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Capítulo 14: Uno es mejor que dos

De no ser porque no había ninguna cámara por ningún lado, cualquiera hubiera pensado que SoMin y JiWoo estarían grabando un comercial para vender algún cosmético como lo habían hecho veces atrás desde el inicio de su adolescencia modelando pijamas para niñas cuando la madre de SoMin decidió dedicarles una línea pequeña a ambas chicas.

—¡Dense prisa!

—¡Maldición, Tae, espera un poco! —JiWoo acomodó por décima vez su peinado.

—¡Llevan diciendo lo mismo desde hace media hora, apúrense!

—Rápido, pásame ese labial a tu lado.

La muchacha actuó por inercia ante aquella orden.

SoMin se acercó al espejo para retirar una pestaña en su ojo, arregló un poco su pollina negra y el moño alrededor de su cuello.

—¿Me veo bien? —SoMin se mantuvo derecha ante ella.

—Claro, no más que yo, pero sí —dio media vuelta agitando su cabello con un estilo y color más natural, avanzó hasta la puerta y cuando lo hizo Tae y Matthew casi pegan el rostro contra el suelo—. ¿Qué pasa con ustedes? Rápido, vamos tarde.

***

—Matt, qué bonito apartamento y es grande.

—Muchas gracias, señora Jeon —sonrió placido.

—Cariño, sabes que puedes llamarme madre, vamos. Cariño, te conozco desde hace más de cuatro años, eres como un hijo para mí, sería bueno que me llamaras madre.

—Muchas gracias por su apoyo, señora... madre. Madre.

—Eres una ternura —palmeó su hombro—. Disculpa. ¡Cariño! ¿Has visto el paisaje que te ofrece este pent-house?

Unos tacones resonaron tras él.

—Mi madre te quiere mucho, ¿no es así?

Matthew giró sobre sí mismo, encontrando a SoMin con una copa de vino entre sus dedos.

—Sería mejor que tú me quisieras, ¿qué me vas a regalar?

—Ash, eres un patán —arrugó la cara—. Los chicos están allá, ¿vienes? En un rato van a llegar los invitados y este lugar se va a llenar.

—¿Sabes si mi papá va a venir? —La vio negar con la cabeza con sus labios hechos una misma línea.

—¿Cómo lo sabría? Nunca sé quiénes son invitados. Pero mi prima, JeongYeon, va a venir y eso me emociona. ¿La recuerdas? Parece que no —seguían avanzando hasta la mesa al fondo junto al ventanal para llegar a JiWoo y TaeHyung quienes jugaban piedra, papel o tijeras—. ¿Qué hacen?

—Estamos compitiendo a ver quién elegirá la canción inicial. ¡Piedra, papel o tijeras! ¡Maldición!

—¡Gané! ¡En tu cara, Jeon JiWoo!

—Parecen críos, ¿no van a crecer?

—No —respondieron al unísono ante la pregunta del muchacho.

Al momento de llegar el DJ a su puesto, Tae se acercó a él para pedirle que colocara una canción para cuando empezaran a llegar lo invitados que, según sus cálculos, sería en menos de media hora.

Cuando los primeros en llegar tocaron con sus zapatos el blanquecino piso del apartamento, no pudieron evitar hacer un sonido de asombro o cambiar su expresión a una de ensueño. Ninguno entró sin haber expresado algo con respecto al lugar. El balcón estaba preparado para recibir a aquellos que fuesen capaces de observar la maravillosa vista incluso con la altura que tenía y el frío que se podía percibir en aquel lugar. Si bien era grande, solo se debía al blanco que estaba en todos lados y el gran ventanal; para algunos, incluyendo el dueño, era un sitio acogedor también cuando se encontraba con todos los muebles más grande y caros.

«—Lo quiero.

—¿Qué? Pero si no lo ha visto todavía.

—No me importa. Me gusta lo que veo, lo quiero.

—Joven, ¿sabe cuánto vale este sitio? Dudo que tengas el dinero suficiente como para pagarlo, este lugar es exclusivo y los servicios salen más caros con lugares tan gran...

—No le pregunté, le dije que quiero este sitio. Tengo dinero de sobra, se lo aseguro. Así que no más habladurías, ¿vale?

—Ash, pequeño mocoso. ¿Cómo te atreves hablarme así? ¿A caso no te enseñaron a respetar a tus mayores?

—Le doy el doble, pero deme el lugar ya. Estoy desesperado y muy ocupado. ¿A caso no ha visto a un joven rico en su vida? Por cierto, el respeto debe ser mutuo, buen señor.»

—¿En serio?

—¿Tengo cara de haberlo inventado? ¡Claro que es en serio!

—Eres buen mentiroso, no tendrías problemas en parecerlo —El rostro de SoMin estaba sonrosado debido a la cantidad de alcohol que consumió.

Los invitados estaban por todos lados, hablando y hasta bailando. No había nada interesante en ello además de los presentes en las mesas de todos. Pronto llegaría la hora del intercambio de regalo y los más pequeños estaban ansiosos, intentando husmear en los regalos, en vano.

—No, no, pequeño Anh. Los regalos son para abrirlos entre un rato.

JiWoo se levantó de su lugar, algo tambaleante. Cerraba los ojos, su cabeza y todo a su alrededor parecía dar vueltas y su vista se volvía borrosa. Tenía que buscar algo de comer para llenar su estómago.

Giró un poco su cabeza para ver a su amiga bailando con su padre, al robusto con una viejecilla que supuso que sería la abuela materna de SoMin y a Tae con la prima de la muchacha cuyo nombre le parecía difícil de recordar en ella por ser más de chico que de chica, pero sólo era un perjuicio que su mente en tal estado no podía asimilar.

Avanzó un poco más hasta la mesa de los bocadillos dulces, tropezando de vez en cuando con sus pies adornados con unos hermosos tacones rojos de punta. Brillantes, como su rostro debido al alcohol. De pronto enredó sus pies, su borrachera parecía haberse esfumado en ese momento donde su corazón quería abrir un hueco en su pecho, tomar sus maletas y largarse sin resentimientos. Hasta que un brazo la agarró por la cintura. No supo si era una especie de alucinación porque juraría que sentía un dolor quema huesos en su rostro.

Levantó la cabeza, pero su cabello se interpuso en su vista. El muchacho —porque el perfume lo delató— usó su mano libre para deshacerse del cabello del rostro de ella, revelando a un hombre con unos dos o tres años más que ella, de facciones de modelo. Pestañas largas, cejas gruesas, labios regordetes, mentón y nariz afilada, ojos almendrados, piel perfecta, cabello con un aire desordenado.

El muchacho le sonrió y cuando lo hizo no supo si su corazón estaba actuando así por su caída interrumpida o por estar tan cerca de un muchacho tan guapo como él.

El mundo a su alrededor parecía haberse detenido, o tal vez todo lo estaba percibiendo en cámara lenta. ¿Y si era un sueño? Entonces estaba deseando no despertar.

Se enderezó, hasta acomodó su cabello y lamentó haber mandado al demonio su peinado bien trabajado.

—¿Estás bien?

Su voz resonó en su cabeza, haciendo eco quizá para no olvidar lo bien que sonaba. Supo que él no había quitado su brazo de donde estaba, en el aire, tal vez por temor de que se volviera a tropezar y no ser igual de rápido que antes como para evitarlo.

—Sí, muchas gracias.

Al escuchar aquello el muchacho relajó su expresión y se enderezó. Arregló su traje, el cual JiWoo no le vio nada de interesante por ser igual al de la mayoría de presentes, nunca entendería la moda masculina.

—Me alegra. Soy Park YoungSoo —extendió su mano con una sonrisa de revista.

—Jeon...

—¿Qué haces aquí?

La voz llamó la atención de ambos. Se giraron a la vez.

—Matthew, no sabía que vendrías. Papá me mandó, dijo algo como que estaría trabajando hasta tarde. Quizá si termina rápido venga, ¿no te parece genial?

—¿Se conocen?

—JiWoo, veo que has conocido a mi hermanastro. Qué sorpresa, parece que si no es un idiota es otro. Al menos no son ambos —masculló.

JiWoo agradeció que nadie estuviera viendo hacia esa dirección. No podría soportar otra vez las miradas fijadas en ellos. Sabía muy bien a qué se refería Matthew, mas no podía dejar de preguntarse si realmente eso estaba pasando allí.

No recordaba al hermanastro de Matthew, quizá porque había pasado mucho tiempo desde que lo vio por última vez y había madurado tanto que parecía otra persona, tanto que se esforzaba demasiado en encontrar algún rasgo que le hiciera creer que realmente era él.

—¿A qué te refieres, hermanito?

—Déjate de juegos y vete.

—¿Por qué debería? Es de mala educación irme de esta manera. Tú no fuiste quién ha invitado a nuestro padre, he venido yo hacer presencia por él porque eres un niño muy grosero y mimado que no se hace cargo de su propio padre. ¿Quién eres tú para echarme de una reunión del cuál, destaco, no eres anfitrión? El que debería de dejarse de juegos eres tú, hermanito.

Sus palabras fueron tan frías e inexpresivas que le provocó un escalofrío sin sentido a la única espectadora de aquel problema del cual intentó huir. Lo hubiera logrado de no ser porque Matthew la tomó del brazo.

—¿Por qué estás aquí con él?

Las palabras no querían salir de su boca por más que lo intentara.

—Yo... yo...

—Se iba a caer y la ayudé. No seas tan duro con tu novia.

—¡¿Novia?!

—No es mi novia, es mi amiga.

—Entonces si no son nada más que amigos, ¿qué te parece una cita? —sonrió en su dirección.

—Sea mi novia o no, no vas a salir con ella.

—¡Matthew! —No le importó ser más baja que él para mirarle desafiante. Sabía que le hizo una reacción muy dentro de sí, pero no lo iba a demostrar, no delante de él.

YoungSoo sonrió ladino.

—¿Estás celoso?

—Vete, YoungSoo.

—No lo haré, ¿qué sucede contigo? —desvió un momento la mirada hacia donde JiWoo—. ¡La estás lastimando! ¡Suéltala!

—Matthew, tranquilízate y suéltame que me duele. Agh.

No podía contenerse y por ello, sin querer, la estaba lastimando. Cuando volvió a sí mismo por el llamado por parte de SoMin y Tae tras él, la soltó. Giró su rostro y una vez más todo alrededor de él se detuvo.

YoungSoo intentó parecer amable con JiWoo después de auxiliarla. Vio como sus dedos se marcaron en su brazo, la tela transparente de su vestido color piel le permitió notarlo.

Una cachetada, otra y a la tercera pudo escuchar todo a su alrededor.

—No te atrevas hacer un escándalo.

La mirada de JiWoo se cruzó con la de Matt. Sabía que lo odiaba, a si hermano, lo sintió. Matthew no podía culparla, todo estaba yendo mal desde la reaparición de su molesto hermanastro, el que más lo sacaba de quicio y no dejaba hacerle sentir bien durante su existencia cerca de la suya misma.

—Matthew, ¿me estás escuchando?

Lo hacía, pero su cerebro procesaba todo en cámara lenta, menos las sonrisas que JiWoo y YoungSoo se dedicaban una y otra y otra vez.

—Deja a mi novia en paz.

No supo de donde salió eso, si de su propia boca o de la de su amigo.

—Dijiste que sólo eran amigos.

—¿Ah? ¿Qué dije? ¿Mi novia? Perdón, me refiero a la novia de mi amigo —jaló a J.Seph para presentarlo. Se mostró confundido, pero entendió a la perfección. No le costó reconocerlo.

—¿Es tu novia?

—Claro. ¿Me permites? No puedo dejar que patanes como tú se acerquen a ella.

—¿Qué demonios dices, J.Seph?

—Vamos, cariño, no te preocupes. Este idiota se intentó aprovechar de ti por tu estado de embriaguez —Le dedicó una mirada de desaprobación—. SoMin, no dejes que lleguen a los golpes, no lo merece.

—Claro, cuñado.

—¿Estás bien? Pareces que vas a explotar.

—Vete.

—¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿A caso tú eres el dueño?!

—Sí, vete de mi casa —sabía que se iba arrepentir por haberlo dicho.

YoungSoo parpadeó lentamente, sonrió.

—Está bien, me iré. ¿Pero puedo representar a mi padre como debe ser? Al menos media hora, saludo, me presento, pongo una excusa y me voy. ¿Al menos eso puedo hacer?

—Nadie sabe de ti, yo lo representaré. Vete.

—Eres duro de tratar, ¿será que si hubieras tenido una madre serías más...?, no sé, ¿cálido?

—Listo, te voy a...

—Matthew, no vale la pena —Lo tomó por el brazo para detenerlo—. Señor Seo, este chico nos está molestando. ¿Puedes llevarlo afuera?

—Claro, señorita Jeon.

ChinHwa tomó al joven para hacerle un ademán hacia la salida.

—A papá no le va a gustar esto.

—Vamos, no le hagas caso.

Supo entonces que no sería la última vez que tendrían encuentros tan incómodos con personas del pasado. Quizá Tae no tendría ese momento por no tener a nadie de tal magnitud con quien lidiar además de sus amantes del pasado fáciles de combatir, pero de todos, SoMin y Matthew no la tendrían tan fácil como JiWoo que rápidamente cortó su relación con su madre.

Respiró profundo. No estaba preparado para aquello que el destino les estaba preparando.

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