Capítulo 15: Víctima en la mira
—Chicos, les tengo una bomba.
—¡Maldición! ¿Entonces qué carajos haces aquí?
—Tae, no es ese tipo de bomba —recalcó—. Descubrí por qué se nos ha complicado cachar al profesor.
No hizo falta decir más nada para llamar la atención de las chicas.
—Habla, maldita sea.
—Está teniendo una aventura con la profesora de matemáticas. ¿Lo curioso? Es que ella está casada.
—Mmm. Adulterio. Debe estar tan desesperado. ¿Cómo lo descubriste? —Se cruzó de brazos.
—Bueno, ya saben. Mientras planeaba ir a la cancha para evitar la clase de ese día, aburrida, por cierto, me fui por mi camino seguro para evitar ser descubierto —avanzó hasta el sillón y se lanzó en él—. Entonces escuché gemidos, me acerqué y luego supe que era él porque casi me iba a pegar la puerta en la cara. ¿Saben lo mucho que me hubiera dolido eso si hubiese pasado?
—Al punto, Matt.
—Bueno, bueno —levantó su celular para que todos lo vieran—. Logré grabarlos de manera disimulada.
Cuando dijo eso los tres se abalanzaron sobre él para quitarle el celular.
—Eres un genio, Matthew —felicitó SoMin mientras veía el vídeo.
—No hace falta decirlo.
***
Cuando volvieron a clases ya no podían ver a ningún profesor de la misma manera. Estaba más que claro, incluso el profesor con cara de inocente tenía un secreto oscuro, cada uno peor que el anterior. Tanto material y solo cuatro mentes perversas.
—Ojalá no seamos el único grupo en hacer esto. Mi gran deseo es que los estudiantes tomen nuestras acciones como una inspiración, para que de esa manera puedan sacar a la luz los secretos más oscuros de estos profesores sinvergüenzas. Amén.
—Que así sea, hermano. Amén.
Rieron una vez más. Chocaron aquellas pequeñas copas con soda en su interior para fingir un brindis. Todavía no podían darse el lujo de tomar el primer soju por su edad, pero faltaba cada vez menos.
—¿No creen que no beber soju pero sí tener identificaciones falsas para ir a la disco es muy doble moral? Digo, si ya han bebido, no deberían seguir evitando el soju.
Matthew chasqueó su lengua varias veces negando con la cabeza.
—Querida SoMin, parece que no lo entiendes. El soju es para cuando estemos actos para beber porque vamos a sentirnos completos cuando eso pase, si lo hacemos ahorita cuando sea el momento no va a ser lo mismo. Es el que nos va hacer mayores de verdad, ¿entiendes?
—Entonces, en sí lo único legal que harán en su vida será beber soju en el momento debido.
Matthew alzó su copa, bajando la mirada con los ojos cerrados, como símbolo de honradez para darle la razón a SoMin.
—Agh. Eso es tan ridículo. JiWoo, me impresiona que te unas a este par de idiotas —La miró con ojos muy abiertos, demostrando su decepción.
—Qué quieres que haga si no te gusta ir a fiestas —vociferó. Ahora estaba yendo hacia el baño.
—Si me lo pidiera lo hiciera —masculló para sí misma, desviando la mirada.
SoMin, desde el punto de vista de todos, era una muchacha amargada, muy seria y distante. Como lo sería cualquier persona conservadora. Otros, en el colegio, solían murmurar que había manipulado y hasta amenazado a sus amigos con ayuda de sus padres para que ellos hicieran todo lo que ella pidiera. Por la misma razón solían decir que era la abeja reina, además de ser siempre la que está al frente y más. En ningún momento la vieron en reuniones escolares o incluso en alguna discoteca con los demás.
—¡Matthew! ¡Qué sorpresa! —solía decir algún compañero al encontrar por casualidad a alguno de los tres—. ¿Y SoMin? —Era una pregunta recurrente al haber visto a los otros dos, pero no a la reina SoMin. Incluso, JiWoo para ser una muchacha con aspecto de matona les parecía normal verla en fiestas y borracha.
La respuesta ante aquella pregunta variaba, solo para no caer en lo mismo ni mucho menos revelar más de una vez que no le gustaba ir a lugares como aquellos. "Está enferma", "Está ocupada", "Tuvo mucho trabajo con su madre", "Salió de viaje con sus padres", "Fue a una cita"; eran las más cercanas a lo que normalmente decían, de tantas veces solo unas tres lograron decir "No le gusta las fiestas". Por más que lo intentaran, siempre terminaban murmurando cosas sobre la muchacha. Aunque no dijeran a menudo la verdad, todos concluían que era una asocial y muy aburrida.
—Maldición, tendré que darles una lección.
—Tranquilo, Tae. No me importa lo que digan.
Las pocas veces que hizo acto de presencia en reuniones con compañeros recibió muchas miradas de asombros, en especial palabras en voz baja. Claro, no le importaba en absoluto, pero a veces se animaba a ir a pesar de ser recibida con tales acciones. Cuando se aburría se iba sin siquiera despedirse de sus propios amigos, acción que la hacía estar en boca de todos, otra vez.
—Es una desgraciada. ¿Cómo puede hacer eso sin siquiera agradecer?
—Yo creo que lo hace por atención, para parecer dramática y misteriosa.
—No, no. Le gusta estar en bocas de todos.
Pero sus palabras les caían como un tobo de agua a sí mismos. Algunos de los que más solían criticarla e inventar cosas sobre ella tenían la costumbre de hacer lo mismo y hasta cosas peores. Por eso a ninguno de los chicos integrantes de KARD les hacían caso a las palabras ajenas.
"¿No te despides?"
"No seas idiota. Siempre nos vemos, JiWoo. Tengo trabajo de última hora. Mamá necesita a una modelo porque una de ellas se lesionó."
"Ah, ja, ja, ja, ja. Qué suertuda eres."
"¿Suerte? Supongo que sí."
"¿Y qué vas a modelar?"
"Ni idea. Creo que es para una marca reconocida."
"¿Gucci? Si es esa serás la bomba. Eres toda una bomba. ;)"
SoMin no pudo guardar su sonrisa. Dejó su celular a un lado de ella.
—Parece feliz, señorita SoMin.
—Lo estoy, señor Park.
Devolvió la mirada. El hombre, ya mayor y a punto de jubilarse, le sonrió. Lo supo por el reflejo en el retrovisor. Lo admiraba. Era un trabajador con muchos años sirviéndole a su familia. Leal y respetuoso. Muy dentro de sí se entristeció al recordar que sería el último mes con ellos, quería descansar y la familia decidió aceptar la decisión de él con todo y el corazón hecho añicos. Les iba a costar dejarlo ir.
Nunca olvidaría el cabello canoso bajo, las arrugas en el rostro del conductor, su personalidad cálida y en especial su nombre, el cual tatuarían en su corazón el día de su muerte. Mientras tanto una que otra reunión siempre que él quiera no vendría mal.
—Señor Park, cuídese mucho —Las manos de la madre de SoMin sujetaron con aferro a las del señor.
—Ustedes igual, señora Jeon.
—Ya, llámeme por mi nombre. Se lo he pedido por mucho tiempo y me dijo que sería cuando deje de trabajar para mí.
El hombre bajó la mirada, sonriendo.
—Muchas gracias, HanSun.
Giró su vista hacia la joven. Parecía congelada, sumida en sus pensamientos revueltos y ahogada en sus sentimientos. Lo quería, mucho, como un abuelo.
—Cariño...
SoMin no pudo soportarlo y se abalanzó para abrazarlo. Nunca sabría si sería la última vez que lo vería.
Esa noche de ese sábado, incluso con lo ocurrido antes, salió con los muchachos, listos para intentarlo una vez más.
En definitiva, el hombre había aparecido una vez más en el Club, pero no vestido como una Drag.
—¿Qué carajos? —masculló Tae al verlo bajar, tenía unos binoculares para pillarlo mejor.
—¿Por qué trajiste unos binoculares? Se puede ver a la perfección desde aquí.
SoMin y Tae estaban ocultos en un arbusto, no muy lejos de la entrada, sin ninguna luz que los alumbrara. Mientras, los otros dos, JiWoo y Matt se ocultaban detrás de un auto por falta de espacio en el arbusto frente a ellos.
—Tengo que estudiar mejor sus movimientos. Pero, ¿no vieron que está vestido... como el profesor y no como un drag?
—No estamos ciegos, Tae —respondió Matthew alzándose un poco.
—Esto no va a funcionar —JiWoo se enderezó, cansada de ocultarse sin razón—. Vamos, hay que buscar a otra víctima porque algo me dice que este hombre no va a venir más.
—¿Por qué lo dices? —SoMin se enderezó también, volteando su cuerpo para ver a su amiga.
—Es obvio. ¿No que está teniendo una aventura con la profesora de matemáticas? Le va a durar un tiempo y de seguro no le va a gustar que sepa de su secreto.
—Pero no será algo serio, ¿o sí? —inquirió Tae, sin despegar su vista de la entrada, estudiando cada movimiento—. Maldición, necesitaremos identificaciones falsas —notó. Giró un momento para ver a sus compañeros—. Es una aventura. Ella tiene esposo.
—Cierto, es algo pasajero. Pero no nos vamos a entrometer en su vida amorosa fallida para que regrese a este lugar —señaló con su mano estirada.
—Sí, primero debes tener una vida amorosa estable, ¿eh, JiWoo?
—Te voy a matar, Kim TaeHyung.
***
Estaban sentados en el suelo, alrededor de una mesa redonda llena de fotografías, mapas y hasta bocetos de planes. Matthew tenía unas fotos en mano para detallar mejor el espacio del estacionamiento y entrada del Club, la cual se le hacía maravillosa por tener un aire a los cines y hasta los casinos de Las Vegas, lugar que recorrió poco cuando fue teniendo unos siete años.
—El estacionamiento tiene cámaras —destacó Tae. Las expresiones de confusión de los otros tres le hizo formular sus palabras para revelar cómo supo sin siquiera haber visto las fotografías ya que no había llegado su turno aún. Dejó la lámina de fotos del auto del profesor en la mesa—. Lo sé porque cuando lo vimos llegar como el profesor que conocemos, en el poste de atrás vi la luz roja. Usé el binocular para ver mejor qué era eso. ¿Fue un desperdicio haberlo llevado? —La pregunta iba dirigida a SoMin.
—Vale, hay cámaras —dibujó una en la hoja ante ella, cuyo título era nada más y nada menos que "Cosas a tener en cuenta" y así no dejar pasar nada, aunque ni fuese necesario. Acarició su barbilla, observando la hoja—. Estará complicado tomar el auto sin que parezca sospechoso —destacó.
—Tampoco se puede detener en cualquier sitio para que te montes. Eso sería más sospechoso.
Tae pidió las fotos que tenía Matthew en manos. Las observó detenidamente.
—Buscaré entre mis contactos a ver si conoce a alguien que trabaje allí o pueda hackear las cámaras para saber cuáles son los puntos ciegos o incluso apagarlas —dijo al cabo de unos cinco minutos viendo las fotos.
—Hazlo rápido. Este fin de semana iremos otra vez.
—¡Pero, SoMin! ¡Queríamos ir de fiesta este fin!
—Me parece que tiene un horario específico para ir —prosiguió sin darle importancia a los reproches de los tres—. Si va otra vez y lo pillamos dos veces seguidas en la misma hora o mismo período de tiempo, ese es su horario. Procuremos quedarnos cerca desde que entra hasta que sale para saber cuánto tiempo tenemos para obtener información.
—¿Y si sale en la madrugada?
—Es profesor, eso nunca lo hará —destacó JiWoo.
Los otros dos concordaron con aquello.
—¿Qué más necesitamos saber? —preguntó la muchacha a la vez que dibujaba un reloj en la hoja.
—Necesitaremos identificaciones falsas —añadió Tae—. Por si es necesario. Recuerden que es un Club, así que... Tienen que ser cuatro, uno para nuestros queen, uno para mí para hacerme pasar por valet parking y uno para SoMin. Tendrás que hacerte pasar por una clienta o empleada, lo que quieras. Nada más es por si acaso.
SoMin dibujó carnets en la hoja.
—¿Qué más?
—¿Un maquillista? Dudo que tengamos el don para hacer lo que esa gente hace en su rostro. ¿Has visto el nivel de calidad? Yo me maquillo, pero lo básico —respondió JiWoo.
—Vale —dibujó una brocha para representarlo—. Supongo que el vestuario también. Yo me encargo de ello.
Tae siguió viendo las fotos al igual que los demás.
—¡Ah! —exclamó exaltando a los presentes—. También vas a necesitar un vestuario, algo oscuro, preferiblemente negro. Para que pases desapercibida en el estacionamiento, como será de noche va a favorecer que no nos vean en caso de no tener a nadie que nos ayude. Cuando vayamos voy a calcular cuáles son los posibles puntos ciegos.
—Listo. ¿Van a estar bien? —Se dirigió a los próximos en ser adentrados a ese mundo.
—Por supuesto que ella lo va a estar, ¿no han visto su celular? No ha tomado fotos sin nosotros percatarnos —mostró su indignación mezclado con asombro exagerado—. Por otro lado, creo que yo no lo estaré.
—No exageres, vas a estar muy bien —Tae acarició de manera sensual el hombro del muchacho. Luego rió por sentir el cuerpo tenso del muchacho.
***
—¿Listos? —habló Tae por el auricular. La respuesta de los tres fue positiva.
Matthew y JiWoo ya estaban dentro del club, gracias a unos contactos de SoMin lograron conseguir el look para la ocasión con respecto a la temática. Las risas se las aguantaron para luego y así evitar no hacer sentir mal a la estilista contratada.
Esa noche del sábado entre las ocho y diez de la noche, cuando llegó el auto del hombre, Tae se ocultó para pasar desapercibido y luego, cuando se encontraba lejos, pensó en cómo quitarle amablemente al valet parking el coche y así poder hacer su parte sin ser descubierto. Se acercó al trabajador antes que se adentrara en el auto, luego de ver a su víctima alejarse. Le hizo un ademán para que le permitiera la llave, él pareció tantear, pero la sonrisa de TaeHyung le convenció. Sonrió aún más cuando el varlet parking se alejó.
Una vez dentro del auto avanzó hasta una zona lo suficientemente oscura, donde SoMin se subió para instalar nuevamente las cámaras y captar mejor lo que sea que ese hombre ocultase y enriquecer su misión. Habían pasado días de espionaje para al fin lograrlo. Sábados aburridos, allí, en el estacionamiento o en el restaurante de al frente o al lado derecho del Club para estar pendiente de todo movimiento. Cuando los mismos cerraban se metían al auto del padre de Tae y continuar con su misión desde su interior. Luego de acabar con el estudio de cada detalle se despedían de SoMin para ir a la discoteca más cerca, a mediados de las dos de la mañana.
Ambos bajaron del auto al terminar y aparcarlo en un puesto.
—Listo, hagan lo suyo.
Matthew buscaba la mejor manera de pasar desapercibido entre la multitud. De vez en cuando se quedaba observando a la lejanía el trabajo que habían hecho los presentes en el lugar, en especial los drag king. No podía creer que alguien fuese capaz de crear ese tipo de transformaciones tan bien hechas, todos profesionales.
Cuando vio a su víctima —el cual parecía estar bien definido en cuanto a su personaje, a pesar de llevar un maquillaje acorde a su vestimenta del día, una bastante distinta a la de la primera vez y otras situaciones, pero seguía teniendo la esencia—, intentó acercarse de manera cuidadosa para sacarle conversación, conocer mejor su personaje y facilitar los ángulos. JiWoo tendría que hace el trabajo más sencillo, el de fotografiar.
—¡Wao, chica! ¿Eres nueva? —La voz chillona forzada sorprendió a Matthew, no esperaba para nada aquello. Pensó que era bastante concurrente en el lugar como para reconocer a los nuevos. Asintió—. Ay, primor, se nota tanto. Mucho gusto, Miss Darling.
—¿Disculpe? —No hizo el mínimo intento de integrarse—. ¿Cómo supo que no soy de aquí?
—Ay, querida. Te ves incómoda, eso se nota. ¿Cuándo naciste?
—En...
—No, nena. Tú, como personaje drag.
—Parecen horas desde que soy así.
—Ja, ja, ja. ¡Qué graciosa! ¿Quieres beber algo? Yo invito.
Miss Darling agarró a Matt por el codo, éste aprovechó para lanzarle una mirada a JiWoo sentada a pocos metros de donde estaban.
A Matthew le costó adaptarse al ambiente, los personajes y al suyo —el cual no sabía muy bien cómo era—. No podía siguiera fingir ser uno más entre tantos, llamando la atención de muchos. Estaba incómodo, confundido y... asustado. El corazón le había palpitado rápido por unos cuantos instantes largos. En varias ocasiones casi se le escapó un profesor, pero había podido arreglar su pequeño error.
—Ya está listo, podemos irnos.
La señal que estuvo esperando por mucho tiempo.
—Fue agradable estar con ustedes, pero ya me tengo que ir.
—¡Corre, nena, antes que se te acabe el hechizo! —bramó una llamada Fanxy—. ¡Bibidi babidi bu, preciosa!
Cuando la brisa le dio unas cuantas palmeadas sobre su rostro, se sintió aliviado.
—Maldición, sentí que me iba a volver loco. ¿Por qué tuve que hacer eso yo?
—Porque tomas las fotos mal y no disimular, es obvio —JiWoo no despegaba su vista de la cámara.
—Tardaste demasiado, ya es de madrugada. ¿Qué carajos estabas haciendo mientras yo estaba rodeado de drags?
—Reírme de ti, por supuesto. Terminé hace un buen rato, solo que me pareció gracioso verte allí. Mira, te ves hermoso... Digo, hermosa —Se corrigió a sí misma. Le mostró la foto a Matthew, el cual no estaba muy seguro de ver eso—. La imprimiré y la pondré en mi cuarto para cuando triste. Pero tranquilo, tú no sales en las que se va a mostrar.
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