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21 | Titans

Titanes

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Victorias y Fracasos
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ULTIMO CAPITULO

Ser lanzada desde un Titán hasta la enorme Piedracorazón no era nada lindo, su cerebro solo procesaba el rescate que hizo en Jim, su azabache no era lo suficientemente resistente e inmortal como para aguantar semejante lanzada y golpe.

Soltó un grito en cuanto su cuerpo impacto justamente al centro de aquel mineral y roca viviente, incluso se pudo escucho el crujido en su muñeca izquierda, el aire escapó de sus pulmones tras aquel gritesco impacto.

Abrió sus ojos con terror, ¿Podría moverse?

Tú puedes Stella

Lentamente se levantó de aquellos mínimos escombros que había provocado, miró a su alrededor aturdida por el golpe que se había llevado. Su visión estaba algo borrosa a causa de eso, su muñeca doliente la encogió como si aquella acción le aliviara aquel punzante dolor.

—¿Piedr...-

Un enorme grito se escuchó lejos de donde ella estaba, era Jim, su azabache necesitaba ayuda. Con la mano derecha limpió la sangre que salía de su nariz y su vista comenzó a enfocar mejor, debía apresurarse.

Resiste Jim

Tras enfocar con naturalidad, sus labios se ensancharon en una enorme sonrisa al ver dónde había impactado. La enorme Piedracorazón que había revivido, y estaba segura que lo usaría a su favor.

—Oh Bellroc, te metiste con quien no debías.— sus manos se pusieron sobre una de aquellas Piedras, cerrando sus ojos al momento que extraía un poco de aquella energía para poder estabilizar sus heridas y dolores.

Se le hacía muy Gunmar lo que estaba por hacer, pero Jim estaba en peligro y ella juró protegerlo con su misma vida, no quería llorar ante los gritos, pero sí estaba desesperada.

—Perdóname mamá.

Y tal como Gunmar lo hizo en su tiempo, ella utilizó a Piedracorazón para renacer algo lo suficientemente fuerte para vengar cada pesadilla, cada herida, cada golpe y cada trauma que provocaron en ella y su novio.

Con sus poderes, quebrantó aquella fuerte Piedra para dar paso a un nuevo ser.
Tener la magia de Merlín, Amelia y Morgana era algo que le daba puntos a su favor.

Pero no aseguraba nada.

Debía ser honesta, una parte de culpa la carcomía por completo y no podía estar en paz, sabía qué iba a pasar, sabía quién tomó la decisión, sabía quién vivía, sabía quién moría.
Y lo más importante, quién perdía.

Ser la novena configuración tenía sus ventajas, había visto absolutamente todo lo que la cronosfera le reveló.

Estaba cambiando la historia.

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—¡STELLA TIENE UN TITÁN!

Sonrió complacida de haber generado más sorpresa que miedo en sus amigos, la chica comenzó a andar hacia el Titán lleno de lava; esperaba que con el poco tiempo que ganaría para Jim, el chico consiguiera un punto débil en Bellroc para acabar con ella de una vez por todas.

Estaba sujeta por medio de cadenas desde la cintura hasta la base hecha de Piedracorazón, afortunadamente la energía de Piedracorazón fue la suficiente para hacerse una armadura tal como la que usó para pelear contra Gunmar.

Veamos si esto es de tu talla

Reparó en Jim antes de atacar, y ver la sonrisa de orgullo del azabache le daba más incentivo del que necesitaba.
Procurando su seguridad, con una mano libre y sin dejar de avanzar, lo atrajo hacia ella con un portal.

—¡Por todos los cielos, 'Ella!.— exclamó el joven al estar a salvo.— ¿Cuál es el plan?

—Debilitar y tú atacar.— dijo sin verlo, comenzaba a prepararse mentalmente para la fuerza que debía usar.— sabes que siempre te cuido la espalda.

El chico miró una pequeña mueca en los labios cereza de Stella, la chica estaba haciendo fuerzas al momento de lanzar un buen golpe en Bellroc; su Titán cayó sentado a unos metros.

Arcadia quedará destruida

Era lógico el esfuerzo sobre humano al tener tanta energía corriendo por las venas de la fémina, su cuerpo no estaba acostumbrado a tener tanto poder recorriendo en ella; era un plan bastante arriesgado.

Jim supo lo arriesgado que era desde el momento en que pequeños fragmentos de Piedracorazón comenzaban a oscurecer casi quedando sin vida.

Stella, ¿Qué hiciste?

—¡Maldita mocosa del demonio!.

Alzó los brazos del Titán en un vago de querer empujar el Titán de Piedracorazón, mas Stella hizo lo mismo y detuvo con facilidad aquella acción de Bellroc. Quedando mano a mano, sin oportunidad de ceder.

—Tú y yo tenemos cuentas pendientes.— dijo la de cabellos carmesí, sus ojos zafiros brillaron con intensidad al lanzar del pecho de su Titán magia fuerte para desestabilizar a Bellroc.

Sin duda ambas eran fuertes, y Stella se llevaba el premio al haber creado su propio Titán.

Aunque tenía sus puntos malos, ya que, al no ser un Titán real como el de Bellroc, necesitaba de mucha fuerza y energía para mantenerse funcional; la ventaja era que Stella extraía la energía de Piedracorazón -gracias a Gunmar heredó eso-, y podía canalizar toda la energía y devolverla como poder.

Pero, ¿Cuánto tiempo lo resistiría?

Mejor dicho, ¿Quién caería primero, Bellroc, Stella o el Titán de Stella?

—Jimbo.— el comunicador de Jim sonó debido a la llamada de Toby.— sujetate fuerte.— aconsejó.— ¡Deberías verlo desde aquí! Es mejor que cualquier película.

—Tobes, alejense lo más que puedan,  esto puede colapsar en cualquier momento.

—¿Quién, Bellroc o Stella?

—Eso me temo.

El azabache se colocó a un lado de su fuerte pelirroja, tomando parte de las cadenas que la sujetaban a ella, para sostenerse él.
Tragó saliva cuando reparó en algo, y por un momento deseó alguna forma de devolver el tiempo y hacer las cosas bien.

Las manos de Stella comenzaban a agrietarse, como si en un punto, la chica fuera a destruirse por demasiado poder en su sistema.

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Estaba furiosa, tanto que no le importaba las veces que Bellroc se atrevía a lanzarle lava ardiente ya sea en los brazos o en las piernas de su Titán, Jim se preparó para saltar en cuanto su Stella no fuera capaz de continuar.
Sí o sí, él terminaría todo este desastre.

—Ahg, maldición.— Stella susurró con dolor, no esperaba que cada golpe que recibiera el Titán, ella lo sufriría también.

Pero recordó lo conectados que estaban y no dijo nada más, pero ya había ganado unos moretones y quemaduras leves en sus brazos.
Eso sin contar las grietas que comenzaban a salir de su cuello.

Colapsaría pronto.

—Hasta aquí llegaste, Stella.—Bellroc amenazó con suficiente fuerza, comenzaba a ver que ciertas partes de aquel enorme Titán hecho de Piedracorazón estaban con ciertos parches grisáceos.

Estaba perdiendo energía y fuerza.

Eso te pasa por jugar con fuego, niña

La chica no lo vio venir, su mente se centraba en atacar y reservar energías suficientes. Debía ser sincera, dejó de sentir sus manos desde hacía minutos atrás, pero sí podía moverlas.
Su garganta estaba seca, no solo su Titán se debilitaba, ella también.

Claro que Bellroc se llevó la paliza de su vida, y tanto Jim como Stella gozaron cada golpe y retorcijón que se daba aquella semi diosa.
Y cuando a Jim le tocase pelear contra ella, se aseguraría que terminara de pagar todo lo que provocó.

Un golpe que nadie logró ver, ni siquiera Stella; llegó a parar a un costado del Titán de Piedracorazón, destruyendo gran parte de este.
Stella gritó cayendo sobre sus rodillas, aunque ella tuviera una armadura puesta, aquel golpe le había llegado a tal punto que estaba segura que tenía dos costillas rotas.

Respiró de forma profunda, y ahí se dio cuenta que su cuerpo no daba a más.
Estaba decepcionada de sí misma, pero era demasiado poder para una chica de 918 años cuyo padre fue un humano, de haber sido Merlín su padre biológico, hubiera acabado con todo hace tiempo.

—Tu turno...— habló en voz baja al azabache, Jim la miró desesperado, quería socorrerla a ella. Pero la fémina también tenía razón en aprovechar el cansancio de Bellroc.— estaré bien...

Aquel enorme Titán de lava había lanzado más de esa misma sobre el brazo derecho de su contrincante.
Ahora Stella tenía una enorme quemada de tercer grado en su mano derecha.

Maldita sea

—Jim.— le llamó antes de que él azabache corriera hacia la semi diosa.— acaba con ella.

Corrió en cuanto su novia no pudo más, estaba orgulloso de ella, crear un Titán y usarlo de aquella eficaz manera solo era algo que Stella Miracle sabía hacer.

Miró con enojo el momento preciso en que Stella destruyó parte de la mano izquierda del Titán, mientras que él corría sobre el brazo derecho que seguía dentro del torso de la Piedracorazón.

Algo se encendió en cuanto un grito fue escuchado, Bellroc había quemado la pierna izquierda de la otra, pero aún se mantenía de pie.
Claro que Stella Miracle ahora se retorcía ante las quemaduras.

¿Lo malo? No se recuperaba ni porque estuviera sobre una enorme Piedracorazón viviente.
¿Lo peor? Su cuerpo rechazaba cualquier contacto con la energía de la Piedra, fue saturado de tanta energía que ahora no dejaba que entrara más, quería descansar.

Desde las calles semi destruidas de Arcadia Oaks, todos se encontraban con los nervios de punta. Ya estaban heridos, no había mucho que hacer mas que suplicar la vistoria por parte de Stella y Jim.

—Stella no está bien.— murmuró Krel cerrando sus ojos con fuerza, escuchaba a la perfección los gritos de la fémina a través del auricular que ella tenía.

Stella no mueras...

Toby miró al cielo en cuanto los truenos se intensificaron, todos lo hicieron en realidad, mas cuando un destello les llamó la atención.

El Amuleto iba hacia Jim.

El de complexión robusta miró hacia el camión de tacos de Stuart, iba a cometer una completa locura. Pero si si no veía movimiento de parte de Stella y su amigo estaba solo, debía ayudar.

Su tercera rueda siempre los acompañará hasta el fin del mundo

Ignoró los llamados de todos, él era el único ileso en el grupo por lo que fácilmente escapada de los demás. Miró de nuevo a su objetivo, el Titán de Bellroc se alejó de ellos llevándose al Titán de Stella consigo, quedaron en la misma posición en la que estaban.

Se puso el cinturón de seguridad, asegurándose de que aquel invento de Krel Tarron estuviera dentro del camión. Una vez listo, condujo a toda velocidad.

—Hasta el fin del mundo...

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¡Por el bien de todos, la luz del día está bajo mi mando!

Sentirse vivo era una pequeña definición que Jim Lake podía darse a sí mismo en aquellos instantes, se sentía vivo, fuerte, capaz de cualquier cosa.
Haría cualquier cosa, iba a vengar con satisfacción cada herida que su preciada Stella Miracle había sufrido a manos de ellos; iba a vengar la muerte de Nomura, vengaria cada terapia que fue obligado a tomar gracias al daño que ellos le hicieron.

Con Excalibur de su lado, comenzó la pelea entre él y Bellroc. Esta misma usaba su báculo para atacar, pero jamás se debe subestimar a un humano con sed de venganza.

Jim tenía ganada la batalla.

Espada contra báculo, y se podía ver que Jim no había perdido la habilidad y método de ataque que Blinkous Galadrigal le enseñó en sus inicios. Donde solo se valía por sus habilidades de chef.

—¡Solo eres un humano!.— se quejó Bellroc en cuanto se fijó que ella solo tenía tiempo de bloquear los ataques de Jim y no podía devolverlos.

—¿No lo sabes?.— la tomó del cuello para mirarla con el más profundo odio que le tenía.— nunca debes subestimarme. Pregúntale a Gunmar en el maldito infierno.

Le soltó un puñetazo que la hizo caer, estaba desesperada por la fuerza que el Cazatroles había adquirido con su armadura. No era posible, era absurdo que un simple humano lograra herirla de aquella manera.

Aunque jamás se debe subestimar a un chico enamorado.

Bellroc puso su báculo de forma horizontal frente a ella, creyendo que eso era suficiente protegerse, la carcajada de gloria que soltó Jim logró aterrarla por primera vez.

Jim usó su nueva y mejorada espada para partir en dos aquel báculo con el que ella se protegía.

Bellroc usando su último recurso, usó  la parte filosa de su báculo destruido intentando atravesar la piel de Jim y matarlo de una vez por todas.

—Oh no, eso no.

Jim había sostenido el báculo antes de que llegara a siquiera, rozar sus costillas; Bellroc tragó saliva.

¿Sorpresa? Jim había visto perfectamente el futuro en la cronosfera, un secreto muy escondido.
Y supo que su novia lo había visto también en cuento creó el Titán cambiando la historia.

Claro, el no logró ver el final de la batalla. Stella lo hizo.

Suspiró alegre al ver que su mejor amigo y compañero de aventuras Tobías Domzalski, andaba cerca, había activado la trampa de Krel para que no hubiera magia que Bellroc usara en su contra.

Te debo una Tobes

—Esto.— avisó golpeando la mejilla de la semi diosa con fuerza.— por mí...— esto.— con la parte trasera de su espada, golpeó el estómago dejándola sin aire.— por Arcadia...

La tomó del cuello levantándola, estaba listo para dar el ataque decisivo y sin duda lo disfrutaría.
Tomó su espada con fuerza.

—Y esto.— la tomó por sorpresa, había clavado la espada en su estómago, en lo más profundo que incluso la espada la atravesaba por completo, viendo con horror al azabache de mirada azul cielo.— por Stella.

Había ganado.

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Todo estaba colapsando, tanto el Titán de Bellroc como el de Stella estaban a segundos de derribarse.
Jim miraba que no lograría llegar a tiempo con Stella, la chica apenas y logró mantenerse estable.

La chica movió sus labios, indicándole un corre con ellos. Ella bajaría también, pero en un destino diferente.
Quiso llorar cuando vio a Toby salir del camión de tacos.

Ya casi llego, Toby.

Ahí fue cuando todo colapsó.

Jim con su espada iba bajando, intentando no quemarse al momento de bajar.
Pero nada quitó su sonrisa.

—Lo logramos, 'Ella.

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Fue recibido por Claire, quien saltó a darle un enorme abrazo en cuanto lo vio, el azabache lo había logrado. Los había salvado a todos de Bellroc y el renacimiento.
Blinkous con orgullo le abrazó también, todos lo abrazaron de hecho.

Podía sentirse en paz.

—¡Lo logró, Maese Jim!.— celebró el Troll de 4 extremidades superiores.

—¡Fue emocionante! ¿Verd.-

Calló abruptamente, incluso sintió su ritmo cardíaco más acelerado, su respiración volverse errática y su estómago encogerse a tal punto de ponerlo más nervioso.

Ni Stella ni Toby estaban aquí

—Oh no...

Comenzó a correr lejos de los demás, buscando los escombros de lo que fue el Titán de Piedracorazón.

—¡STELLA!... ¡TOBES!

No los encontraba por ninguna parte, y eso no lo ayudaba. Levantó unos cuantos escombros, y cada vez se sentía peor al no saber el paradero de su mejor amigo ni de su novia.

A lo lejos, una luz naranja intermitente llamó su atención. El único carro o camión en la zona era el de Stuart, debía ser ese.
Los demás, teniendo una pequeña idea de lo peor, le siguieron.

Hasta que los encontró.

Podía darse el lujo de llorar todo lo que quisiera, podía gritar, pegarle a algo y nadie diría nada.
No sería juzgado.

La mano de Stella Miracle junto a la de Tobías Domzalski sobresalían de debajo de los escombros, llenos de tierra y carbón. Habían quedado soterrados por no solo el camión, si no que también un enorme trozo de Piedracorazón sin vida alguna.

Ambos, sin vida.

Aunque Stella logró parte de su cometido al final de todo, la cronosfera había quedado soterrada con ella, y nadie podría tenerla en un largo tiempo. Sin viajes en el tiempo

Ahora él había perdido mucho más de lo que pudo ganar.

FIN

***

Terminó damas y caballeros, oficialmente doy por hecho el capítulo final de Titans. ❤✨

Sin finales alternativos.
Sin segundas oportunidades.
Solo falta el epílogo.

Creanme que lo he planeado todo a lujo de detalles, solo falta el epílogo.

También les tengo una sorpresa al final cuando publique las curiosidades

Altas ganas de publicar el epílogo hasta el lunes 🧚🏻‍♀️

¡Nos leemos pronto!

[Lady-Mort; 2021]

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