Capítulo 18: Luces, cámara y acción
El día de la ceremonia de graduación llegó. Por supuesto, el instituto se llenó de gente por todos lados, además de los profesores y otros alumnos. Desde aquellos padres primerizos desorientados hasta aquellos con la fiebre del fotógrafo, sacando hasta las tomas más innecesarias del lugar plagado de gente.
De todos los graduados, faltaban los más revoltosos: KARD. La ausencia de ellos puso en descontrol las emociones de varios profesores con la finalidad de mantener en orden a los estudiantes y sus invitados, evitando salir desprevenidos en las fotos arruinando de esa manera la imagen de ellos con sus túnicas inigualables.
—¿Listos?
Asintieron.
—Ya saben lo que deben hacer. JiWoo, procura quedarte quieta en tu lugar para no levantar tantas sospechas —ordenó SoMin. Después de charlarlo pensaron que era mejor que uno estuviera entre los estudiantes y no desaparecer todos a la vez—. Conseguí sobornar a tres estudiantes lo más parecidos posible a nuestra contextura para que ocupen nuestros lugares, tu trabajo es estar pendiente de las señales para que le avises a quien suplante al de la señal para que se vaya disimuladamente. Nada puede salir mal, ¿entendido?
—Claro que sí —respondió Tae—. Pero tengo una duda. Todo el mundo sabe que soy el mejor y que debo usar una túnica al estilo Tae, a lo mejor varios van la han visto, ¿se la tengo que prestar al que me va a cubrir?
—Sería sensato, pero a nadie le importa, Tae.
—Recapitulemos —murmuró B.M—. Yo me encargo de esperar al drag en la entrada, cuando llegue le explico lo que tiene que hacer y te aviso para ocupar mi lugar. Mientras, tú te encargas de sacar al de audiovisual para que Tae entre y proyecte el vídeo en la pantalla durante las últimas palabras, casi finalizando el acto, cuando venga la parte de la historia de los estudiantes.
—Sí, sí. No sigamos repitiéndolo que da mala suerte. Procuren no ser descubiertos —regañó SoMin—. Ahora rezaré para que el encargado del audiovisual sea joven al menos.
—Que tu Dios te oiga, pobre infeliz —JiWoo rió.
Y tal cual como lo planearon, primero salió SoMin para ser reemplazada por una muchacha de un año menos. Le otorgó su túnica y birrete para acercarse al encargado del audiovisual sin levantar sospechas y pasar desapercibida. Cuando llegó la muchacha, al rato se levantó Matthew repitiendo la acción. Estaba de más pensar que no los verían extraños, en especial esos padres ansiosos y los profesores perfeccionistas.
—Estoy lista, J.Seph —anunció. Gracias a los auriculares de guarda espalda que Tae consiguió con sus miles de contactos se podían comunicar a la perfección.
Cuando escuchó la señal que indicaba que SoMin estaba a punto de abrir la puerta del audiovisual, el muchacho se levantó. Sin embargo, le dio a su suplente otro conjunto, incapaz de quitarse el suyo.
Habrían levantado sospecha de no ser porque el salón estaba repleto de personas y estaban lo suficientemente concentrados en la profesora al micrófono.
Apresuró su paso para esconderse al otro lado del pasillo. Unas cuantas ojeadas le permitió saber que las plegarias de su compañera habían sido escuchadas, pues el encargado era un muchacho que juró haber visto antes. Recordó que las muchachas babeaban por él, cuya apariencia refinada y de chico malo —la combinación más extraña pero perfecta— era la razón. Ahora SoMin se lo comía a besos estando encima de él, incapaz de resistirse a sus encantos de la joven, como todos.
No sabía cómo lo había logrado, pero funcionó. Luego de unos cuantos gemidos escapados escuchó a SoMin decir algo con la respiración agitada, gracias a eso él se la seguía comiendo a besos con las piernas de ella rodeando su cadera. Se estaban yendo a otro sitio, lo cual le favorecía aún más al plan. Ya no era necesario una señal que le permitiera entrar ni mucho menos noquear al que estuviera a cargo.
—J.Seph en posición. Matthew, ¿estás en tu lugar?
—Voy en camino.
Asintió, aunque sabía que no lo iba a ver su gesto.
Contó hasta cinco, insertó el pendrive. Le fascinó la vista que le ofrecía la ventana ante él a lo alto del salón. Cuando vio una cabecilla ocupar su lugar suponiendo que era Matthew, esperó escuchar la señal más misteriosa de su vida por los amplificadores, la que no sabía que sería.
—Ahora, es momento de recorrer la historia de estos tres años de nuestros recién graduados.
Esa era.
Y el vídeo, el que nadie esperaba, se comenzó a proyectar; a la vez un drag queen entró al salón, haciendo todo un espectáculo.
—Listo, voy en camino. SoMin, date prisa.
TaeHyung apresuró su paso para poder aprovechar la confusión y alboroto de los espectadores para llegar a salvo sin ser descubierto.
El vídeo parecía el documental sobre la vida secreta del gran y masculino profesor de educación física actuando como un drag queen. Las expresiones de asombro y desconcierto de todos —en especial los más cerrados de mente— se hizo protagonista, los estudiantes miraron al profesor. Algunos rieron, otros celebraron sabrá-quién-qué, llenando el salón de aplausos y bramidos.
Pero cuando se expuso el vídeo del profesor con la profesora de matemáticas teniendo una buena velada en el auto del hombre y seguido de su aventura en el pequeño cuarto de limpieza, la mujer se levantó de su silla de un brinco, roja, más que un tomate bueno.
El profesor salió corriendo. Avergonzado por todo lo expuesto, más al ser un hombre casado con uno de sus hijos entre los recién graduados.
Al terminar el vídeo, quedaban pocos espectadores que se habían quedado ensimismados con el film. Claro, KARD salió de allí poco después de ver a la suplente de SoMin encaminar hasta la salida. Ya no sería extraño porque muchos, para ese instante, ya estaban marchando del lugar. Los más reservados con una expresión molesta y ofendida, mientras que los más abiertos con una sonrisa y otros riendo.
—¡Qué acto tan magnífico! —exclamó una joven egresada, divertida.
—Me pregunto quién hizo esto.
A medida que avanzaban podían escuchar algunas conversaciones indiscretas de los que ya estaban afuera desde hace un buen rato.
Salieron intactos.
—A celebrar, muchachos.
—No lo creo, te vinieron a buscar.
En efecto. Cuando SoMin dirigió su mirada al frente vio al conductor más joven que había trabajado para su familia y más adelante a sus padres. HanSun le sonrió desde lejos, por más mayor que asegurase ser no lo aparentaba, siquiera las pocas arrugas le daban ese aire añejado a comparación de su esposo, el cual parecía aún más pequeño cuando la mujer usaba sus tacones de diseñador exclusivos.
—Lamentamos tanto no haber estado en tu graduación. ¿Cómo les fue? —Ahora dirigía su mirada a los otros tres muchachos que le sonreían.
—Muy bien, madre. ¿Cómo le ha ido en el trabajo hoy?
SoMin los escuchaba hablar, pero en realidad solo hablaba con ChinHwa a través de las miradas cariñosas. Se había ganado un amigo nuevo, lo cual era una novedad en su vida.
—¿SoMin?
—¿Ah?
—Te estaba preguntando que si querías una fiesta para celebrar. No logramos llegar a tiempo, pero quiero emendar el error —habló el hombre. Ahora el chófer dirigía su mirada a otro lado.
SoMin sonrió, agradecida.
—Me parece bien —giró su cuerpo—. ¿No vemos luego? Celebremos juntos nuestro éxito.
Asintieron. Ante los demás se refería el triunfo de haberse graduado al fin, pero entre ellos era más por la última travesura de la secundaria.
SoMin se introdujo al interior de la camioneta. Tenía tiempo en el ruedo, pero la cuidaban tanto que cada día parecía más nueva.
—Yo no me voy todavía, tengo unas cuantas fans que atender y despedir. ¿Los veo antes de la fiesta?
—Si vas con eso, no —criticó Matthew el look del otro muchacho el cual en ningún momento pareció sentirse mal por el comentario. Sabía lo bien que se veía, nada le hacía ver mal.
Poco a poco se fueron alejando. Matthew decidió irse a un bar a beber y JiWoo fue recogida por un grupo de chicos en un auto descapotable rojo el cual hizo que las miradas se fijaran en ella y los guapos chicos dentro de él que no dejaron de hacer escándalo para celebrar el logro de la más joven.
Ahora ninguno iba a volver a ese lugar. Tendrían que adaptarse a la vida universitaria, pero sería mejor que esa. No cabía duda que subieron a una montaña rusa de todo tipo de cosas que cambiaria la vida de cada uno.
Nuevos dramas para agregar a los ya existentes de su vida personal, nuevos posibles amores, nuevas emociones, nuevas travesuras. Cada uno se propuso a disfrutar esa nueva etapa —Matthew estaba seguro de no ir a la universidad, pero no le impedía nada—, incluso cuando flaquearan.
Mientras ellos deseaban tener una vida a toda velocidad, otros pedían a gritos que maduraran pronto.
Pero ellos eran KARD, un grupo enfocado y travieso.
Matthew apagó su celular al cabo de un rato. Siquiera estaba seguro de cómo tanta gente había dado con su número celular, en su mayoría eran felicitaciones por haberse graduado, algunos directos y otros mostrando cuán sorprendidos estaban por ello, esos de seguro eran aquellos que sí conocía, pero no recordaba haber intercambiado teléfonos. A la vez, el celular no dejaba de sonar con frenesí que incluso el bartender parecía regañarlo con la mirada por no responder las llamadas.
—Perdón que me entrometa, ¿pero por qué lo apagaste? ¿Y si es algo urgente?
Matthew alzó su mirada risueña, colorado por la cantidad de alcohol en su sangre e hipando. De inmediato la bajó, no le debía explicaciones a nadie, menos a un don nadie como ese empleado chismoso.
—Otra de soju.
No imaginaba que estaría celebrando como lo habían planeado desde un principio de esa manera: solo. Hasta tuvo el presentimiento que quizá lo habían olvidado, pero no tuvo el valor de mencionarlo antes o después de los planes espontáneos que surgieron, además notó muy bien que cada uno tenía planes predispuestos por separado.
No tenía ni idea de lo mucho que dependía de otros hasta que se dio cuenta, tiempo después, que no iban a perdurar tanto tiempo juntos como antes. Sentía esa necesidad de estar acompañado de SoMin y sus comentarios hirientes, de JiWoo y su actitud fría como el hielo, de TaeHyung y sus chistes malos.
Un día como cualquier otro, separado de quienes estuvieron allí desde su llegada de Estados Unidos, separado de, como notó, sus únicos amigos. Las semanas le parecían tristes, los llamaba y siempre tenían algo que hacer; como no podía caer en bancarrota, dejar de pagar sus lujos por su vida bien acomodada incluso después de tener las tarjetas de crédito bloqueadas, no le quedó de otra que hacer lo inimaginable para él: modelar.
Al principio la idea le parecía algo distorsionada, pero tan solo pensar en la paga por hora no pudo negarse a tal oferta incluso si tenía que modelar en ropa interior por más incómodo que le pareciese el solo hecho de estar posando frente a una cámara y mujeres alborotadas detrás de ella. Sin embargo, en ningún momento se le presentó al menos tener que estar semidesnudo ante desconocidos y agradeció que la mayoría de ofertas estuvieran relacionadas con el ejercicio. Le daban un buen dinero por ello, además le permitían entrenar de manera gratuita siempre y cuando los promocionara en redes sociales, por lo que las misma se inundaron de fotos de él entrenado.
Pero un día se sentía tan vacío y solo que ni le daba para alzar su celular el cual no dejaba de sonar. Y cuando escuchó el timbre, no tuvo otra opción que levantarse de su cama a duras penas.
—¿Papá? —Todo su mal sentir y expresión cansada se esfumó para darle paso al estado de asombro y miedo que lo inundó como una casa cerrada repleta de agua hasta el techo.
N/A
Hola, tiempo sin hablar por aquí.
Siendo sincera, no iba a actualizar
esta semana, pero como estoy de
humor aquí tienen.
Creo que voy a pausar un tiempo
pequeño esta obra, la razón es
porque fue un error publicar sin
tener la obra completa, así que es
para terminarla. No le falta
mucho, por lo que no van a esperar
tanto. Mi meta es terminarla antes
de septiembre, si organizo mi tiempo
será muuucho antes. Tengo una meta
a seguir y el final medianamente
planeado. Espero que no les moleste
y aguarden, no es tanto tiempo.
Espero que les haya gustado el capítulo
quizá suba hasta el 20 para escribir entre 10
y 20 capítulos más, siento el final muy cerca.
Bye, bye. uwu
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