte sonreír, ¿ves? Tu oppa te va a cuidar, iría a la cárcel yo antes que tú.
—No quiero que vayas a la cárcel— volvió a sollozar, —no quiero que nos separen.
Los dos reaccionaron a su ternura uniéndose al abrazo. —No nos separaron ni en los castigos del colegio y nos van a separar ahora.
Otra vez Yujun rio, pero esta vez acompañada de Bora. —Ni siquiera era mi castigo— dijo la menor recordando.
—Ni el mío— agregó la colorina. —Siempre nos metemos en problemas por Jungkook.
—Quien nos mandó a juntarnos con el repitente— agregó Yu.
—Oye~ pero fueron sus mejores años en ese horrible colegio.
—Sí— dijeron al unísono, mirándose con el cariño que se tenían desde hace años de amistad.
—Perdónanos.
—Ustedes perdónenme a mi. Estoy un poco bastante estresada y no quiero más problemas de los que ya tenemos.
—Con Jungkook con nosotras, difícil prometer eso— otra vez al ataque hacia el mayor, riendo, obviamente.
—Ya basta, Kim Bora, o amanecerás con melena.
—JUNGKOOK.
Y así sus problemas se resolvían. Entre bromas, abrazos y recuerdos. No estaban juntos hace diez años por nada, su amistad ya estaba consolidada. Sin embargo, ese virus no solo destriría vidas.
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