
13 | no es buena persona
XIII. NOT A GOOD PERSON
A Harry le pareció conveniente pasarse la hora de Defensa Contra las Artes Oscuras relatándoles a sus amigos cómo planeaba pillar a Draco saliendo de la Sala de los Menesteres. Incluso le pidió a Allison que le ayudara, a lo cual ella se negó. Hermione riñó a Harry porque no se estaba centrando en lo realmente importante: sonsacarle a Slughorn ese recuerdo sobre los Horrocruxes.
Cuando la clase terminó, todos se dirigieron con prisa hacia la puerta, desesperados por quitarse de la vista a Snape cuanto antes. Lavender quiso consolar a Ron, porque Snape se había metido con él.
—Es imbécil —murmuró con seriedad—. ¡No puede decir esas cosas!
—Ya, bueno... Tengo que ir al lavabo, Lavender. Nos vemos luego...
Ron se escabulló con Harry entre la multitud, dejando a Lavender con la palabra en la boca. Allison podía ver la frustración en su mirada.
—Te puedo decir quién más es un imbécil, pero no te va a gustar.
Lavender suspiró y se abrazó a sí misma.
—¿He hecho algo mal? —preguntó, mirando algún punto lejano en el transcurrido corredor—. No lo entiendo.
—Mira, Lav, a veces, las personas no están destinadas y hay que aceptarlo. Ron es demasiado inmaduro para enfrentarse a la realidad, y no quiero que te haga más daño...
—Pero estábamos bien —aseguró Lavender, girando la cara para ver bien a Allison. Tenía una mezcla de furia y desconcierto en los ojos—. Antes de su cumpleaños. Desde que vuelve a hablar con Hermione, no me hace caso... Seguro que le gusta ella...
Allison se mordió el interior de las mejillas. No sería ella quien confirmara aquello, pero tampoco quería quedarse callada sabiendo que su amiga estaba sufriendo.
—¿No crees que deberíais... hablarlo? —sugirió, tratando de suavizarlo—. No soy la mejor dando consejos de relaciones, la verdad, pero creo que te ayudará.
—¿Cómo voy a hablar con él si siempre huye de mí? —gruñó Lavender—. Solo quiero gustarle como antes, Ally, no es tanto pedir.
—No puedes obligar a nadie a que le gustes.
—¡Pero es mi novio! ¡Se supone que debería gustarle!
Los alumnos que pasaban a su alrededor se giraron al oírle gritar, curiosos, y Allison le dirigió una mala mirada a un grupo especialmente cotilla. No le apetecía montar una escena en medio del pasillo. Le pidió a Lavender subir a la sala común, y así podrían hablar con más tranquilidad en la habitación, sin espectadores que se entrometieran.
Lo cierto era que Allison sentía mucha pena por Lavender. Sabía que le gustaba Ron, pero no había nada que pudiera hacer para cambiar el hecho de que él estaba enamorado hasta las trancas de Hermione. Y ella, sin lugar a duda, lo estaba también.
Trató de consolarla y hacer que entrase en razón para que hablaran. Lavender le confesó que tenía miedo, porque si hablaba con Ron él podía decirle que ya no sentía lo mismo y tendrían que cortar. Allison le dijo que, si esa era la situación, no valía la pena seguir juntos. Pero nadie ganaba a cabezota a un Gryffindor.
* * *
Allison caminaba por el pasillo del segundo piso cuando le pareció escuchar un ruido. Era el mismo llanto que la última vez, el de Draco. Abrió la puerta por instinto y lo vio apoyado en el lavabo, mirándose en el espejo. Casi podía hacerle competencia a Myrtle —quien estaba a su lado— con lo pálido que estaba.
En el reflejo del espejo, Draco vio a Allison acercarse y se giró, molesto.
—¿Puedes dejar de entrar aquí cada vez que estoy yo? —dijo con cansancio.
Al menos, esta vez no había intentado lanzarle una maldición. Allison llamaría a eso un progreso.
—¡Sí, estábamos teniendo una conversación! —exclamó Myrtle, afectada—. Márchate, queremos estar solos.
—¿O qué? ¿Me vas a pegar? Espero que no me atravieses en el intento —dijo Allison con una sonrisa burlona.
Myrtle, reteniendo las lágrimas, se fue volando del lugar, profiriendo insultos hacia Allison. Ella se encogió de hombros y se sentó sobre el lavabo, balanceando las piernas en el aire.
—Eso ha sido cruel —opinó Draco, mirándola con el ceño fruncido.
—Oh, perdona, se me olvidaba que estaba delante del gran Draco Malfoy, conocido por su bondad y el que nunca se meta con los demás —ironizó Allison, rodando los ojos.
—Pero Myrtle es... simpática, supongo —se defendió él, arrugando la nariz—. Es la única que no se burla de mí —añadió en voz baja.
—Debe de costarle un gran esfuerzo.
Draco se mordió la lengua. Llevó una mano a su muñeca derecha, bajándose la manga de la camisa. Allison se quedó mirándola porque le había parecido ver sangre.
—¿Sabes qué? Si vienes a reírte de mí o a usarme para follar, puedes irte a la mierda —concluyó Draco, con aire cabreado.
Allison se encogió de hombros.
—Meterse contigo es demasiado fácil, Draquito. Y lo dices como si tú no quisieras follar. Además, estamos a mayo, llevamos… ¿cinco meses? sin hacerlo.
—Pues no sé qué es lo que quieres de mí, ¡así que deja de confundirme!
Con el enfado en aumento, Draco se dio la vuelta. Al menos había dejado de llorar. Otro progreso a ojos de Allison.
—A lo mejor libero mi frustración sobre ti —admitió Allison.
Él se quedó en silencio unos segundos.
—Me lo merezco.
—Hombre, pues un poco sí... Vale, ya veo el problema —añadió, nada más decirlo—. Lo siento, pero esto funciona así.
Draco dio unos pasos y acabó sentándose en el lavabo, al lado de Allison.
—Yo también estoy confundida, ¿vale? —admitió Allison—. No sé por qué he entrado aquí, simplemente lo he hecho. Agradece que intente hacerte compañía.
Draco no contestó. No estaba acostumbrado a que los demás intentaran hacerle sentir bien. Tampoco comprendía el comportamiento de Allison la mayor parte del tiempo. Porque parecía que pasaba de odiarlo a querer consolarlo en cuestión de minutos.
Ella tampoco tenía idea de qué hacía. Era tan tonta como para pensar que Draco estaba mal y no tenía a alguien en quien apoyarse. Seguía odiándolo, pero esos últimos meses se veía tan decaído que se sentía un poco mal detestándolo. De todas formas, no dejaba de resultar una mala persona.
Quizá solo cometió error tras error. O quizá es un imbécil sin más.
Averigüémoslo pues, Allison.
El silencio reinaba en el baño, solo se escuchaban sus pesadas respiraciones y los pensamientos que hacían eco en sus mentes. Allison sonrió para sí misma, imaginando a su yo de primer curso horrorizada por lo tranquilos que estaban a pesar de haberse gritado hacía unos minutos. Probablemente le pegaría una bofetada a la Ally de dieciséis años.
—Admito que cabe la pequeña posibilidad de que, en algún momento, me haya pasado —dijo en voz muy baja Draco, sorprendiéndose a sí mismo.
—Wow, esto sí es un avance.
—No se lo digas a tu hermano ni por asomo.
Esta vez, la sonrisa de Allison se vio también en el exterior.
—Ay, Draco, eres muy complicado. George no me hace sufrir tanto.
Él, al escuchar el nombre de George, hizo una mueca.
—¿Acaso sigues con ese Weasley?
—No sabía que te interesaba mi vida amorosa —comentó, ladeando la cabeza.
—Solo preguntaba. Te veía capaz de ponerle los cuernos, aunque se lo merecería...
Allison le dio un golpe en el brazo y él soltó un quejido.
—Cállate, Malfoy. Se te notan los celos a la distancia.
—¿Tanto se notan?
—A kilómetros.
Él apoyó una mano en el muslo de Allison, que se mordió el interior de la mejilla para ocultar una sonrisa.
—Sabes, me gusta besar a gente que está llorando en el baño —dijo Allison.
—Eres increíblemente rara —opinó Draco, juntando las cejas.
—Al menos no soy una llorica.
* * *
—¿Te lo has pasado bien? —preguntó una voz en las sombras, sobresaltándola.
Era pasada la medianoche y acababa de llegar a la sala común después de pasar el tiempo con Draco en el baño. Harry no parecía tan contento como su hermana.
—Sí, ¿qué es lo que te pasa?
—A mí nada. A ti creo que te ha dado un ataque al buen criterio.
Levantó un brazo y le enseñó el Mapa del Merodeador. Allison tardó diez segundos en darse cuenta de lo que eso significaba. La había visto con Draco en el baño. No había forma de excusar eso porque no habían estado lo que se dice lejos el uno del otro.
—Esto tiene una explicación.
—Me encantaría escucharla, porque Ron dice que os vio juntos una noche en la enfermería —dijo Harry, sonriendo falsamente—. No te había dicho nada porque esperaba que fueras sincera, pero parece que ese no es tu estilo.
—Ugh, ¿quieres dejar de echarme en cara todo lo que hago? —Allison se cruzó de brazos—. Tú ganas, me acosté con Malfoy antes de Navidad y ahora le acabo de comer la…
—¡Merlín, cállate!
Harry se llevó las manos a los ojos, frotándoselos como si tratara de eliminar una escena de su mente.
—Madura un poco —le dijo Allison.
—¿¡Yo!? Allison, es Malfoy. Malfoy —repitió, negando con la cabeza.
—Lo hice para ver si tenía o no la dichosa Marca Tenebrosa que tanto te obsesionaba —se defendió Allison.
Aunque lo que acababa de pasar en el baño no tenía nada que ver con eso.
—¿Y lo has averiguado?
De pronto, Allison se quedó sin saber qué decir.
—No.
—Eres idiota.
—Tú eres un crío.
—Envidiosa.
—¡No sería una envidiosa si no fuera la segunda en todo siempre! —gritó Allison, dándole una patada a la pata de la mesa.
Se hizo daño, pero no dijo nada. Solo se desplomó sobre el sillón y se llevó las manos a la cara, exhausta. Estaba feliz. ¿Por qué no podía durarle la felicidad más de una hora?
—¿Cómo que siempre eres la segunda?
—A tu lado nadie me mira. Da igual si yo también estuve en el Ministerio porque Harry Potter es El Elegido. Da igual si sé jugar en dos posiciones en quidditch porque Harry Potter es el jugador más joven en un siglo y, por supuesto, va a ser el capitán del equipo.
Allison tragó saliva. No sabía por qué estaba diciéndole todo eso cuando él se había enfadado por lo de Malfoy. Pero si quería discutir, discutirían por todo.
Estaba cansada de guardarse las cosas.
—Lo estoy intentando, ¿sabes? Estoy tratando de aprender de mis errores.
—Pues bien que los repites —resopló Harry, aunque se había cohibido bastante tras lo que le había confesado.
Ella le dirigió una mirada de rencor.
—No es asunto tuyo con quién me acueste.
—Lo es si se trata de Malfoy.
—Me la suda, Harry. Es mi problema. Y si quieres burlarte, Ginny ya lo ha hecho lo suficiente.
—¿Ginny lo sabe?
—Es la única a la que se lo he dicho —reconoció Allison.
Aunque, si Ron los vio en la enfermería, probablemente sospechara, ya que se lo había dicho a Harry. Tampoco hicieron nada ese día, y Ron no había sacado el tema.
—Malfoy no es buena persona —dijo Harry. Su enfado se estaba transformando en decepción.
—Ya lo sé. Pero está mal y yo también y, joder, solo quiero tener algo que hacer antes de que muramos todos en la dichosa guerra —suspiró Allison.
—La gente suele encontrar hobbies menos polémicos —opinó Harry—. Hobbies que no envuelven mortífagos ni acostarse con ellos.
Allison le sacó el dedo y recostó la espalda en el sillón.
—No se lo digas a nadie.
—¿Decirle a alguien que te has acostado con Malfoy? ¿Me tomas por loco?
—Bueno, Ginny dice que no puede esperar a que todos se enteren y me explote en la cara, suponía que tú también lo querías.
Harry se encogió de hombros.
—Quiero que te explote en la cara, pero eso me golpearía a mí también.
—Qué simpático estás hoy —ironizó Allison.
—Tú igual de irresponsable que siempre.
—¿Irresponsable por qué? Yo siempre utilizo protección. —Harry le lanzó un cojín a su hermana para que cerrara el pico—. Algún día la pondrás, Harriet, no te desesperes.
Ahora el que le sacó el dedo fue él. Allison escondió la cara detrás de la almohada.
La verdad era que se esperaba una pelea peor.
* * *
A finales de abril iba a tener lugar el examen de Aparición, el mismo día que Hagrid les comunicó que Aragog había muerto. Les había invitado a su funeral, pero no había nada que les apeteciera menos que estar de luto por una acromántula que casi les mata cuatro años atrás. De todas formas, no podían salir de noche porque estaba prohibido, así que usarían esa excusa. Allison estaba triste por Hagrid, y en cuanto le viera le llenaría a abrazos, pero no le apenaba mucho que Aragog hubiera dejado de respirar.
Hermione le dijo a Harry que aprovechara la clase de Pociones de aquella tarde para sonsacarle el recuerdo a Slughorn. Estarían muchos menos de lo normal, debido a las pruebas de Aparición. Y, además, recordaron que tenía el Felix Felicis, y que podría usarlo para atraer la suerte y así sacarle la información.
—¡Os irá genial, chicos! —animó Allison a Ron y Hermione, cuando se dirigían al vestíbulo para ir a examinarse.
—¡Buena suerte! —añadió Harry.
—¡Y tú también! —le respondió Hermione, cómplice, pues ahora iban a reunirse con Slughorn.
Solo quedaban cuatro personas en Pociones: los mellizos, Draco y Ernie. Slughorn les mandó preparar «algo gracioso» o, dicho de otro modo, no le apetecía pensar y les dejó a su aire para preparar lo que quisieran. Ernie parecía muy contento, haciéndole la pelota a Slughorn, pero Draco no dejaba de gruñir.
Por su parte, Harry había decidido hacerle el vacío a Allison lo máximo posible y lanzarle miradas de rencor a ella y a Malfoy.
—Dime, ¿cómo se siente el haber besado a la mitad de hombres de esta sala? —No siempre podía mantener la boca cerrada, claro.
—Si estás celoso porque beso a más gente que tú, solo tienes que admitirlo.
—Caramba, esto tiene una pinta estupenda —dijo Slughorn al acabar la clase, al contemplar la poción de Harry—. Es Euforia, ¿verdad? ¿Y qué es ese olor? Hum... Has añadido una ramita de menta, ¿no? Poco ortodoxo, pero qué inspiración, muchacho. Claro, eso contrarrestará los posibles efectos secundarios: tendencia exagerada a cantar y picor en la nariz. De verdad, no sé de dónde sacas estas ideas luminosas, hijo mío, a menos... que sean los genes heredados de tu madre.
—Nuestro padre también era un excelente pocionero —se atrevió a decir Allison en voz alta, sonriendo al profesor.
—¡Por supuesto! Con dos padres tan talentosos, es normal que su... sus hijos sean igual —se corrigió, asintiendo y dándole unas palmaditas en el hombro a Harry.
Allison, en cuanto se giró, le miró mal. Ernie tampoco estaba contento, su poción no había salido como esperaba porque había tratado de inventarse una nueva. Draco seguía igual de enfurruñado que al principio de la clase, y recogió precipitadamente sus cosas. Harry tampoco se pudo preguntarle nada a Slughorn, porque salió igual de rápido del aula.
—¡Ally!, ¡Harry! —gritó Hermione al pasar por el hueco del retrato—. ¡He aprobado!
—¡Eso es genial! —chilló Allison, abrazando a su amiga.
—¡Felicidades! ¿Y Ron?
—Ha suspendido por muy poco —susurró Hermione, viendo cómo entraba con aire abatido—. La verdad es que ha tenido muy mala suerte. Ha sido una tontería: el examinador se fijó en que se había dejado media ceja detrás y… ¿Cómo te ha ido con Slughorn, Harry?
—No ha habido manera —respondió Harry mientras Ron se reunía con ellos—. Mala suerte, amigo, pero la próxima vez aprobarás. Haremos el examen los tres juntos.
—Sí, supongo —refunfuñó—. Pero ¡por media ceja! ¿Qué importa eso?
—Ya, ya —lo consoló Hermione—, han sido muy duros contigo.
—Podría ser peor, Ron, al menos no te has acos... —El puñetazo en el hombro por parte de su hermana interrumpió las palabras de Allison—. ¡Auch!
—Chitón.
Ron los miró con sospecha, pero Allison desvió el tema, poniendo verde al examinador de las pruebas de Aparición.
—Bueno, Harry, ¿piensas utilizar el Felix Felicis o no? —preguntó Ron al cabo de un rato.
—Sí; supongo que no me queda otra opción. No creo que lo necesite todo, hay para doce horas y mi misión no puede llevarme toda la noche. Así que solo beberé un trago. Con dos o tres horas tendré suficiente.
—Cuando te lo tomas tienes una sensación muy guay —recordó Ron—. Es como si supieras que no puedes equivocarte en nada.
—¿Desde cuándo lo has tomado tú? ¿No te confundes con el whisky de fuego? —le picó Allison.
—Bueno, no me lo tomé, pero creí que sí, ¿verdad? —respondió él, como si explicara algo obvio—. En realidad es lo mismo.
El plan era sencillo: Harry iría al despacho de Slughorn cuando este saliera del Gran Comedor. Al caer la noche, los cuatro subieron al dormitorio de los chicos para coger el Félix Felicis que Harry bebió.
—¿Cómo te sientes? —susurró Hermione.
—Estupendo —dijo, después de un rato de silencio—. Francamente estupendo. Bueno, me voy a la cabaña de Hagrid.
—¿Qué? —dijeron los tres a la vez, perplejos.
—Harry, es a Slughorn a quien debes ir a ver. ¿No te acuerdas? —replicó Hermione.
—¿Seguro que no has bebido droga o algo así? —dijo Allison.
—Nada de eso. Me voy a la cabaña de Hagrid, tengo una corazonada.
—¿Vas al funeral de una araña gigante por una corazonada? —preguntó Ron, estupefacto.
—Sí —contestó Harry, mientras sacaba la capa invisible de su mochila—. Creo que es allí donde tengo que estar esta noche, ¿entendéis lo que quiero decir?
—No.
—Ni por asomo —se sumó Allison—. Creo que eso es algún alucinógeno...
—Los alucinógenos no hacen eso, Allison —dijo Hermione.
—¿Has tomado alguno o qué?
—¿Y la esencia de locura? —sugirió Ron, al tiempo que Harry se echaba la capa sobre los
hombros.
Harry rio, y sus amigos aún se preocuparon más.
—Confiad en mí. Sé muy bien lo que hago… O al menos el Félix Felicis lo sabe —agregó, dirigiéndose a la puerta del dormitorio.
Los tres le siguieron escaleras abajo. A mitad de camino, Allison se percató de que tenía el cordón desatado antes de tropezarse y paró a atárselo.
En cuanto llegó a la sala común, esta estaba llena de gritos de una punta a otra. Lavender le chillaba a Ron, enfurecida, mientras Hermione se ponía roja a su lado.
—¡Te he visto bajar a solas con ella! —gritaba Lavender, señalando a Hermione—. ¿Me has puesto los cuernos?
Dean y Ginny también discutían a viva voz.
—¡Yo no te he empujado, Ginny!
—¡Sí, siempre lo haces! ¡No soy ninguna damisela en apuros, Dean, maldita sea!
Esa noche no acabó bien para ninguno: las dos parejas cortaron. Ginny y Lavender salieron disparadas a sus respectivos dormitorios, Dean y Ron se quedaron plantados con cara de idiota y Allison y Hermione no tenían ni idea de qué hacer.
—Deberías quedarte con Ginny —le sugirió Allison a Hermione—. Yo iré a ver a Lavender.
Ella asintió y entró a la primera puerta, mientras que Allison esperó hasta llegar a la última. Lavender lloraba en su cama, siendo abrazada por Parvati. Se sumó enseguida, pasando casi toda la noche en vela.
Pensaba echarle la culpa a Ron por su horrible horario de sueño.
la verdad es que iba a ser una pelea fuerte pwro no me salió ¿? estoy perdiendo práctica USKSJSKAJ anyways estoy cansada porq esta semana empecé el curso //cries
quedan dos capítulooooos del acto, se vienen intensitos así que nos vemos el jueves, venid ready for it!
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