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¡Es el cumpleaños de Harrybebé! (bueno, aquí es mucho mayor que yo, pero se entiende, jAJAJA). Esto es en el universo de Wizdad, pero lo puedes leer sin haber pasado por ese fic. Ando con doble fiesta porque Alti AL FIN ha salido en El niño maldito.

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Harry Potter se despertó la mañana en que cumplía los cuarenta y dos años con un intenso dolor en el cuello debido a una mala postura, un micropuff que dormía sobre su torso, sin su cobija y siendo pinchado en la planta del pie por un bowtruckle con una espada miniatura que tenía forma de diente de león.

Cosas más extrañas había visto.

Sujetó al micropuff en la palma de su mano y se sentó. Feroz, el bowtruckle, dejó de pincharlo e hizo ademán de "guardar" la espada en el cinturón miniatura que Lily y Altair hicieron para él de alguna forma misteriosa.

Harry buscó sus lentes en la mesa de noche con la mano que tenía libre y echó un vistazo hacia un lado tan pronto como se los puso.

El que le robó la cobija a mitad de la noche estaba bastante a gusto en el otro lado de la cama, envuelto hasta el cuello, y sólo con sus pies sobresaliendo en la parte inferior. La noche anterior hacía demasiado calor y Draco lanzó hechizos de enfriamiento extras al cuarto. Luego debió darle frío, ¿y cómo no iba a aguantar Harry una baja temperatura sin cobija después de recibir dos Avadas? No, él seguro lo toleraba, pero no podía arruinarse el "sueño reparador" de su engreído novio. Existían prioridades en esta relación.

Harry se sintió tentado a tomar la espada de Feroz sólo para pincharlo un poco, pero no creía que fuese a recibir un beso de feliz cumpleaños por esto y debía tener algo de piedad con Draco. Era lógico que estuviese cansado después de lo de la noche anterior. Iba a considerarlo un "regalo de cumpleaños adelantado" y dejarlo descansar más por ser domingo.

Tomada esta decisión, Harry sólo dejó un beso en su mejilla, recogió al bowtruckle con su mano libre y abandonó la cama. Sabía que Draco podía despertarse si se movía sin cuidado, pero había descubierto que si antes le daba un beso, volvería a dormir sin problemas de inmediato. Era una especie de aviso de que sólo se trataba de él, de Harry, y seguía en un sitio seguro en que nada iba a suceder.

En cuanto estuvo de pie, sin embargo, notó el primero de los detalles extraños que se encontraría durante ese día.

El suelo tenía un montón de cartas con el sello de Hogwarts en una línea desordenada que guiaba hasta la puerta. Harry miró de nuevo hacia Draco todavía enrollado, a las cartas y empezó a fruncir el ceño. Recordaba haber percibido cierto movimiento horas antes, pero Draco utilizó su "truco" a la inversa dejando un beso en su mejilla para que supiese que sólo era él andando por ahí y no creía que hubiese durado lo suficiente para tener tiempo para esto antes de regresar a dormir.

Aunque viniendo de Draco, ya nada debería sorprenderlo.

Harry puso al bowtruckle en su hombro, sostuvo mejor al micropuff que seguía durmiendo y se agachó para recoger una de las cartas. Falló. Al acercar su mano, esta empezó a levitar y lo esquivó.

Los reflejos de Buscador casi hicieron que la atrapase, pero de pronto todas las demás cartas se alzaban también y su campo de visión sólo tenía papeles volando a gran velocidad hacia la puerta.

Las cartas empujaron la puerta en conjunto y avanzaron hacia el pasillo. Harry corrió detrás de ellas, sin pensar.

Al llegar a la sala, todas las cartas se juntaron en una gran figura de papel y luego se separaron en dos. En una especie de origami mágico, formaron dos sílabas y se encogieron lo suficiente para que pudiese sostenerlas en una mano.

El. Os. Esas eran las sílabas.

Sí, esto tenía la firma de Draco. Debió entrar en su modo más teatral para "superar" lo que Harry preparó para su cumpleaños en junio.

No se dio cuenta de que estaba sonriendo mientras guardaba ambos trozos de papel en el bolsillo del pantalón de su pijama.

Era media mañana y Harry siguió el ruido de una conversación y el olor de la comida hasta la cocina.

Altair estaba preparando el desayuno con una expresión bastante concentrada y las ojeras que tenía cada vez que se desvelaba leyendo en vacaciones. Lily, en cambio, se había sentado junto a la encimera con una revista y le estaba leyendo algo.

—...pues aquí dice que deberías saberlo.

—¿Cómo voy a saber eso? —replicaba Altair, sacudiendo la cabeza.

—Cuando lo interiorizas —Lily alzó la revista y parafraseó lo que leía, muy seria—, te das cuenta de qué tipo es...

Altair hizo una pausa sólo para arquear las cejas y darle una mirada de "¿tú crees que me voy a poner a hacer eso?". Su conversación se detuvo ahí porque notó a Harry y lo saludó con un cabeceo.

Harry les sonrió. Besó la frente de Lily al pasarle por un lado y se colocó junto a Altair para preguntar en qué podía ayudarlo. Estaba muy feliz porque hizo una pausa deteniendo la cocción con magia para girarse hacia él y desearle un feliz cumpleaños.

Era la primera persona en felicitarlo ese año y significaba mucho para él viniendo de quien venía. Altair sólo lo observaba con esa mirada que tenía que era demasiado "adulta" para un adolescente y ni siquiera se retorció o se quejó cuando Harry lo abrazó con fuerza.

Lily saltó de su asiento y se alarmó. Ella quería ser la primera. Mientras Altair se resignaba y le daba una palmadita a Harry en la espalda, ella se les acercaba para rodear a su padre e intentaba ganar más atención de la que recibía Altair.

—¡Feliz cumpleaños, papá! ¡Eres el mejor papá! Y Draco también —Entonces se dio cuenta de que esta no era la mejor forma de decirlo—. Y no pareces tan viejo como eres —Y enseguida frunció el ceño, porque eso quizás tampoco era lo que debía decirse.

—¿Necesitas el manual que me regalaste sobre interacciones sociales? —ofreció Altair, arqueando las cejas con toda la condescendencia que podía reunir.

Lily le frunció más el ceño, pero sonrió en cuanto Harry también la abrazó con fuerza y volvió a besar su frente.

—Que ustedes estén aquí siempre es un gran regalo —susurró Harry, estrechándola con una sonrisita.

Altair rechazó sus intentos de ayudarlo, como si fuese parte de un plan no dejarlo cocinar en su cumpleaños. O hacer gran cosa, en general, porque Lily lo mandó a sentarse y trastabilló de un lado al otro, recogiendo platos, vasos y cubiertos de forma manual y con magia para preparar la mesa y ponerla más "bonita" de lo normal.

Albus y Scorpius llegaron cuando la comida ya estaba lista. Albus bostezaba y Scorpius estuvo feliz de que Harry le ofreciese al bowtruckle que se instaló en su hombro y al micropuff que acababa de despertar y lucía casi tan perdido como Albus.

—Feliz cumpleaños —Scorpius abrazó a Harry con una gran sonrisa y comenzó a recitar todo un conjunto de deseos de cumpleaños que debió sacar de su abuela Narcissa, porque decía cosas como que esperaba que tuviese salud y que se sintiese bien con lo que hacía.

Albus no estaba en la facción afectuosa de la familia, así que prácticamente se dejó abrazar por Harry. Lo rodeó también, sin tanta fuerza, le deseó feliz cumpleaños y contuvo sus quejidos porque Harry le revolviese el cabello.

Scorpius ayudó a Lily a acomodar la mesa y hubo un fuerte grito de James, que salía de la chimenea con una bolsa de papel.

—¡Feliz cumpleaños, papá!

Por lo que entendió de su charla, James y Lily se pusieron de acuerdo en que querían una bebida que sólo se vendía en el Callejón Diagón. James fue por ella y debió "distraerse" con alguna travesura, como de costumbre. Una vez todo estuvo listo, se sentaron a comer.

Harry se extrañó de que Draco se perdiese una ocasión como esa, pero con el plan que seguramente estaba en marcha, si fuese parte de este haber estado presente, hubiese pasado. Si no se encontraba allí, también era parte de ese plan, fuese cual fuese.

Decidió sólo dejarse arrastrar por la corriente malfoyesca y se dedicó a oír la charla casi unilateral de Lily con sus hermanos. Cuando el "desayuno" terminó era casi mediodía. Los chicos recogieron todo excepto el plato de Harry, y al levantarlo, sus dedos rozaron una textura de papel bajo este.

Era otra pieza de una carta. Estaba bastante seguro de que esta letra era de Draco.

Lea. Eso era todo.

Harry la guardó junto a las otras dos y llevó el plato a la cocina. Lily lo sacó de ahí casi a empujones para que no se ocupase de lavar nada.

—Pero si Altair cocinó, yo debería al menos-

—¡No en tu cumpleaños, no se hacen tareas de la casa en tu cumpleaños! —se rehusó Lily—. Somos cinco. No nos vamos a morir por lavarlos ni dejaremos una pila de platos ahí, papá, no somos niños...

Harry tuvo que aceptarlo. Antes de irse, sin embargo, James le pidió que botase la bolsa de papel en que trajo las bebidas.

Esta también tenía un trozo de carta dentro. La misma letra.

C. No era una sílaba. Harry le dio la vuelta al papel y descubrió un mensaje más específico: La Madriguera.

Bien. Dijo que iba a seguirle el juego, ¿no?

—Voy a salir un momento —les avisó.

—¡Bien! —Lily contestó de inmediato en nombre de todos.

Al regresar a la habitación para cambiarse, descubrió que Draco ya no estaba por ningún lado. Dejó tras de sí un reloj de bolsillo con la hora detenida a las tres y media de la tarde y una nota con una letra Z.

Harry sonreía de nuevo al dirigirse hacia la chimenea, ya listo para salir.

En cuanto puso un pie allí, Molly lo recibió con uno de esos abrazos muelehuesos que tenía. Harry no tuvo ni oportunidad de quejarse. Ron y Hermione también estaban ahí y querían saludarlo, pero Ginny se abrió paso corriendo hacia él y se le arrojó encima riendo.

Le trajo un recuerdo vago de algo que hizo similar cuando estaban en Hogwarts, sólo que esa vez, le plantó un sonoro beso en la mejilla y comenzó a tararear una canción que decía "ya estás viejo, Merlín", ignorándolo cuando le contestó que tenían casi la misma edad.

Tan energética como siempre, lo jaloneó, lo sacudió y le dio una fuerte palmada en la espalda que lo empujó hacia adelante.

Luego Ron y Hermione sí pudieron acercarse. Ambos lo abrazaron por separado, y a último momento, Hermione arrastró a Ron, que lo saludó primero, de vuelta hacia ellos. Abrazar a sus dos mejores amigos siempre le traía una sensación de felicidad y seguridad que pocas cosas podían darle después de la guerra.

En cuanto se apartaron, Harry vio caer al suelo otro trozo de papel. Ellos no lo notaron o fingieron no hacerlo.

Este tenía una gran F y era la letra de Ginny. En el reverso, decía "Black".

Por lo visto, Draco no tenía intenciones de que pasase un cumpleaños tranquilo en su casa.

Molly no pensaba permitir que se fuese tan pronto, así que lo arrastró a otro abrazo, lo distrajo hablándole sobre quién sabía qué cosa que Arthur consiguió y le sirvió comida, a pesar de que Harry le dijo que acababa de comer. Y como no se podía desperdiciar, volvió a comer.

Era lindo ver a parte de su segunda familia charlando en la mesa. Ginny empujaba a Ron por hacerle una broma sobre Astoria, Ron se quejaba, Molly lo regañaba y Hermione le decía a Ginny que tuviese cuidado. Arthur fue el último en acercarse y le dio más detalles sobre el nuevo objeto muggle de su colección "secreta" de la que el Ministerio no debía enterarse (de nuevo).

Antes de tomar la red flu, Arthur le dio una palmada en la espalda a Harry y frunció el ceño.

—¿Qué es esto?

Retiró un trozo de papel de su espalda y se lo ofreció. Una Ñ.

Harry sonrió.

—Es un juego de cumpleaños de Draco.

Luego se marchó hacia la casa de Andrómeda Black.

A pesar de que Teddy ya tenía la edad suficiente para vivir solo desde hace un par de años, le gustaba estar con su abuela y no pensaba irse todavía de casa sin un buen motivo. Allí estaba bien y podía hacer cosas como tocar una guitarra mágica invisible y saltar del sofá al suelo como "recibimiento" de cumpleaños para Harry.

Andrómeda incluso le aplaudió, antes de acercarse a Harry para felicitarlo. Teddy fue menos sutil y se arrojó sobre él para abrazarlo y recordarle lo "viejo" que estaba, según su típica perspectiva de veinteañero.

—En unos años estarás igual —le recordó Harry, sacándole un largo quejido y una explicación sobre el envejecimiento de los metamorfomagos.

Teddy le había preparado un pequeño obsequio en una cajita y tenía una nota firmada por el personal del Departamento de Aurores que solía trabajar con Harry. Los agradables, claro, no su jefe.

—Tuve que pasar por allí ayer —Y como Harry le dirigió una mirada alarmada, Teddy se echó a reír y le restó importancia con un gesto.

Dentro de la nota firmada, había otro trozo de papel.

Um. Nada más.

Harry sonrió, guardó ambas notas y escuchó a Teddy explicarle a su abuela algo sobre la nueva tecnología del Atrio con la que Andrómeda por supuesto que no estaría de acuerdo, pero él encontraba divertidísima.

Ya que no había instrucciones extras, Harry volvió a casa, pensando en cómo se las arreglaría Draco para el último tramo de ese "tour".

Cuando puso un pie en la sala de su casa, Lily le avisó que llegó correo para él. Tenía otra nota doblada enviada desde Hogwarts. McGonagall, Neville y Hagrid le deseaban un feliz cumpleaños. Hagrid incluso dibujó un perrito (muy mal, por cierto) en el borde y le puso un "diálogo" de cómic que se suponía que era su mascota de turno dándole el feliz cumpleaños también.

Un trozo de pergamino cayó desde esta nota al suelo y Harry lo levitó de vuelta para confirmar que era parte del mensaje. Una letra P.

Ya tenía "cumpleaños", ¿pero dónde estaba la última letra del "feliz"?

Escuchó una risita de Lily y a Albus chisteándole. Harry se preparó para cualquier tontería que pudiese idear la cabeza de Draco y se giró, sólo para encontrarse a su novio en el sofá de la sala, sonriendo, con un trozo de papel con la letra I entre los dedos índice y medio.

Al darle la vuelta al papel, el mensaje cambió. Lo levitó hacia Harry para que pudiese leerlo.

"Te amo"

Harry apretó el papel con el último mensaje en su mano, sonrió, negó y caminó hacia él.

—Me tuviste de un lado al otro hasta...

Al mirar el reloj de la sala, se percató de que eran las tres y media de la tarde.

Qué engreído se iba a poner si alababa su planeación.

Draco sólo lo rodeó con los brazos cuando se paró frente a él y lo observó desde abajo con una sonrisa.

—Te amo —soltó, muy suavemente—. Quería estar presente durante todo tu cumpleaños, pero también quería recordarte que tienes muchas otras personas que te aman y son muy, muy importantes. No tan atractivas como yo quizás —Draco se rio al verlo rodar los ojos—, pero que te aman. Mucho. Eres una persona muy querida, Harry. Eres amado.

Harry tragó en seco cuando notó el nudo en su garganta. Los ojos se le pusieron llorosos y echó un vistazo alrededor. Cinco adolescentes simulaban esconderse en las escaleras y fracasaban en el intento, sobre todo James.

Se le escapó una risita y deslizó los dedos por el cabello de Draco que parecía imposible de despeinar demasiado.

—¿Así que fue un tour de las personas que me quieren?

Draco asintió.

—Puedes verlo así —Luego se levantó, y por la posición en que estaban, las manos de Harry acabaron en sus hombros cuando estuvieron frente a frente.

Él sonreía.

—¿Tú eres el final de la lista?

—La parte más atractiva, como te dije antes —repuso Draco, también sonriendo—. El final, obviamente, es tu familia.

Nuestra familia —corrigió Harry, en voz baja—. Tú también eres mi familia, Draco. Y Altair y Scorpius.

Ellos dos tenían un concepto diferente de "familia" del que tenían la mayor parte de las personas. Que la de Harry se hubiese sacrificado por amor a él y que Draco hubiese hecho sus propios sacrificios por amor a sus padres volvía esa palabra algo demasiado fuerte, pesado, irrompible, y en ocasiones, trágico.

Pero eso estaba cambiando. Llevaba años cambiando y Harry no se había dado cuenta hasta ahora, viendo la sonrisa y el brillo en los ojos de Draco.

Si se parase frente al espejo de oesed de nuevo a los cuarenta y dos años de edad era muy probable que sus padres todavía estuviesen ahí, orgullosos de él. Y también vería a cada miembro de su familia feliz. Incluyendo a los Malfoy.

Decían que el hombre más feliz del mundo sólo se vería a sí mismo. Harry no entendía cómo era posible, si la felicidad no era eterna, eran momentos, muchos de ellos ni siquiera conectados entre sí, y resultaba normal desear que algo fuese diferente de vez en cuando.

Pero Harry también se encontraba ahí, jalando a Draco hacia él para besarlo, y estaba bastante seguro de que en ese instante el espejo de oesed podría haber dicho que era el hombre más feliz del mundo. Era uno de esos momentos.

—Ahora viene la segunda parte —susurró Draco, mirando de reojo hacia las escaleras y sus muy obvios hijos—. Scorpius y Lily planearon algo que llaman "tiempo en familia", Altair tiene su propio plan de escape, James no se ha enterado de nada y Albus y yo tenemos propuestas de alternativas a cualquier cosa demasiado empalagosa que quieran hacer. ¿Te nos unes?

Harry lo abrazó y apoyó la cabeza en su hombro por un momento.

—Veamos qué tienen en mente primero, confía un poco en ellos...

Ante la mirada escéptica que le dedicó, Harry sólo se rio, le dio un beso más corto y susurró un "te amo".

Sí, estar con su familia y la sonrisa de Draco eran sus regalos de cumpleaños favoritos.

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