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10. La bruja del oeste

📆FINALES DE MARZO

📆UN MES DESPUÉS

📍MARANELLO

Repaso los datos que tengo en la pantalla cerciorándome de que el fallo que tuvimos el otro día en el turbocompresor, esté ya solucionado. Me jode cuando pasan estas cosas, pero mucho más si le pasan a Lando. Quiero que todo sea perfecto y con él me estoy esmerando porque necesito tenerlo al 100%. Me muerdo el labio superior tecleando de nuevo y por fin satisfecha de que todo se ha solucionado.

-Buenos días, belleza, ¿está mi carruaje listo? -no puedo evitar soltar una carcajada al escuchar a Charlie hablar así. Una de sus manos pasa por mis hombros y me atrae hacia su pecho para darme un pequeño abrazo.

-Por supuesto, majestad. Para el primer clasificado en el Campeonato de Fórmula Uno, siempre lo mejor -le contesto con una divertida mueca que me hace ganarme un beso suyo en la mejilla.

-¿Y para el quinto? -la voz de Lando hace que todo mi cuerpo sufra un estremecimiento y que incluso, una descarga eléctrica se instale en mi vientre, intensificada cuando él se pone en el otro lado y me saluda guiñándome un ojo.

-En ello estoy. Por suerte el problema con el turbo está arreglado. Esperemos que no nos dé más problemas -le aseguro mirando de nuevo la pantalla para comprobar, que, efectivamente, su coche está perfecto.

-¿Habéis comprado las guirnaldas esas que le gustaron a Diana? -Charles nos mira a los dos esperando nuestra respuesta. Este fin de semana les dan el alta a las gemelas de Carlos y Valeria, y mañana viajamos a Madrid para prepararles la fiesta de bienvenida.

-Si, ya están empaquetadas y en el maletero de mi coche -le contesta Lando.

-Oh, dios, estoy deseando ver a esas enanas -Charles esboza una gran sonrisa pensando en las niñas. Casi tres meses han estado en ese hospital, luchando por vivir y por fin, pueden irse a casa con sus padres, y mucho antes de lo que los médicos pensaban, pues las pequeñas han mejorado tanto en el último mes, que por fin se ha producido el milagro. 

La sonrisa que luce Charles en su rostro, muere en sus labios al ver lo mismo que yo. Bianca, quien baja las escaleras mostrando una falsa sonrisa a todo el que se cruza con ella. No me hace ni puta gracia tenerla aquí porque odio cuando se inmiscuye en el trabajo de los demás. 

-Ya viene la bruja del oeste -un chasquido de lengua sale de la garganta de Charles. Su gesto es aún más desagradable a medida que ella se acerca hacia nosotros. 

-¿Y si nos vamos largando antes de que nos vea? -la sugerencia de Lando es acogida con Charles con bastante entusiasmo, pero, al parecer, ella solo tiene un objetivo, y es ir hacia donde estamos nosotros. O más bien, directamente hacia uno de nosotros. 

-Ya nos ha visto, Lan -le contesta Charles suspirando fastidiado- no descarto mandarla a la mierda.

-Eso debería haber hecho yo -la contestación de Lando me pilla de sorpresa, pero por si acaso, procuro no mirarlo. Bianca por fin está justo enfrente nuestra. No me pasa desapercibido su impecable vestido blanco, el cual se le ajusta al cuerpo, y le hace una bonita figura. Si no fuera porque es una hija de puta, todo lo que tiene de guapa, lo tiene de cabrona.

-Chicos, buenos días, ¿podríais informarme de lo que estáis haciendo? -ella esboza una irónica sonrisa a la vez que cruza sus brazos a la altura de su pecho. Su pregunta me parece que es ilógica porque ella no es nadie aquí como tal, para que tengamos que informarle de lo que hacemos o dejamos de hacer.

-Pues iba a rascarme los huevos. Gracias por interesarte -la contestación de Charlie provoca una carcajada en Lando, el cual es fulminado con la mirada por Bianca, pero al británico le da exactamente igual que ella lo mire así, pues no se corta para nada, alargando su risa. 

-Eres un grosero, Leclerc. Está claro que con Carlos se fue toda la educación del equipo -las palabras de Bianca me producen rabia, porque desde que ha aparecido viene con toda la intención de hacer daño, eso lo tengo claro.

-Mira, Bianca, por educación, esa que tú dices de la que carezco, no te voy a mandar a la puta mierda. Así que, mejor me voy para no hacerlo -Charles le sonríe de forma mordaz para fijar su atención de nuevo en nosotros- chicos, luego nos vemos.

Charlie se da la vuelta dejando a Bianca con la palabra en la boca. Estoy haciendo verdaderos intentos por no reírme, así que, agarro mi tablet y voy hasta una de las pantallas que hay delante de mi, ignorándola por completo. Puedo escuchar desde aquí cual enfadada está, por la forma que tiene de dirigirse a Lando.

-A veces me cuesta creer que sea imagen de Ferrari. Ahora es nuestro piloto estrella, debería comportarse como tal -le dice ella a un Lando, el cual resopla también enfadado.

-Lo está haciendo, Bianca. Te está ignorando, como la estrella que es -tengo suerte de que ninguno me vea, porque mi boca está sonriendo y disfrutando de lo que Lando le contesta- bueno, me voy que tengo que entrenar.

-Espera, Lando -escucho como el británico aún permanece en su sitio. Ladeo un poco mi cabeza para ver como ella le ha sujetado el brazo deteniendo su avance. Verla agarrarlo hace que mi corazón empiece a latir con fuerza, y que me desagrade que lo esté tocando. 

-Tengo prisa, Bianca. ¿Qué quieres? -le pregunta él sin poder disimular la molestia que le causa el tener que hablar con ella. 

-Que cenes conmigo esta noche -un pequeño jadeo solo perceptible para mi, sale de mi garganta al escuchar la propuesta de Bianca- desde que estas aquí apenas nos hemos visto, y me apetece pasar un rato contigo, ¿Qué me dices?

Espero la respuesta de Lando con cierta aprensión. Si bien es cierto que él me dejó muy claro que rompieron y que no quiere nada más con ella, estuvieron casi medio año juntos y quieras que no, eso es mucho tiempo y algo difícil de olvidar.

-Lo siento, Bianca. Pero ya tengo planes. He quedado con otra persona. Si me disculpas.

Sonrío interiormente dando gracias por el rechazo de Lando, pero, algo molesta por enterarme de esta manera que ha quedado con alguien. Aunque, podría ser un compañero de la fábrica o incluso Charlie o Diana. Que seamos amigos con beneficios no quiere decir que nos lo contemos todo, pero, cuando lo coincida con él de nuevo, no voy a perder la oportunidad de preguntarle.

Escucho los tacones de Bianca alejarse de donde estoy. Me giro para comprobar como de furiosa está por la expresión que luce en su rostro. Permanezco delante de la pantalla unos minutos más, y después camino para dirigir mis pasos hacia la Fábrica de componentes. Hoy le daremos un repaso al coche de Charlie y es lo último que quiero hacer antes de irme a casa.

Saludo a varias personas mientras agarro uno de los anorak del equipo. Me lo pongo antes de salir y cual es mi sorpresa cuando veo a Agnelli Ferrari dirigirse hacia donde estoy. Ralentizo mis pasos, pues él me ha hecho un gesto con su mano, y sé que quiere decirme algo por la expresión que me demuestra su rostro. 

-Señorita DiAngelo, buenos días -nos saludamos con un par de besos en la mejilla y le sonrío de forma educada- no sé donde se dirige, pero, me gustaría acompañarla.

-Claro. Voy hacia la Fábrica de componentes. Vamos a repasar el coche de Charles antes de prepararlo para enviarlo a la próxima carrera -le contesto mientras él me da paso para que ambos andemos uno al lado del otro. 

-Perfecto. Pues la acompaño entonces. Me gustaría hablar de un par de cosas con usted.

Le sonrío, esta vez algo forzada. Cuando tu jefe quiere hablar de un par de cosas, es que algo no anda bien. Y la mayoría de las veces, aunque ese algo no sea culpa mía, al ser la jefa de equipo, todo es mi responsabilidad. 

-Estamos muy contentos con el resultado de las primeras carreras -empieza a decirme él- que Charles se haya subido al podium en todas y Lando esté consiguiendo puntos, es algo muy positivo. Necesitamos ganar por tercer año consecutivo el Mundial y que Leclerc, por fin, pueda ganar un campeonato. Aunque si el señor Norris, también lo consigue, nos daremos por satisfechos.

-En ellos estamos, señor Ferrari -le contesto muy de acuerdo con todas sus palabras. 

-En Ferrari nos enorgullecemos de que no tenemos piloto número uno ni piloto número dos. Tanto Charles como Lando son grandes profesionales, y aunque Lando está adaptándose a nosotros, estoy seguro de que él también nos dará gloriosas carreras -asiento ante sus palabras, porque él lo ha explicado mucho mejor de lo que haría yo. 

-Me recuerda usted a su padre. Aunque con una visión algo más moderna -mis palabras le arrancan una sonrisa pensando precisamente en su padre, el gran Piero Ferrari, quien lleva apartado de la escudería a causa de una grave enfermedad.

-Todo lo que sé, lo aprendí de él. Y él siempre ha querido que fuera más allá. Mi padre siempre ha tenido claro como es el alma de Ferrari y quien debe preservarla, y desde luego que mi sobrina Bianca no es.

Sus palabras me dejan algo confundida. De hecho, detengo mis pasos porque él lo hace también. Parece que Agnelli está eligiendo con cuidado sus palabras, pero, lo dicho, dicho está.

-Sé que ella se pasea por la fábrica creyéndose tener un poder que no tiene. No quiero que interfiera su trabajo y que tenga que darle usted o cualquiera explicaciones de nada de lo que hacen -tras sus palabras, las cuales esconden bastante resentimiento, puedo percibir que al parecer, Bianca no es santo de su devoción- es más, le doy permiso para que si ella la molesta, le conteste usted de la forma que más crea conveniente, señorita DiAngelo.

-Bueno, digamos que no es muy agradable tener a alguien rondando por tu trabajo, sobre todo alguien que desconoce lo que hacemos -le confieso siendo cautelosa con mis palabras, pues Bianca no deja de ser su sobrina, y la hija de su hermana.

-Mi padre me ha dado plenos poderes en la escudería. Y parece ser que tanto a mi hermana como a mi cuñado, esto no les hace mucha gracia. Bianca es...por así decirlo, su espía. Así que, cuanto menos sepa, mejor. Y si ve usted que le causa algún problema, dígale que lo he dicho yo. Para nada quisiera que esa chiquilla importunara a mi Jefa de equipo.

Durante unos minutos ambos compartimos opiniones sobre el tema de Bianca, de la cual, Agnelli me deja bastante claro que no la quiere rondando por la Fábrica. Le prometo tenerle al tanto si ella nos molesta, siendo esto algo que haré sin dudarlo.

Nos despedimos en la puerta de la Fábrica de Componentes, algo más aliviada después de la conversación que hemos mantenido.

-Mi padre cree en usted, Thalía. Cuando la hizo Jefa de Equipo no fue una decisión que tomó a la ligera. Si ese bastardo de Rinaldi no hubiera cavado su propia tumba, mi padre lo hubiera echado esa misma temporada, y usted hubiera ocupado su lugar. Pero por suerte, nos llevó a la gloria en las últimas carreras y su leyenda, la leyenda de Thalía DiAngelo, se está agrandando. Siga así, señorita DiAngelo, aún nos tiene que dar muchas tardes de gloria a Ferrari.

📆 MÁS TARDE

Estoy terminando de guardar las cosas en mi bolsa. Hoy estoy bastante cansada y mañana tengo que levantarme temprano para irme a Madrid. Bostezo ligeramente llevándome la mano a la boca cuando veo a Lando acercarse hacia donde estoy.

-¿Esta noche no hay peli? -me pregunta burlándose de mi cansancio.

-Creí que tenías planes -le recuerdo esperando que me cuente, muy a mi pesar, con quien ha quedado.

-Claro que los tengo. Contigo.

Lando me responde con una sonrisa burlona que me hace rodar mis ojos. Le ofrezco una mueca hastiada y cojo mi bolso para echármelo al hombro. Caminamos los dos juntos para salir del departamento de dinámica, sintiéndome muy aliviada tras saber que su cita de esta noche soy yo.

-Dime la verdad, pensabas que había quedado con otra -Lando me guiña un ojo tras sus palabras, haciendo que mi rostro luzca un poco indignado por su insinuación.

-Lo pensaba porque lo habías dicho -le confieso sin ningún tapujo pues quiero que lo que haya entre nosotros sea lo más sincero posible. 

-Tenía que quitarme de encima a esa lapa. Dios, a veces pienso que coño vi en ella para estar tan obsesionado.

.-¿Estabas obsesionado con Bianca? -su confesión me deja bastante anonadada. No esperaba a Lando estando tan afectado por una persona, más siendo su ex el objeto de esa afección.

-Thalía, era mi primer amor, o creía que lo era. Mi primera relación seria -a medida que él empieza a contarme, es como si un pequeño cuchillo hiciera heriditas en mi corazón. Porque duele escuchar lo enamorado que estaba de otra persona, cuando por mi no siente absolutamente nada- siempre pensé que tenía mucha suerte de que alguien como Bianca se fijara en mi, pero luego me di cuenta de que era mala suerte que lo hubiera hecho.

Apenas soy capaz de contestarle cuando salimos por las puertas del Edificio. Aún sigo dándole vueltas a lo que me ha contado. Sintiéndome más separada de él a cada segundo que pasa. Como si lo que creía que nos tenía unidos ahora, pudiera pasar a ser algo más. Pero, aunque me duela, que me duele horrores, solo es sexo.

-Siento mucho que acabarais así. Que tu relación no fuera todo lo que pensaras -.es lo único que me atrevo a decirle antes de que él me deje en la puerta de mi coche. Estoy a punto de decirle que no tengo ganas de que venga a casa a ver nada, pero, él siempre hace algo que me hace dudar y cambiar de opinión.

-Bianca es sólo una niñata. Y yo paso de las niñatas. A mi me gustan las mujeres. Las que gritan mi nombre bien fuerte y me arañan la espalda mientras se corren conmigo dentro. -Lando se acerca hasta besar mi mejilla de una forma muy dulce y adorable, pasando sus dedos por mi cuello antes de separarse de mi- y si, estoy hablando de ti, por si tienes alguna duda. Ahora nos vemos.

Lando se separa de mi para dirigirse hacia su coche. Siento mi corazón latir con excesiva fuera en cuanto él se aleja hacia su coche. De nuevo me ha dejado sin palabras, recordándome cuando la otra noche lo hicimos encima de la encimera de su casa, y le clave las uñas en los hombros, con tanta fuerza que hasta Charles se río de él cuando le vio las marcas en el entrenamiento.

Bueno, puede que si haya esperanza para nosotros, ¿no?

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