Bumi.

Viene todos los días, siempre es el primero en venir, el primer día me asusto un poco pues su ropa estaba como quemada, ademas de su rostro con un poco de cenizas, supongo que trabaja en la construcción.

Los siguientes días ya venia vestido semi formal, camisas de vestir, pantalones vaqueros, siempre muy presentable.

Su sonrisa al saludarme hace que me lata el corazón bastante rápido, es muy atractivo tiene una cara afilada, pómulos marcados y es alto, parece delgado pero es atlético, además es muy amable.

—Bumi  Buenos días —siempre me habla de manera informal —¿Qué probaremos hoy?

—Hice galletas de nuez, ¿Quieres algunas Hoseok? —también me pidió que lo llamara por su nombre.

—Una docena para empezar.

Esta rutina me estaba fascinando, escucha la preparación de lo que está comiendo mientras bebe una malteada de fresa, es raro verlo tomar café dice que prefiere lo dulce.

Es tan lindo como un sol.