Rescate y noche (5)
Sa, desde la vigía, observó a la mujer. La capitana del barco... Alexandra McStone Line... La tía de Francis. Una mujer rubia y ojos marrones, pero simplemente una hermosa mujer a la vista. Comparando con Francis, desde luego que entendía que los genes de la familia eran todos genuinamente destacables.
- Nos acercaremos a tierra por las calas despobladas.- dijo el capitán regresando al timón.- Bajaré solo. No tardaré mucho, solo quiero visitar la tumba de mi abuelo...
Sus hombres asintieron y se pusieron en marcha. Sa, desde la vigía, miraba la expresión nostalgia y abatida del ojiverde. La expresión neutra que tenía en su cara tenía ligeros reflejos de frustración, cansancio y tristeza. Cuando se alejaron de la muchedumbre y la cantidad exagerada de barcos que peleaban incansables, el nipón bajó a cubierta y se acercó a las escaleras del timón.
- No puedo seguir ahí arriba viendo la cara con ganas de llorar que tienes encima.- Francis lo miró fijamente durante unos segundos.- ¿Te encuentras bien?- Francis apretó los dientes y suspiró.
- Me desahogaré con mi abuelo, tranquilo.
- Si regresas con esa misma cara... puedes desahogarte conmigo...
- ...- sonrió.- Me puedo desahogar de muchas maneras, Saimon...
- ¿Saimon?- alzó una ceja con ironía.
- Simón, pero con A.
Aguantó la risa entre dientes.
- Es cuqui.- sonrió desganado, al menos sus ojos brillaron y eso alivió excesivamente al nipón.- Te voy a llamar así ahora.
- Oh, Dios...- rodó los ojos.
Francis aguantó la risa.
Cuando el capitán bajó del barco al llegar a la cala, el barco entero se relajó tomando ron o durmiendo. Sa esperaba sentado en el borde de la barandilla en cubierta. Esperaba con el sombrero del capitán en sus manos. Pasaron casi tres cuartos de hora hasta que el capitán regresó entre la maleza y subió al barco. Tenía mejor cara.
- ¿Hacía dónde ahora, capitán?
- Vamos a dónde el viento nos lleve.
- ...
- Al sur.
- Ahhhh...- Francis rodó los ojos por el coro general.
...
Acababan de derribar un corsario británico como aquel en el que Sa fue rescatado, de los cincuenta y ocho marineros que habían en el barco, la gran mayoría fallecieron en el asedio. Sa giró los ojos hacia Francis. Solo cinco habían sobrevivido, tres con heridas graves que morirían pronto, y le dieron un final rápido para que no sufrieran al morir ahogados. Había un herido leve que intentó dispararles, pero la pólvora mojada lo dejó en evidencia, el último estaba inconsciente sobre la madera del barco, era bastante joven, apenas tenía marcas de adultez en su rostro o marcas de trabajo en sus manos y no parecía ser parte del barco, parecía más bien un polizón.
- Subid al crío, depende la familia pediremos recompensa.- asintieron con la cabeza.
Sa no comentó nada, suspiró aliviado por qué al menos no lo hubiera matado. Cuando el crío despertó, suplicó que no lo matasen. Le preguntaron por su origen y este mencionó que provenía de un archipiélago y que los británicos lo alejaron de su familia. Al no ser capaz de dar una respuesta consistente para encontrar la isla, el capitán acabó bastante estresado y terminó por dejar al crío en manos de Sa.
- ¿Exactamente de qué vivías en la isla...?
- T-Tengo dos papás y una mamá... los británicos me llevaron después de increparle eso a mis padres...
- ¡Tortuga!- exclamó uno de los marineros.- Una de las islas aisladas al archipiélago son solo hombres y descargaron mujeres solteras y prostitutas para ser vendidas a las parejas...
- Mi mamá no es una prostituta.
- Sería una mujer soltera...- rodó los ojos.
- ¡Rumbo a Tortuga!- exclamó el pelinaranja desde el timón.
- A la orden, capitán.
Devolvieron al muchacho de unos trece años a la isla. Y cuando descargaron en aquella zona, el muchacho bajó acompañado de capitán y Sa. El muchacho reaccionó de inmediato al ver la isla, confirmando que aquel era su hogar y este los guió a su casa. La familia en esos momentos no se encontraba, pero rápidamente el muchacho supo decir dónde se encontrarían sus padres, y efectivamente, los tres se encontraban en la plaza.
- ¡Gracias a Dios!- fue lo que exclamó la mujer cuando tuvo a su hijo entre sus brazos.- ¿Dónde lo encontraron?
- El barco inglés que se lo llevó...- se encogió de hombros Francis.- Lo abordamos y lo rescatamos de milagro...
...
...
...
La mar estuvo tranquila durante todo aquel día, surcaban el horizonte hacia las tierras de dominio español para abordar los barcos de oro. Tardarían tal vez dos días en llegar dado a la lejanía de su localización respecto al territorio. El anochecer era cálido por el clima de dónde se encontraban.
Sa se encontraba en cubierta, sentado en la barandilla con una pierna colgando por la madera del barco. Suspiró pesadamente, no podía dormir aquella noche, el calor y la humedad del ambiente le molestaban un poco.
- Buenas noches...- giró los ojos hacia el capitán del barco que también estaba despierto.- Mala noche para intentar conciliar el sueño, ¿eh?
- Sí...- suspiró.- Lo sé. He salido a ver las estrellas un rato.
- Yo he salido porque he escuchado a alguien salir a cubierta y tenía curiosidad...- sonrió cruzado de brazos sobre el borde de la barandilla.
El nipón se bajó e imitó su posición.
- No me has vuelto a intentar ligar desde el primer beso que me robaste... ¿Te has cansado de mí?
- No.- negó con la cabeza.- Pero tampoco quiero demostrar que tengo favoritismo por alguien que ha llegado al barco el último.
- Bueno... Me puedes dejar tirado en Tortuga y cada vez que vengas, puedes comerme a besos.- Francis lo miró fijamente.
- ¿Quieres que te coma a besos?
- Era una forma de hablar.- sonrió.- No estoy en derecho de exigir nada.
Francis agarró su mentón algo brusco y lo besó. Sa cerró los ojos y correspondió.
- Estás en todo tu derecho.
- Bésame otra vez...
Francis sonrió con malicia y acercó sus labios nuevamente.
- A ver si ahora te vas a poner exigente...- bromeó acariciando sus mejillas con los pulgares.
- Si me consientes...
- Evidentemente...- se rió entre dientes.- No lo hago mucho. Creo que eres el primer ligue con el que tardo tanto en hacer algo divertido en la cama y le doy tanto cariño.
- ...- alzó una ceja con ironía.
- Oye... Agradece que al menos te doy cariño, podría darme de ostias contigo para demostrarte mi amor.
- Creo que prefiero los besos...- se rió entre dientes.
Los dos sonrieron.
- ¿Y si compartimos cama?
- Uuuuuuuuuuuuuuuh...- ronroneó pasando los brazos por su cuello.- ¿Ya quieres hacer cosas? ¿Qué quieres?
- Abrazarte.
Francis hizo silencio y sonrió un poco enternecido. Lo soltó y agarró su muñeca, deslizando sus dedos y acabaron entrelazando la mano. Llegaron al camarote del capitán y la cómoda cama los esperaba con las sábanas movidas.
Después de aquella noche, no fue extraño que el nipón saliera de los camarotes y se colara en el del capitán alguna que otra noche.
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Francis tiene pensamientos expertos y sucios. Sa es ingenuo por su vida en alta mar sin amor de nadie pero es totalmente sincero. Tienen una dualidad extremadamente dulce. Jamás me cansaría de escribir sobre ellos.
Aquí las opiniones ----------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1208 Palabras]
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