16 | Secrets
❝Secretos❞
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Depresión
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—Preparen los cañones, a la señal de Jim disparan.— ordenó Stella sin dejar de ver al enorme Titán que yacía a unos pasos lejos de ellos.
Agradecía que Skrael no se había dado cuenta de su presencia ni cuando una pequeña parte del castillo flotante se estrelló contra él. Estaba demasiado inmerso en su poder de controlar los pasos de aquel Titán hacia el renacimiento de un nuevo mundo.
Toby y Aja corrieron escaleras abajo comenzando a cargar los inmensos cañones que Krel se había dado la tarea de crear. Eran 4 cañones que se activaban con un simple botón y disparaban a una velocidad impresionante; ante la lentitud y dificultad que Tobías Domzalski presentaba al momento de cargar con balas de cañón las armas, Strickler dejó el mando del timón a Bárbara y corrió a agilizar las cosas.
Jim estaba esperando el momento perfecto para disparar, de ser posible, lo harían en una zona donde el hielo estuviera inestable para que cayera bajo el agua que seguramente estaría a miles de grados bajo cero.
Stella se quitó el molesto suéter que le habían prestado, no mentiría si dijera las miles de maldiciones que quería soltar ante las bajas temperaturas contra su piel; tenía que quitarse el suéter a toda costa.
Cuando los cañones fuesen activados, ella debía lanzar ataques a las balas segundos antes del impacto contra el Titán, así lograrían un daño más fuerte. El suéter solo le estorbaría, pero en cuanto terminara su labor, tomaría un litro de chocolate caliente y se cubriría por completo en mantas gruesas.
Maldito cubo de hielo, no pudo ser más cálido
—¿Listos?.— la voz de su novio azabache la hizo volver a su realidad, caminando hacia la orilla para tener un mejor ángulo.— en tres...
Ella suspiró lista.
—Dos...— ambos se miraron con confianza.— ¡Disparen!
Y la labor de todos, había comenzado.
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—Díganle a Bárbara que siempre la amaré.
Stella sostuvo con fuerza la mano libre de Strickler, impidiendo que el cambiante emprendiera vuelo hacia el bombardeo suicida que pensaba cometer.
Se supone que todo, absolutamente todo saldría bien en aquella vez, pero pareciera que entre más avanzaban, más se hundían.
Aquellos ataques no hicieron ni un cuarto de efecto destructor en aquel Titán de puro hielo, es mas, Skrael ni siquiera le tomó importancia.
Ahora Stella tenía un ataque de ira por las decisiones más alocadas, mejor dicho, estúpidas que querían llevar a cabo los dos varones que la acompañaban. Por órdenes de la misma pelirroja, ni Bárbara, menos Toby o Aja de metieron en aquella discusión.
Jim quería ser un héroe, sin embargo quería convertirlo en misión suicida.
Soltó un quejido al recordar la herida que obtuvo por salvar a Jim de caer; el azabache se deslizaría a través de una cuerda al Titán y le pondría las granadas que Krel diseñó, pero al estar en movimiento, la cuerda se rompió y en caída libre Stella tuvo que usar sus portales para salvarlo, cayendo del castillo y salvándose a duras penas.
—Ninguno de ustedes dos irá, yo soy quien llevará los explosivos.
—Niña, ¿Acaso quieres morir?.— Strickler la miraba como si ésta hubiese enloquecido, hasta Jim la veía de igual manera.
Pero la de cabellos carmesí no rebajó su postura, Strickler y Jim la llevaban más de perder que ella misma, literalmente se la pasaba muriéndose a cada rato, estaba harta de aquello. Aunque no era su culpa, quierase o no, Gunmar fue humano en el momento que arruinó la vida de su madre con su embarazo, prácticamente era mitad mortal mitad inmortal.
—¡No me haga callarlo, Stricklander!...— dijo ella con suma seriedad, mirando sin resentimiento al cambiante.— iré yo. Y no pienses que me harás cambiar de opinión.
—'Ella, esto fue mi culpa.— reconoció Jim, lamentándose por su inutilidad por la ausencia del Amuleto.— yo calculé mal... yo debo ir.
—Por supuesto que no.— Strickler se metió.— tu madre te necesita, siempre has estado para ella.
Stella arrebató las granadas de las manos de Strickler y caminó unos pasos lejos de ellos, no iba a morir, ya tenía un plan. Pero la discusión sin sentido que empezaba a formarse sería una pérdida de tiempo.
—Le recuerdo que usted tiene a una futura esposa que siempre ha estado para usted.— señaló, se sentía ofendida con el solo pensar que Strickler no tenía a su familia de primero.— ¡Tiene tres preciosos bebés que lo esperan con ansias!
El cambiante no dijo nada, tal parecía que una chiquilla de 918 años era más centrada que él.
—Yo sé qué es no crecer sin un padre o una madre.— le recordó la joven, no quería usar su historia, pero si su pésima historia hacía efecto en el de pieles verduzcas, debía usarlo.— no deje a esos tres niños, y Jim... tú y yo debemos hablar en cuanto deje esto...— mostró las granadas.— nada de esto es tu culpa.
—Pero.-
—¡Pero nada, maldita sea!
Emprendió un recorrido por el inestable hielo, dejó a los varones con la palabra en la boca. ¿Por qué no la dejaban a ella? ¿Tan difícil era confiar?
Además, lo tomaría como venganza hacia el ridículo cubito de hielo que casi la mata de hipotermia.
Lo único que la mantenía con más positivismo es que de seguro a Douxie le estaría yendo de maravillas y regresaría con bien junto a Aaarrrgghh, Nari y Nomura.
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—¡Maldita cucaracha congelada!.— bramó con odio hacia aquel Titán que lentamente comenzó a regenerarse.
Estaba siendo abrazada por Jim, la chica había terminado con más enojos que alegrías, todo había salido perfecto. Ella saliendo de su portal justo en la cabeza del Titán y de Skrael, tirando justo al centro el cinturón lleno de granadas y antes de que otra cosa sucediera, se salvó con otro portal para aparecer al lado de su novio.
Aquel beso que le robó a Jim en cuanto vio semejante explosión y la destrucción completa que le hizo al Titán, ahora sabía amargo por celebrar una victoria que jamás fue suya.
Aquel Titán de hielo se volvió a reconstruir y seguir su camino.
Y luego la cucaracha soy yo
—Y usted quería sacrificarse.— dijo la joven en cuanto dejó de ver a Skrael.
Strickler abrazó a Bárbara con más fuerza, como si de nuevo sentía que la perdería.
Mientras que Jim sujetaba a Stella entre sus brazos para que la fémina entrara en calor, y ella ocultaba su rostro en el cuello del contrario.
Al menos tenía a Jim y eso la calmaba.
Y Strickler no se había sacrificado en vano.
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La señora Lake comenzaba un pequeño llanto sin consuelo alguno, se sentía fatal, sentada frente a la mesa que le perteneció a Merlín. Dejaba escapar la frustración que cualquier madre y prometida sentía en aquel momento, Jim y Strickler había ido por algo de comer y beber, mientras que Toby y Aja prefirieron descansar en informar a los demás el nuevo descubrimiento.
Stella acompañaba a la mujer de cabellos cobrizos.
Aquellos cabellos le recordó a su madre, eran como los de ella, solo que más largos y adornados por una tiara llena de esmeraldas y zafiros.
—Sabe, es bueno llorar...— murmuró la joven sin dejar de acariciar a la Doctora.— pero es mejor celebrar que no hemos perdido a nadie... Strickler y Jim están bien.— intentó animarla.
Sonrió un poco al recibir unas pequeñas caricias en su rostro, la forma maternal en que la señora Lake le hablaba, acariciaba o trataba la hacía sentir como si su madre estuviera con ella, aunque Amelia Le Fay nunca volvería, ya estaba en su descanso eterno.
—Mi niña, tú también estás a salvo y también es importante.— dijo secando un poco sus lágrimas y abrazando a la de mirada zafiro.— los tengo a ustedes 3 y a mis pequeños, no quiero perder a ninguno.
—Y no lo hará.— prometió abrazandola con más fuerza, sin duda Bárbara Lake emanaba aquella calidez de madre que tanto anhelaba.— ya no llore, por favor...
—Dios, es que no puedo.— confesó separándose de Stella y volviendo a mirar la mesa.— ustedes tienes apenas 18.— dijo refiriéndose a Jim y a ella.— tienen tanto por vivir y cada cinco minutos debo cuestionarme qué debo hacer en caso de perder a uno o a ambos.
Stella tragó saliva al sentir un nudo en la garganta, ella llegaba a sentir lo mismo, siendo un dolor más intenso al pensar que puede perder a Jim en cualquier momento. No decía que los demás no importaban, al contrario, pero con Jim pasaba más tiempo, Jim era su pareja, su novio.
No quería imaginarse un mundo sin él.
Y Jim jamás se imaginaba un mundo sin Stella.
—Strickler también me tiene en pánico, casi lo pierdo hoy.— su llanto se hizo más fuerte y constante.
Era comprensible, Bárbara Lake había pasado toda la vida de Jim entre paredes de hospital para darle lo mejor a su hijo, no pensando en si ella quería salir con alguien o pensar en tener una pareja, el miedo del abandono era fuerte. Y ella lo sabía, si no hubiese sido por Strickler que se quedó con ella mientras Jim se iba a Nueva Jersey, seguramente estuviera hundida en depresión.
Claro, vivir con el hombre que casi mata a tu hijo no era cosa fácil, pero la buena redención de Strickler le hizo pensar que, si un despiadado podía demostrar que las personas cambiaban, ella podía volver a abrir un hueco en su corazón para otro hombre que no fuera su pequeño azabache.
—Después de mi regaño, dudo que lo piense siquiera.— dijo con orgullo, pues se dio cuenta que tras aquellas palabras que le soltó al cambiante.
Tras aquellas palabras, Strickler se había hecho más apegado a Bárbara, creo que recordarle lo que podía suceder en su futuro fue un detonante para darse cuenta a la familia que estaba por dejar.
En cuanto Jim y Strickler llegaron con comida y algo de beber para la mayor de los Lake, Stella les dio un momento a solas.
Una charla familiar seguramente animaría a Bárbara Lake. Madre, "padre" e hijo.
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Se dejó caer sobre el frío suelo que le ofrecía el exterior del castillo, siempre usando su típico atuendo desde que salió, claro, ahora cubierta con abrigo, guantes, gorro y una bufanda.
—Lamento si te ofendí en algún momento...
La voz de Aja le llegó de sorpresa, a decir verdad, esperaba estar sola unos momentos. Habían perdido la primera batalla, mas no la guerra; aunque recordaba perfectamente que ella ganaba cada guerra que enfrentaba.
Pero ella no salía victoriosa.
—Yo lamento haberme puesto furiosa contigo.— dijo sin verla, no era rencor ni nada; pero el movimiento constante de la nieve a causa de las ventiscas, era relajante.
—No debí ofender a Jim, Toby me contó lo que sucedió luego de mi partida... Yo...— Aja agachó la cabeza, estaba demasiado avergonzada como para tener la frente en alto como acostumbraba.
Parecía que el ser Reina de Akiridion-5 implicaba un régimen de rudeza en sí misma, por lo que ver lo débil que estaba el que se supone que salvó a su mejor amiga incontables veces, le hizo cuestionarse muchas cosas.
—¿Qué de todo?.— quiso saber.— ¿La parte donde te cuentan que tenemos que drogarnos para sentirnos bien o la parte en la que tenemos citas cada cierto tiempo con una especialista?.— la ironía en su voz era notoria.
Ni siquiera podía ser una humana común y corriente, no, los trastornos alimenticios, de ansiedad y depresión estaban a la orden del día.
Odiaba aquello, ver a Jim y a ella ser consumidos por las secuelas de tantas guerras la hizo estar depresiva un tiempo.
Solo la señora Lake supo de su lapso depresivo, Jim ya estaba hundido en ella en aquel entonces.
—¿Especialista?, ¿Drogas?.— la confusión en las palabras de Aja le dio una pauta de saber que Toby no fue tan chismoso como para decir lo que tanto le dolía a ella y a su novio. Suspiró por ello.— yo solo me enteré de las pesadillas de Jim y la discusión que tuviste con mi hermanito. No pensé que fuera tan grave...
—Cada guerra tiene secuelas, Aja.— dijo con certeza.— Jim y yo solo somos una pequeña parte de cientos de soldados ex combatientes ¿Sabes? Ni siquiera sabes cuándo la guerra termina... porque ahora luchas contigo mismo.
—Y eso me hace sentir peor.— ambas se miraron.— 'Ella, cuando te enviaba textos siempre me decías que estabas bien, ¿Por qué me mentiste? ¿No confías en mí?
—Aja, ni siquiera quería recordar lo que me sucedía como para contarte...— dijo con una sonrisa nostálgica.— Jim estuvo conmigo, y yo para él. Las personas externas no logran entender lo que uno siente.— se encogió de hombros.— dicen que siempre estarán para ti, pero son los que peor te tratan.
—¿Quién fue el malnacido que te hizo pensar así?
Ahora sí que estaba más ofendida y avergonzada, al menos tenía una conversación con Stella sin que se gritaran. Pero aquello la tomó por sorpresa.
—Tu hermano...
Miró incrédula a Stella, Krel jamás le mencionó algo respecto al diagnóstico de la vivaz pelirroja, ni siquiera podía imaginarse a una Stella vacía y apagada.
¿Krel? Era imposible, él quería con locura a Stella, siempre se lo había dicho.
¿Creía las palabras de Stella, la desconocida que peleó de su lado o las de su hermano Krel?
—Sé que no me vas a creer.— soltó una pequeña risa, ya veía venir aquella reacción.— supongo que Krel mencionó una discusión que tuvimos cuando decidí irme de su casa... pero no fue la única discusión que tuvimos.
—¿De qué hablas?
—Reclamó el hecho de verme tan triste estando con él, siendo que él estaba sonriente de verme. Creyó que yo no lo quería ver.
—¿Cuándo sucedió eso? Se supone que discutieron cuando Jim seguía en rehabilitación.— de pronto Aja se encontró abrazando a la de cabellos carmesí.
—Días después... fue cuando Jim me había dicho que no quería verme...— la tristeza y dolor con la que lo decía daban ganas de llorar, mas Stella seguía con un rostro neutro.— solo quería estar sola, pero me insistió en verlo y Toby me arregló para verlo...
Se quedó en silencio unos momentos, estaba hablando con la hermana de Krel, una de sus mejores amigas. ¿Sería correcto decirle la verdad?
Bueno, si le hubiese dicho la verdad desde antes no hubiéramos discutido
—Le dije que la señora Lake me había diagnosticado principios de depresión, y solo se rió de mí. Diciendo que era imposible porque siempre sonreía para los demás, me dijo que mejor era decirle que no quería verlo, a que estar contento de verme solo para obtener una cara larga... En cuanto él se fue, me puse a llorar en la cafetería... Nathan mi jefe y dueño del lugar me llevó a casa...
》Tiempo después comencé a trabajar para él.
—Deseé que Krel jamás me hubiese dicho todo aquello, pero sus reclamos tuvieron efecto negativo en mí.
》Si Jim se había alejado de mí, para mi, las palabras que Krel me dijo eran como si Jim me las hubiese dicho implícitamente... Dos se alejaron de mí por completo en tres días ¿En cuánto tiempo me quedaría sola para siempre?
Como cuando estuve en el Reino de las Sombras
—'Ella, por Gaylen... yo... no sé qué decirte.
—Solo no le digas a nadie, ni Jim lo sabe y lo que menos quiero es otro problema... Entre Krel y yo... estamos llevando mejor las cosas, ya pasó.
—Perdóname, nunca más vuelvo a cuestionar tus decisiones y las acciones de Jim.— suplicó con desespero.
—Y yo te juro que no debo cuestiona tu reinado en Akiridion-5.
Una abrazo más efusivo que el anterior, y ambas féminas hablaron unos minutos como si nada. La facilidad con la que se desenvolvia Aja junto a Stella era único, no tan mágico como con Claire pero único.
Al final acabaron con una Stella siendo madrina de sus futuros sobrinos y probablemente una Aja siendo una de las madrinas de lo que serían los futuros bebés de Stella.
Claro, los que serían de Stella, serían en un futuro algo lejano.
Hasta que el semblante preocupado de Tobías Domzalski y Jim Lake irrumpieron su efímera paz devolviendolas a la realidad.
—Debemos ir a Hong Kong, he perdido contacto con Claire.
***
Quienes creyeron que mataría a Strickler 🤡
Situación de Stella y los reclamos de Krel, basado en hechos reales y mis agridulces 17 años ✌🏻
La depresión NO es un juego, y si alguien quiere hablar de algo o desahogarse, puede hacerlo conmigo ✨
Espero que estén super bien, con vida y un poco alegres; así que quiero que me lean como voz de comercial ❤✨
¿Quieres leer un One-shot genial de Trollhunters?
¿Recuerdas perfectamente el capítulo de Trollhunters "El deselegido"?
¿Quieres entrar en una gran aventura?
¡Perfecto si dices que sí! Hace uno mes o más conocí a un autor que me pidió opinión sobre su One-shot, así que pido disculpas públicamente por tardarme casi un mes en leerlo, es largo, pero vale la pena.
Lo recomiendo, me gustó muchísimo ❤
¡Nos leemos pronto!
PDT. Estamos en el minuto 50 de la película, y son 1:46:00.
Ya casiiiii
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