Capítulo 13: Celos, celos y más celos
—Me enteré que sabes lo que pasó con tu madre —El padre de JiWoo entró cauteloso a su habitación—. Lamento mucho lo que pasó, yo...
—¿Cómo te enteraste?
—Eso es lo que debería preguntarte, pero tarde o temprano lo ibas a descubrir —señaló—. No te diré el pecador por haberte dicho el pecado.
—Buena jugada, señor Jeon SiWon —Le lanzó una mirada pícara—. No te preocupes, estoy bien. Igual no estuvo durante todo mi crecimiento. Fue estúpido haberme encariñado con ella de esa manera, pudiendo haberlo hecho contigo o abuela —rió. Había dejado su lápiz de lado, interrumpiendo de tal manera su composición.
—Al fin y al cabo, es tu madre, estás en todo tu derecho.
—Papá, siéntate que me molesta que estés parado allí de esa manera. Me pones muy ansiosa, debería demandarte y quedarme con todas tus riquezas —bromeó, pero para hacer sus palabras creíbles mantuvo su semblante serio.
—No creo que eso funcione, igual mis riquezas son tuyas. No hay necesidad de hacer eso —siguió el juego.
—Entonces —JiWoo se levantó de la silla de escritorio, acercándose a su padre, todavía sin cambiar su expresión—, debería matarte y ya, ¿no?
—¿Y qué pasa con tu abuela?
—La volveré loca y la mandaré a un ancianato si no se muere en el proceso.
—Eres muy ruda con mi pobre madre —bajó la mirada, triste.
—Bromeo y lo sabes, sino no me hubieras seguido el juego —bajó la guardia, pero algo no la hacía romper en risa como quería hacer en primer momento. Tomó la mano de su padre una vez sentada a su lado, acariciando de manera cariñosa su dorso—. Creo que es momento de que busques el amor. Sé que mi madre te pudo haber hecho dejar de creer, pero lo mereces. Mereces algo más que al amor familiar, necesitas llenar hoyos, recibir y dar amor.
—Estoy viejo, cariño. No podré encontrar a alguien a estas alturas, me conformaré con el cariño que me da tu abuela y tú.
—No estoy jugando, papá. Corta toda relación con ella, aunque te duela. Piensa en ti por primera vez y permítete sentir —En ningún momento se miraron a los ojos. JiWoo no paraba de acariciar el dorso de su padre, sin despegar la vista de la acción—. Ya estoy grande, pronto me voy a ir para cumplir mis propios sueños; mi abuela partirá y lo último que quiero es que estés solo por el resto de tu vida. Sigue con tu carrera de músico y compositor, hazlo como siempre lo has hecho, pero no te quedes solo. Lo único que te pido es que encuentres a alguien, que te quiera como eres y no por quién eres o lo que tienes.
—Qué poética, se nota que son padre e hija —interrumpió la mujer—. No me vean así. Igual estoy de acuerdo con ella. Y sí, escuché todo, soy bien metiche. No me vean así dije.
***
—Chicas, ya compré un departamento. Podrán librarse de mí.
—La única manera de librarnos de ti es matándote.
—Hoy SoMin está como que graciosa y ácida a la vez. ¿Qué pasa? —Matthew tiró sus pertenencias al mueble y luego se tiró él en el grande. Subió sus pies a la mesita.
—Haberte tenido viviendo aquí es un infierno. Al menos pudiste haber aprendido a limpiar el inodoro, halar la palanca y bajar la tapa. Hombre, no es difícil —SoMin parecía su madre, con la mano a la cadera, expresión seria y frente a él, obstruyendo su vista al televisor—. Menos mal que ya te irás y que vas a estar solo. Nadie, ni los roedores te van a soportar.
—Debería llevarme a alguna de las dos a vivir conmigo —alzó las cejas, juguetón.
JiWoo dejó de hacer lo que estaba haciendo, girando su rostro en dirección al chico, cuan poseída por el diablo. Aunque no podían verse al rostro porque ella estaba en el bar tras el sillón, sabía de antemano que él sintió la frialdad de su mirada traspasar el viejo sillón de cuero negro.
—JiWoo, siento tu mirada. Para.
—Dejó de hacerlo hace rato, idiota —SoMin estaba sentada a su lado, tomando un poco de Soju para relajarse—. ¿Has sabido algo de Tae? Me preocupa que lo hayan matado y que no nos invitaran al funeral.
—A veces me preocupan tus comentarios desalmados —bramó Matt—. Pero no, no he sabido nada de él. Supongo que su padre se volvió loco y le colocó seguridad extrema a su casa. Mañana puedo ir a verlo.
—No creo que te vaya de dejar —La voz de JiWoo retumbó en la sala, lo cual extrañó, pues parecía que SoMin y Matthew eran los únicos en el sitio—. Conociéndote, yo no te dejaría ver a mi hijo si fueses su amigo.
—No me gusta cuando se ponen en mi contra —B.M fingió tristeza en su expresión.
—Cualquiera se pusiera en tu contra si dejas el baño como lo dejas, idiota.
—Bueno, ya, perdón —Las muchachas abrieron la boca a la vez, Matthew imaginó que sería para reclamarle, pero se apresuró a decir:— ¿Qué tal si vamos a algún lado cuando nos graduemos? Ya saben, para celebrar y eso.
—Deberíamos dejar de hacer planes de esta manera, no sabemos si de pronto surge algo grande y todo el plan se va a la mierda con la emoción —JiWoo se volteó para observar al muchacho con los brazos sobre el espaldar del sillón—. Me voy, tengo ensayo. A ver si participo en esta competencia y ganamos, otra vez.
La muchacha se levantó de la butaca, avanzando hasta la salida de espalda, para que sus amigos le vieran la expresión plasmada en su rostro y sus dos dedos al frente.
—Por cierto, SoMin, necesito que mañana me ayudes a pintarme el cabello —recobró la postura normal, para luego levantar una ceja a su amiga.
Salió, dejándolos solos.
SoMin suspiró.
—¿No has hablado con tu padre? —La joven apenas había levantado un poco la vista del celular entre sus manos, quizá quería parecer desinteresada, pero a la vez no quería estar en un silencio incómodo.
—No, y no lo haré a menos que se dé cuenta de lo que le hace esa bruja junto con su hijo y la deje.
—¿No cree que eres muy duro con él?
Matthew se tomó un momento de silencio. Se levantó del sillón, algo apresurado.
—Demonios, olvidé una cosa —mintió—. ¿Hablamos de esto luego?
SoMin asintió. Hizo una línea delgada con sus labios.
—Adiós.
Giró la butaca para apreciar la espalda del muchacho alejarse hasta perderse por el pasillo que da a la salida.
—Debería ser un actor —masculló SoMin.
Aquello le recordó las veces en el que fue tan descarado como para engañarle en su propia cara, en las de todos e incluso en la de su madre. ¿Cómo podría ser capaz de ello sin siquiera inmutarse?
«—¿Quién es ella?
—Irene, una prima. ¿Por qué?»
—Prima mi pie —volvió a mascullar por haber recordado a ello—. ¿A caso los primos se besan?
Le costaba darse cuenta lo celosa que estaba, siquiera podía saber la razón de sus celos incontrolables. Mas no era sólo con él que desarrollaba unos celos de tal magnitud, a veces cuando Tae pasaba un buen rato con otra chica, o con la misma JiWoo se sentía celosa, o cuando JiWoo salía con otros amigos y se mostraba diferente con ellos. Pero tenía que controlarse, respirar profundo y no demostrar sus celos.
Sintió como de pronto la oscuridad la envolvió y el frío le llegó hasta los huesos de su dedo índice de manera repentina.
—Maldición — sacó el dedo del líquido en el vaso frente a ella. Frunció el ceño, confundida. No estaba segura del momento en el que se levantó de la butaca hasta la cocina para sacar un vaso de agua fría; mucho menos cuándo oscureció.
Levantó su celular para verificar la hora. Ocho en punto.
Tomó sus pertenencias tan rápido como puedo después de haber ordenado algunos detalles del lugar, para enseguida salir. Tenía que ir a comprar los regalos para la fiesta de Navidad que su madre estaba preparando para pasarla junto con amigos y familiares, vería a su abuela luego de tanto tiempo y a su prima.
—¿Conductor Seo? —Fue lo primero en pronunciar apenas el celular al otro lado de la línea fue tomado—. ¿Está disponible? Me parece genial. Dígale a mi madre que estaré en el centro comercial. Lo veo allá.
No tenía siquiera la necesidad de decir cuál de todos los centros iría, él sabía muy bien cuál era. Mientras lo esperaba paseó entre algunas tiendas del centro, tomando todo aquello que veía sin importarle el precio.
—Señor Seo —sonrió al verlo entrar en la tienda.
—Dígame ChinHwa, señorita. Me hace sentir viejo.
SoMin levantó ambas cejas con una expresión relajada y juguetona.
—Sabe muy bien que debo tratarlo con respeto, señor. Sino mis padres podrían pensar algo raro.
—No hay nada raro que pensar entre usted y yo —agarró cada prenda que SoMin le pasaba—. Sólo somos amigos.
—Pero me trata como si fuera mi madre. ¿Cuál es mejor? ¿El amarillo o el rojo?
—El rojo le queda muy bien —respondió—. Pero lo que sucede es que usted es la hija de mi jefa, trabajo para usted también.
—Si quiere que lo llame por su nombre y hable de manera informal, espero lo mismo de usted. Al fin y al cabo, seremos amigos, ¿no?
El hombre sonrió.
—¿Ya cenaste? Como amigos deberíamos ir a comer algo. ¿Cerdo asado?
SoMin caminó más rápido, haciéndole una seña con la mano estirada hacia arriba como si señalara el techo con la tarjeta entre sus dedos.
Sonrió.
—Podemos ser amigos, igual siempre eres quien está allí cuando necesito a alguien y me acompañas en mis compras —Su vista se dirigió al ventanal para señalar con la mirada la camioneta con más de tres docenas de bolsas por su compra repentina—, pero recuerda que hay quienes creen que un hombre y una mujer no pueden ser amigos, hay que ser moderados o pensarán que hay algo más.
—¿Y qué si hay algo más?
—Ash, eres muy inoportuno. ¿Crees que eres gracioso? —levantó la copa a la altura de sus labios—. No va haber nada más, señor Seo.
SoMin tomó del contenido de la copa, amena por el líquido burbujeante pasando por su garganta y la risa rasposa de Chin.
—Claro que no va haber nada, señorita Jeon —hizo lo mismo—. Solo por curiosidad, ¿no hay nadie que esté dispuesto, o dispuesta, quién sabe, a robar su corazón?
—Qué cosas dice, señor Seo. No es algo que debería preguntarle el conductor a la hija de sus jefes, ¿no? A ver, sea menos entrometido y coma, mamá me espera.
—Lo siento mucho, señorita Jeon —sonrió de lado.
—Phs, idiota —sonrió de la misma manera antes de tomar un poco más de su bebida.
—¡Señora! —llamó SoMin—. Aquí tiene el pago. Gracias por la comida y buen ambiente —No sabía por qué, pero no podía dejar de sonreír de esa manera. Dio una cabezada de despedida y salió con el conductor tras ellas—. Gracias, pero no es necesario que abras la puerta por mí, tengo manos.
Bajó del auto apenas llegaron a casa. El conductor Seo no podía dejar de sonreírle aun cuando ella se veía obligada a tratarlo de manera distante, con al menos una docena bolsas tapándole el rostro sin caerse cosa que le llamó la atención a SoMin.
—¿A caso los conductores nacen con la habilidad o los enseñan en su clase de chóferes?
—¿Qué cosa? —dejó las bolsas bien arregladas en el sillón grande, sabiendo de antemano cuán valiosas y frágiles podían ser algunas. Se levantó para encararse ante SoMin, demasiado cerca.
—¿SoMin?
Esa voz, por más que le pareciera fastidiosa, no podía de dejarla de reproducir en su mente incluso en sus sueños. Dio media vuelta para observar a quién-sea que se encontrara en la entrada de la sala, aunque por su voz sabía muy bien quién era aquel personaje. Si bien su aparición le revolvió el estómago, agradeció que haya sido él y no alguno de sus padres.
—Matt. ¿Qué haces aquí?
—Si me disculpan, iré a sacar las demás cosas del coche —Pero antes de poder cruzar el umbral de la sala la mano de Matthew lo sujetó por el brazo.
—El conductor no debería acercarse de tal manera a la hija de sus jefes, ¿verdad? —Se limitó a mirarlo de reojo como él lo hacía, el cual tenía el ceño fruncido para quizá hacerse pasar por incrédulo. Miró a SoMin con la cabeza inclinada a su izquierda—. Mantente alejado de ella si no quieres perder tu trabajo —masculló esforzándose para que SoMin no pudiera ser capaz de escucharlo ni leer sus labios. Lo soltó y cuando lo hizo sonrió de nuevo—. Estaba hablando con tus padres. Compré un pent-house en el centro de Seúl y como está desamueblado pensé que sería una idea maravillosa hacer la fiesta de navidad allí aprovechando la vista a la ciudad. ¿Qué te parece?
—Grandioso, parece que en serio quieres quitarle el puesto a Tae. No dejas de echar chispas de sabiduría —Por más que lo intentó sintió la broma amarga, quería hacerse la indiferente a lo que sea que sucedió ante sus ojos, solo estaba pensando en cómo disculparse con ChinHwa que, aunque no sabía si estaba en lo cierto, no tenía ninguna doble intención.
—Siendo sincero, quería verte.
—Claro, tiene sentido —No despegaba la vista del ventanal ante ella. Sus manos se reposaban sobre su regazo. Supo que Matthew estaba hablando porque lo único que escuchaba era un chillido de fondo, pero no podía diferenciar las palabras que salían de su boca.
Chin parecía torpe, quizá el encuentro desconectó algunos cables de su cerebro porque era la primera vez que ella lo veía así de lerdo con las actividades que desde un principio había parecer pan comido. Cuando entró nuevamente a la casa pudieron intercambiar miradas incómodas, él la desvió en unos segundos.
—SoMin, ¿me estás escuchando?
—Sí, sí —recobró su compostura—. ¿Sabes? Me siento muy cansada, debe ser muy tarde. ¿No crees que deberías irte ahora? Voy acostarme —Se levantó del sillón—. Señor Seo, deje eso allí, mañana me encargo de ello. Cuando termine puede irse, ya mi madre se acostó. Nana, por favor lleve a mi amigo a la salida.
—Puedo hacerlo solo. Descansa, preciosa.
SoMin empezó a subir la escalera, cuando al fin escuchó la puerta cerrarse soltó un respingo fuertemente.
—¿Qué mierda le pasa?
N/A
No esperaba meter otra nota,
pero me vengo a disculpar por
tardar en actualizar. Estoy muy
enfocada en las tareas que lo
olvidé por segunda vez, pero ya
termino y estaré disponible para
escribir.
Anuncio que mi meta es terminar
la obra antes o después del cierre/
apertura de los wattys, así que si lo
logro y hay mayor recepción quizá
haga maratones y eso. Solo necesito
no ser flop y para eso debería haber
más interacción.
Eso es todo, besitos, espero que les
haya gustado el cap.
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