10 | Sadness
❝Tristeza❞
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Desviaciones
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Terminar bajo escombros no era una de sus actividades favoritas, y a decir verdad, detestaba la manera en que siempre terminaba con vidrios en alguna parte de su cuerpo. Ahora su rostro de porcelana era adornado por pequeños rasguños a causa de ventanas quebradas.
Aunque fue mi culpa
Mencionar a su madre era como echarle gasolina al mismísimo infierno, Stella siempre había respetado y admirado las decisiones de su madre como para que unos cualquiera se atreviera a insultarle de forma tan hostil y retrógrada.
No reparó en los daños, solo quiso lastimar gravemente a Bellroc, y lo logró. Aquella semi diosa poseía una buena cortada en su torso además de posiblemente unos huesos dislocados por la furia que desató en la pequeña Miracle.
Tal fue su poder que descarriló el tren de las vías e impactarían contra unos de los edificios más emblemáticos de Metro City si no hubiese sido por Douxie y sus hechizos.
Debo encontrar a Jim
Quiso pararse con dificultad, pero como si de un extraterrestre se tratase, varias personas la rodeaban y lo peor de todo era que algunos le tomaban fotografías y la grababan con el flash encendido.
La luz comenzaba aturdirla, no era capaz de ver quiénes estaban asombrados, emocionados, asustados o incluso ver de dónde provenían los llantos de los bebés.
Sabía que era diferente a los demás, pero aquello fue lo peor que pudo vivir.
—Stella debemos salir de aquí.— Douxie llegó hacia donde ella estaba, tapando sus ojos y los zafiros de fémina debido a la poca moral de las personas quienes interrumpían su misión solo para tomar fotos y hacer todo viral.— necesitamos encontrar a Nari.
La chica asintió, y con cuidado corrían entre la gente para buscar los demás vagones donde se suponía que Claire y Nari estarían.
—Maldita sea, las noticias.— Douxie detuvo su andar ante el sonido resonante de una hélices cercanas a ellos.
Un helicóptero de las noticias nacionales había llegado a la escena donde se podía ver claramente un catastrófico accidente de un tren descarrilado, y donde la luz enfocaba a la dueña de un cabello rojizo, que fue captada por los residentes de aquella ciudad.
Stella no podía dejar de ver su aspecto en cada pantalla que la proyectaba, las noticias eran en vivo y ahora mostraban la primera plana de ella.
—¡'Ella!.— Claire llamó la atención de aquellos hechiceros.
La joven Miracle pudo sentirse más tranquila al ver a los demás ilesos, al menos su arranque de ira no fue capaz de arrebatarle a uni más. El frío que indicaba la presencia de Skrael le erizó la piel, la Orden Arcana seguía cerca.
—¡Oye, tramposo!.— Toby se vio obligado a permanecer en su mismo lugar al igual que Aaarrrgghh; Skrael los había atrapada en el hielo más duro que logró crear.
—Nari... Stella...
Sintió náuseas en aquel momento, el suelo estaba congelado y cualquier paso en falso la haría caer.
Tuvo que poner todo su esfuerzo en mirar a sus objetivos y no en su reflejo en aquellas pantallas, era difícil, la gente que la observaba juzgando sus acciones o simplemente mostrando su terror hacia su persona era terrible.
Todas aquellas personas la miraban como su fuera el mismísimo Gunmar en persona.
No... Yo no soy como él...
Atacó a Skrael antes de que este golpeara a Claire, pero no fue lo suficientemente rápida para esquivar el golpe de aquellas patadas de Bellroc, sumándose el báculo de aquella semi diosa.
Estaba vengando cada golpe que Stella le había dado como defensa.
La pelirroja fue lanzada hacia Nari y ambas cayeron por el suelo congelado, estaban débiles, no solo por aquel momento, luchaban con lo que podían sin ninguna armadura que protegiera sus blancos fáciles, debían triplicar su esfuerzo.
—Hora de irse.— murmuró Bellroc.
—¡Sueltame!.— pidió la de mirada zafiro, estaban arrastrandola hacia una perdición terrible.
Si la usaban para despertar a los titanes, la raza humana estaría pérdida. Era la última Le Fay con vida sobre la tierra, ella era la última oportunidad para su apreciado renacer.
—¡Nari, no!.
Douxie sujetó a Nari con sus manos, mientras que Claire se esforzaba para mantener a Stella junto a ella; ninguno de los dos lograba una esperanza de ganar aquella pelea.
—Más te vale soltarla o los terrícolas mueren.— amenazó Bellroc haciendo que un grupo de al menos 25 personas quedaran atrapadas en un círculo de fuego intenso y mortal.
Madres, padres, abuelas, abuelos, niñas, niños y bebés.
¿Ellos deben pagar tus errores, 'Ella?
Ella falló, hizo que el tren cayera y casi los asesinaba. Ella no protegió a Jim, y había causado que 25 personas estuvieran a punto de perder la vida calcinadas, y si se fijaba en Toby y Aaarrrgghh, ambos morirían congelados.
Ignoró los llamados de Claire y Douxie, gritaban que no hiciera lo que estaba pensando.
—Protegelos.— pidió.— estaré bien, y pase lo que pase... Jim debe estar a salvo.
—'Ella no...— tarde, lo había dicho tarde.— ¡STELLA!
Tanto Nari como ella fueron llevadas por la Orden Arcana tal como siempre desearon.
Calmate, respira...
Nadie se dio cuenta de la jugada que Douxie había logrado, protegería a Stella y salvaría a Nari, sencillo.
Lo que no era sencillo era ir a la cárcel.
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Las compuertas de la estación de policía fueron abiertas con fuerza, asustando a algunos de ellos quienes degustaban de unas donas en medio de enormes pilas de papeleo.
Al parecer la magia existía y los expedientes que debían llenar por arrestar a adolescentes revoltosos eran demasiados.
Un chico de tez morena portaba un elegante traje y gafas oscuras, como si se tratara del mismísimo hombre de negro. Detrás de él, un hombre castaño delgado y alto, además de una mujer rubia de excesivo labial rojo, igualmente vestidos de negro.
—¡Oigan, no pueden pasar!.— advirtió uno de los presentes, un señor de bigote adicto a las donas azucaradas.
Al menos él le había dado un tazón de leche tibia a Archie, aunque le daba miedo que el felino hablara y caminara en dos patas.
—Silencio, humano.— ordenó el de pelaje negro, robando una doña glaseada de fresa y caminando junto a Krel y su pose elegante.
Krel Tarron, haciendo uso de las prácticas actorales que la profesora de teatro los obligaba a tomar en Arcadia, abrió confiado la puerta del salón de interrogación.
Fue recibido por una oficial de mal carácter y ojeras más profundas que un cráter en la luna.
La falta de sueño le daba el mal humor.
—Krel Tarron, vengo por la custodia de los prisioneros.— dijo a la perfección su librero ensayado.
—¿Bajo la jurisdicción de quién?.— cuestionó despectiva.
—Área 49-B, CIA, FBI, Interbol, MIB... y tu mamá.— dijo mostrando una reluciente placa falsa, fabricada por Stuart.
Sus acompañantes se llevaron consigo a Douxie, aunque en realidad, Nari era quien controlaba el cuerpo del de mechones azules.
Aunque no todo había salido como se esperaba, terminaron con una estación de policía destruida, y un Krel enojado por reparar a sus cuidadores con baterías de farmacia.
Stuart fue un buen medio de escape a decir verdad, pero lo demás debían ponerse de acuerdo sobre algo importante y prácticamente vital para la misión.
La estabilidad de Jim
El azabache aun seguía inconsciente debido a los golpes que sufrió, Steve se había tomado las molestias de acomodarlo con su mochila como almohada, Stella hubiese querido que tuviera las condiciones óptimas para su pronta recuperación.
Compartieron una última mirada antes de vez a Jim con tristeza.
¿Cómo decirle que Stella era retenida por la Orden Arcana sin provocarle un ataque de por medio?
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