❝Felicidad❞

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Primer Titán
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Tras una larga charla en la que resaltaba una Aja Tarron enojada o mejor dicho, furiosa, porque nadie estuvo de acuerdo con el mandato que ella quiso imponer, se llegó a un acuerdo; se separarían.

Pero por nada del mundo Stella Miracle estaría lejos de Jim Lake, bueno, al revés. Jim fue el que más insistió en llevarse a su novia con él, y todos estuvieron de acuerdo.

—Perfecto Aja, despliega tu arma secreta y llama a Varvatos.— murmuró Stella de forma "disimulada" logrando que todos la escucharan tal como ella escuchó a Aja.— estoy segurísima que Varvatos Vez lucharía hasta la muerte por una guerra... ¿Cómo lo diría él?.— preguntó al aire.— ¡Oh sí! Gloriosa guerra.

—No tenemos porqué estar tensos todavía.— Krel llegó hasta la pelirroja para calmarle el enojo, ni siquiera se fijó en la mirada de advertencia que Jim le dio para que no se metiera con Stella y su enojo.

Intentó tocarle el hombro, pero la fémina atrapó la muñeca del contrario, milímetros antes de que siquiera rozara su piel.

—No te metas tú tampoco, Krel.— amenazó entre dientes.— mira que ocultarnos esa clase de información solo lo hacen los traidores.— observó.— que Aja sea Reina de tú planeta no significa que deba mandar el planeta Tierra ni mucho menos hacer de menos a Jim o subestimarme a mí.

—Solo está preocupada, ya sabes... por el embarazo de Steve.— dijo un poco nervioso, la mirada zafiro de la joven era para dar miedo. Estaba furiosa e incluso la muñeca del contrario comenzó a doler por la presión que la joven ejercía.

—Yo tenía insomnio y amnesia mientras luché con ustedes por salvar a mí mundo y que ustedes no perdieran el suyo.— recordó.

Tenía un gran punto.

—Aja también se equivoca, todos nos equivocamos.— suspiró decepcionada.— pero lo que ustedes vivieron ya pasó... Jim lleva en las mismas batallas por 2 años y meses, yo desde que nací vivo en guerra...

Yo solo quiero que todo esto termine

—Terminará bien.— le sonrió, la vida de millonarios que él y su hermana vivieron en Akiridion-5 no se comparaba a la vida bajo tierra que Stella vivió; él lo perdió todo en meses de forma rápida.

Stella lleva perdiendolo todo lenta y dolorosamente desde su nacimiento.

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—Doux, ¿Puedo pedirte un favor?

Stella se veía más tranquila, ¿Cómo no estarlo? La señora Lake le suministró su dosis de calmantes, ya los había dejado, pero en situaciones como las que sucedieron, se le permitía tomar una, eso para evitar una dependencia hacia las mismas.

Triste, con 18 años, Stella Miracle y Jim Lake ya tomaban pastillas y tenían visitas en un psicólogo.

—Lo que quieras, 'Ella.— dijo Douxie guardando su báculo y caminando con la fémina hasta apartarse de los demás.

Douxie, Aaarrrgghh y Nomura era el equipo asignado para partir a Brasil e ir en busca del Titán y Nari, se esperaba que el de mechones azules lograra quebrantar cualquier hechizo de Nari para tenerla en el equipo nuevamente.

—Protege a la señorita Nomura, por favor...— aquella petición, casi súplica, lo descolocó.

La mayoría le temía a la cambiante de piel magenta y armas filosas, se preguntó que había pasado entre Stella y aquella mujer mientras él no irrumpía en su vida.

—Lo intentaré.

Ninguno estuvo satisfecha con aquella respuesta.
Con gran necesidad, Stella corrió para darle un enorme abrazo a Nomura, quiso llorar cuando su mente le aseguró que aquel abrazo sellaba una despedida sin retorno.

—Cuidese, señorita Nomura.— sonrió con amargura.

Ambas sabían que aquella podía ser el adiós; convivieron poco, pero la ayuda mutua que se dieron en las Tierras Oscuras las había unido demasiado.

—También cuídate, pequeña milagro...— correspondió aquel gesto.— sé feliz con el pequeño Gint, ¿De acuerdo?

Ella asintió.

—Bien demasiado amor entre todos, vámonos ya.— Nomura volvió a su semblante común y rompió la despedida de Aaarrrgghh y Blinky.

El Troll de pelaje verde el dio un fuerte abrazo a Stella, y el equipo partió lejos hacia su destino.

La joven se alejó de Blinkous luego se sonreír y asegurarle que se encontraba bien, aunque el Troll no lo sabía, Stella había visto su colección de 4 volúmenes sobre la crianza de adolescentes.
No podía quejarse, ella hubiera hecho lo mismo.

Saltó varias veces sobre los cables de tanta maquinaria tecnológica que pertenecía a Krel, hasta que en las gradas que daban a un pasillo, miró la dueño de su corazón.

Jim Lake estaba sentado en ella, despeinando un poco su cabello al pasar constantemente sus manos por su cara, estaba frustrado y cansado.

Todos lo estaban.

La chica sin decir una palabra, se sentó al lado de él y posó su cabeza entre el hombro y cuello de Jim. Ambos suspiraron, aquello era más trágico que el enfrentamiento a Gunmar, Jim tomó entre sus manos la mano de Stella y se mantuvieron en silencio.

La batalla contra Gunmar había dejado pocos heridos, pero la Orden Arcana ya había quitado vidas de cientos de seres humanos en pocos minutos.

Besó la mejilla del contrario para llamar un poco su atención, con éxito, ya que él no dudó en besarle los labios con algo de fuerza.

—Gracias por calmarme en la mesa redonda.— dijo ella con una pequeña risa, música para los oídos del azabache.— no sé en qué momento perdí el control.

—Solo me defendías, aunque Aja tiene algo de razón...

—Claro que no, y sabes que tengo buenos argumentos como para dejarte en shock por unos minutos. Defenderte no quiere decir que le miento a Aja para exaltarte, te defiendo por lo que hiciste, lo que haces... Te defiendo por tus sacrificios, por aquellas noches que no dormimos, por las noches de vigilancia... Porque mereces más que esto, y si yo no puedo ser feliz, me encargaré de que vivas feliz.

—No, 'Ella. Tú y yo lucharemos por nuestro final feliz.— aseguró el azabache, dejando escapar una sonrisa.

—¡Oh por Dios! Jim Lake me acaba de sonreír.— la de mirada zafiro iba a aprovechar la oportunidad para darle un momento tranquilo y alegre al azabache.— ¿A qué se debe el motivo de aquella sonrisa? ¡Afortunada la chica que pasará junto a usted el resto de sus días!

Fue callada por otro beso, su plan había funcionado, Jim estaba feliz y ella igual.

—Nunca cambies, 'Ella.— pidió con más alegría.— todo irá bien, si te tengo conmigo sé que irá bien.

—¡Por supuesto que sí! Porque quiero mi final feliz al lado de un apuesto joven se cabellos azabache que le encanta el color azul y tendrá una Vespa donde me llevará a todas partes.

Jim recordó aquella vez en la que Stella se portó celosa sin saber que Jim hablaba de su Vespa.
La frase "me van las pelirrojas de más de 100 años" le puso nostálgico.

Fue de los primeros coqueteos que tuvo con ella.

—Ya verás.— suspiró.— cuando todo esto termine.— la miró, perdiéndose en aquellos zafiros que le observaban con atención.— tú y yo nos iremos lejos, estudiaremos en una buena Universidad y lo más pronto posible cambiaremos tu nombre... A Stella Lake.

Las mejillas carmesí de ella solo ocasionaron que Jim le diera más besos de los que pudo contar, aquel momento sin duda lo guardarían para siempre.

—Bueno, ya va siendo hora que te presente ante todo Mercadotrol como mi novio, Jim Lake.

—Oh no, como novio no.— el atrevimiento y confianza que Jim mostraba era algo nuevo.— señorita Lake.— Stella no lo miró, estaba nerviosa por lo bien que sonaba su nombre con el apellido de Jim.— me parece una falta de respeto que me llame novio en vez de futuro esposo.

Ambos rieron con fuerza, aquellos minutos de normalidad eran lo mejor que pudieron tener.

—Muero por ver a tu madre y a Strickler juntos, ellos también tendrán su final feliz, ya verás.

—Eso me preocupa un poco.— admitió.— ella por fin es feliz y el mundo se va a acabar.

—Mientras estemos vivos, vamos a luchar ¿De acuerdo? No quiero más miedos de parte tuya, siempre hemos pasado en batallas y guerras, seguimos vivos.

¿Y si no te vuelvo a ver nunca?

—Y si debemos separarnos.— continuó hablando, refiriéndose a la batalla.— estaré aquí.— dijo despeinando más su cabello azabache.— y aquí.— su mano se posó en donde estaba su corazón.

Ella sonrió al sentir los ritmos rápidos y constantes de Jim, eran iguales a los que ella tenía con él.

Se abrazaron una vez más, siendo interrumpidos por un carraspeo que llamó la atención de ambos.

Tobías Domzalski los miraba un poco apenado.

—Ho-hola chicos, lamento interrumpir.

—Descuida, Tobes. ¿Qué sucede?.— preguntó Stella con una sonrisa.

—Bueno... tengo entendido que ya los equipos especiales han sido armados... Y Blinky no supo dónde ubicarme.

Stella miró a Jim, al parecer ambos habían tenido la misma idea de proteger a Toby, confiaban en él, pero quierase o no, de vez en cuando su torpeza podría no solo afectarlo a él, podría afectar la batalla completa.

—Los dejaré solos.— dijo rápidamente para salir del lugar, era algo que él y Jim debían hablar solos, en nombre de la gran amistad que se tenían.

Mientras que Stella iría a despedirse se Claire, Archie y Blinky, los tres buscarían la cronosfera.

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—Las coordenadas de Krel indican que estamos sobre el mar.— informó Jim abrazandose a sí mismo a causa del frío que hacía.
Todos imitaron aquella acción, el frío era terrible, Groenladia estaba en su peor época del año.

Maldito cubo de hielo

—¿Cómo que un ma.-

La pregunta de Aja fue interrumpida por el grito de horror de Stella.

—¡Iceberg!.— la fuerte ventisca y las tonalidades blancas y grises del paisaje hacía más difícil la visión de a dónde se dirigían.

Hasta que la neblina se disipó y lograron ver qué era aquel trozo de hielo.

—¡Eso no es un Iceberg!.— advirtió Jim Lake tomando la mano de Stella para que ambos se alejaran de la orilla.

Desde el timón, Bárbara Lake era ayudada por Strickler, ambos sujetaron con fuerza y lograron girarlo, no querían chocar con el Titán.
Sin embargo, Aja tuvo que usar su fuerza para girar el corazón de Avalón.

No chocaron del todo pero sí rozaron, destruyendo un poco del enorme castillo y ante el impacto, los presentes cayeron al suelo.

Había llegado la hora.