Capítulo 21: Rumores y otros golpes
TaeHyung no disfrutaba para nada el maltrato físico que su padre le hacía recibir, pero lo prefería por encima del psicológico que de pronto comenzó aplicar obligándolo a ir a misa. El simple hecho de ser una persona tan tradicional lo hacía notar cuán falso y fanático era frente a la prensa incluso después de estar en sus últimos momentos de vida, con canas por doquier y una tercera pata que lo ayudara a mantenerse en pie. TaeHyung amaba hacerlo enojar, aunque a veces ni lo planeaba y le salía tan espontáneo como sus chistes de mala calidad, si bien su parte favorita nunca fue la de los golpes desde el primero que le dio teniendo apenas unos ocho años, no le importaba tanto.
Por más que intentaba no hacer nada malo con su nueva vida universitaria, no podía siquiera lograrlo ya que era algo suyo, de su personalidad. Así que el mínimo detalle aceleraba la furia de su padre que lo conllevaba a cometer tal abuso de autoridad hogareña. Por más que le había permitido volver hacer sus cosas, lo había hecho con la condición de estar con él el mayor tiempo posible y acompañarlo a misa siempre que tocase, respetando las costumbres familiares y honrando a los fallecidos.
Con su llegada a la universidad veterinaria para evitar a toda costa la política y no seguir los pasos de su padre, logró mantener su racha en todo aspecto. Siendo uno de los mejores estudiantes y el más alabado por su belleza de dioses y su personalidad fresca, derritiendo los corazones desde las más jóvenes hasta las más arrugadas, como las profesoras a la que, de no ser por su notoria inteligencia, no desaprovecharía la oportunidad de obtener tantas cosas.
Hubo un punto en el que extrañó a su amigo, Matthew. Con la llegada de la primera fase de las finales no lo había visto mucho tiempo desde aquella vez que se reunieron para el plan contra SooBong; a las chicas las veía de vez en cuando cada que salían en grupo de estudio para comer luego de un arduo trabajo. No era mucho, pero a comparación con Matthew era suficiente. Sin embargo, de la nada no contestaba sus llamadas ni mensajes. En varias ocasiones habían logrado hacerse lugar para hacer pequeñas reuniones, pero siquiera el recepcionista del edificio donde estaba La Guarida lo había visto desde hacía un tiempo.
—¿No parece extraño que haya desaparecido así?
—¿Y si se fue a Estados Unidos? —inquirió SoMin acariciando la taza de café entre sus manos.
—¿Es posible? No creo que tenga el dinero suficiente para eso.
TaeHyung salió corriendo de ese lugar apenas terminó su descanso para cumplir con su padre el cual le pagaba todas sus hazañas e incluso su matrícula universitaria, por ello seguía estando en ese lugar y soportaba tantos abusos. No lo odiaba ni mucho menos lo quería, pero para él eso era lo que necesitaba mientras estuviera con vida ambos a la vez. Luego de su pronta muerte, tendría parte de su riqueza, y le dejaría a los mayores la parte de las posibles deudas que de seguro nadie le confiaría de por sí.
En ningún momento parecía extrañar a su madre, la cual una noche cualquiera de su infancia se fue por donde entró y jamás volvió. No era tonto, sabía muy bien incluso para ese momento lo que pasaba con ella y desde entonces la admiró un poco por haber sido tan valiente y escapar de ese infierno al que a duras pena llamaba hogar. Aunque su tía, HyoJoo, era partícipe en la formación de su personalidad, lo que más influyó en él fue la valentía de su madre y poder ir en contra de las reglas ejercidas dentro del hogar y el mundo.
Entendía que puso su propio bien por encima de los demás por los abusos constantes y el menosprecio de las otras mujeres antes de ella; TaeHyung nunca dudó el amor que ella sentía por él y todo el bien que le deseaba. Ella se lo había dicho antes de marcharse, pensando que estaba dormido.
Nunca le prometió volver y lo agradeció, porque sin duda no habría podido esperar a alguien que sabía que nunca iba a llegar. No la odiaba, tampoco la quería, solo deseaba que le haya ido bien con todo y su vida fuese mejor que la suya misma para que el sacrificio y todo su aguante no haya sido en vano. Pero jamás lo sabría, ni recordaba su nombre.
—Veo que te gusta mucho el fútbol, muchacho —TaeHyung se sentía extraño al recibir ese trato de alguien tan particular como su padre. Traía algo en mano y por ello dejó de comer para prestarle atención a sus palabras, de la misma manera evitar un ahogo y su muerte prematura antes de hacerse millonario gracias al fallecimiento de su padre—. ¿Qué tal si te vas a Estados Unidos a ejercerlo? Deja el estudio veterinario y haz algo que en serio valga. Te patrocinaré para que ganes fama y dinero. Será pan comido —alzó su pedazo de pan para devorarlo.
TaeHyung acomodó su postura y se cruzó de brazos con una ceja alzada.
—¿Qué te traes entre manos, viejo?
Aunque estuviese con toda la familia presente o no, igual habría usado su lenguaje medio informal para hablarse a la persona que le habría logrado crear traumas severos. Alzó su mirada de manera desafiante y superior sin importarle que fuese menor que el hombre a unos metros de él.
—¿Qué te hace pensar que me puedes hablar de esa manera, mocoso?
—Para ser un hombre de buenos modales parece ser que no sabe que responder una pregunta con otra es de mala educación.
Estaba seguro que le saldría cara la actitud, pero lo valdría cada segundo como cada travesura hecha durante toda su amistad con los chicos que fueron los causantes de la molestia temprana de su padre.
—Se me quitó el hambre, si me disculpa iré a fumar un cigarrillo —mintió. Sabía lo mucho que lo odiaba porque su madre fumaba, por eso lo prohibió en casa. El solo recuerdo de ella le parecía doler, cosa que le causaba gracia.
Lo conocía más de lo que el mismo señor se conocía, todo por estar de chismoso desde muy pequeño, aprendiendo de cada detalle de cada residente de esa gran construcción patrimonial y sabiendo de cada buen escondite por pasar gran parte de su vida solo entre esas paredes. Sus hermanos mayores lo rechazaban y nunca logró afectarlo tanto. Desde ese momento nació el sentimiento de valentía y travesura, iniciando con ellos y siguiendo muchos años después con un profesor drag de closet.
El expolítico Kim ByungGu decía amar a su madre, que no entendía la razón por el cual la hizo irse sin decir nada. Pero TaeHyung no creía esas cosas, lo veía como patrañas, digna mentira de mentiroso compulsivo. Él la maltrataba como a las otras tres antes de ella, y las mismas la hacían de menos por ser la más joven y caer en las redes de ese hombre abusivo y con poder.
—Algo trama y lo voy a descubrir.
No era necesario, pues en poco tiempo lo entendió, mas no del todo.
—¿A caso crees que esto es divertido ver a uno de mis hijos en la prensa y no por algo bueno? Dime, ¡¿qué has estado haciendo?! —TaeHyung estaba erguido frente a él, con expresión seria dirigida a un punto invisible para no hacer contacto con los ojos furiosos de su progenitor. Dio el primer golpe con su bastón, el cual no le hizo perder la compostura—. ¡¿A caso crees que gasto todo mi dinero en ti para que me pagues de esta manera?!
En un punto dejó de escuchar, como siempre. En ese instante tenía un golpe en el pómulo derecho, uno en la costilla que le hizo soltar el aire contenido y ahora tenía el bastón queriendo atravesar su estómago.
—¡¿A caso me quieres matar?! ¡Eres la vergüenza de la familia! ¡Ve como me pagas! ¡Ve como me haces sufrir!
Y cayó. Su mente no dejaba de reproducir las voces de aquellos reporteros cuando salió del su recinto de trabajo. "¿Es cierto que su hijo menor...?" "¿Cómo asimila la noticia que su hijo menor...?" "¿Es posible que su reputación se vea amenazada por su hijo TaeHyung y la reciente noticia de que él es...?"
Todos, a excepción del rencoroso TaeHyung, se acercaron al hombre tirado en el suelo, casi convulsionando. La atención se dirigió a esa escena que le permitió al menor tomar sus cosas y marcharse a caminar un rato.
—¡Oh! Me alegra que hayas contestado. ¿Nos vemos en tu casa?
***
—Bienvenido a mi humilde hogar —inquirió Matthew dejando entrar a su amigo a su casa ya amueblada.
—De humilde tú y tu casa no tienen nada.
TaeHyung lazó su mochila en el sofá al centro del salón, ocupando gran parte del mismo por su grandeza y destacándose por su pulcro color. Asimismo, el joven de cabellos negros se lanzó en el sillón, tomando el control del televisor para ponerse tan cómodo como pensó que su amigo robusto le pediría.
—Tengo hambre, ¿qué tienes en tu refrigerador?
Esperó hasta cinco segundos una respuesta que nunca obtuvo. Alzó su cabeza antes apoyada en su brazo para buscar con la mirada al dueño de la casa, mas nunca se cruzó siquiera con su sombra.
Sentado y con los codos descansando sobre sus rodillas, cerró los ojos con una expresión de pesadez, rechinando sus dientes y repiqueteando su pie derecho. Tomó un respingo para calmar su molestia, una que no recaía en su amigo a pesar de siquiera interesarse en él.
—Dime, ¿qué te trae por aquí?
TaeHyung volteó su cuerpo para ver a Matthew llegar a su espalda. Irguió su espalda volviendo su vista al frente, en su momento no se había percatado de la fachada de su amigo el cual lo recibió con el cabello goteando y un paño alrededor de su cadera, dejando al expuesto su trabajado cuerpo; ahora estaba vestido con ropa casual y el cabello bien arreglado.
—Tenemos tiempo sin vernos —dijo al cabo de un rato. Estando más cerca de él, TaeHyung sintió con más potencia el aroma del perfume de su amigo calarse por sus fosas nasales—. ¿Te acabas de bañar? —arrugó el rostro por la intensidad del olor y con su dedo índice obstruyó el paso del mismo a su nariz.
—Sí, te esperé un largo rato. Pensé que no ibas a venir, me bañé para salir —Se recostó al otro extremo del sofá con los brazos bajo su cabeza y las piernas cruzadas sobre la parte larga del sillón—. Y te recuerdo que ayer estuvimos todo el día juntos. Di la verdad, qué haces aquí.
—¿En serio desconfías de la palabra de tu mejor amigo?
—Mejor amigo mi pie, habla.
—Vayamos a un bar —escupió de pronto. En ningún momento había cambiado su posición hasta ese instante en el que se levantó de golpe, sobresaltando al robusto que de inmediato se sentó dejando en segundo plano la película en el televisor.
Matthew estaba al tanto de lo sucedido, incluso las muchachas a las que había visto horas antes por ratos fugaces, pero deseaba que él se lo dijera. Sin embargo, se reprendió al pensar que algo así pasaría y decidió dejarlo estar sin más.
Eran muchos años de amistad, pero que no demostraba la confianza requerida.
Lo que no veía era que él mismo solía evitar las incógnitas de sus compañeros, no solo por no querer hablar de sus problemas porque era algo que odiaba hacer, sino también por la pizca de desconfianza en sí mismo y los demás.
—Me parece bien.
***
La aventura de los dos jóvenes en un bar rodeados de chicas babeando y rogando por la atención de ambos —y desde lejos vistos por chicos—, no podía ir mejor. Llevaban varias copas invitadas hasta por personas lejanas, tenían dinero propio y el obtenido por la familia, suficiente como para comprar el bar mismo, pero dicha oferta era imposible de rechazar.
—Espero que no hagas lo de la otra vez más nunca —pronunció Matthew antes de llevar el líquido a su interior. Ya era bastante tarde y la hora de cerrar el bar se acercaba, por lo que de a poco el recinto se iba vaciando hasta el punto de solo quedar grupos muy pequeños y uno que otro pasado de copas.
J.Seph rió, un tanto nervioso al recordar lo de aquella noche.
—Me pedías ayuda y eso hice —hincó sus hombros antes de tomar de un jalón el soju en la copita—. Además, no sé cuál es el problema. ¿No que somos más que hermanos?
Mathew farfulló al escucharlo cantar sus palabras, dando por hecho su estado de embriaguez. Ambos lo estaban, aunque ninguno hipara, el color sonrosado de sus rostros los delataba sin piedad alguna. El robusto llevó su mano al rostro colocando los dedos con delicadeza en su ceja, cerrando los ojos y asintiendo sin saber.
—Ven, dame otro beso de hermano —acercó su rostro, lento, con los ojos cerrados y los labios fruncidos, listos para un beso corto o apasionado.
Matthew abrió los ojos despacio y sin ánimos al sentir un cosquilleo en su pecho y barbilla. Cuando su vista se enfocó, solo pudo notar algo negro bajo su rostro. Bajó la mirada, dándole una respuesta afirmativa a su sospecha: TaeHyung estaba dormido sobre el pecho fornido de Matthew.
—Voy a llamar un taxi para irnos —anunció con voz arrastrada y rasposa. Sus párpados pesaban como una de los contrapesos que años atrás se posicionó en su pecho por un minuto al no soportarlo ante su poca fuerza, o quizá solo era cosa de él, al igual que esa llamada entrante con la foto de SoMin en el ícono, aunque fuese pasada la medianoche. Todo el mal estado pareció esfumarse de pronto—. Hey, hey, hey. Levántate, tengo una llamada de Min.
—Responde así, no tengo fuerzas —Aunque el mismo pecho de Matthew provocó que no entendiera las palabras de su amigo, percató su voz lenta y somnolienta.
Respiró profundo, listo para recobrar su compostura y atender la eufórica llamada de su amiga.
—Ponla en altavoz, la quiero escuchar.
Matthew sintió un pinchazo en sus adentros, su ceño fruncido y mala cara lo delataba.
—¿SoMin? —esperó una respuesta con la mano apoyada sobre el mostrador y el celular a la altura perfecta para que ambos escuchasen.
—No, soy JiWoo —Con tal respuesta ambos se sentaron derechos removiendo sus traseros en la silla, incómodos y asustados—. ¿A caso no viste quien llamó o qué? —Ambos, curiosos, observaron de nuevo la pantalla y comprobar que, en efecto, decía JiWoo y no SoMin. Se miraron fijo, Matthew confundido y J.Seph replicando en silencio.
—Ando un poco dormido. Dime, ¿por qué llamas?
—SoMin —Fue su respuesta rápida y directa, lo que ocasionó un pinchazo en ambos, un que solo aparecía por un mal presentimiento.
—¿Qué ocurre con ella, está bien?
—¿Tae? Ash, qué fácil se me ha hecho la misión —rió. Cada segundo sin saber qué pasaba les ponía los pelos de punta—. Solo quería decirles que quiere que estemos todos en La Guarida. Voy en camino.
Al otro lado de la línea, JiWoo pudo escuchar cuando ambos soltaron el aire de sus pulmones.
N/A
Hola, estoy de vuelta.
¿Por qué? Porque cumplo lo
que prometo y eso significa que sí,
he puesto ya "fin" en mi documento.
Ya está completo el libro y
estoy emocionada. Estaba pensando
en el método de actualizaciones. Dado
a que tengo la hazaña de inscribir el libro
en los Wattys y que no me queda mucho
tiempo, las actualizaciones serán más seguidas.
Lo dejo a votación, quizá de dos a tres
veces por semana.
Reproduzcan Gunshot que está mamalón.
Nos vemos muy pronto, ya está todo listo
y estoy muy emocionada por
saber las reacciones y opiniones.
Iba a traer el cap antes, pero mi
salud se vio afectada y dejé de hacer
de todo, tampoco andaba
en casa y no podía escribir
lo que faltaba. Espero
que haya gustado el cap. uwu
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