❝Lágrimas❞

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Secretos
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La semana se había pasado demasiado rápido, tanto que de martes que habló con Krel para una especie de charla madura, ya habían transcurrido dos semanas, suspiró levantándose con cuidado, Jim tuvo pesadillas a las 3:30 de la mañana y Stella ses sintió completamente agradecida por ello, estaba estudiando para el examen final del semestre.

Se sintió orgullosa que su chico tuvo pesadillas a esa hora y le tomó otra media hora para calmarlo, cada vez sus pesadillas eran menos.
Antes las pesadillas comenzaban a los 7 minutos de haberse dormido y pasaba en vela toda la noche.

Dejó el libro de química con el que había estudiado mientras el ex Cazatroles le daba la espalda, pero la cabeza de este había usado su brazo como almohada.

¡Se me durmió el brazo!

Sintió sus ojos arder, al menos esta vez no durmió por sus responsabilidades de personal normal que estudia, con cuidado se separó del azabache y salió de la habitación con su libro en mano.

La tierna imagen de la señora Lake dándole biberón a un pequeño rubio de mejillas regordetas y rosadas la recibió.

Un pequeño tierno... Y demasiado ruidoso al llorar

—Buenos días.— saludó la joven sentándose al lado de la adulta, besó la frente del bebé quien cerró sus ojitos al presentar sueño.

—Buenos días, 'Ella.— saludó con una sonrisa.— ¿Jim te mantuvo despierta toda la noche?

Supo que aquella pregunta era debido a sus pronunciadas ojeras.

—Al contrario.— respondió para sorpresa de la joven.— tuve que estudiar hasta tarde...— bostezó para luego estirarse, se sintió cómoda cuando un crujido proveniente de su espalda resonó.

—¿Quieres un café?

—Tomaré uno en la Escuela, gracias... No quiero llegar tarde.— comentó con pereza, deseaba estar en cama más tiempo, pero repasando su agenda de ése día, supo que el tiempo libre no sería una opción.

Sus clases terminaban a las 3:00 de la tarde, luego debía apresurarse a llegar al trabajo, Nathan tuvo la brillante idea de aceptar que se celebraran cumpleaños y una pecosa niña de cabellos negros cumplía sus 10 años, además que la propia niña había preguntado si Stella podía estar presente en su fiesta.

Stella era un imán para guerras y niños.

Su jefe seguramente la esperaría con un vestido medio pomposo color verde para que ella se vistiera, la temática de la fiesta sería "princesas"  la niña pecas -como ella le decía al no saber su nombre- se aprovechó de su apariencia y cabellos carmesí para vestirla como la princesa sirena que soñó com vivir en la superficie.

Aunque tenemos historias parecidas... Coincidencia

Le reconfortó que le pagarían el doble por su trabajo, pero detestó que al ser viernes, ella era la encargada de cerrar, así como lo hacía Douxie. Claire y Toby se ofrecieron a hacerle el almuerzo a Jim mientras lo acompañaban toda la tarde, debían estar con él, la terapeuta ya había dado la orden de que más personas lo acompañaran y de ser necesario, la persona con la que esté más conectado emocionalmente sería quien le diera ánimos para salir. La castaña y el de complexión robusta lo llevaban visitando desde la semana pasada.

Bueno, ya tenía trabajo para el fin de semana.

Pero la paga era un buen incentivo para pasar el viernes con un buen ánimo, al menos a partir de las 3:30 de la tarde.

Con aquel pago ya podía comprar de buena forma una Vespa para Jim, el chico le debía muchas salidas en una Vespa así que en cuanto se curara por completo, el chico debía apresurarse a manejarla de nuevo para ella.

Le hacía mucha ilusión.

—Debo irme.— dijo despidiéndose de la doctora y caminando a la salida.

El fuerte sol golpeó su cara al abrir la puerta, no dudaba que los elementos del exterior era de las cosas que le encantaban, pero en aquellos momentos solo pudo maldecir el hecho de que aquella gigante estrella había logrado causarle un mareo y un pequeño momento de ceguera por su fuerza.

Caminó a paso lento hacia la casa de los Domzalski, estaba agotada como para usar sus poderes, otra maldición fue soltada.

Solo quería quedarse en la cama junto al azabache mientras este inconscientemente le soltaba unos "te amo" entre sueños, y era rodeaba por un débil y cálido abrazo.

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4 tazas de café más tarde y ya tenía la suficiente energía para continuar, estaba apoyada contra su casillero mientras le hablaba animadamente a Steve Palchuck.

—¡Mi primer empleo oficial, Stella!.— celebró.— ya hablé con mi hermosa ninja y está tan emocionada como yo.— comentó hacia la de mirada zafiro.

—Yo aun no me creo que conserves la armadura.— se sinceró viendo al rubio seguir en su mundo mientras este fingía tener una espada entre sus manos.

Steve Palchuck había conseguido su primer empleo, la pelirroja no pudo estar más contenta al saber que trabajaría en la fiesta en la que ella era la principal "atracción", ahora Steve sería un caballero que protegía a la "princesa".

Gracias a Deya no hay ningún príncipe

El príncipe era Jim, punto final.

—No lo olvides, a las 3:30.— le señaló cual madre a su pequeño, Steve aunque estaba emocionado debía tener siempre presente lo olvidadizo qie llegaba a ser.

El rubio dejó su actuación con el aire y le prometió "por el meñique" que estaría ahí 10 minutos antes, quería presumir la armadura que su amado Lancelot -que en paz descanse- le proporcionó.

—No te preocupes, ya puse 3 alarmas para la hora de almuerzo, 2 alarmas una hora antes y 5 alarmas 15 minutos antes.— avisó mostrándole el teléfono a la de cabellos carmesí.

La chica sonrió con alegría ante la seriedad e infantilismo que Steve le ponía a su nuevo trabajo, bueno, le pagarían $50.00 por usar su armadura y presumir lo bueno que era con su espada y haciendo el amago de ser el protector de una chica que le ha salvado demasiadas veces el trasero como para contar.

Ambos fijaron su vista en Toby y Darci, ambos se mantenían pegados últimamente, sin embargo, ver a Claire Nuñez junto a Mary Wang llegar junto a ellos con una maleta del salón de teatro les hizo sospechar.

Stella con el ceño fruncido estaba dispuesta a acercarse, mas Steve la asustó cuando golpeó con su puño loa casilleros, llamando la atención de todos en el pasillo, incluyendo al cuarteto que planeaba algo.

—¡Oh mira la hora Stella!.— chilló el rubio tomando del delgado brazo de la joven, mientras que ella seguía con su ceño fruncido viendo a aquel cuarteto.

Los observados intentaron actuar natural ante ella, fallando cuando Toby quiso tomarse una selfie y se vio perfectamente que el flash se activó mostrando que no estaba en cámara frontal.

¿Qué...

—¡Es hora del almuerzo!.— gritó el otro jalando el brazo de ella para salir de las instalaciones.— vamos, te invito a unos tacos... luego volvemos a rendir el examen de química.

Mas Stella no dejaba de pensar en los cuatro sospechosos.

¿Qué me esconden?

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Ahora su tarde sería extraña, normalmente los viernes salía de clases, compraba una comida chatarra cualquiera que se viera deliciosa y partía a la casa de su novio, donde una tarde de películas en el sofá de la sala los esperaba. Hasta quedarse dormidos en el mismo y que Strickler los llevara a ambos hacia la cama del joven Lake.

Pero ahora caminaba con tranquilidad por las calles de Arcadia hacia su trabajo, se sujetó de las correas de su mochila y saludó cortésmente a cada persona que pasaba a su lado. Recibiendo la misma amabilidad.

Ahora tenía la normalidad que siempre había querido. Y juraba que nadie se la quitaría.

Su mente divagó en Jim, aquellas dos semanas después de su cirugía fueron las peores; aunque siendo sincera, la pelirroja le había causado más infartos de los que él causaba en ella.

[Despertó tras un largo sueño, los medicamentos que le suministraban lograban calmar los ataques que amenazaban su cuerpo. Se removió con cuidado.

Ahora compartía la cama con Jim.

Él seguía en sus sueños, la pelirroja había desaparecido por unos momentos ya que la madre del ex Cazatroles requería su presencia.
La mujer de lentes la esperaba con un trozo de Piedracorazón viviente, de las que Douxie se trajo del pasado exclusivamente para ella.

Recibió la dosis perfecta para sentirse mejor, a pesar de que los calmantes todavía circulaban su organismo.

Hasta que los gritos de un adolescente alertaron tanto a la doctora como a la paciente, ambas corrieron hacia la lúgubre habitación  del tercer piso, lugar donde su camilla estaba junto a la de su novio.

Jim estaba en pánico, arrancó la intravenosa y los cables de su pecho, gritaba por la presencia de la pelirroja y por el peligro que sentía al ver a tantos desconocidos con trajes de doctores que -según él- lo atarían a la cama y le harían daño a Stella ya que él seguía débil.

—Aquí estoy, ellos son buenos...— todos se apartaron al ver a la causa por la que el paciente de mirada azul cielo gritaba desesperado.— ellos son buenos...— volvió a susurrar acariciando los cabellos del contrario.

Sintió su co razón destrozarse cuando Jim Lake movía su cabeza en forma de negación, el chico escondía su rostro en la curvatura del cuello de ella aferrandose más al torso delgado de la fémina.

—No te alejes... no me dejes...— suplicó con un nudo en la garganta, dolía horrible.— sin el Amuleto no puedo protegerte...

Y la chica no se apartó de él, solo acariciaba el cabello y espalda del joven quien no la soltaba por nada del mundo y no quería que nadie se acercara a ella; Stella en ningún momento se sintió incómoda o fastidiada, ella sabía lo que él sentía... ella lo había vivido.

Solo que Jim no estuvo con ella gracias a Nueva Jersey.

Sintió su blusa húmeda, demasiado, el chico estaba llorando aun escondido en el cuello de ella y no soltaba ningún ruido, por lo que la de cabellos carmesí lo abrazó más fuerte y besaba la cabeza del chico cada cierto tiempo.

Ambos habían aprendido a llorar en silencio...]