[Capítulo único]
¿No están hartos de que todas las historias sean iguales? ¿No están hartos de que el Omega, el pasivo, el, desde mi punto de vista, llamado vulgarmente, "Uke" siempre sea violado y tratado de forma sexista y machista por su activo, su Alfa o su... Seme?
Personalmente yo ya estoy harta de eso...
Por eso he venido hoy aquí.
Quiero abrir un nuevo camino y llenar de luz una parte oscura que no haya sido registrada todavía.
Será complicado.
Seguramente no he sido la primera en intentarlo.
Y seguramente fracasaré en el intento, porque esta forma de escribir, esta forma de innovar en un mundo en el que todo es igual y monótono, siempre es rechazado por los que son tan... extremistas y defensores de lo que ellos llaman "La sabrosura yaoi".
Voy a hacer el intento de cambiar y revolucionar este tema lleno de sexismo.
Espero que realmente mi intento no sea en vano y esto haga reaccionar a todos, todas y todxs los que escriben o leen Omegaverse o M-Preg sin consciencia, solo por el sexo, y por el morbo de ver a un hombre embarazado dando de mamar a su bebé después de parirlo de forma dolorosa y extrañamente imposible e inusual a través del ano (Que con lo que me he encontrado en todas, TODAS, las historias que he leído).
Espero que lo disfruten
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Dejó el teléfono sobre la mesa después de escuchar aquellas palabras atentamente y colgar la llamada, su mirada se encontraba en un mar confuso y blanco. El brillo habitual que cargaba en sus ojos totalmente felices y radiantes ahora se había apagado y quedado totalmente serio y pálido.
Debía ir al hospital.
Debía ir urgentemente al maldito hospital.
Agarró las llaves de su casa y una chaqueta que se lanzó por encima de los hombros sin darle tiempo a atarla o ponerla bien de un brazo, no agarró nada más, simplemente salió corriendo de casa, dejando atrás el carnet de identidad, el dinero, las tarjetas de crédito o los vales de descuento de la cartera, todo, solo las llaves de casa. Arrancó a correr como nunca antes había corrido en su vida directo hacia el hospital en el que aquella persona estaba ingresada.
Nada más llevar abrió las dos puertas de cristal con un portazo del cual fue sorprendente que no se rompieran los cristales, después se acercó decidido, como un cazador, un águila, un zorro, quizás simplemente un puma, hacia la recepcionista, siseando el nombre del paciente al cual venía a ver, sin parpadear, sus ojos ahora mismo no eran capaces de eso, quizás se habían olvidado de cómo hacerlo, el shock era demasiado grande, todo aquello había sido demasiado repentino, demasiado extraño. Ella tecleó aproximadamente unos segundos que se le hicieron eternos y largos, casi como si hubiera tecleado el corto nombre de su novio por largas horas, finalmente ella siseó el número de la habitación rápidamente para que el chico arrancará a correr hacia el ascensor, dejando a la pobre recepcionista con las palabras en la boca.
Miró la puerta con intimidación cuando estuvo delante, sus manos empezaron a temblar sutilmente, sudaban, las limpió en su pantalón y después acercó su mano meticulosamente al pomo de la puerta, su mano casi parecía víctima de un ataque de párkinson, tragó saliva cuando escuchó el "clac" del cerrojo abrirse, empujó la puerta con tan poca fuerza que ya fue un logro que está se abriera un mínimo, después susurró el nombre del paciente con temor mientras accedía a la habitación moviendo la puerta con la sudorosa palma de la mano.
No hubo respuesta.
Miró a aquel dócil y sutil chico recostado en la cama de sábanas blancas con el logotipo del hospital, sus párpados relajados y descansados, cerrados, inmerso en el mundo de los sueños o en un limbo de descanso continuo. Estaba dormido, y se veía tan frágil, no se veía maltratado... ¿Por qué había acabado ingresado? Quizás si se hubiera quedado a escuchar a la recepcionista lo hubiera sabido, ahora ya era tarde.
- ¿R... Ryan?- sus labios se movieron con tanto cuidado... Tenía miedo de perturbar su sueño.
No hubo respuesta.
- Ryan se encuentra descansando después de la sesión de quimioter. . . ¿Quién es usted?- se giró hacia una chica de cabellos naranjas por media espalda lisos, lacios, suaves, con una suave y sutil mezcla marrón oscuro, ¿Quién era esa chica? ¿Era la hermana que tanto mencionó su pareja? No se parecían tanto como pensaba que lo harían. Bueno, quizás tenían una similitud en la forma de los ojos... Aquello era extraño.
- Yo... Su novio...
- Mi hermano no tiene novio, ¿Quién eres y qué haces aquí?
Hizo silencio y giró su mirada hacia su pareja, encontrando a un chico de unos doce años con cabellos naranjas pálido, rizado, durmiendo y descansando, ¿Qué demonios? ¿Desde cuando Ryan. . .? Apretó los labios reprimiendo el shock. Volvió a mirar a la chica de ojos intensos de color verde.
- Responde o llamaré a los doctores.
- ¿É-Él es Ryan White, verdad?
- ¿Para qué quieres que responda a eso?
- ¿Lo es?
- ....- lo miró fijamente, sus ojos perlados de color verde oscuro lo miraron fugaces y penetrantes.- Si.
Hizo silencio.
- Lo siento. Me he equivocado de habitación, lo siento otra vez. Ruego que me disculpes.- Bajó la cabeza fingiendo estar arrepentido.
La chica, que seguramente tendría menos edad que él pero no lo aparentaba por su forma de maquillarse, tan solo chasqueó la lengua contra el paladar, seguramente enfadada por la obvia razón de que cualquier persona pudiera entrar en una habitación ajena como si nada y que ningún doctor o médico lo detuviera; y avanzó por la habitación hacia la cama, quedando a su espalda mientras hacía cálculos matemáticos sobre lo que podía estar pasando allí, después de giró hacia la cama, donde vio a la chica acariciar los cabellos mandarina pálido del chico que estaba recostado en la cama. Volvió a darse la vuelta.
- ¿H-hmph?- se escuchó cuando empezó a caminar hacia la puerta.- Keenan...
Se quedó parado en el sitio y se giró automáticamente.
La chica había desaparecido de la habitación, parecía haberse esfumado de la nada, no había ni rastro de ella, ahora solo estaba él, de nuevo sin sus cabellos, solo siendo él, con su habitual año mayor, sus pómulos levemente rojizos, y sus hermosos ojos amarillos pálidos puestos sobre él. Ahora sentado en el colchón, quizás algo más pálido que antes, podría ser por la luz blanca en el techo de la habitación.
- ¿Estás bien?- preguntaron los dos a la vez.
- Sí..- respondieron los dos a la vez una vez más.
Dos sonrisas de dibujaron en aquel cuarto, después una risilla por parte del paciente, la habitación se sumió en aquello, después el suspiro del oji pálido.
- ¿Qué te pasó?- preguntó consternado y preocupado por el estado del otro, no entendía porque estaba ingresado en el hospital.
- Una recaída... Detectaron leucemia de nuevo...- Lo vio apretar los labios después de decir eso- No es tan grave como cuando era niño.- agregó para suavizar el duro golpe.
- ¿Otra vez?
- Sabías perfectamente que corría peligro de recaída. Keenan... El cáncer no solo se cura con amor y risas...- lo miró fijamente.- Siento la brusquedad- bajó la mirada.
- Pensé que estabas estable al estar en el aire de montaña.
- Estar en un bioma montañoso solo retrasaba que tuviera problemas respiratorios, no me salvaba de recaer en la enfermedad...- explicó algo más decaído, pero aun así manteniendo el optimismo.
- ¿Cuánto tiempo?
- Indeterminado, hasta que me recupere...- Suspiró- La última vez que estuve... Estuve demasiado tiempo... Cuatro años hospitalizado...- alzó la mirada hacia él- Repito que es menos grave, es probable que recupere pronto... No puedo estar seguro.
Keenan apretó los labios y después bajó la mirada apoyando las manos en el colchón, era como si lo hubieran golpeado duramente en el estomago y ahora mismo tuviera que esperar y recuperar el aire.
- Keenan... Lo siento...
- ¿Hiciste algo para tener que disculparte?- levantó la mirada hacia él.
- Lo siento por tener cáncer...
Hubo unos segundos de silencio en los que la expresión de Keenan se crispó con una desagradable mirada, después explotó:
- ....- lo miró fijamente- ¿Eres idiota? ¿Te acabas de disculpar por eso?
- Lo siento.
- No te disculpes por tener esa enfermedad, por favor... No te disculpes más por eso. Me niego a aceptar una disculpa por eso. Tienes recaída de leucemia, si, de acuerdo. Lo entiendo perfectamente, es un duro golpe, pero lo entiendo. Te sigo amando, Ryan, eres mi novio con todas las condiciones o problemas que tengas... ¿Por qué hubiera aceptado ser tu novio sino? ¿Solo por interés o sexo? Ryan... Te quiero de verdad y no voy a dejarte solo en esto.
Ryan lo abrazó con fuerza y besó su frente apartando sus cabellos rubios casi marrones con los dedos, susurrando contra la misma un sutil, tenue y casi sigiloso: "Gracias". Después permaneció acurrucado contra él. Keenan sonrió y tomó sus manos con tanta delicadeza que podría pensarse que sus manos eran de porcelana, le sonrió y besó sus labios con las únicas intenciones tranquilizadoras. Se separó a una distancia prudencial para ver su rostro entero y después acarició sus manos con los pulgares.
- Prometo que no te voy a dejar solo en esto. Que me corten la lengua si hago lo contrario.- Ryan soltó una risilla.
- No seas tan extremista, Kiki...- lo acercó del borde de la camiseta de tirantes y volvió a besarlo.- No será necesario que te corten la lengua, sé perfectamente que tu estarás aquí, aunque tus padres tengan que venir para llevarte arrastrando a casa porque lleves tres semanas aquí sin salir ni siquiera para ducharte- ambos soltaron una carcajada que fue silenciada rápidamente- Keenan... estaré bien... Las cosas irán mejor que cuando era niño, estoy seguro de eso...- una sonrisa maliciosa se curvó su labio- Ya no tengo más pelo que perder.
- Ryan...- sonrió y después tomó sus mejillas y volvió a besarlo- En serio, te quiero.
- Yo también te quiero- le sonrió de vuelta mientras apoyaba sus manos sobre las dos contrarias.
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Si tan solo hubiera tenido razón...
Lo apartaron de la camilla cuando estaba acompañando mientras la empujaban directos hacia el quirófano, pasaron las puertas que tambalearon dejando entrever la figura de su pareja alejándose y perdiéndose por otra puerta más allá; pero a él lo dejaron atrás, gritó y suplicó que lo dejasen pasar, que había prometido estar junto a él en todo momento, pero no hubo excusa que valiera para aquellos enfermeros profesionales, lo dejaron fuera, en unas sillas que había delante de la puerta, donde la luz roja en la que ponía "operando" con letras grandes y rojas no se apagaba; cada vez, cada segundo que miraba aquella luz parpadeante, nunca se apagaba. Si tan solo le hubieran dejado estar allí... Necesitaba estar allí, necesitaba estar con Ryan, estar tomando su mano mientras él estaba inconsciente o bajo los efectos de la anestesia. Apretó los dientes mientras evitaba que las lágrimas cayeran por sus mejillas, no iba a llorar, Ryan estarían bien, estaría bien...
Ryan llevaba ingresado en el hospital dos años desde que detectaron la recaída de leucemia. Todo había ido a peor, se habría agravado cada día. Había perdido peso, demasiado, y apenas comía nada, no había manera, no tenía hambre, apenas caminaba, no quería levantarse de la cama, según él porque le dolían las piernas, cuando llevaba un año en el hospital, empezó a sangrar por la nariz sin explicación o antecedentes aparentes, después le sangraba boca al mínimo bocado que se daba o a la mínima que daba un bocado a la comida, cuando tomaba sus manos y le daba aunque fuese un apretón de manos, al día siguiente, o algunas horas después tenía un moraton en su mano como si se le la hubiera pisoteado o le hubiera dado una paliza hasta romperla. Ryan estaba empeorando, y estaba enfermando de cosas que jamás pensó que había en el país, y todo porque aunque tuviera la vacunas que lo protegían de las enfermedades, sus defensas y su cuerpo estaba tan débil y desprotegido que aquellas tristes vacunas no hacían ningún tipo de efecto sobre su cuerpo. Tenía que llevar puesto siempre un respirador porque no era capaz de respirar por él mismo, Ryan estaba muriendo, y ahora lo apartaban de él, lo llevaban a quirofano para intentar salvarlo, pero es que aquellos minutos o aquellas horas que estuviera lejos de él podrían ser el desenlace final de la vida de su pareja, y él no estaría a su lado para poder tomar su mano y besar su frente antes de que falleciera.
¡NO QUERÍA QUE FALLECIERA!
No quería que su pareja muriera.
Estaba advertido, cuando lo conoció, su curiosidad por ser un chico callado, que no le gustaba estar con los demás, ser el chico nuevo en el último curso de la E.S.O, y que nadie de la clase le prestara atención, ser un chico solitario siempre con aquella característica capucha verde de la sudadera, fuese invierno o fuese verano; y tener que ser él, quien dejase a sus dos amigos atrás con sus temas de pornografía o sus homosexualidades, bajar los escalones del patio y después extenderle la mano y sonreirle, preguntarle su nombre amablemente, hacerle sentir vivo de nuevo. Ser su pareja sin miedo a que pudiera morir o recaer de cáncer de sangre una vez más.
Aquellos eternos años de hospital, cuando salió de él a los doce años, cuando los médicos le dijeron que había superado la leucemia... realmente pensaba que no le volvería a pasar, pero ahí estaba... En el quirófano del hospital, lejos de Keenan, sedado mientras lo operaban. Había enfermado, tenía una bronquitis grave, desnutrición, y sus pulmones estaban fallando, su cuerpo se debilitaba segundo a segundo, no podía respirar por sí solo. Estaba sufriendo una operación a corazón abierto mientras restauraban la parte de sus pulmones que estaba muriendo lentamente pues no le llegaba oxígeno del respirador. Era una operación complicada, porque si salía mal, debían extirparle el pulmón que estaba fallando y vivir solo con uno, claramente aquello sería un no volver a la calle jamás, porque ahora si, tendria muchisimas complicaciones respiratorias y por cualquier cosa podría enfermar gravemente. Tenía 20 años y no volvería a pisar la calle hasta que su cuerpo colapsara y muriese en una cama de hospital.
Se sentía tan mal consigo mismo por arrastrar a Keenan a su vida de mierda.
Su hermana mayor y su hermano pequeño ya habían perdido la esperanza a que sobreviviera y se habían despedido, se despedían de verdad de él cada vez que iban al hospital a verle. Keenan era el único que seguía tomando sus manos con fuerza aunque esto le crease moratones y le sonreía a pesar de estar llorando por dentro, lo animaba y le decía que seguiría adelante, que saldría del hospital, que ambos saldrían del hospital y Ryan podría irse a vivir con él a la casa que había conseguido gracias al trabajo y una mínima ayuda de los padres para poder saltar su casa, a un nuevo hogar en el que por ahora vivía solo, pero tenía esperanzas de vivir con él.
Ninguno de los dos se creía aquellas palabras.
Ya se las dejaron de creer cuando pasaron los seis primeros meses en el hospital, pero al menos no perdían la esperanza de poder salir al patio o al jardín. Al año definitivamente se deprimieron y perdieron todo rastro de esperanza. Aquel segundo año... Solo seguía vivo porque cada día despertaba con la única ilusión de ver a su pareja, sonreírle como cada día, ver aquel brillo esperanzado, no moriría para dejarlo solo. Moriría el día que Keenan perdiera toda esperanza de que él sobreviviera, Keenan todavía... todavía lo miraba con brillo en sus ojos. Un brillo que ya había desaparecido para él, pero que Keenan todavía se esforzaba por curvar sus pómulos en una sonrisa, besarlo, abrazarlo y ayudarlo a comer cada día aunque no fuese capaz de dar un solo bocado porque sus encías empezaban a sangrar o su estómago no estaba en condiciones para comer o digerir algo.
Seguía vivo solo para ver aquella radiante sonrisa cada día.
Keenan brillaba.
Keenan era fuerte.
Keenan estaba llorando totalmente desesperanzado al otro lado de la puerta del quirófano. Sin ningún rastro de sueños y esperanzas en su cuerpo. Sintiéndose un idiota, un inútil, un completo estúpido por hacerse creer a sí mismo o al contrario que Ryan sobreviviría.
Habían pasado dos años.
Tenía que asumirlo, y tenía que asumirlo rápido, Ryan no iba a sobrevivir si seguía a ese paso. Estaba consumiendo su vida tan rápido como la pólvora en llamas. Podría morir por una bronquitis, por desnutrición, por un ataque cardiaco al no tener nutrientes, por mil cosas, hasta un resfriado común podría matarlo.
De un momento a otro, y después de por lo menos diez horas sentado en la misma silla, en la misma posición, con sus ojos cansados y el estómago rugiendo como si no hubiera comido en dos semanas, la luz repentinamente cesó aquel parpadeo y se quedó apagada. Sus ojos se abrieron como platos, dejó escapar un jadeo de sorpresa, revisando una y otra y otra vez que aquello no fuese una equivocación, o quizás una ilusión por el hambre que tenía, no, realmente se había apagado, sus felinos ojos se afilaron como si fuese a darle caza a aquella apagada luz y se levantó de la silla de un salto cuando una mujer con el pelo recogido en un moño salió de la sala preguntando por los familiares de Ryan White. Se presentó cortamente como pareja del mismo y la mujer lo informó de que debía irse a casa ya que el paciente pasaría de reanimación a planta directamente a través de los pasillos privados de los médicos, y que lo avisarían cuando despertase, más que nada porque al ser una operación tan costosa material y profesionalmente, además de ser tan extensa y larga, el cuerpo del paciente necesitaría recuperarse, estabilizarse y no recomendaban que hubiera alguien cerca de él manteniendo al cuerpo en un estado fuera del reposo completo.
Suplicó verle al menos, y ella lo acompañó donde estaba su pareja, durmiendo, muy pálido, mucho más de lo que ya estaba de por sí por la falta de nutrientes y la energía del sol, casi como un fantasma o un muerto, ojeras, sus párpados cerrados, sintió un déjà vú de dos años atrás, cuando se encontraba en la misma posición, pero sin aquella palidez ni aquellas ojeras. Apretó los labios y se mordió la carne interna de la boca para contener el llanto una vez más, sus ojos estaban rojos, fruto de haber estado llorando solo, sin nadie en aquella sala de espera. Simplemente no pudo retener las lágrimas o hacerse el fuerte, se derrumbó.
La enfermera mencionó que debía irse a descansar, a comer algo o quizás simplemente a despejarse en la parte del jardín del hospital. Keenan asintió con la cabeza de forma lenta y dejó lo que podría ser quizás el último beso que le daría a Ryan, y después se retiró de la sala en silencio, con un paso vacilante, dubitativo e incluso podría decirse que tembloroso.
Llegó a casa arrastrando los pies, sorprendiendo a sus padres cuando picó al timbre, estos no esperaban visita, pero al abrir la puerta y encontrarse a su hijo parado allí delante, con aquellas ojeras, los ojos rojos y los restos de lágrimas asumieron que algo malo había pasado y le dejaron pasar, le dieron un vaso de agua mientras su padre lo acompañaba al sofá y tomaba su mano para que le explicase qué había pasado. Claramente lo que ambos pensaban era en la posibilidad de que Ryan hubiera roto la relación él, y por eso estarían tan destrozado, pero cuando explicó lo que había pasado, ambos lo abrazaron fuerza y mencionaron que su pareja se recuperaría. Keenan negó con la cabeza lentamente, de sus ojos volvían a destilar vivas lágrimas amargas y dolorosas.
- Lleva dos años ingresado en el hospital. No hay esperanzas a que se recupere...- bajó la cabeza.- Acaba de salir de una operación de uno de sus pulmones malheridos por la bronquitis y la insuficiencia respiratoria de diez horas a corazón abierto.- sus padres se lo quedaron mirando.
- Lo mejor será que dejes de darle vueltas a ese asunto, pequeño...- lo abrazó su padre para después darle reconfortantes palmadas en su espalda- Duerme esta noche aquí y mañana hablamos más tranquilos de todo... Ahora necesitas una ducha de agua fría, una cena calentita y no darle tantas vueltas a la pelota.
- No puedo no darle vueltas al coco si mi novio está en el hospital ingresado por cáncer y recién salido de una maldita operación.
- Esas palabras Keenan, controla la lengua.
- Tengo veinte...
- Sigues siendo mi niño pequeñito- le espachurró las mejillas y le sonrió- Ve a darte una ducha y a relajarte, tu padre y yo haremos la cena.
- De acuerdo...- suspiró y se levantó del sofá.
- Te llevaré la ropa mientras te estés duchando.
Tan solo dejó escapar un escueto "vale" entre dientes y se perdió por el pasillo que iba hacia el baño. Ambos se miraron cuando su hijo se fue y suspiraron. Uno se fue a preparar la cena para tres personas y el otro fue a buscar algo de ropa que le pudiera quedar a su hijo, más que nada porque ya no quedaba en la casa de ellos, sus dos hijos habían crecido y ya no había ropa en sus casas, todo lo que tenían se lo habían llevado cuando se fueron de la casa... Alguna prenda de su marido podría hacer el apaño, quizás aquella antigua camiseta de tirantes que ya apenas se ponía y que tanta nostalgia le daba, más que nada porque sus hijos la usaron mucho, desde un vestido para su hija Álex cuando tenían cinco o seis años, hasta la camiseta del fin de semana para Keenan cuando tenían los doce o los trece años, y claro, no quería tirarla por todos los recuerdos que había en ella. Dejó en el baño unos pantalones largos marrones anaranjados y una camiseta de tirantes blanca, también ropa interior negra, salió del baño y bajó para preparar la cena junto a su marido.
- Me tiene preocupado...- dijo el alto de los dos.
- A mi también...- dejó escapar un suspiro derrotado- Keenan se veía tan mal...
- Aceptó ser pareja de Ryan aun sabiendo que pasó por un cáncer, no era extraño que recayera, pero duele verlo así...
- Imagínate cómo tiene que estar la familia.- ambos suspiraron.
- Seguramente devastados al ver que su hijo volvió a recaer...- hubo un breve silencio- Pobres...
- Lo que a mi me preocupa, no es que Ryan pueda morir, que también, sino como acabará de destrozado Keenan si eso pasa. Solo tiene 20, y tiene la vida por delante, pero... Realmente estuvo y está muy enamorado de Ryan desde los quince años... Y nunca le ha importado que Ryan tenga un año más que él, desde que se conocieron siempre han estado muy unidos. Quizás fuese porque Keenan aceptaba que tuviera esa enfermedad e igualmente quería estar con él porque se enamoró de cómo era él y no simplemente por interés.
- ...- suspiró- Espero y deseo que sobreviva por la salud mental de Keenan, no quiero que sufra depresión...- mencionó el alto con una mirada muy abatida.
- ¿No crees que es un poco... excesivo?
- No lo sé- se encogió de hombros.- Solo ofrezco posibilidades.
- Posibilidades fatalistas, Keenan no es como tú. Si yo muriera tú intentarías suicidarte todos los días. Y no puedes negarlo, te conozco demasiado bien.
- No voy a contradecirte, amor; lo que menos quiero es un golpe- escuchó una carcajada suave y aquello le sacó a él una sonrisa, después besó su mejilla y cuando acabaron de hacer la cena, pusieron la mesa.
Pocos minutos después Keenan salió de la ducha con la ropa del padre, se sentó en la mesa con la mirada en el suelo, agradeció por la cena, se disculpó por no ayudar a poner la mesa o ayudar a hacer la cena y empezó a comer en silencio y la vista clavada en el plato. Los padres se miraron fijamente y uno le dio un golpe con el codo al otro.
- Keenan...- llamó el padre.
- ¿Si?- ahogó su voz en un hilo casi inaudible.
- Entiendo que sea difícil de digerir...
- Ryan no va a sobrevivir... Ya estoy intentando asimilarlo.
- Keenan... Hay posibilidades de que Ryan no muera...- hubo un silencio sepulcral después de eso.
- ¿Ah sí? Después de vomitar sangre, sangrar por la nariz, manchas en la piel, moretones por tomar su mano, una operación de pulmón, no poder respirar por sí mismo sin una máquina de aire, ¿Sigues diciendo que va a sobrevivir, papá?
Volvió a sumirse el silencio en la sala. El casi castaño se disculpó por la brusquedad, además de la forma borde de hablar, y siguió cenando.
- Hay posibilidades, ¿Contactaste con otros médicos o doctores para buscar una segunda opinión?
- Todos han dicho lo mismo. Estoy cansado de escuchar: "Las posibilidades de sobrevivir son mínimas", "Su pareja no va a sobrevivir", "Le queda poco tiempo", estoy harto, no quiero más segundas o terceras opiniones de nadie. Ryan moriría pronto...
Los dos se miraron de nuevo.
- ¿No hay alguna forma de hacerte cambiar de parecer?
- Que él sobreviva, y sobreviva de verdad. No quiero más mentiras o una falsa ilusión y que al día siguiente Ryan fallezca.
Ahora si, el resto de la cena acabó en silencio, pues ya se dieron por vencidos y sin esperanza de conseguir calmar a su hijo. Cuando todo estuvo recogido, Keenan fue a su antigua habitación donde todavía estaba su cama y la cama de su hermana melliza, sonrió algo amargado y nostálgico, después suspiró pesado y se dejó caer en la cama boca abajo y suspiró de nuevo ahora contra la almohada. Casi se quedó dormido de inmediato de lo cansado que estaba después de diez horas en aquella sala de espera.
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Estaba tan cansado de escuchar lo mismo, tan cansado de ver la pantalla con las lentas y debilitadas constantes vitales de su pareja, estaba tan cansado de ver su cuerpo en completa serenidad y sus párpados cerrados de forma que parecía que ya no iban a abrirse.
Estaba tan cansado de no poder quitarle el respirador de la boca para besarle.
Estaba tan cansado de tener que sentarse en la silla y resignarse a darle palabras de ánimo que más bien se las estaba dando a sí mismo porque sabía que Ryan no lo escuchaba y realmente él las necesitaba para no ponerse a llorar.
Estaba tan cansado de pedirle disculpas a Ryan, salir de la sala, arrodillarse dándole la espalda a la puerta y ponerse a llorar en medio del pasillo sobresaltado a todo el mundo porque ya no aguantaba más y necesitaba desahogarse.
Estaba tan cansado de que los médicos llegaran, lo revisaran, no hicieran nada, lo limpiarian casi sin ganas y lo dejasen solo una vez más.
Necesitaba hablar con alguien.
Necesitaba tanto abrazar al contrario.
Necesitaba tanto ver aquellas constantes recuperar el ritmo habitual de un corazón de un adolescente de veintiún años.
Veintiún años.
Ryan ya tenía veintiún años y seguramente no cumpliría los veintidós porque moriría si las señales de vida eran nulas y su cuerpo seguía bajando de peso, y de fuerza.
Oh, Ryan... Ojalá se recupere.
- Disculpe, Keenan, debes retirarte, van a llevarse al paciente Ryan para hacerles unas pruebas, recomiendo que pase esta noche en su casa.
Se levantó con pesadez y miró a la mujer de cabellos negros que había en la puerta, le sonrió roto y lleno de dolor y después arrastró los pies fuera de la habitación. Ella apoyó una mano en su hombro y le deseó que tuviera un buen descanso. Él tan solo hizo amago de responder, pero su voz no salió.
Llegó a la casa que por el momento vivía solo y se dejó caer en la cama de matrimonio... En la que de momento también dormía solo.
No hizo ni el intento de cambiarse de ropa. No estaba de ánimo para eso, prefería más estar ahí, regodeándose de los pensamientos que tenía y llorando como si tuviera depresión por los recuerdos de ambos teniendo sus citas cuando tenía dieciséis y diecisiete años. Incluso lo que hizo que llorase hasta que cayó dormido, fue aquel "¿Quieres ser mi novio?" que le dedicó de forma romántica después de todo el día dándole mimos y llevándolo a sitios que sabía que a Ryan le encantaban.
Incluso si todos sus planes se frustraron porque se pararon para salvar a un gatito de morir ahogado en el río que atravesaba la ciudad, y después de que todo lo que había reservado, aquella película que iban a ver, aquellas palomitas crujientes y deliciosas, la cliché escena de tomar su mano y darle algún beso en la mejilla como si no lo hubiera hecho. Y que cuando le explicó todo lo que tenía planeado después de que Ryan le preguntase porqué estaba tan triste, ver la carcajada que soltó y el abrazo que le dio, las vueltas que dieron mientras aquella brillante sonrisa no se le quitaba de la cara, mencionando que aquel fue el mejor día que pasó en toda su maldita vida solo porque estuvo todo el día con él... Y claramente después de aquello no pudo evitar no seguir el plan que tenía hasta el final y llevarlo a la guinda del pastel, el último sitio en el que se confesó tomando sus manos casi como si fuese a pedirle matrimonio.
Recordar los hermosos ojos de Ryan abriéndose de par en par al procesar aquella pregunta y después el rotundo si que le respondió. Su fuerte abrazo y el beso que se dieron después de aquello.
Habían pasado tres años de aquello... Solo llevaban un año de pareja y Ryan sufría su decaida y quedaba atrapado en el hospital por aquellos dos años.
Maldita sea.
Su vida había dado un giro totalmente inesperado.
Un giro terrible.
Pero ni él, ni Ryan tenían la culpa. Nadie controlar el cáncer. Y si alguien podía, joder, ya podría ponerse en contacto con él y salvar a su novio.
Oh Ryan.. Tenía tantas ganas de compartir aquella cama y dormir los dos abrazados aunque hicieran cuarenta grados de temperatura.
Cuando estaba desayunando recibió una llamada del hospital, esto claramente lo puso alerta y contestó de inmediato mientras empezaba a buscar ropa que no oliera a sudor entre toda aquella ropa que tenía tirada en el cubo de la ropa sucia, tendría que hacer la colada algún día, pero estaba demasiado ocupado en el trabajo y en el hospital como para preocuparse por esas cosas, tendría que llamar a uno de sus padres al final para que lo ayudasen, o quizás tendría que dejar de estar las veinticuatro horas del fin de semana en el hospital, pero antes muerto que perder tiempo al lejos de su pareja.
- "Ah, ¿sí? Al habla Keenan".
- "Uh si, requerimos su presencia en el hospital para firmar los papeles para el traspaso de su pareja Ryan White al centro de recuperación que designó".
- "¿Yo? Yo no pedí ningún traspaso a ningún hospital para mi pareja, es probable que se haya equivocado usted, es posible que lo haya pedido la hermana mayor de Ryan".
- "Aquí pone que fue usted el que pidió el traspaso, ¿Es usted Keenan McCormick Line, verdad?".
- "Eh... si..."- casi vaciló al decir eso. ¿Cuando había pedido que lo traspasen a otro hospital?
- "Entonces si fue usted quien pidió que lo trasladaran de centro".
- "Eh... Yo le aseguro que no pedí ningún traslado, esto tiene que ser un error. Puedo ir al centro a confirmarlo, ¿Hay algún papel que designe que yo deseo cambiar a mi pareja de centro?".
- "De hecho si, hay un documento escrito digitalmente en el que usted expresa sus deseos por el cambio de centro hospitalario".
- "Voy inmediatamente"
Hablaron un poco más y después ambos colgaron. Keenan se acabó de vestir y desayunar, dejó los platos para lavar y tomó las calles de casa, el teléfono y poco más después salió corriendo rumbo al hospital, en serio, puede que Ryan se estuviera debilitando pero mira que piernas y culazo se le ponían a él de tanto correr del hospital a casa y viceversa, en serio, no iba a necesitar tener esa voluntad cada principio de año de ir al gimnasio, no le hacía falta.
Abrió una de las puertas y al ver que no había nadie en el mostrador se acercó a la mujer y le preguntó aquella supuesta suplica de cambiar a su pareja de centro. Se la leyó y confirmó que no lo había escrito él, porque esa no era su forma de expresarse y que definitivamente debió ser alguien que tomó su nombre y sus apellidos prestados, porque él, juraba y recontrajuraba que no había escrito esa carta. La recepcionista, confundida, decidió anular el cambio de hospital y borrar el documento escrito, después le mencionó que ya sabía donde se encontraba su pareja. Keenan asintió con la cabeza y caminó hacia la habitación para ver párpados cerrados de su novio, suspiró y besó su frente, al menos tenía un punto que adoraba, amaba y le gustaba besar y que estaba descubierto.
- Buenos días amor...- empezó como cada día- ¿Sabes? Hoy fue raro... Me dijeron que yo había dicho de cambiarte de hospital, no sé qué loco intentaría secuestrarte, menos mal que no te apartaron de mí- suspiró y sonrió- Veo que hoy tu corazón va más estable que ayer, ¿Significa eso que podré ver tus hermosos ojos pronto? Espero que sí...- suspiró y besó su frente de nuevo.- Seguramente no estés escuchando nada de lo que digo y yo esté aquí hablando con una bonita pared blanca.- rodó los ojos- Te quiero Ray...- dejó escapar con desgana y un enorme deseo de que el otro abriera los ojos y le contestase que él también le quería.
- Podría ayudarte con la enfermedad de tu novio.- se sobresaltó al escuchar aquella voz en la habitación.
Acercó la silla por inercia a Ryan y casi se puso sobre él como un gato protegiendo a sus crías o un lobo a su alfa. Adoptó una postura defensiva y un ceño fruncido heredado de sus padres, la mirada amenazante de uno y el ceño fruncido del otro, realmente era una de las cosas buenas que había heredado de sus padres, que podía intimidar a la gente a pesar de su baja estatura.
- ¿Qué interés tiene usted?- respondió con voz seca y amarga.
La risa del adulto de unos cuarenta y largos años resonó con una amabilidad muy terroríficamente falsa y arrogante. Se apoyó en el bastón que traía en una de sus manos, casi como un dictador o un hombre adinerado y se echó hacia delante con alguna intención de escanearlos a ambos antes de contestar, también como si quisiera ver su reacción con un primer plano.
- Estoy desarrollando la cura definitiva para todo tipo de cáncer existentes y por existir- la mirada de Keenan pasó de una agresiva a una totalmente escéptica y feroz cuando el hombre dio un paso en su dirección. Rechinó los dientes para que no diera un paso más- Claramente a cambio de un módico precio podría curar a tu novio para que podáis vivir vuestra vida juntos o lo que sea que hagan los jóvenes a esta edad...- habló con un toque de arrogancia que incomodó sutilmente a Keenan por el tono lascivo que había en el segundo plano.
- No confío en sus palabras.
- Tampoco pido que confíes, niño, solo te aseguro que puedo curar el cáncer, por grave que sea... Y tal y como está tu novio no creo que dure más de esta semana...- la sutil carcajada que dejó escapar lo aterrorizó de pies a cabeza. Miró las constantes vitales, estas ahora se encontraban bajando al ritmo de ayer, y cuando estaban a ese ritmo bajaron un poco más, se alteró y sus ojos se hicieron diminutos, miró aquel hombre como si hubiera sido el culpable de lo sucedido o hubiera matado a alguien delante de él y después volvió a mirar a Ryan.- Solo te digo que lo pienses- se acercó para entregar una tarjeta negra en la que no había ningún nombre, solo el número de teléfono, el hombre se retiró y tal como lo hizo entraron los doctores alterados por el repentino aviso que tuvieron en la central por las constantes vitales bajas del chico.
Keenan se retiró un poco para dejarlos trabajar y miró la tarjeta, negó con la cabeza y la guardó en el bolsillo trasero del pantalón.
- Tenemos que llevarlo a reanimación en seguida, su corazón va muy lento- entre los dos doctores y el cabecilla se llevaron la camilla de allí corriendo, Keenan fue detrás de ellos tomando todas sus cosas. Lo dejaron fuera de la sala, pero escuchó la voz del médico decir que lo estaban perdiendo si no se daban prisa.
Una leve crisis de ansiedad atacó al chico como si le hubieran disparado una flecha y hubieran atravesado su pecho, casi también sentía como que un grupo de culturistas le habían dado la paliza de su vida, estaba destrozado emocionalmente, se dejó caer en la silla de la sala de espera y llamó a su padre para explicar lo ocurrido, pasando por alto el tema de que un hombre extraño le había ofrecido curar a su pareja a cambio de un... gran precio... que seguramente le costaría sus dos riñones y parte del hígado. Aproximadamente a la media hora sus padres estaban allí sentados juntos a él, solo para hacerle la compañía que requería, necesitaba y exigía el estado de su hijo.
Pasaron dos horas largas y exhaustivas hasta que por fin uno de los médicos que se llevó a Ryan empujando la cama, salió de la habitación reanimación para informar que Ryan estaba estable y que habían conseguido despertarlo, que él se encontraba en una nueva habitación, les dijo el número y les pidió que no lo atalabasen mucho, que recién había despertado y todavía estaba algo desorientado, si no hablaba era normal, tampoco podría hacerlo con facilidad con aquella cosa en su cara para ayudarlo a respirar. Al llegar a la habitación, Keenan, al ver aquellos pálidos, pardos, hermosos, preciosos ojos amarillos lo abrazó como si no lo hubiera visto en años, ganándose un quejido de Ryan, lo soltó y se disculpó muchísimas, demasiadas veces. Ryan soltó una risilla y lo tomó del borde de la camiseta, iba a besarlo, pero se dio cuenta de la mascarilla que tenía para poder respirar, bufó y lo soltó, tenía la manía de agarrarlo del borde de la camiseta y besarlo para callarlo si Keenan se ponía melodramático o romántico.
Una lástima, ahora iba a tener que soportar sus discursos largos, dramáticos y diabéticos.
- ¿Qué tal estás?- preguntó después de una risilla por ese intento de callarlo con un beso que al final salió mal.
- Vivo/?- casi fue una pregunta retórica.
Keenan soltó una carcajada en bajo y besó la frente del chico sin cabellos, lo escuchó suspirar.
- Supongo que... algo medio dormido todavía- suspiró ahora contestando la pregunta- Lo siento por quedarme en coma...
- Te dije que no tenías que disculparte conmigo, bobo- musitó mientras se apoyaba en el colchón- No tienes que disculparte por nada...- besó su frente- En todo caso te debo yo una disculpa por haber estado llorando tanto...- Escuchó suspirar al de ojos amarillos.
- Ya veo... ya..- suspiró y sonrió algo roto- Me duele el cuerpo entero, casi parece que me hayas dado una paliza en la cama durante cinco rondas seguidas... sin descanso... Oh si... Que recuerdos...- Dejó caer la cabeza hacia atrás en la cama, mirando el techo, Keenan lo miró fijamente y dejó ir una risilla.
- ¿Qué recuerdos el que? Si apenas me dejabas hacerte nada.
- Perdona, Kiki, cuando estoy sentimental me dejo hacer de todo- dejó escapar una risita entre dientes mientras decía eso.
- Vaya, parece que el coma no te quitó tu humor- comentó con sarcasmo sacándole una risilla el contrario.- Te echo de menos... De hecho... Te echamos de menos- lo miró raro- Mis brazos y yo te echamos de menos, quiero abrazarte de nuevo toda la noche y no soltarte hasta que no sea lunes y tenga que ir a trabajar.
- Oh, ¿Todavía sigues?- lo miró mal y Ryan dejó escapar una risilla- Perdón, perdón... Te quiero...
- Yo también...- besó su frente de nuevo.- Tengo a mis padres en la puerta seguramente espiando y escuchando lo que estamos diciendo, voy a hablar con ellos para que se puedan ir tranquilos a casa, y también para que no espien conversaciones ajenas- Ryan sonrió reteniendo la risa entre sus labios y asintió con la cabeza.
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Pensaba que ahora todo iría bien, pero se equivocaba y se equivocaba por mucho, Ryan volvió al círculo tan repetitivo como un bucle de lo que ya tenía, es decir, en el sangrado de encías, de nariz y en apenas comer nada, claramente esto afectaba emocionalmente a Keenan ya que pensaba que no tendría que limpiar más la nariz de Ryan porque hubiera empezado a sangrar sin previo aviso. Al menos su corazón se mantenía estable y su humor no se borraba salvo cuando tenía aquellos bajones depresivos en los que había llegado a insinuar que quería morirse ya y dejarlo todo atrás, pero Keenan siempre sacaba sus argumentos de que todavía tenía que ver la casa y dormir los dos juntos en la misma cama, o sino el simple de hecho de que haría él si Ryan no estaba. Eso evadía un poco los pensamientos pesimistas del chico sin cabellos, pero igualmente, no duraba por mucho.
Uno de esos días decidió explicarle lo de aquel hombre y su milagrosa cura del cáncer, Ryan pareció interesado y esperanzado, y casi le pidió y suplicó que llamase, que no podía ser tan caro como seguramente estaba exagerando Keenan, igualmente no hizo la llamada, porque le parecía ridículo que alguien hubiera encontrado la cura general de todos los tipos de cáncer y no hubiera ni un solo anuncio en internet o en las noticias. Ryan insistió de nuevo, pero fue un nuevo "no" rotundo por parte de Keenan, fue ahí donde iniciaron una discusión corta en la que acabaron perdonándose ahí mismo por decirse cosas feas y se dieron un beso a distancia, es decir, que se lanzaron un beso ya que Ryan no se podía quitar ese aparato de la boca y nariz por nada del mundo, ni aunque hubiera un terremoto, el mundo se acabara, los invadieran los alien o cualquier locura que su cerebro pudiera imaginar, según dijeron los doctores.
Estaba decidido a no hacer la llamada.
Pero su opinión se vió alterada bruscamente el día que Ryan tuvo un pequeño ataque al corazón que hizo que nuevamente los doctores se lo llevaran al quirófano. Aquello le causó tal ansiedad que entre la desesperación, la desesperanza y el temor a perder a Ryan cuando llegó a casa buscó la tarjeta desesperadamente entre los pantalones y marcó al teléfono lo más rápido y eficaz que pudo para que el hombre lo contactase de inmediato. La gruesa, lasciva y perversa voz de Keenan lo hizo temblar de pies a cabeza, pero se mantuvo firme y pidió saber cuál era el precio de aquella oferta para curar a su pareja.
La escandalosa y maníaca risa del hombre lo estremeció más todavía.
Le dijo el precio, las condiciones y todo lo necesario para que todo funcionase a la perfección, además de que también se dio cuenta mentalmente de que aquello lo endeudaria hacia las cejas, pero haría cualquier cosa por salvar a Ryan.
Cualquier cosa.
- "Acepto"
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- ¿Ryan?- preguntó para comprobar si estaba consciente o no, cuando este empezaba a despertar después de que el supuesto hombre y su equipo de médicos le inyectaron la cura y estuviera por lo menos dos horas inconsciente, claramente también le habían hecho tomar un tranquilizante previamente para que el dolor no lo hiciera desmayarse.
Lo escuchó suspirar a través del tubo del aire y entreabrió los ojos para ver a Keenan casi en primer plano, le sonrió pobre.
- ¿Sí?- musitó y le sonrió con un poco más de ganas.
- ¿Qué tal estás?- preguntó.
- Como siempre, supongo que bien... No noto nada...
- Claramente, todavía no se ha conquistado todas las células blancas en mal estado de tu cuerpo, en tal que estén estables, tú podrás salir de aquí casi por tu propio pie, pronto ya no necesitarás esto...- señaló el respirador con su caro y exhuberante bastón.
Ryan estaba al corriente de que al final llamó a aquel hombre para que lo curasen definitivamente después de la crisis de ansiedad que tuvo la última vez que lo metieron en el quirófano, ambos sabían que Keenan había hecho un esfuerzo inigualable y casi inalcanzable para reunir el dinero lo antes posible para poder curar a Ryan lo antes posible también. El de ojos amarillos estaba orgulloso de su pareja, de lo que había hecho por una vida ajena a su familia, ósea, a su sangre, lo que había hecho por su novio. Realmente Keenan estaba muy enamorado de él como para hacer eso, realmente estaba muy enamorado de él. Lo amaba tanto...
Al paso de varios días se notó la mejoría tanto en el aspecto, la palidez que se iba eliminando poco a poco hasta su tono de piel normal, como en el apetito, como en las ganas de moverse por cualquier excusa como una botella de agua. Había dejado el respirador atrás y ya no tenía tanta dificultad para respirar, al menos ya volvía al estado inicial previo a estar ingresado en el hospital hacía ya tres años. Keenan se veía como un niño pequeño, no dejaba de mirarlo con aquel brillo esperanzado que tenía siempre, aquel brillo enamorado, y no se retenía, ahora lo besaba más que antes, mucho, mucho más que antes; realmente aquellos meses que no pudo besarlo le afectaron emocional y sentimentalmente, ahora realmente si se sentía más que querido. Si ya se sentía amado y apreciado antes, imagina ahora que tenía a Keenan como una lapa pegado a él casi como si volviera a ser el niño de quince años enamorado del Ryan de dieciséis años.
Demonios... Tenía veintidós años... Había perdido tres años en el hospital, tres años... tres largos, pesados y amargados años... Bueno, ahora ya se acabó, realmente esperaba que ahora ya si se acabase, y que ese hombre no les hubiera estafado sus casi ahorros de toda la vida, demasiado dinero que habían gastado en aquello y realmente esperaban que no fuese una estafa.
Tal como iba el estado de Ryan no lo parecía en absoluto.
Ryan se recuperó por completo dos o tres semanas después de recibir el milagroso tratamiento, el hombre se despidió de ambos con una sonrisa macabra por haberlos ayudado, no entendía porque ese hombre tenía esa... rara... extraña... malévola sonrisa... pero bueno...
¡RYAN ESTABA VIVO!
Demonios, realmente Ryan estaba vivo e iban a aprovechar aquella libertad... encerrados toda la maldita tarde en la casa, tirados en el sofá, viendo todas las películas que pudieran y comiendo todos los paquetes de palomitas hasta tener dolor de barriga o un empacho por haber comido demasiado.
Ese si era un buen plan.
La verdad es que iniciaron con una saga de tres películas, y empalmaron con otra saga de cinco películas hasta que les dieron las dos y media de la mañana, que fue cuando uno estaba apoyado y dormido en el hombro del otro. Apagó el monitor y cargó a su pareja como una princesa para llevarlo hasta la habitación, ya al día siguiente recogería todo. Lo acostó lentamente y se tumbó a su lado.
Por fin... por fin estaban estaban compartiendo aquella cama.
Lo abrazó con sobreprotección y acarició sus cabellos mientras besaba la parte de arriba de su cabeza suavemente, por encima de su frente, en sus hermosos cabellos marrones claros casi rubios. Realmente amaba a su pareja.
"Oh Keenan... gracias a ti sigo vivo..."
Fue uno de sus últimos pensamientos antes de caer rendido en las garras del sueño, abrazando a Keenan con todo el amor del mundo y definitivamente quedándose él también dormido.
A la mañana siguiente Keenan no se encontraba en la cama, lo buscó por la habitación y después se sentó en el colchón donde se rascó la parte posterior de su cabeza, por encima de la nuca, después se estiró y bostezó para desperezarse. Se sentó en el borde y buscó con sus pies descalzos los zapatos, encontrándose con un par de zapatillas de estar por casa, miró alrededor sin ver otras, así que asumió que serían para él, pues no veía sus zapatos por ningún lado. Se levantó y volvió a estirarse ahora de pie, crujiendo los huesos de la espalda. Caminó con pereza hacia la cocina donde puso oler un delicioso aroma a pan tostado. Miró a Keenan sonriente, estaba preparando tostadas con mantequilla y mermelada, se miraron por unos segundos y después Keenan la sonrió y se acercó a besarlo, después colocó el plato sobre la mesa. Tomó dos vasos de zumo de naranja natural y recién exprimido, pues vio las cáscaras de la naranja cuando las fue a tirar.
- Buenos días- le sonrió ampliamente- Todavía sigues un poco dormido- escuchó como se le escapaba una risilla entre dientes mientras se tallaba un ojo con pereza, después soltó un bostezo que se tapó con la otra mano- Venga, Ray- besó su mejilla- El desayuno te espera- lo invitó a sentarse y Keenan se sentó delante de él.- ¿Que tal dormiste?- preguntó después de darle un trago al zumo.
- Eh... bien... supongo...- musitó con tono confuso mientras tomaba una de las tostadas, mantequilla con mermelada de frutos del bosque.- Echaba de menos abrazarte al dormir- la risilla de Keenan se dejó escapar libremente.
- Yo también lo echaba de menos... me tuviste en abstinencia sexual y sentimental tres años, me lo debes de todas las maneras posibles- Ryan lo miró con sarcasmo.
- Abstinencia sexual...- musitó con algo de desdén pensativo- ¿Tienes ganas por la mañana? ¿En serio?
- ¡Tres años, Ryan! ¡Tres años!- musitó haciendo énfasis mientras fingía estar ofendido.
- Kiki... Yo también tengo ganas- confesó- Pero no estoy de humor ahora mismo... Prefiero algo más... romántico... Ya sabes... eh...
- ¿Otra sesión de películas?
- Me gusta el plan, pero también quiero salir un rato, no sé... podríamos pasarnos por casa de tu hermana, ¿No?
- Está de viaje con Christian- Su pareja hizo una mueca y después dejó un escueto "oh".- Te perdiste muchas cosas, sí- sonrió.- Mis padres están libres, supongo...- hizo una mueca y después se le encendió la bombilla mientras se acababa la primera tostada- ¿Qué tal tu hermana o hermano?
- Cierto, tendría que contactarlos para decir que salí el hospital- se tapó la boca por olvidarse de avisar a su familia y dejó ir una risilla nerviosa.
Los dos rieron a carcajadas.
- Por cierto...- musitó mientras se limpiaba la boca de los posibles restos de comida- ¿Todavía sigues en contacto con tus dos amigos?
- ¿William y Robert?- asintió con la cabeza en respuesta- Ah, si, bueno, vamos hablando. Más con Bert que con Will, pero si, voy hablando... al parecer tienen una hija- Ryan se quedó en silencio y entrecerró los ojos son entender cómo narices...- Adoptada- ahora hizo un gesto con la cara conforme lo había entendido- No sé, fue extraño, a los diecinueve encontraron un carrito en medio de un parque en el que había una niña llorando, y la estuvieron cuidando mientras aparecían los padres... pero cuando se enteraron que los padres habían muertos en un accidente y el resto de la familia no estaba en el país tuvieron que dejarla en un orfanato o en los servicios sociales, no se donde la dejaron al final... porque no les pertenecía legalmente- explicó- Al parecer el poco tiempo que cuidaron de ella se encariñaron demasiado y tras premeditarlo mucho decidieron adoptarla y ahora viven con una pequeña de dos años que se parece mucho físicamente a William... según las fotografías que me pasaron de ella, que son pocas, la verdad...- Dejó escapar una risilla- No esperaba que tuvieran una hija después del historial de Will- Ryan fue el que soltó una risilla ahora.
William era hijo de un colombiano problemático y una vasca con un amor algo... Vasco... Así que ya se puede asumir como salió el niño, aunque claro, cada quien tenía su forma de ser, y Will cuidaba de su hija de forma sorprendentemente ejemplar, y era muy celoso cuando alguien se acercaba para darle mimos.
- Oh bueno...- musitó- Al menos ellos están bien...
- Will fuma...- Ryan alzó una ceja y fue a decir algo pero Keenan prosiguió- Porros.
La expresión de Ryan se mostró congelada y paralizada.
- Está tatuado casi de pies a cabeza- Ryan lo miró como si no se lo estuviera creyendo- Y Bert se ha vuelto casi una Drag- Ahora la expresión de Ryan estaba en shock.- ¿Seguro que esa niña estará bien?
- ¿Cómo cojones el masculino y varonil de Bert se volvió casi una drag?
Keenan sonrió malicioso y tomó su teléfono buscando una fotografía en la galería, después se la mostró al de ojos amarillos pálidos. Este miró detenidamente la foto y su expresión fue digna de enmarcar.
- Ah... así...- parpadeó varias veces y apretó los labios con algo de incomodidad y sorpresa- Pero está guapo... Ósea... No hay problema con que se maquille un poco y se haga peinados de la leche.- devolvió el teléfono mientras tomaba un sorbo del zumo.
- Y aún así sigue siendo dominante, no entiendo a estos dos...- Ryan rió un poco.
- No sé, miramos a nosotros...
- Lo nuestro es diferente, siempre hemos estado a la par... Cuando los dos estamos pasivos emocionalmente somos capaces de montarnos una coreografía K-pop- La carcajada de Ryan llenó la casa entera mientras daba un suave golpe contra la mesa.
No se esperaba eso.
- Dios, me matas...- Keenan se cruzó de brazos sobre la mesa.
- Y cuando estamos activos emocionalmente... hmph, eso nunca se ha dado... Uno de los dos siempre cede...- hizo una mueca pensativa mientras perdía su mirada en cualquier punto invisible de la habitación. Después miró Ryan- Ser versátil es la ostia- Vio a Ryan sonreír sutilmente mientras mordía la tostada, ahora una con mermelada de melocotón.
- No lo niego, es divertido asumir diferentes roles sin incomodar al otro...- hizo una mueca pensativa- Realmente pensaba que tendría el rol dominante siempre...
- Ah, no- sonrió malicioso- Me tentaba ver tu cara rogando- Ryan puso los ojos en blanco y después se enderezó a darle un golpe en la frente con el dedo corazón.- Oye- se quejó.- Dime que no es verdad.
- No lo es, me dejé.
- ¿Que te dejaste?- se hizo el ofendido mientras se llevaba una mano al pecho.- ¿Un crío menor de edad te la metió y me dices que te dejaste?- Ryan sonrió malicioso y contuvo la risilla.
- Menor de edad solo por un año- Keenan se cruzó de brazos.
- Seguía siendo menor de edad- lo miró fulminante.
Ryan sonrió un poco, acabó la tostada y suspiró profundamente mientras se apoyaba en el respaldo de la silla.
- Recuerdo aquella noche perfectamente... Los besos que te daba- las mejillas de Keenan se enrojecieron de forma tenue.- el suave empujón que me diste en el hombro para apartarme y mirarme a la cara. Apretaste los labios y después apartaste la mirada avergonzado.- lo miró, tomó su mano suavemente poniendo la suya sobre la contraria- Te pregunté qué te pasaba y te negaste a responder con un movimiento de cabeza... Insistí y pregunté si estabas bien, y aquella segunda vez fue de verdad...- sonrió un poco- Te sentaste y suspiraste, después me acercaste del borde de la sudadera y me diste el mejor morreo que nos habíamos dado desde que éramos pareja.- ambos se miraron por unos segundos en silencio, entrelazando los dedos de sus manos- Me empujaste y te sentaste encima mío, estaba desorientado todavía por el beso y cuando recuperé la cordura del momento ya me estabas besando de nuevo, pero ahora encima de mí... aquello no solo me sorprendió porque era una de las primeras y únicas veces que tomabas la iniciativa de aquella manera.- miró su plato vacío, con solo un poco de zumo en el vaso, después giró la mirada hacia sus manos entrelazadas- Al ver tus intenciones me reí internamente pero también sentí curiosidad, así que, supongo que permití que tomaras la iniciativa por una vez, aunque fuese por probar eso de asumir el rol dominado por una vez...- tomó el último sorbo de zumo- No hacen falta más detalles, ¿No?- Keenan sonrió tierno.
- Bueno, siempre puedes darme tu opinión...
Ryan sonrió de lado, curvando solo un lado del labio.
- Si te sigo dejando hacerme cosas es porque me gustó- se encogió de hombros como si fuese obvio.
- Llevo tres años en abstinencia- repitió con un suave canturreo. Ryan lo miró mal.
- En serio, Keenan, ¿Tantas ganas tienes?- se cruzó de brazos soltando el agarre de sus manos.
Keenan negó con la cabeza lentamente, después acabó de un bocado lo poco que le quedaba de tostada.
- No es que tenga ganas, es que llevo tres años sin sentirte.- Keenan suspiró profundamente después de decir eso. Alzó la mirada encontrándose a Ryan tomando el último sorbo del zumo y levantándose haciendo amago de quitarse la sudadera.- ¿Ray?
Lo siguió con la mirada y este se quitaba la sudadera y lo abrazaba desde la espalda dejando la prenda sobre la mesa. Keenan se quedó callado y sonrió con un tenue rosado más pronunciado en sus pómulos. Ryan besó su mejilla.
- No es lo es que estaba pensando, pero esto me gusta- Ryan sonrió.- Te faltan algunos kilitos- le dio un pequeño golpe en el hombro.- Me gustas tanto como eres...- acarició su brazo.
- A mi también me gustas, nunca me cansaré de decirlo- sonrió malicioso- me das envidia con el pelo largo- mencionó ante la coleta pequeña que tenía.
- Ay, no sé qué decir sin sonar ofensivo con el tema del cáncer, chucha- Ryan dejó escapar una risilla tierna por aquella palabra infantil y adorable.
- Me gusta provocar- sonrió tierno. Lo soltó y después apoyó las manos en sus hombros- Me gusta ver las expresiones incómodas de la gente cuando no sabe qué decir y que si dice algo sonará ofensivo, y claramente yo puedo hacerme el ofendido y hacer que la gente se sienta culpable... pero no soy tan mala persona... y no duele tanto después de... casi toda mi vida con esta mierda...
- Oh, entonces. . .
- No, no lo hagas...
Keenan bufó.
- Aburrido.
- Pero me amas.
- No lo niego- afirmó y sonrió.
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Ryan se había recuperado perfectamente después de aquel tratamiento milagroso, no tenía secuelas ni efectos secundarios, estaba muy bien, e incluso había recuperado alguno de los kilos que ya había perdido previamente por culpa de la hospitalización, además de que habían ido al médico sólo para comprobar que realmente estaba bien, y después de chequear todo lo que podría ser preocupante en un pasado para él, e identificaron que Ryan no tenía ni rastro de leucemia, solo un poco de falta de peso por la enfermedad ya mencionada, ni siquiera un mínimo de problemas; no, estaba bien... sorprendentemente bien.
No tenía ni un solo rastro de la enfermedad.
Estaba curado.
¡Estaba bien!
Cuando se lo informaron a ambos se miraron a los ojos en shock, sonrieron ampliamente, y se abrazaron con fuerza, tanta que no se querían soltarse aunque estuvieran todavía en la sala del médico. El hombre de larga edad los miró desde el otro lado del escritorio de trabajo después de unos segundos abrazados y les entregó el papel / documento impreso que identificaba y confirmaba que Ryan no tenía ni rastro de leucemia en su cuerpo.
Agradecieron sus servicios y cuando llegaron a casa celebraron aquello con una cena pedida, quizás un par de pizzas y una saga de películas para acabar dormidos en el sofá, abrazados y acurrucados. Pero claro, después de no saber por qué saga de películas decidirse, lo hicieron de forma aleatoria dando la casualidad que tocó la única saga de películas romántica que tenían en la casa, y se la vieron entera, desde los créditos iniciales, hasta los finales de la última de todas.
Por supuesto tanto romanticismo los afectó a los dos y durante los créditos de la última de todas ya empezaron melosos con demasiados besos.
Ambos soltaron un par de risillas.
Recogieron todo y se fueron a la cama donde se recostaron y después de una corta charla, que apenas fue un intercambio de "Buenas noches" muy tierno y sincero, se dieron un último beso antes de abrazarse, como cada noche, y acabar dormidos casi de inmediato.
Y me gustaría decir que aquí acabó la cosa, pero no fue así, porque aproximadamente a las tres o las cuatro de la mañana, Keenan, puesto que la calor del ambiente del verano podía con él, se removió un poco y ronroneó contra el cuello del otro para despertarlo, pero no obtuvo ningún resultado, su pareja estaba plácidamente dormida. Así que lo intentó con algo más atrevido, y por más atrevido digo que Keenan metió sus manos por el interior de la camiseta del pijama del otro, ugh... vaya... el pecho de Ryan estaba caliente, algo sudado, supuso que por estar acurrucado y pegado a él como una lapa...
No entendía como podía estar tan profundamente dormido con la calor que hacía.
Se giró para mirar el reloj, este marcaba la temperatura, al ver 29ºC se quedó mudo y después dejó ir un suspiro largo y pesado, mirando el techo con desgana, sintiéndose pegajoso y molesto. Y encima eran las cuatro menos cuarto de la mañana. Miró a Ryan y lo besó.
- ¿Tantas ganas tienes?- lo escuchó susurrar contra sus labios.
- ¿Estabas despierto?- cuestionó alzando una ceja.
- Efectivamente...- rodó los ojos- Hace mucho calor como para dormir... abrazados...
- ¿Me estás echando?
- Al contrario, quiero combatir el fuego con fuego, pero estoy sudando demasiado, imagino que tu nuca tiene que estar chorreando.
- Ja, ja, muy gracioso...- lo miró mal.
- No estaba siendo gracioso, pero bueno- lo escuchó soltar una risilla entre dientes mientras decía eso.- Y muy atrevido eso de intentar despertarme causando tiricia- soltó una risilla.
- Que gracia, yo que intentaba causarte problemas mientras dormías... Algún día te tocaré mientras duermes solo para reirme de ti al día siguiente y que tu no sepas por qué.
- Eso es ser muy mala persona, Kiki...
- Pero es divertido.
- ¿Sabes que es también divertido?
- ¿Eh? ¿El qué?
- Castigarte por ser una mala persona- se puso encima y se sentó en su tripa haciendo que rodasen para que Keenan mirase al techo. Se acomodó correctamente y se tiró un poco hacia delante con intenciones intimidatorias, pero en broma, claro está- A los villanos hay que castigarlos para re-conducirlos por el buen camino después de sus malas acciones.
- Hmph...- sonrió malicioso y alzó una ceja con sarcasmo- ¿Y que me harás para que el mal no te haga sucumbir y ambos nos volvamos un par de chicos malos?
- Oh... ¿Crees que me volverás un chico malo?
- Ya fuiste un chico bueno toda tu vida... ¿Qué tal si nos volvemos un par de pervertidos malvados?
- Tentadora oferta- agarró sus muñecas para reposarlas a los lados de su cabeza sobre la almohada- Pero tengo otros planes para ti esta noche.
- ¿Ah sí?- cuestionó con una mirada llena de inocencia en sus ojos claros heterocromáticos.- ¿Qué le harás a este pobre desviado?
- Hmph...?- fingió pensarlo detenidamente mientras se le escapaba una risilla entre los labios- Divertirme un poco con él.
- Oh... ¿Tengo derecho a divertirme yo también?
- No me harás sucumbir ante ti esta noche.
- ¿Estás seguro?- sonrió como si se tratase de un reto o algo similar.- Puedo ver que tus ojos piden un poco de amor y mimos... ¿Acaso estás falto de cariño?
- Al contrario, tengo a un novio excelente que se preocupa por mí y me ama tal y como soy- Keenan dejó escapar una risilla en bajo.- Pero si, no me vendría nada mal que me mime un poco más de vez en cuando.
- ¿Dónde quedó el: "No sucumbiré ante ti"? ¿Acaso cambiaste de opinión?- Ryan sonrió ampliamente, casi como si hubiera esperado que el contrario dijera eso.
- Creo que hoy podríamos turnarnos- opinó como si no fuese algo tan importante para él, pero sus ojos destilaron un sutil brillo mientras entrelazaba sus dedos con los del contrario- ¿Me das el lujo de empezar a mí?- Keenan hizo una mueca con el labio y después se lo pensó por un largo momento que apenas se redujo a unos segundos.
- De acuerdo- sonrió.
Después de aquellas dos rondas en las que se intercalaron primero uno arriba y después el contrario, los dos miraron el reloj de reojo, viendo que marcaba 32ºC en la habitación, y que eran las cuatro y media pasadas de la mañana. Dejaron escapar un par de risillas ante la velocidad exagerada a la que fueron aquella vez, más que nada porque parecieron horas mientras lo hacían y normalmente se pasaban más tiempo cuando se ponían de acuerdo en uno asumir un rol, y el otro, pues el rol restante. La verdad, el simple hecho de tener una pareja versatil facilitaba las cosas porque daba la libertad de probar cosas nuevas, pero también daba la libertad de tener relaciones sexuales realmente estimulantes, porque a ambos les gustaba lo que sucedía en los dos roles, y claramente la fantástica sensación de estar encima embistiendo era tan perfecta e idílica como la de estar abrazando las almohadas y recibiendo. La verdad, el tiempo pasaba muy rápido mientras estaban haciendo sus cosas y dándose sus mimos, pero cuando se dieron cuenta vieron que apenas lo hicieron en nada.
Pero la verdad es que no era ningún inconveniente para ninguno de los dos; la verdad era los dos estaban con ánimos de seguir con alguna ronda más, pero no quisieron forzar más la pobre constitución del de ojos pálidos amarillos, menos al ver sus brazos flanqueando solo de aguantar su propio peso después de venirse. Así que Keenan siguió con su rol y ahora solo se sentó sobre el trasero del otro, aprovechando que este estaba tumbado boca abajo, todavía abrazando las almohadas, y dió un suave masaje en sus lumbares para relajarlo. Ryan se estremeció de pies a cabeza cuando sintió el contacto de las manos del otro en su cintura con firmeza, pero al sentir los pulgares acariciar su piel con tanta delicadeza no pudo evitar dejar ir un suave gemido placentero lleno de relajación, enterrando la cabeza en la almohada.
- Ryan...- llamó. Este contestó con un "Hmph" ahogado contra la tela.- ¿Seguro que estás bien?- preguntó.
- ¿Ah?- levantó la cabeza extrañado y giró la cabeza un poco para verlo de reojo.- ¿Porque preguntas eso?- Keenan se encogió de hombros en respuesta gestual, y suspiró.
- Te flaquearon los brazos, casi te caíste en vez de dejar la cabeza sobre las almohadas... Solo estaba preocupado por si tu... estás algo débil pero no quieres preocuparme...- se movió para recostarse sobre la espalda del chico, dejando la cabeza en su hombro.
- Kiki... Estoy bien... Solo estoy cansado...
- Fue una estupidez placentera lo de las dos rondas- dejó escapar una risilla.
- Aguanto otra más si no tengo que moverme mucho...
- Uy, no me tientes, que te tengo enculado...- musitó con un tono algo perverso. Ryan dejó una risilla.- Tendríamos que descansar un poco, es domingo y el lunes tengo que ir a currar, no es que me venga bien darte cinco o seis rondas hoy.
- ¿Qué dices animal? ¿Quieres que cague semen al final?- la carcajada de ambos resonó por el cuarto- No, ahora enserio, si quieres darle a otra yo estoy bien...
- Hmph... Eres adorable- musitó y besó su nuca justo donde antes le había dejado un mordisco.- Mini-yo está de humor... ¿Le damos?
- Dale.
Una risilla tierna por parte de Keenan fue lo último que llenó el cuarto antes del quejido de Ryan contra las almohadas por la repentina intromisión en su trasero.
Ambos suspiraron pesadamente y cayeron rendidos en el colchón, ahora si, después de aquella tercera esporádica y casi random tercera propuesta que llenaba de gemidos la habitación. Keenan estaba seco, y como para no estarlo, porque estuvo de activo dos veces seguidas, definitivamente aquello era un merecido descanso sin ninguna excusa. También un desestresante natural, porque llevaba tres años sin darse atención a sí mismo, tampoco estaba de humor para desestresarse teniendo a su pareja en el hospital, pero ahora si, todo el estrés que acumuló aquellos tres años definitivamente lo había soltado allí y en ese momento. Los jadeos de Ryan se oían aun estado tirado y casi muerto sobre la almohada, aun apretandola con las manos, dejándolas blancas de tanto apretar, y ahora haciendo movimientos de flexión y estiramiento para recuperar la circulación. Escuchó un último "arf", para después verlo escabullirse a peso muerto para taparse y temblar un poco como si hubiera sentido un escalofrío o algo. Se sentó en el colchón un poco resentido por su ronda anterior y lo miró hacer lo que sea que estuviera intentando, sonriendo tierno al verlo intentar no mover sus piernas o sus lumbares porque parecía no sentirlas en ese momento.
- Tengo tus dedos tatuados en mi cintura ahora mismo- lo escuchó quejarse contras las almohadas mientras se acomodaba.- Santa mierda, ¿Querías romperme o meterme los huevos?- Keenan sonrió inocente y se acercó a besarlo.
- Perdón...- se disculpó alargando la "o" de forma infantil y tierna mientras se tumbaba a su lado- Estás en tu derecho de odiarme ahora mismo.
- Esperaba que la última ronda fuese más suave, no una paliza.- Keenan se aguantó la risa.- No te rías...- se quejó dándole un golpe en el brazo.- Agh, joder, todavía siento el semen caliente...- ahogó contra las almohadas su voz.
- Mañana te traigo el desayuno a la cama.
- ¿Mañana me haces de esclavo el día entero?
- ¿Esclavo?
- Sirviente.
- ¿Sirviente?
- ¡Te quedas en abstinencia otros tres años, maldita sea!- Keenan abrió los ojos sorprendido por la indignación del otro y después dejó escapar una carcajada que resonó por toda la casa.
- Dios, Ray, me estás tratando como si no supiera lo que duele que te den duro.- Dijo todavía entre carcajadas, Ryan parecía estar tirando humo por las orejas, lo escuchó gruñir.- Cariño...- llamó- Oye, Ryan...- lo movió un poco- Ryan....- insistió ahora intentando calmarse y no sonar como si se estuviera burlando de él.- Ryan...- suspiró se acercaba un poco para besar su sien.
Ryan se removió, lo escuchó gruñir un poco alto, así como un "Qué" molesto.
- Lo siento, cariño... No quería hacerte daño... No volverá a ocurrir- acarició su brazo y después su omóplato- Ray... Te quiero- besó su brazo, después su sien y finalmente su nuca, donde lo estremeció de pies a cabeza.
- También te quiero...- lo escuchó refunfuñar debajo de la almohada.
Realmente no podían estar enfadados con el otro demasiado tiempo. Se querían demasiado como para estar enfadados mucho tiempo. Normalmente apenas estaban unos minutos enfadados, otras veces hacían estado pocas horas... Lo máximo que habían llegado a estar había sido al medio día, toda la tarde, la noche entera y al día siguiente abrazarse y pasarse por lo menos media hora diciendo "lo siento" todo el rato, además de darse todos los besos que pudieron hasta que las clases de cada uno los separaron, y esto hablo de cuando tenían quince y dieciséis años, y fue una tonta discusión porque Keenan quería que Ryan se quitase la capucha y Ryan no quería quitársela.
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A lo largo de las semanas, incluso cuando pasó un mes después de aquello, Keenan volvió a caer en una sutil crisis de ansiedad cuando Ryan repentinamente, de la noche a la mañana, corría al baño y vomitaba cualquier cosa que hubiera desayunado, sin razón o explicación aparente. No había ninguna explicación de cómo y cuándo se había contagiado, pero tenía nauseas, mareos y su estómago apenas aguantaba las sopas de arroz y tomate que le hacía Keenan para su sensible estómago.
Así que para evitar cualquier cosa grave, como una recaída de leucemia, por ejemplo, pidieron un nuevo analisi completo de su cuerpo para que los doctores supieran que le pasaba, y como fuese leucemia, juraba por dios que iba a por ese maldito degenerado y le hacía devolver cada uno de los dólares que había pagado para que su pareja se recuperase del cáncer. Pero los médicos, después hacer todo tipo de pruebas, decidieron hacer una prueba de cuerpo completo a tiempo real para detectar cualquier cosa que pudiera estar mal en su cuerpo.
Y los resultados fueron algo que jamás se esperarían.
Keenan se levantó de la silla de la sala de espera enérgicamente cuando vio salir al doctor con sudores fríos y los ojos abiertos como platos, le pidió que lo siguiera y llegaron a una sala donde Ryan estaba allí sentado con un nervioso movimiento de su pierna en tensión, estaba temblando y con las manos sudorosas. El médico se sentó en la silla al otro lado del escritorio y buscó las palabras correctas para expresar lo que estaba pasando. Se limpió sus propias manos sudorosas en una toallita húmeda que después se pasó por la frente, miró a los dos chicos y después pidió con un tono de súplica la confirmación de que Ryan era un varón y que no había recibido un tratamiento como persona transexual. Ambos negaron aquello confusos con obviedad. El médico sudó aún más frío y después giró el monitor para que ambos vieran los resultados.
- No tenemos ningún tipo de explicación lógica, técnica o profesional para explicar este milagro- señaló con su bolígrafo la parte del vientre.
- ¿Qué se supone que tenemos que ver?- preguntaron los dos a la vez con una mirada extrañada.
El médico tragó saliva y su labio tembló antes de dar la noticia.
- Usted, señor Ryan White, está concibiendo milagrosamente una vida humana en su vientre.- los dos se quedaron en silencio procesando la información.- Está usted embarazado de un mes...- mencionó intentando buscarle una explicación lógica a ese hecho, pero es que no había ningún tipo de explicación lógica para eso.
No había forma humana de que un hombre pudiera embarazarse.
- ...- después de dos minutos enteros en silencio intentando procesar la información, Keenan se mojó los labios, pues su boca se había quedado seca y después habló- ¿Me está diciendo usted...- dijo lentamente intentando confirmar cada una de las palabras que iba y estaba diciendo era verídicas- Que mi pareja, aquí presente, un varón cisgénero homosexual, tiene un bebé en su tripa?- el médico no sabía qué cara poner.
- Si.- fue escueto y conciso.
- ¿¡CÓMO COJONES VOY A ESTAR EMBARAZADO SI SOY UN HOMBRE!?- estalló Ryan quien había estado calladito y sereno durante todo aquel tiempo ya transcurrido.
Keenan abrió los ojos en shock ante el fuerte golpe contra el escritorio y el grito de pareja. Lo tomó del brazo y lo invitó a que se sentase de nuevo en la silla, acariciando su hombro para calmarlo. El hombre estaba pálido, tanto como el propio Ryan, pero tragó saliva y carraspeó intentando recuperar la seriedad; volvió a limpiarse el sudor de la frente con la toalla húmeda y después inspiró profundamente.
- No sabemos cómo ha sido posible, pero hemos comprobado esto más de diez veces cada uno de los médicos que había en la sala y hemos confirmado que es su cuerpo, su nombre, su DNI, su número de identificación, y si, usted no tiene una enfermedad o un problema de salud, sino que está creando lentamente la vida de un bebé en su tripa.
- E-Esto no es posible...- tartamudeó Ryan.- ¿Se puede saber cómo se realizará el parto? ¿O como podríamos garantizar que no se convertirá en un aborto porque no pueda desarrollarse correctamente en mi cuerpo?
- Señor Ryan, entiendo que sea complicado, necesito que me confirme que usted es hermafrodita.- los dos se quedaron en silencio muy extrañados.
¿Acaso eso no era solo posible en algunos animales como los peces o los caracoles?
- P-Por supuesto que no, no soy hermafrodita, nací varón, siempre me he sentido varón y me gustan los varones, no es posible que yo, una persona normal que no tiene nada que ver en su cuerpo que pueda, eh... hacer eso..., ahora se encuentre con el obstáculo de que puede embarazarse.- explicó- Además, sé que esto es... como decir....privado, pero no es la primera vez que tengo relaciones sexuales con mi pareja, y jamás me he quedado embarazado, es decir, si no me quedé a los dieciséis, ¿Como es posible que ahora a los veintidós sí lo haga?
- ¿Se ha visto expuesto usted a un riesgo biológico radiactivo?
- ¿Cómo voy a estar expuesto a algo radioactivo si llevo toda mi vida metido en un hospital?- se quitó el gorro gris que siempre llevaba, el regalo especial que le hizo Keenan cuando llevaban un año de pareja.- A los ocho me detectaron leucemia y me quedé atrapado en un hospital hasta los doce, y a los diecinueve tuve una recaída del cáncer y me quedé atrapado hasta los veintidós, ¿En que momento me he podido yo exponer a un riesgo radioactivo?
- Pero... ¿Usted ya no está enfermo de leucemia, correcto, no?
- No tengo nada en mi cuerpo, me curé del cáncer definitivamente.
- No hay una cura definitiva para la leucemia...
- ....
Los dos se quedaron en silencio.
- Ese hijo de puta....- dijeron los dos al mismo tiempo abriendo los ojos en shock al darse cuenta de lo que había pasado.
El médico los miró extrañado al ver la expresión de ambos.
- Tomé un tratamiento milagroso que confirmaba y me aseguraba que me curaría del cáncer... y definitivamente se me curó... ese hombre aseguró que no habrían efectos secundarios.
- Parece que no estaba muy al tanto o no hizo suficientes pruebas... Eso fue una total imprudencia.
- Estuve rozando la muerte, cuando logré despertar estábamos tan desesperados que aceptamos cualquier cosa.
- Deben ponerse en contacto de inmediato con ese hombre y revertir los efectos de... la capacidad de embarazo... O lo que sea que haya hecho con usted ese hombre fingiendo que le curaría...
- ¿Eso podría provocarme un aborto?- musitó preocupado- A-aunque... ¿Cómo diablos...?
- No estoy muy seguro, lo que recomiendo es que si no consigue la reversión de su capacidad de embarazo, que ustedes dos calculen el tiempo y en el momento del parto lo haga por cesárea...
- Ni siquiera sé, tal y como estamos: Keenan con un trabajo en el que lo pagan de forma precaria y yo sin trabajo... ah... N-no sé cómo podríamos...- Keenan apoyó una mano en su hombro y lo miró de forma estelar y deslumbrante, sus ojos desprendieron un brillo tierno y delicado, intentando más que nada, calmarlo, porque Ryan se estaba estresando y preocupando por cosas que ahora no eran importantes y después le dio un sutil y corto beso para tranquilizarlo.
- Ryan, ahora no es momento de pensar en nuestra economía, ni siquiera hemos tenido a nuestro bebé y ya te estás preocupando por cosas que ahora no son importantes... La prioridad es tu salud y si realmente esto funciona, sale bien, y no hay ningún problema, luego ya nos preocuparemos por la economía. Mis padres estaban igual cuando nos tuvieron a mí hermana y a mí.- lo miró fugaz- Mi padre tenía 18 años. Y mi otro padre 20... Ellos estaban peor que nosotros... Mi padre tenía dos trabajos porque no podían llegar a final de mes, y al mismo tiempo mi otro padre tuvo que dejar el trabajo y luego luchó por obtener otro una vez nosotros dos nacimos... luego ya se estabilizó, pero cuando éramos pequeños...- Ryan tomó sus manos.
- ¿Q-qué?- tartamudeó el médico.
- Uno de mis padres es transgénero- explicó resumidamente sin darle importancia al asunto, el médico se secó el sudor de la frente y después asintió con la cabeza lentamente.
- No me siento listo, no soy capaz de asumir que vayamos a ser padres...
- Ryan...- tomó sus manos para calmarlo- Lo que pasó, ya pasó, no podemos volver al pasado, y no quiero verte sufrir más por esto... hablaremos con ese hombre, si no podemos revertir esto tendremos a ese bebé y nos las apañaremos como sea...
- Somos demasiado jóvenes...
- ¿Y que? La vida es una aventura, ¿Acaso no quieres vivirla de forma divertida?
- No tan divertida....- apartó la mirada.- Entiende a qué me refiero, yo...
- Tranquilo...- volvió a besarlo- Hablaremos en casa del tema del bebé...- miró al doctor- lamento robarle tanto tiempo con nuestros problemas privados...
- Es totalmente comprensible, suele pasar esto de que la inseguridad gane a las parejas... Lo mejor es, tal y como usted dijo, hablarlo tranquilamente en casa.- suspiró y tiró la toalla en una basura pegada a un lado de la mesa- Por ahora, lo que recomiendo, es ponerse en contacto con ese hombre y si no obtienen resultados..., ruego que nos veamos en tres meses para ver qué tal va la evolución de su bebé.
- B-Bien...- musitó Ryan en bajo.
- Nos pondremos en contacto por telefono con ustedes...- Keenan asintió con la cabeza y ambos se levantaron de las sillas.
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Después de picar al timbre dos veces para indicar que ya habían llegado, miraron la madera blanca de la puerta con algo de nervios, más que nada porque ni sabían cómo dar la noticia sin darle un paro cardiaco a los oyentes. Cuando los recibieron, inmediatamente Keenan abrazó a su padre menor de estatura con fuerza, era bastante más alto, casi veinte centímetros de diferencia que había entre su padre y él. Con su otro padre no, él era más alto, poco más que él, quizás dos o tres centímetros. Y ya se notaba la edad, después de todo, tenían sus cuarenta años.
- Ay, por dios, Keenan, creciste en tanto en medio año, vas a tener que venir más, no puedes seguir dando esos estirones- bromeó su padre apoyado en su hombro después de aquel fuerte achuchón.
- No tengo la culpa...- hizo un puchero tierno. Después abrazó también a su otro padre mientras a quien hacía dejado de abrazar se acercaba para tomar las manos de Ryan y sonreirle radiante.
- Ya puedo ver que Keenan te cuida bien, ¿no?
- Demasiados mimos le doy, creo...- Ryan lo miró mal y después dejó escapar una risilla.- ¿Vendrá Álex al final?- preguntó deseando con muchas ganas que la respuesta fuese afirmativa, realmente hacía mucho tiempo que no veía a su hermana y claro que iba a aprovechar aquella reunión de familia para darle tres mil achuchones por haber estado lejos tanto tiempo.
- Está dentro...- mencionó el más lato de sus padres. Sus ojos brillaron y sonrió ampliamente.
- ¡¡ONEE-CHAAAAAAAN!!- y entró corriendo dejando a Ryan atrás quien solo dejó escapar una risilla y entró acompañado del padre de más baja estatura.
- ¡Onii-san!- respondió ella levantándose del sofá para recibir a su hermano pequeño por unos minutos.
Su hermano al verla se quedó quieto y pasmado, con los ojos abiertos como platos, la última vez que vió a su hermana, ella apenas era unos centímetros más alta que él, solo tres centímetros específicamente, y ahora, realmente era altísima, como diez centímetros más alta que él y por su voz... Había hecho el cambio completamente, incluso se había operado el pecho para tener un busto más grande. Ella sonrió ampliamente y abrazó a su hermano.
- ¡Sigues siendo más bajito que yo!- celebró ella sonriente.
- Wow...- la miró de arriba a abajo.- Estás preciosa...- Ella sonrió y se contoneó sutilmente por la emoción de ver a su mellizo de nuevo.- ¿Al final te operaste de... lo tuyo?- mencionó un poco incómodo, la verdad es que era la primera vez que se ponía en contacto con ella desde los dieciocho, ya que estuvo encerrado en el hospital con Ryan y no quería saber nada de nadie, pero ahora todo le resultaba tan... diferente.
- Sip, ahora ya sí soy una mujer íntegra y completamente- sonrió ella.- No hubo ningún problema, todo estuvo de fábula, ¿Y tú? Envidioso... te dejaste el pelo más largo...- Y era cierto, ahora tenía una coleta pequeña atada casi en su nuca, pero era para ir más formal, más que nada porque con el pelo suelto sería muy fácil, y lo más seguro es, que su hermana le hiciera alguna coletita, así que prefirió hacerla él.- ¿Al final estás de peluquero, verdad?- Keenan asintió con la cabeza.
- Si, una peluquería de barrio al lado de casa, me gustaría que la tienda fuese mía, pero, bueno... Estuve ocupado y no es que tengamos tanto nivel adquisitivo... Bueno, ahora ya sí, ahora que Ryan empezó a trabajar.- Ryan sonrió y besó su mejilla.
- Wow...- sonrió ella infantil- Bueno, supongo que sabes que yo estoy de modelo- le guiñó un ojo.
- ¿Cómo no saberlo si eres portada en todas las revistas que hay en la peluquería para las señoras mayores?- Su hermana soltó una carcajada y después miró a Christian, sentade en el sofá todavía, se levantó y avanzó hasta el lado de su pareja.
- Gracias a mi hermose manager, diseñadore de prendas y fotografe- sonrió ampliamente. Christian se ruborizó sutilmente.- ¡Y future padre de nuestre hijo!- Ahora la casa se quedó en silencio y todos abrieron los ojos con incredulidad- ¡Sorpresa!- exclamó ella extendiendo los brazos hacia el techo a modo de celebración. Christian rió por aquel acto infantil de su querida princesa.
- ¿¡Vais a. . .!?- la expresión de su hermano era un poema, pero los padres estaban igual, o peor quizás.
- ¿Vamos a ser abuelos?- preguntaron todavía sin creérselo los dos a la vez. Ryan y Keenan se miraron de reojo y Ryan asintió con la cabeza sonriendo.
- Por las dos partes...- mencionó Keenan.
- ¿¡También vais a adoptar!?- exclamó su hermana ilusionada.
- Eh... bueno, más o menos...- sonrió incómodo y después acarició la pancita notoria de Ryan, la misma que todos pensaron que había sido por retención de líquidos o por un cambio de metabolismo, pero la cara de escepticismo de todos fue suficiente para que Keenan tomara la palabra de nuevo- Es una larga historia.
- Necesito una explicación ahora mismo...- mencionó su hermana haciendo el esfuerzo de sonreír, pero con una expresión crispada en extrañeza.
- Estuvo a punto de morir por leucemia, y aceptamos un milagroso tratamiento que decía curar el cáncer, y lo curó, pero dejó efectos secundarios...- rodó los ojos y después abrazó a Ryan por los hombros aunque este fuese un poco más alto que él- Y esos efectos secundarios fueron la capacidad de quedarse embarazado...- Su hermana hizo una postura teatral realmente cómica.
- ¿¡Dónde está ese hombre!? ¡Necesito esos efectos secundarios inmediatamente!- Keenan soltó una carcajada suave.
- Si lo supiéramos, ese hombre estaría muerto.- su hermana puso una expresión que fue digna de enmarcar.- Ryan lo ha pasado muy mal durante los primeros meses, y tenía miedo a que resultase un aborto...- su hermana se compadeció abrazó a Ryan.
- Entonces... Será por cesárea?- intuyo su padre de menor estatura. Keenan asintió.
- ¿Y papá?- inquirió Álex al no ver al padre de más alta estatura por la habitación.
- Está gritando a los vecinos que va a ser abuelo...- sonrió incómodo en respuesta.
- Ah... yo ya pensé que se iba a por cigarros...- Christian y Ryan soltaron una risilla en bajo, Keenan miró mal a su hermana, igual que su padre por aquel comentario.
- ¿Cómo se va a ir a por cigarros? Se hubiera ido por nosotros dos.- dijo Keenan ligeramente ofendido.
- Bueno, bueno, tranquilos...- musitó el adulto- Lo bueno es que todos estáis sanos y no tenéis ningún problema.- ¿Habéis pensado el nombre?- miró a uno y a la otra.
- Bueno... eh.. la verdad es que no...- mencionó Ryan- Solo sabemos que es un chico... El resto esperamos que en el momento de tenerlo en los nuestros brazos se nos ocurra el nombre...- Keenan asintió para afirmar la explicación de su pareja.
- Bueno, la verdad es que eso me pasó con vosotros dos, no voy a mentir... Aunque claro, la depresión postparto. . .- apartó la mirada- mejor no hablamos de eso ahora...- sonrió de nuevo con timidez- ¿Y vosotres dos?- Álex sonrió ampliamente.
- Estamos entre dos, pero creo que finalmente su nombre será...- dejó el suspense en el aire para que Christian retomara la oración y dijera el nombre.
- Dwight- sonrió.
- ¿Dónde fue que lo decidisteis?- Álex puso una mueca pensativa y después suspiró.
- Durante el viaje, pasamos por delante de un orfanato y vimos a una de las cuidadoras meciendolo, casi nos enamoramos a primera vista de él, y simplemente tuvimos que hacer el trámite para adoptarlo, tenemos todos los papeles en regla, y aproximadamente en dos semanas ya lo tendremos con nosotres.
- ¿Eso no fue precipitado?- alzó una ceja Keenan.
- Quizás, pero hay veces que los humanos tomamos decisiones espontáneas y conseguimos una felicidad para toda la vida.- sonrió- No me dirás que tu decisión por lanzarte como un cazador a por Ryan no fue un cambio radical de tu vida- musitó ella sonriendo pícara.
- Tenía quince y dos amigos pervertidos taladrándome la cabeza, por supuesto que era capaz de lanzarme a por la primera persona que pasase solo por librarme de ellos y de sus fotos fanservice, aunque claro, Ryan resaltó entre todos los que pudieron pasar...- le guiñó un ojo haciendo que sus mejillas se ruborizasen hasta casi el máximo.
- Hablando de eso... ¿Es cierto que William y Robert adoptaron a una niña?- preguntó su hermana ladeando la cabeza hacia un lado.
- Pues... la verdad es que si... Llevan casi un año con ella, y todavía no ha explotado el mundo, así que supongo que es posible que el hijo de una vasca y colombiano tenga una hija decentemente- la carcajada de su hermana cubrió la broma de su hermano.
- Por favor, que Luis está orgullísimo de su hijo por ser tan responsable de poder cuidar de un bebé...- musitó su padre.
- Ya- inició Keenan- pero una cosa es Bert, y otra cosa muy diferente es que Will es Will, y ya sabes tú cómo era Will con quince y dieciséis años... Y también sabes que a los diecinueve se volvió un porreta y un cocainómano que empalmaba fines de semana de discoteca en discoteca o sino de casa en casa... Tu mismo dijiste que era muy posible que ambos se separasen... Pero miralo... Ahora con su hija, su pareja, y su casa... Will ha cambiado mucho...
- Eso es cierto...- coincidió Álex.- Y luego está el tema de que ahora Bert es Drag, ¿No?
- No es Drag plenamente porque no da espectáculos o eso de ir por la calle haciendo performance, es más bien que le gusta maquillarse y peinarse bien, pero no le gusta el tema de travestirse.
- Ah, bueno...- musitó ella.
- En serio, hijo mío, tienes unos amigos muy raros...- Keenan suspiró pesado y después asintió aguantando la risa.
- Me junté con lo mejorcito del curso...- dejó ir una risilla acompañado de Ryan.
- ¿Qué me perdí?- apareció de nuevo su padre de alta estatura después de correr por casi todo el barrio gritando que iba a ser abuelo, aunque con el cuerpo de atleta que tenía le costaba mucho creer y asimilar que su padre iba a ser abuelo, osea... Literalmente todavía tenía la tableta de cuando era un veinteañero, y todavía conservaba los brazos mazados (Quizás también por el trabajo que tenía los fines de semana), desde luego en lo único que pecaba su padre era en la pequeña estatura de un metro setenta y dos en la que se había quedado.
- Pues... Muchos mimos y besos míos, y bastantes explicaciones de cómo les ha ido a tus hijos y sus parejas en la vida.- Su marido puso una mueca y después lo abrazó por uno de los hombros para acercarlo contra su cuerpo así como si fuese su cómplice.
- Los mimos y los besos me los puedes dar en cualquier momento...- le sonrió.
- Awww...- musitó Álex enternecida mientras juntaba las manos y entrelazaba los dedos girando las manos con cierto ángulo, todavía después de tanto tiempo le seguían enterneciendo los momentos adorables y las palabras tiernas que se dedicaban; si, ella ya tenía sus veinte y pocos años, pero igualmente, le resultaba muy sincero y romántico la forma de amar que tenían sus padres.
- Touché...- musitó y besó su mejilla.- El bebé de tu hija se llamará Dwight- sonrió casi todavía pegando sus labios a la mejilla del contrario.
- Awww...- hizo una mueca con el labio bastante enternecido.- ¿Y el vuestro?
- No lo sabemos todavía... esperaremos a tenerlo en nuestros brazos para pensar el nombre.
- Anda... Como ya sabemos quién- el menor de estatura le dio un codazo en el costado para que se callase, y después sonrió malicioso mientras lo miraba de reojo.- Bueno, no tiene nada de malo, es una buena idea...- sonrió a continuación después de recuperarse del duro golpe del otro.- ¿Ninguna idea?- ambos negaron.
- Tienen tiempo...
- Bueno, no tanto, ya está de siete meses...- musitó Keenan.
- Y tampoco se nota tanto la barriga... ¿Estáis seguro que está bien y sano?- musitó el padre.
- Silver, amor, tú llevabas dos, lo normal imagino que será ese tamaño...- Ryan y Keenan dejaron ir una risilla por lo bajinis.
- ¿Y que? ¿ah? ¿Que problema hay con que me preocupe por mi nieto?- hizo silencio y después se llevó una mano a la frente con sorpresa y casi incredulidad- ..... ugh... qué raro se me hace....- lloriqueó dramáticamente la última parte.
- Cariño, los niños crecen, igual que nosotros, ya tenemos cuarenta, es normal que nuestros bebés quieran tener hijos. No olvides que nosotros los tuvimos con dieciocho y veinte...- el más bajo de estatura le dio un suave golpe en el pecho con los nudillos, casi como una caricia o similar, después suspiró y besó su mejilla.
- Lo sé...- musitó.- No me recuerdes la agorafobia, disfobia y el pánico que tenía, por favor...- el más alto dejó escapar una risilla.
- Nuestros bebés son lo mejor que nos han pasado, aunque quieras negarlo.
- Papá, por favor, al final me causareis diabetes- exageró la chica de ojos castaños totalmente enternecida por la conversación de sus padres.
- Lo siento- musitó con voz infantil y tierna mientras despeina suavemente sus cabellos, ella se hizo la ofendida y volvió a colocarse bien su pelo, después hizo un puchero, lo cual se ganó una risilla un beso por parte de su pareja.
- Bien, chicos, ¿Comeremos ya o esperaremos a la hora de cenar?- el sarcasmo de su padre de menor de estatura fue notable, tanto que causó algunas risillas en Keenan.
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¿Quién diría que cuidar a un bebé sería tan complejo? Las recomendaciones de sus padres desde luego no eran nada precisas, claramente ellos explicaron lo que hicieron con ellos, pero en ningún momento mencionaron morir de diabetes cada vez que le das un biberón, morir de diabetes cada vez que ríe o morir directamente cuando ves a tu pareja dormida con el bebé entre los dos, ambos dormiditos... Demonios, ambos eran adorables...
Sonrió.
- Vamos, Kay..., arriba...- lo cargó en uno de sus brazos, este se removió extendiendo sus manos, abriendo y cerrando sus palmas para atrapar el biberón mientras dejaba escapar algunos sonidos tiernos.
- Hmph....- susurró con voz adormilada su pareja- ¿Son las diez?- musitó todavía dormido, con un ojo entreabierto el otro cerrado.
La risilla de Keenan se dejó escuchar, le dio un beso de buenos días y después miró los ojos de su pequeño... Aquellos hermosos ojos idénticos a los de Ryan, pero con la forma de los suyos...
- Buenos días, bello durmiente, de hecho, es la hora de comer, ya es su segundo biberón hoy...- Ryan ahora abrió los ojos con sorpresa. Miró el reloj despertador y volvió a mirarlo con sorpresa.
- ¿Porque no me despertaste?- exclamó susurrando.
- Te veías tan.... Adorable y a gusto dormido, no quería molestarte...- Ryan lo miró mal.- Lo siento- sonrió.
- ¿Que lo sientes? Tú lo que querías era acapalar a Kay- lloriqueó haciendo un puchero tierno que enterneció al rubio casi castaño de ojos de diferente color.
- ....- hizo silencio- Seh- sonrió inocente.- Lo siento, me pueden sus rizos- sus mejillas se colorearon en rosa por la vergüenza, después besó la mejilla de su pareja.
- Esos rizos son míos.... Cuando tenía ocho- apartó la mirada e hizo un leve berrinche infantil y adorable.
Aunque Ryan no tuviera cabello, para Keenan, Ryan era alguien simplemente hermoso e increíble, realmente le amaba demasiado, y si su pequeño en común tenía sus rizos, mejor aún.
- Amo como eres, nunca me cansaré de decirlo.- El infante se acabó el contenido del biberón y Keenan lo apoyó en su hombro para darle suaves palmaditas en su espalda hasta que tirase el eructo.
- ...- sonrió.- Haré la comida...- Keenan lo miró fijamente.- ¿Pasa algo?
- ¿No prefieres ducharte primero?
- ...- negó con la cabeza- No quiero que se le descuadren sus horarios por comer nosotros más tarde...- Keenan dejó escapar una risilla y después besó su mejilla.- Después me ducharé.
- De acuerdo, de acuerdo...- Keenan se levantó todavía cargando al bebé en su hombro.- ¿Necesitas ayuda?
- No, haré algo ligero, tampoco tengo mucha hambre.- lo miró- ¿Quieres algo en especial?- Keenan negó con la cabeza.
Después de dejar a Kay durmiendo en su cuna portátil, dejándola cerca del salón; y claramente después de que Keenan y Ryan acabasen de comer, después de que el propio chico de ojos amarillos pálidos. El menor volvió a despertarse reclamando un cambio en el pañal con un llanto inacabable. El sonido de la puerta captó la atención de ambos, quienes se dirigieron a la puerta para ver a su hermana mayor por unos minutos y le sonrió ampliamente.
- ¡Onee-chan!- la abrazó con fuerza.
Se escuchó la risilla tierna detrás de ellos y allí se encontraba Christian, mirándolos mientras sostenía a un pequeño y joven bebé que apenas parecía tener la misma edad que el suyo.
- ¿Venimos en un mal momento?- Keenan sonrió y negó con la cabeza.
- Puede que hoy Kay no duerma su siesta...- su hermana dejó escapar una risilla.
Keenan se apartó de la puerta para dejar pasar a su hermana y a su novie, quien cargaba al pequeño Dwight. Los enormes y llamativos ojos amarillos pálidos del pequeño de rizos anaranjados con una pequeña pincelada rubia, se clavaron sobre los castaños oscuros y estiró los brazos para alcanzarlo desde el suelo donde estaba sentado. Christian lo dejó sobre la manta al lado de Kay y el propio infante fue el que estiró sus manos para abrazar o al menos intentarlo al contrario. Después se puso a mordisquear su cabeza, como si su pelo fuese comida o algo así. Quién sabe, los rizos de Kay parecía verse apetitosos, o algo así.
- No, si, mis rizos son irresistibles- Keenan dejó escapar una risilla y besó la mejilla de Ryan.
- Dwight también es adorable... jamás me lo imaginaría así...- musitó mirando a su hermana- En serio, tienes buen gusto- Su hermana dejó escapar una risilla.
- No entiendo por la gente abandona a un bebé solo por tener marcas poco estéticas en la piel...- la escuchó suspirar abatida- Cuando quisimos iniciar el trámite nos explicaron que la madre biológica del niño los trajo porque no lo quería porque era "Feo y desagradable" a la vista, solo porque tenía esas grandes marcas en su piel y según nos contaron fue abandonado por parecer "una vaca" solo por sus marcas...
Dwight tenía marcas en la piel... podría decirse que era como si fuesen esas marcas de nacimiento que se tienen desde pequeño, pero repartidas por todo el cuerpo, siendo casi como la piel de las vacas blancas y negras, pero en este caso con un tono de piel claro que predominaba por casi todo el cuerpo y luego parte de su piel marrón más oscura, lo que más destacaba era la marca que había en su cara, y en sus manos, Dwight en verdad era un chico lindo, tenía las facciones tiernas y suaves. Por otro lado, Kay, como ya se mencionó antes, tenía el cabello rizado heredado de Ryan y el color de su cabello era una mezcla entre el color de Keenan y el suyo, por otro lado sus ojos eran de un color amarillo pálido, como los de Ryan, pero tenían la forma de Keenan.
- Diablos... la gente es horrible... Dwight es hermoso... Con marcas o sin ellas... no entiendo el deseo de la gente por un cuerpo perfecto- bufó como si fuese una exageración el de cabellos rubios oscuros casi castaños.
- Quizás por personas como tú hermana o tú es la razón por la que el mundo puede cambiar...- Musitó Christian más bien destinando sus palabras al aire que no hacía Keenan- Personas como tú, que han estado al lado de su pareja durante tres años, día tras días sin descanso, solo queriendo lo mejor para él, luchando junto a él contra el cáncer...- ahora sí lo estaba mirando.- Tampoco lo abandonaste cuando os enterasteis de la capacidad de quedarse embarazado, ni cuando teníais un bebé en camino...- Ahora miró a su pareja y le sonrió tranquile...- Tu aceptaste estar con una persona como yo... Aceptaste mis extrañas condiciones y me tratas con respeto y cariño... ahora tenemos a cargo un bebé del que seguramente recibiremos quejas porque el pequeño no tiene una supuesta figura paterna y la que tiene no es más que une persone de genere no binario que no se identifica como hombre, pero es el padre del niño...
- Christian, amor, por favor no digas esas cosas... Los demás sólo tienen envidia de que seamos una familia perfecta, que se quiere y que se acepta, aprecia y mima. Que han sido capaces de criar a un bebé sin confusiones, y que puede que Dwight table y vea las cosas normales, las mismas cosas a que lo mejor muchos no crean que están bien... pero es por eso que tenemos que educarlo, y enseñarle las diferencias que hay en el mundo. Puede que Krysta, la hija de Will y Bert tenga dos padres, o Kay, también los tenga, pero por eso no quiere decir que sea raro, tenemos que aprender a enseñarle que lo que está más el odiar a lo que es diferente...- Christian sonrió y besó a Álex.
- Por eso nunca me cansaré de decir lo mucho que te quiero, princesa... Tienes infinitas razones para ser juzgada, eres una modelo brillante, y los vestidos te quedan mejor que a cualquier mujer que pueda pasearse por esa pasarela, tendrían que tener envidia de que desfiles con tanto orgullo. Siendo la única y primera mujer transexual de la colección. En serio, le agradezco a mi hermano mil veces el hecho de ayudarnos a estar donde estamos ahora...
Los golpecitos de Dwight en la pierna de su madre sorprendió a los cuatro adultos, viendo a Kay dormidito sobre la sábana en el suelo y a Dwight moviéndose para llamar la atención de sus padres. Álex lo cargó y lo apoyó contra su hombro, este sonrió tierno y abrazó a su madre con fuerza.
- Le gusta dormirse acurrucado en nosotros- informó con simpleza la chica mientras el pequeño se quedaba dormido casi de inmediato.
- No usáis la cuna, ¿no?- ella soltó una risilla y negó lentamente con la cabeza.
- Solo por la noche, después de dormir acurrucado con nosotros.- sonrió con ternura mientras el pequeño acaba de dormirse por completo.- Kay puedo ver que puede dormirse en cualquier lado- dejó escapar una risilla.
- De hecho.... Lo gracioso de Kay es que duerme demasiado, pero no es porque tenga algún problema o porque se canse muy rápido, sino que simplemente le gusta mucho dormir.- explicó Ryan- Ha salido al que tengo al lado- Keenan lo miró mal, entrecerrando los ojos, después le dio un golpe suave en su hombro, ganándose una risilla por parte del que estaba hablando.
- ¿Que yo duermo mucho? Fuiste tu el que hoy se levantó a la hora de comer- se cruzó de brazos haciéndose el ofendido.
- Perdona, cariño, no sabía que te molestaba que descansase por trabajar- le sacó la lengua.
- Ay, sigues tan infantil como cuando teníamos quince- sonrió tierna su hermana.
- Sigo diciendo Onee-chan con veinte años, ¿Esperabas en serio que madurase?- ella dejó escapar una carcajada y después abrazó a su hermano con un fuerte achuchón con un solo brazo, mientras acurrucaba a Dwight con el otro brazo.- En fin, voy a dejar a Kay en la cuna- señaló la cunita que estaba a un lado del sofá, después cargó al infante y lo dejó tumbado en la cuna, este se acurrucó hacia un lado y después se llevó el dedo pulgar a la boca, actuando como chupete, aquello fue tierno.- ¿Quieres dejar a Dwight también?- ella hizo una mueca con el labio- Cabe perfectamente, era nuestra cuna, así que tienen espacio perfectamente- ella dejó escapar una risilla.
- Así que fuiste más rápido, eh? Pillín- sonrió- De acuerdo- Se levantó para dejarlo al lado y al verlos a los dos juntitos dormidos hizo una mueca tierna, dejando escapar un: "Awwwww".- ¿Alguno de los dos sabe si te la llevaste?- asintió con la cabeza.
- Seh, de hecho, papi me dijo que la guardase cuando me vine aquí, aun cuando Ryan estaba en el hospital, más que anda porque teníamos espacio, y ahora la estamos amortizando- Ryan sonrió.
- Osea, que lo que fue un: "quédate con los tratos que no nos sirven" le acabaste sacando provecho- Keenan asintió sonriendo ampliamente.
- Perdimos las esperanzas de tener una hermanita pequeña; al final acabaste siendo tú mi hermanita- sonrió ladino y después cerró los ojos dejando ir una carcajada por la mirada de su hermana.
- Ja, ja, muy gracioso- lo miró mal y después le sonrió.- Sigo pensando que les vendría bien una hermanita o una chica...
- Bueno... siempre puedo volver a ponerme en contacto con William y Robert- sonrió malicioso, esta misma sonrisa la compartió su hermana de la misma manera mientras Christian y Ryan los miraban raro.
- Entre hermanos se entienden... creo...- musitó Christian mirando a Álex quien soltaban algunas risillas maliciosas realmente sospechosas.
Keenan tomó su teléfono y envió un mensaje por el grupo en el que estaban Will, Bert, Álex y él, ese grupo lo compartían todavía desde que eran niños de dieciséis años, literalmente. Acto seguido el mensaje fue visto por uno de los dos y la respuesta fue un audio en el que se escuchaba una guitarra eléctrica de fondo, probablemente alguna canción que tendrían puesta, después se escuchaba la voz de Will, masculina, varonil, y todavía con aquellos rastros de fumador que todavía le quedaban en sus cuerdas vocales: "A mi niña no la tocan vuestros hijos, me niego a que seamos familia, putos" después se escuchaba la carcajada de Bert, su voz también sonaba masculina y grave, a pesar de tan solo haberse reído, la guitarra eléctrica se detiene y después se escucha un puchero de una niña pequeña: "¿Familia con los Line? ¡Genial! Las cenas de navidad serán la hostia" ahora fue la voz de Bert la que se escuchó en el fondo, efectivamente su voz sonaba grave, pero no había esos rastros rudos que tenía Will, su voz era más suave, pero igualmente grave y masculina. Finalmente en los últimos segundos de audio se escuchó un golpe fuerte y después una distorsión de golpes por un altavoz, finalmente la risilla de una niña pequeña, después un aullido de un perro, como un quejido o un llanto canino. Ahora sí, se acabó el audio. Keenan se carcajeó y escribió un inocente: "¿Entonces no venís?" que fue contestado por Bert con un: "Si sobrevivo a la paliza, sí". Los dos hermanos se miraron y después dejaron escapar una carcajada, miraron a sus parejas, los cuales estaban bastante intrigados más que nad apor el audio y las risas infantiles de los hermanos. Les explicaron lo sucedido y media hora o tres cuartos más tarde la puerta de entrada fue golpeada suavemente por los nudillos, después sonó el timbre.
- Ah, demonios, pensé que no vendrían- musitó Keenan sorprendido.
Se fue a la puerta y al echar un vistazo por la muralla para confirmar que eran ellos, abrió la puerta y se mostró sorprendido mencionando con sarcasmo un: "pensé que os habíais matado" lo cual fue contratado con un indiferente: "Me rogó que no le rompiera la guitarra", de parte de Will, que se ganó un zape de Bert.
- Meow Meow!- exclamó una voz de niña.
Keenan bajó la mirada y vio a una niña agarrada a la pierna de Bert. Por dios, Krysta era más hermosa, mucho más hermosa que en las pocas fotos que le enviaron, de hecho, las fotos que le enviaron fue cuando era pequeñita, cuando la acogieron, ahora ya parecía tener un año aproximadamente y se sostenía de pie abrazaba a la pierna de su padre. Tenía la piel algo oscura, quizás latina o india por el tono de piel, sus cabellos negros, lisos, y largos, en dos coletitas, una a cada lado, con una liga rosa y otra púrpura. Con un chupete en la boca, pero que no impedía que sonriera ampliamente y traviesa después de lo dicho.
- Por favor, que adorable, es monísima, ¿Porque no pasáis más fotos de ella?- exigió saber, Bert, albino, y de ojos azules celestes, bastante alto por la genética norteña, señaló a su pareja.
- No quiere exhibirla, es un egoísta, no quiere compartirla ni conmigo- Will le dio un golpe suave en el hombro y después cargó a la pequeña en brazos, ella lo abrazó fuerte.
- Es mi niña, mi tesoro, mi bebé- resumió dándole muchos besitos en la frente y la sien a la pequeña.
- Y no es su sangre, porque si lo fuera...- Will volvió a darle un golpe en el brazo al otro.
Will gruñó un poco alzando un lado del labio superior, como si mostrase su colmillo. Después apartó la mirada hacia Keenan y le lanzó otro gruñido por la risilla que soltó este. William era un chico de piel morena y cabello negro, tal y como había pasado en su época, pues, tenía el pelo emo, sin llegar a tapar los ojos, solo un poco, sus ojos eran castaños claros y parte del pelo era rojo, teñido, intenso y llamativo. Tenía tres piercings en la misma oreja, uno dorado en la parte de arriba, otro que era como un cilindro en el medio y luego otro rojo en el lóbulo; en la oreja oreja tenía una cruz hacia abajo de color negra; después, otro detalle eran los tatuajes, tenía uno en el cuello que se extendía por el hombro, luego tenía otro en el avambrazo que compartía la otra mitad con Bert, tenía otro en su cintura, una rosa que tenía un significado especial para ambos, en sus lumbares tenía otro más, en el que había dos alas de ángel con una pequeña inscripción que en pocas palabras era un: "te amo, Bert" y finalmente, en sus nudillos tenía: "Bert" en cuatro de sus falanges, teniendo en el pulgar una especie de rosa en miniatura, todo decorado y hermoso y en la otra mano tenía: "Krysta" repartido de forma artística y decorado de la misma manera, ahora con la rosa más grande en el dorso de su mano. Realmente parecía que Will se había aficionado a los tatuajes en aquellos años, porque cuando tenía dieciséis no los quería, desde luego que no, de hecho, los aborrecía. Finalmente, cabía destacar que sus ropas eran unos pantalones negros y una camiseta negra un poco más clara que el pantalón, es decir, gris oscuro, en la que en la espalda tenía una especie de araña extraña de color blanco, y seguramente, con lo idiota y fanático que era, algún significado referente con alguna banda de música tendría. Pero él no tenía ni idea.
Los dejó pasar y después volvió al sofá donde Ryan estaba dando otro biberón a Kay. Por otro lado, su hermana ya estaba apoyando a Dwight en su hombro para que tirase el eructo, al mismo tiempo que Christian limpiaba el biberón.
- Ufffff, ¿Ocupados con esa fase del biberón, eh?- musitó Bert captando la atención de los demás.
Claramente la sorpresa se notó, no por nada, porque Bert tenía un pelo muy largo y con unas propiedades divinas, era liso, pero por la parte final ondulado, y Bert le daba una forma ondulada hacia un lado, dejando un lado de la cabeza con casi nada de cabello y todo el peso hacia el otro lado, al hacer esto, le permitía apoyar toda su hermosa y suave mata de cabello en su hombro, de forma que quedaba muy vistoso y llamativo, además del color blanco puro y hermoso que tenía al ser albino. Robert era una persona muy hermosa y detallista, definitivamente Will no pudo encontrar a nadie mejor. Aunque, claro, fue Bert quién iba detrás de Will, pues desde los quince, Bert tenía muy claro que era gay y que estaba enamorado de Will aunque este tuviera un carácter de mierda y fuese muy agresivo con todo el mundo.
- Bueno, algo así, Dwight apenas tiene unos nueve o diez meses, y Kay unos siete o así... Así que supongo que no es que podamos hacer gran cosa más- se encogió de hombros la rubia, Álex.
- Uh...- fue lo que dejó escapar Krysta al ver a los otros dos pequeños.- guuuu- estiró las manos hacia los dos pequeños, abriendo y cerrando los dedos, como diciendo que quería ir con ellos.
- Ay, ya le picó el bichito del amor- Will miró mal a Álex y después se acercó un poco para dejar a Krysta en el mismo sitio donde estaba Dwight, sentada en la manta que había en el suelo.
Estos dos se quedaron mirando un momento. Después de unos segundos en los que Kay también tiró el eructo, Ryan dejó al pequeño con los otros dos, a ver qué hacían, solo por ver la interacción. Kay bostezó, Dwight lo abrazó de una forma un poco rudimentaria, además de bastante extraña y empezó a tirar suavemente del pelo rizado del chico, Krysta ladeó la cabeza a un lado y después se acercó gateando, se sentó a su lado. Kay acabó dormido tumbado boca abajo en el suelo, sobre la mantita, y Dwight y Krysta empezaron a tocar sus cabellos como si fuese lo más interesante del mundo, tenía el cabello espeso, frondoso y muy rizado, aquello parecía llamar la atención de ambos infantes, pues desde que Dwight lo vio empezó a morder sus cabellos y ahora no paraban de tirarlo, despeinarlo y tirar suavemente. Hasta que llegó el momento que los adultos estallaron de ternura cuando empezaron a pelearse por abrazar a Kay y morder su cabeza, casi como si fuesen pequeños animales peleándose por la comida, pues algo así. Hasta que al final despertaron a Kay y este refunfuñó con un suave sollozo que amenazaba con volverse más. Los dos bebés ignoraron esto y siguieron peleándose, hasta que Kay estalló en lágrimas para captar la atención de los padres, más que nada para que lo dejasen en paz de una vez.
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Entiendo perfectamente que muchos no hayan llegado hasta aquí, o que lo hayan saltado todo para llegar hasta las conclusión.
Esta historia es más bien un fragmento de una gran historia que voy contando por partes.
En esta historia se nos cuenta con un oco de detalle, al menos en el inciio, como ha evolucionado la historia de ambos.
Claramente, cada historia que cuento tiene muchos detalles que todavía no voy desvelando o que voy dando a entender con disimulo.
La historia de William y Robert es complicada, su evolución es totalmente indepentiende, pero al mismo tiempo está unida a la de los emelos, después de todo, fueron compaerños de escuela en su momento.
¿Por qué estou contando esto cuando lo que os interesa son los detalles que no hhe narrado de la historia y las razones de la misma?
Pues... no sé, la verdad, me gusta irme por las ramas.
Me gusta mostrar que todo lo que relaciona a mis OCs está conectado.
Porque lo está de una forma o de otra.
En fin... ¿Por qué no narré absolutamente nada del parto o del embarazo?
Porque no lovi necesario.
¿Por qué no?
Porque lo importante de la historia no era el embarazo en si, sino como ha llegado hasta ese embarazo. Es por eso que he narrado tan explicitamente y tan doloramente las partes del cáncer, del coma o todas las penurias por als que pasan los dos.
Desués de esto, cuando Ryan ya está embarazado, llegamos a la escena en la que Keenan y Álex, los dos hermanos mellizos, se ven por primera vez en tres años, esta escena tiene mucho significado emocional, más que nada porque es la reunión de la familia y la gran noticia de que álex tendrá un bebé adoptado (Porque ella es chica trans y su pareja es género no binario) por lo tanto no pueden tener un bebé. También la noticia de que Keenan y Ryan también van a tener un bebé.
A continución, se vuelve a mencionar a los tan famoso Will y Bert, manteniendo al espectado con el misterior de c'mo serán ellos, o los rumeros, haciendo que el lector tenga una idea errónea o estereotipada de ambos.
Para luego al final ver como realmente son, unos padres, con una niña hermosa y los dos realmente cariñosos con ella.
¿QUe sucede con esta historia para que sea tan larga?
Los detalles.
Los pequeños o grandes detalles.
¿Qué sucede con la escena de Keera/hermana de Ryan al principio del todo?
Es más o menos un pequeño avance para que se sepa de dónde salen los rizos de Kay al final.
Básicamente mezclé las cosas.
Jeje.
¿Qué más me falta por decir...? Ah...
Bueno, si me faltó algo no lo recuerdo xdddddd
Tenía que decir muchas cosas pero no sé si las dije todas...
De todas maneras...
Aquí las opiniones de la historia -------------->
Aquí si alguno está interesado en la historia de algún personaje concreto --------------->
Aquí las preguntas que os hayan podido quedar o las dudas que hayáis podido tener a lolargo de la historia. ---------------------------->
En fin....
Espero que os haya gustado y nos vemos en un próximo capítulo o one-short uwu
Bye~
By Ecchiforlife
[19621 Palabras]
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Publicada: 16 de julio de 2020
Post-edición: 14 de abril de 2021
Algún día prometo acabar de transcribir las historias.
Ah, he dejado algunas en la cuenta primaria, más que nada porque no las considero al 100% canónicas, y también para que si a alguien le interesan, pues que se venga a esta cuenta a seguir leyendo jeje
Por ahora solo diré que solo he corregido y es posible que me haya dejado algo porque esta historia es extremadamente larga XDDDD
me pasé mucho xd
[19691 Palabras]
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