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Capítulo 4

Bill empezaba a arrepentirse de haber querido hablar con Ford pero sabía que solo no podía seguir manteniendo todo eso en secreto.

—Lo que oíste. —siguió Bill—. Moriré, me sentenciaron a muerte. Por tener una relación con un humano. Ups.

—Pero... ¿Por qué no solo te destierran o ese tipo de cosas?

—Porque no es fácil, Ford. Si ellos dejaran ir tan fácil a alguien los demonios se empezarían a descontrolar y todo sería un caos. Además, lo ven como un premio en mi caso, no lo harían.

Ford suspiró, apenas y podía creer que todo esto pasaba. Sabía que Bill iba y venía por qué los demonios tenían prohibido establecer relaciones cercanas con humanos. Y ahora que estaba con Dipper las cosas empezaban a complicarse.

—¿Cuánto te dieron?—Bill miró a Ford—. Dímelo.

—40 días.

—¿40! —Bill volvió a hacer la seña para Ford bajara la voz—. ¿40? —repitió Ford en voz baja—. ¿No es muy poco?

—Fué lo único negociable, era eso o morir ese mismo día del juicio. No quería irme sin despedirme de Dipper.

—Dipper... ¿Cómo lo tomó?

Bill guardó silencio y empezó a jugar nervioso con sus dedos.

—No le has dicho. —Bill negó con la cabeza—. Bill, tienes que decirle.

—Lo intenté, he intentado hacerlo...de alguna forma. Intento pasar todo el tiempo que pueda con él. Y notó que algo pasaba pero le dije que solo estaba celoso.

—¿Y por cuánto tiempo crees que esa excusa va a servir? No puedes decirle eso para siempre.

—No será para siempre, solo en lo que muero. —Ford miró notablemente molesto a Bill—. Perdón, necesito reírme de esto para no pensar en ello. El punto es que se lo diré... solo que no sé cuándo.

—¿No crees que mientras más rápido sea mejor? —Bill negó—. Será peor si lo descubre por su cuenta.

—Es que no puedo hacerle eso a Dipper.

—¿Hacerle qué a Dipper? —interrumpió Stan entrando con ellos.

Ford y Bill se miraron, no sabían si decirle a Stan era buena idea pues no era una persona que pudiera mantener algo así, y más si implicaba a uno de sus queridos sobrinos. Stan volvió a preguntar y a Bill no se le ocurría que decir. Ford lo volvió a mirar y en su cara se veía que quería que se lo dijera a Stan.

—Moriré, Stan. Me quedan pocos días de vida.

Stan se quedó callado y de un momento a otro empezó a reír.

—¡Ja! Eres muy divertido, ¿no es cierto? Eres inmortal amigo eso no podría pasar.

—Es cierto, Stanley. —respondió Ford—. Bill morirá.

Ante la seriedad de Ford entendió que esto no era una broma y que si lo era, era una de muy mal gusto. Pero sabía que su hermano no jugaría con algo así, de Bill lo creería pero no de su gemelo.

—Pero...no puedes morir.

—Hay algo que se llama reglas, Stan. —dijo Bill—. Y aunque no lo crean existen en el mundo del que vengo. Rompí una regla sagrada y ahora me condenaron a muerte.

—Tiene 40 días... —completó Ford.

—En realidad, 34.

—Esto sí no suena para nada a una broma. ¿Y ya le dijiste a Dipper?

—¿Por qué los dos llegan a la conclusión de que decirle a Dipper es una buena idea? ¡Lo conocen! Se va a poner mal y no podrá estar tranquilo.

—Pero es lo más razonable, Bill. ¿Qué planeas hacer cuando llegue el día 40? ¿Decirle ahí que morirás en ese mismo instante? —preguntó Stan.

—En realidad, pensaba en solo irme y hacerle pensar que lo abandoné. Así me odiará y no le dolerá saber de mi muerte.

—¿Eres idiota o qué? —respondió Ford enojado—. ¿Cómo se te ocurre que esa es si quiera una solución?

—¡Piénselo! ¿Quieren ver a Dipper mal? Yo no. No quiero que esté mal por mi culpa.

—¿Y cómo crees que va a ponerse si lo "abandonas"? ¿Crees que se pondrá feliz? —dijo Stan—. Será mucho peor que decirle la verdad.

—Escucha Bill, si de verdad amas a Dipper, le dirás la verdad. Ahora.

—Conocen a Dipper, no podrá estar en paz y yo quiero hacerlo sentir en paz, no quiero preocuparlo o que se sienta mal o inseguro. Quiero que sea feliz a mi lado y si sigue sin saberlo será mejor para él.

—Bill... deberías–

Dipper entró a la habitación y los 3 se quedaron callados.

—¡Bill! Ahí estás, te he estado buscando. Más bien, Mabel, quiere que te pruebes otro suéter que hizo para nosotros.

—Claro, cariño. Estaré ahí en un momento. —Bill sonrió a su novio.

Dipper miró a sus tíos para después dirigir su mirada al rubio.

—¿Está todo...en orden? —preguntó señalando a los 3.

—En realidad, Dipper, Bill tiene algo que decirte. —dijo Ford—. ¿No es cierto, Cipher?

—Oh, ¿Qué quieres decirme? —dijo Dipper curioso hacía Bill.

—P-Pues...solo quería decirte que yo... —Bill tragó saliva—. Yo me comí el último pedazo de pizza que dejaste en el refrigerador. Lo siento.

Stan y Ford miraron furiosos al demonio  Bill se sentía nervioso, maldita sea la hora en la que decidió confiarle algo tan grande a los gemelos Pines 1.0, Dipper solo rió ante el comentario.

—Descuida, lo sabía en realidad, pero gracias por decirlo de todas formas. —se puso de puntillas para besar la mejilla de su novio—. Te espero acá.

Dipper salió de ahí, Bill lo seguía con la vista y luego miró a Stan y Ford quienes seguían viéndolo notablemente molestos.

—¿En serio? —preguntó Stan—. ¡Debiste decirle! Si algo he aprendido es que no debes ocultar secretos tan grandes de tu familia.

—Oigan, los dos. —dijo Bill—. Entiendo su punto, por más estúpido que parezca. Pero, yo se lo diré. No sé cuándo y no sé cómo pero lo haré. Y si alguno de ustedes se lo dice consideren su mente fundida.

—Una amenaza sutil. —comentó Ford para después frotar el puente de su nariz acompañado de un suspiro largo—. Está bien, Bill. Dejaremos que tú se lo digas.

Ford se puso frente a Bill mirándolo amenazante.

—Pero si no lo haces y lastimas a Dipper yo mismo me encargaré de matarte. ¿Oíste?

—Doble amenaza, ¿eh? —dijo Bill—. Bien, así será. —Bill se dió media vuelta dispuesto a ir con su novio pero Ford lo detuvo del brazo obligandolo a quedarse.

—¿Es un trato? —preguntó Ford extendiendo su mano esperando a que Bill la apretara.

Bill miró la mano de su amigo, sabía que si la tomaba tenía que cumplir si o si con su palabra y no habría marcha atrás. Pero si no la tomaba, Ford lo mataría. Así que después de unos minutos de meditar Bill accedió y le dió la mano a Ford.

—Es un trato.


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