[A Night In 2001]
El olor a cigarrillo barato y alcohol estaba impregnado en toda la habitación.
El estéreo que sólo servía para hacer ruido blanco tenía las bocinas a toda su capacidad. El demo instrumental de 5/4 estaba sonando.
El lugar apenas tenía iluminación. Lo poco que se veía en el suelo, eran botellas vacías, cenizas de cigarrillos y ropa desparramada.
Pero era algo que a Stuart y Murdoc apenas les importaba. Estaban en su propio mundo, en su pique de gloria.
Habían terminado su primer gran concierto luego de que su álbum fuera un rotundo éxito.
Era obvio que celebrarían a su manera. Dándose una pequeña aventura a espaldas de sus demás compañeros de banda e intoxicando sus cuerpos con todo el alcohol y el cigarro que el dinero de bolsillo pudiera comprar.
Una decisión que pudo no haber sido tan desastrosa si Stuart no hubiese tomado pastillas para migraña antes de que se le ocurriera unirse a Murdoc en su estupidez.
El resultado acabo con un 2-D drogado. Perdido en la visión borrosa de sus cuencas oscuras. Dócil, pero con la suficiente energía para darle una buena mamada a su bajista.
— Stu...
Murdoc gruñó alzando la cabeza. La lengua caliente de su vocalista era un paraíso, aún si tenía que guiar la cabeza ansiosa con la fuerza bruta de su mano.
A 2-D no le molestaba la sensación de su cabello siendo jalado con rudeza. Apenas podía sentir algo afuera de la polla de Murdoc que se volvía más gruesa y palpitante conforme más lo abarcaba su garganta.
Las caderas del bajista se meneaban contra el rostro de Stuart, más impaciente por correrse dentro de sus delicados labios conforme los eternos minutos pasaban.
— Te gusta tomarte tu tiempo saboreando cada parte de mi pene, ¿No, Faceache?
La forma tan vulgar de hablar de su compañero hizo que 2-D casi se atragantara con el pedazo de carne que se fue directo a su garganta, abarcando casi toda la polla.
Respiraciones entrecortadas se mezclaban contra los gemidos ahogados de Stuart cuando Murdoc decidió tomar su cabeza con ambas manos para forzarlo a chupar con más rapidez. Su saliva se desbordaba junto con pequeños hilos de presemen que derramaban la verga viril.
— Mejor. – Un jadeó satisfactorio y largo salió de Murdoc, viendo a su querido ángel azul luchando para seguirle el ritmo a su mamada sin caer agotado.
Sin avisar, el bajista dió un empuje duro de su pelvis para luego correrse sin pena dentro de la boca de 2-D.
Por instinto, Stuart tragó el semen que podía, sintiendo un sabor amargo y salado que pasaba rasposamente por su tráquea, dejándolo con un ardor similar a tomar aguardiente. Pero más pegajoso y blanco.
Murdoc sólo entrecerró los ojos, disfrutando cómo aún dentro de su boca, 2-D hacía lo posible para no desperdiciar su carga, posando las manos en sus piernas para no perder el equilibrio y dejándose empujar más hasta que su mentón chocará contra sus sacos de esperma.
— ¿Fue suficiente para ti? – La risa burlona de Murdoc se complementó con un par de caricias al cabello azul, como si acariciara a un gato necesitado.
2-D no contestó. Seguía disociado por la reciente eyaculación, dejándolo con una erección propia, incómoda y desesperada.
Apenas sus labios dejaron tortuosamente la polla de Murdoc, se dignó a alzar la cara, jadeando, quedando con la mejilla estampada en el muslo de su bajista.
Esa mirada vacía era el erotismo encarnado. Emocionó lo suficiente a Murdoc para que no esperara alguna respuesta.
Empujando a la cama al vocalista, Murdoc se acostó encima de 2-D para colocar un par de dedos a su boca húmeda, haciendo que los lama y lubrique a su gusto.
2-D se extendió de piernas, sintiendo su propia polla emocionarse por el trato tan tosco, dejando que su compañero se encargue de todo.
— Has estado callado por buen rato, Stu. – Murdoc jugó con los dedos en la boca de 2-D antes de separarlos y llevar su mano a la cavidad íntima.
— Quiero oír tu jodida voz.
Cuando el dedo índice y medio de Murdoc invadieron la cavidad carnosa, 2-D reaccionó retorciéndose, buscando las sábanas para aferrarse mientras gemía rasposo y alcanzando notas agudas.
No era su primera ni última noche de desahogo con el bajista. Pero algo en la rudeza de Murdoc y su mente nublada lo hacían sentir como su primera experiencia.
Dolor y adicción eran el par de palabras que usaría 2-D si no estuviera tan intoxicado.
— Usa palabras, Faceache. – La demanda de Murdoc se intensificó cuando logró colocar tres dedos en el culo ansioso que succionaba sus dedos.
— ¡Murdoc...!
Un balbuceo que se logró formar como palabra. Había sido un logro para 2-D, que movía sus caderas hacia delante, sin molestarse en tocar su propio miembro. Quería correrse con los dedos que lo dilataban desesperados.
Pero Murdoc pensó que no era suficiente. Sacó los dedos en un jalón anticlimatico.
2-D jadeaba admirando el techo apenas visible, odiando no tener energías para jalar a su bajista de vuelta a él.
— Ven y sientate si lo quieres. – Una insinuación juguetona tomó forma de gruñido en la garganta de Murdoc al terminar de hablar.
El vocalista dejó la vista del techo para voltear perezoso a Murdoc, que se hallaba sentado, con las piernas extendidas, mostrando su miembro largo y palpitante.
2-D trató de tragar saliva. El mismo se había emocionado con la vista única que le daba su bajista.
Quizás por ello empezó a gatear penosamente. Necesitaba sentirlo, quería que Murdoc lo llenara aunque se viera patético ante sus ojos.
Con Stuart encima, con los brazos tambaleando por mantener su propio peso, Murdoc sonrió y se relamió los labios.
— Ponte cómodo. – Las manos larguiruchas tantearon la piel delgada en las caderas desnudas de 2-D antes de presionar.
— ¡Hah...!
Una corriente singular electrocutó a 2-D. La intromisión lenta y palpitante lo hizo sentirse sobrio por un segundo.
Stuart tuvo que colocar sus manos en el pecho de Murdoc para recuperar el equilibrio.
Murdoc rió audible por la reacción de su vocalista. Sin mucho esfuerzo, volvió a levantar el cuerpo ajeno y lo embistió hasta que la mitad de su falo entró en la cavidad necesitada.
Nuevamente 2-D gimió en alto, jadeando en suspiros cuando la sensación correcta lo hizo perder el primer sentimiento de dolor.
— ¿Cómo logras hacerlo...? – Murdoc balbuceó, apretando las caderas de Stuart para un embiste más profundo.
2-D hizo puños con sus manos, sintiendo que se rompía conforme más dejaba que Murdoc lo penetrara. Incluso su cabeza se estaba quebrando.
— Te ves como un ángel... – El bajista continuó, respirando por la boca, cada vez menos cuidadoso con su fuerza. — Y al mismo tiempo gimes como una zorra.
— ¡Zo...! – El calor se intensificó en el interior de 2-D por el insulto, haciendo que su cuerpo cooperara y se dejara montar al ritmo frenético de Murdoc.
Encima de la cama rechinando, los músicos no tardaron en hacerse un desastre húmedo, con el sudor del esfuerzo cubriendo sus cuerpos desnudos.
El par de amantes compartía también el olor a alcohol cerca de sus bocas antes de besarse con hambre y sin sentido, siendo más un instinto carnal que de cariño.
Incluso si acababan sofocados por la falta de aire, valía la pena si significaba revolcarse e ignorar todo lo demás.
— Stuart. – Murdoc murmuró entre los labios mordidos, oyendo un leve flaqueo en forma de gemido. — Rezo a satán por nuestro exito y futuro juntos... Incluso si no llegas a recordar un carajo de esta noche.
2-D cabeceó, escuchando la voz de Murdoc muy lejos. No podía tener la cabeza en su lugar cuando seguía siendo follado hasta la estupidez.
— Es... Es... – Stuart trató de advertir que se correría pronto. Algo de saliva se derramó por su mentón por el esfuerzo. Para Murdoc era una vista graciosa y patética.
— ¿Es esto? – Murdoc llevó una de sus manos al miembro erecto de 2-D y lo sujetó con firmeza.
El vocalista gritó en un jadeó que lo dejó afónico.
Se corrió sin pudor en la mano del bajista, ensuciando el pecho y parte de los dedos que seguían apretando y moviéndose arriba a abajo.
Murdoc se aferró con uñas a la cadera de 2-D para seguir embistiendo hasta correrse desastrosamente en las paredes carnosas que lo succionaron gustoso por el líquido espeso.
2-D arqueó su espalda con una felicidad momentánea que sólo el éxtasis carnal pudo ofrecerle. Había tocado el cielo sin necesidad de morir.
Los dos músicos desearon poder continuar por siempre. Pero 2-D fue el primero en desplomarse. Con sus pocas energías, movió las caderas en círculos con la polla de Murdoc todavía adentro, invitándolo a continuar.
— Demente. – Murdoc suspiró cansado, pero admirando la determinación de su vocalista por un nuevo round. Su cabeza se alzó al único reloj de pared del cuarto.
Eran las tres de la mañana. Ya llevaban un par de horas divirtiéndose.
— Murdoc... – 2-D gimió, buscando la atención del bajista.
Y lo logró observándolo con las orbes oscuras que se suponía eran sus ojos.
— Te jodí bien para que quieras seguir, ¿No, Faceache? – Murdoc sonrió en sorna, golpeando uno de los glúteos de 2-D.
No le importaba si se metía en problemas con Russell otra vez.
Aprovecharía cada segundo de calidad con el ángel que lo haría volar lejos.
Que no se note que los diseños de la fase 1 son mis favoritos
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