
Diferentes Problemas
*Alice*
Solo han pasado tres días desde que debió venir mi periodo, además usamos protección... ¡Carajo! ¡No usamos protección!
Inhala, exhala. ¡Respira maldita sea!
Gracias al bendito Internet logro enviar un mensaje a mis mejores amigos para que me vean lo más pronto posible en la farmacia.
Compro una prueba de embarazo.
Espero a que lleguen.
Me miran asustados.
Explico todo.
—Entonces ¿que esperas para hacerte la prueba? —cuestionó Jessia.
—Estaremos aquí —me alentó Matteo.
Supongo que tienen razón, igual quiero quitarme la duda.
—Listo, chicos ¿podrían tomar mi mano? Señorita, ¿podría ver el resultado?
—Ok... El resultado es positivo —mis amigos aprietan mi mano.
¡Estoy embarazada! ¡Oh Dios!
Todo se queda en silencio.
~X~
*Adler*
Ya ha pasado más de un mes. Más de un mes desde la muerte de mi mejor amigo aun no puedo creerlo. ¿Por qué fue él quien murió? ¡Yo tenía que morir!
—A él no le gustaría en lo que te convertiste —me regaña mi mamá.
—No puedes decir eso. Tú no conociste al chico fiestero y que iba emborrachandose conmigo. Él no era mejor que yo, también estaría ahogándose en alcohol —me defiendo, aunque sé que nada de lo que dije Claus se lo merece. —Estaría más cómodo si me dejaras vivir mi luto en paz. Déjame morir y acompañarlo. Sabes que solo causo problemas aquí.
— Eres mi hijo —me quita la botella de alcohol que tenía en mis manos.
¿¡Por qué deje que muriera él y no yo!?
— ¡Déjame solo! —salgo de mi habitación y tomo las llaves de mi auto para ir al bar mas cercano.
Al cabo de unas horas y no sé cuantas botellas más siento que alguien me intenta mover de encima de la barra con mucha dificultad, al abrir los ojos veo a mi hermano mayor.
~X~
*
Jessia Moore*
Tras el shock que nos dio el embarazo de nuestra mejor amiga decidimos ir a comer un helado para calmarla, la dejamos en su casa y regresé a la mía a arreglarme. Tengo una cita con Michael.
Estoy en un bar.
—¿Un trago?
—¿Van a tomar algo? —dice la chica de la barra. No respondemos —. Ok, me avisan.
—¿En serio bebes alcohol? —cuestiono algo sorprendida.
—¡Por favor! ¿En serio eres así de anticuada? —frunce el ceño.
—Pero si la fiesta apenas comienza. ¡Un Gintonic para esta guapa chica!
—Ahora lo preparo —respondieron.
—Realmente eres bonita. Mike se sacó la lotería contigo, de seguro eres muy buena en la cama, si él te aburre puedes venir a mí.
Esto no está nada bien.
—El trago está listo —la chica me brinda una bebida horrible.
—¿Vas a quedarte? —"mi cita" me sonríe de manera seductora.—Realmente nos vamos a divertir, Jes.
—Oye, nena, no seas amargada. Así no vas a conseguir que nadie se acerque a ti —aconseja su amigo con una sonrisa que me parece desagradable.
—No me interesa atraer a los chicos, y menos si son así como ustedes: repulsivos e irrespetuosos. Espero no verte nunca más idiota —salgo de allí con lágrimas en los ojos. Aunque quiera decir que no, ese ambiente me desagrada por completo, ¡detesto el alcohol y todo lo que conlleva! Nunca me ha gustado mucho y lo repudio más desde el accidente de mi padre.
—¡Oye! ¡No seas tan dramática! Solo fue un trago — mi horrible compañero me persigue.
Corro más rápido y llego a mi casa, mi mamá está viendo la televisión. Siempre hace eso cuando llega del trabajo, dice que es su forma de descansar. Me encierro en mi habitación a llorar. Fui una tonta. No debí acceder a esa estúpida cita.
—Abre la puerta hija, ¿que pasa? —ordena mi mamá.
—Solo promete que no te vas a burlar de mi. No lo soportaría. Además necesito helado de pistacho para dejar de llorar —condiciono. Mi mamá trae lo que le pedí y la dejo entrar. —Muy bien, hoy fui a una cita con alguien.
—¡Saliste con un chico! Ya era hora, hija.
—Ya mamá, dejame hablar —me quejo. —Resulta que Mike es un idiota que solo quería emborracharme.
Mi teléfono reproduce la canción Love is the name que tengo como ringtone y contesto la llamada. Es Alice.
—¿Aló?
—¡Realmente necesito tu ayuda Jessia! Mis padres encontraron la prueba de embarazo entre mis cosas y lo saben, quieren que tenga al bebé, pero sabes que no puedo. Que lo correcto sería darlo en adopción —dice. —¿Me podrías apoyar? Necesito que vengas y me ayudes a convencerlos —pide casi llorando, tengo que ir y apoyarla.
—¿Ocurre algo, hija? —pregunta mi mamá al ver mi cara.
—Respira, Alice, tranquilizate. Llegare cuánto antes —cuelgo. —Necesito que me lleves donde los Jackson. Supongo que ellos te dirán, pero no quiero que hagas un escándalo: está embarazada —suelto de golpe y sin tanta vuelta.
—¡Ay, Dios santo! ¡Vas a ser tía! —toma las llaves del auto y vamos hacia allá.
La historia de mi cita quedará para mas tarde. Mejor le cuento a Alice y no a mamá, ella no lo entenderá.
Subo al auto y vamos lo más rápido que podemos.
~X~
—Mejor quedatelo, será mejor para todos —le aconsejo. —Creo que si se lo das a alguien más vas a arrepentirte en un futuro.
—Así es, hija. Tranquila, aquí estaremos para ti —la abraza su madre y entre llanto, ella acepta lo que todos le hemos dicho que es lo correcto hacer.
Mi mamá y sus padres empiezan a hablar de otras cosas mientras Alice y yo subimos a su habitación. Empiezo a contarle lo que me sucedió, ella solo escucha y es todo lo que necesitaba.
~X~
*Matteo Thompson*
Supe que una de mis mejores amigas está embarazada y me cayó como un balde de agua fría, nunca imagine que pasaría eso, menos de un tipo que apenas conoce. Dejo eso en segundo plano cuando recibo una llamada de mi padre, lo que no es nada usual.
—Necesito que vayas al McLeod Hospital ahora mismo, Amara acaba de llamar. Sufrieron un accidente, pero parece que tu abuela está muy grave —dice. —Estaré allí en cuanto pueda, solo debo cerrar un trato con unos inversionistas. Pero tu pide verla cuanto antes, quizás no supere esto —cuelga tan rápido como llamó. Apenas estoy procesando la información.
—Ahora voy.
—¿Lo llevo, señor? —pregunta Eric, nuestro chófer. Seguramente a él también le avisó mi padre, no tengo tiempo para esas preguntas.
—Asi es, vamos tengo que llamar a mi madre —subo al auto lleno de nervios.
Ella no puede morir.
~X~
—
¡Oh, hijo! El doctor no ha salido de allí desde que se la llevaron en una camilla, no sé qué va a pasar —llora mi progenitora.
—Saldrá bien, ella es una mujer fuerte y no nos abandonará nunca. Estoy seguro que ella no.
—Incluso en esta situación, ¿no puedes perdonarme?
—¿Amara Robinsón?
—Soy yo, doctor.
—Lamento decirles que la señora Liliani ha fallecido —dice el doctor con pena en su semblante. Eso desmorona todo mi mundo.
—¡Eso no puede ser! ¡Noooooo! Doctor, por favor... —sigue lloriqueando y mi padre la toma en brazos para evitar que golpee al médico.
Me alejo de allí y veo a un chico en el balcón con un cigarrillo. Me ofrece uno, jamas he fumado o consumido drogas, pero dicen que eso cura el dolor, así que accedo. Eso es justo lo que necesito, quitar el inmenso dolor que siento, ese que no me deja respirar y que aprieta mi pecho fuertemente. Al final fue igual a mi mamá, también me abandonó.
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