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P4-Capítulo 1. Ronald y Jordan, juntos

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  P  A  R  T  E    4
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Entré al cuartel subterráneo rumbo a los sótanos de tortura donde teníamos encerrado a Jordan. Las paredes de grueso acero hacían eco debido a los pasos de mis botas—como siempre— y gracias a ese material los gritos desgarradores de nuestras víctimas no pasaban.

Al llegar al cuarto me encontré con la puerta entreabierta y del interior provenían las voces de dos personas que conocía bien.

—Dile tú.

—Dile tú.

—Ya le he dado suficientes noticias malas y noto que se reprime para no cortarme la cabeza, ahora te toca a ti.

La voz de Chad era la de un niño berrinchudo.

—Te cortaré la cabeza yo mismo si no le dices pronto a As.

Empujé la puerta y ambos chicos se quedaron tiesos.

— ¿Decirme qué?

Joey se cruzó de brazos con una expresión inalterable mientras que Chad movía sus dedos entrelazados, apuntando su vista a cualquier otro lugar del cuarto que no fuera a mí. Una mirada bastó para que Joey animara a Chad de un empujón por la espalda para que hablara.

—Ambos —susurré.

—Chad es quien lo descubrió —agregó Joey sin mucho interés en hablar.

El rubio no parecía convencido.

—En realidad tú estuviste presente cuando lo descubrí, ambos estamos implicados —replicó Chad.

Mi paciencia tenía un límite pero tanto Chad como Joey me la quitaban.

—Con una mierda —gruñí—, hablen ya, quien sea.

Joey elevó las cejas para Chad y este le lanzó una mirada fulminante antes de dirigirse a mí.

El comentario de Chad hacía a mí era correcto, quería cortarles la cabeza por alargar tanto lo que tenían que decirme.

—Ya tengo los resultados de los análisis que le hicimos a Jordan.

Miré más allá de ambos protectores, la pared de cristal nos dividía de Jordan quien permanecía encadenado a la pared y aparentemente inconsciente.

— ¿Y bien?

Joey dio dos pasos para acompañar a Chad.

—Su sangre está limpia, pero los electros tuvieron una alteración bastante significativa. As... tu hermano ha sido controlado mentalmente desde hace algunos meses.

—Casi un año de control mental para ser exactos —aclaró Chad llevando sus manos detrás de su espalda baja—. Antes de acercarse a los Blake, Dagger lo encontró y lo utilizó para llegar a ti de manera que no nos diéramos cuenta que era parte de una artimaña.

La maldita teoría de Chad fue certera.

—Eso... quiere decir que...

—Que Jordan no ha sido consciente de sus acciones desde entonces —concluyó Joey—. Chad revisó su historial académico y vida social, es un chico sano, bueno y llevaba una vida bastante tranquila. Bueno... hasta aburrida.

Me martillaba la cabeza, no esperaba esta puta información. Pero tampoco me sorprendía que Dagger fuera capaz de algo así, la miserable sabandija era irritantemente astuta y sus planes para hacer daño han sido planificados con mucho detenimiento.

Presioné mis sienes y traté de procesar todo lo más rápido posible. Tenía que pensar.

—Lo que me faltaba —musité solo para mí.

—Incluso hizo que le mintiera a su padre para mantenerse alejado —prosiguió Chad con más información—. Jordan fue una víctima más.

Moví mi mandíbula a diestra y siniestra, caminé hasta toparme con la pared de cristal y observé a Jordan en el suelo, apenas se movía así que asumí que ya había despertado.

Apreté mis nudillos al sentir una punzada en el estómago al verlo perdido; no tenía la misma mirada maligna que el día que nos enfrentamos. Caminé directo a la puerta que daba al interior de la jaula e ingresé.

Jordan levantó lentamente la cabeza y abrió grandes sus ojos al ver que me acercaba. Percibí su pánico y desesperación, un completo niño miedoso que por un momento creí que se orinaría en sus pantalones. Metí las manos a los bolsillos de mis jeans y levanté el mentón cuando fijó sus ojos castaños en mí.

— ¿D-dónde estoy?

El tono de su voz era grave y con un atisbo de debilidad. Era mi hermano, por más que escudriñaba sus rasgos fue inevitable no encontrarle parecido a mi madre. Entrecerré los ojos y Jordan se pegó a la pared.

—Si lo que quieren es dinero puedo...

—Esto no tiene que ver con dinero —contesté tajante.

Jordan tragó saliva, disminuí la distancia y me puse en cuclillas frente a él. Mi hermano menor tenía la expresión de terror más impresionante, sus ojos estaban a punto de saltar de sus cuecas y la respiración acelerada hacia que su pecho se inflara a un ritmo veloz. Pagaría lo que fuera por saber qué era lo que pasaba por su mente en este preciso momento; aunque por una parte, podía adivinarlo.

Me tenía miedo.

— ¿Cómo te sientes?

El castaño contorsionó su rostro al desconcertarse con mi pregunta. Se tomó su tiempo para responder y conté en mi mente hasta diez para mantener la poca paciencia que me quedaba. Chad y Joey se encargaron de casi agotarla.

—No como quisiera estarlo.

— ¿Cuál es tu nombre?

Parpadeó atento.

—Jordan Presley.

Ladeé mi cabeza y él no despegó por ningún momento la vista de mí.

—Ese es tu segundo apellido —recalqué.

Jordan me miró reticente.

—Eh... sí, el primero es Banks pero... ¿Qué más da cuál es mi primer apellido?

Lo miré antes de responder, Jordan había bajado sus niveles de miedo y su cuerpo se miraba menos tenso. Aparte la mirada, inhalé aire con profundidad y después lo solté. Mis ganas de matarlo ya se había disipado.

Pero necesitaba estar completamente seguro de que no mentía, a veces hasta los resultados de las pruebas de medición podían ser alteradas por sujetos inteligentes. Jordan apartó su mirada de repente cuando yo ensombrecí la mía. En cuanto volvió a dirigir su vista a mí le propiné un puñetazo justo en la mandíbula, lo bastante duro para provocarlo y después hundí mi bota en la boca de su estómago con la fuerza exacta para no romperle las costillas. Jordan se desinfló, soltó un sonido quejoso y escupió sangre de su boca.

— ¡Joder! —farfulló sin aire—. ¿Qué ocurre contigo? ¿Por qué me golpeaste, idiota?

El reflejo de miedo en sus ojos seguía, no había enojo y mucho menos intenciones de atacar. Era alta la posibilidad de estar diciendo la verdad. Me erguí, di unos pasos hacia atrás—dándole la espalda—y miré sobre mi hombro, Jordan tenía la cabeza abajo y si enfocaba mi sentido auditivo en su máxima potencia podía alcanzar a escuchar que sollozaba.

— ¿Conoces a Matthew West y familia?

Giré para verlo y entrecerró sus ojos, pensativo. Enjugó sus lágrimas y siguió cauteloso.

—West —repitió, en un tono susurrante que parecía hacerlo navegar en su mente —. Ese apellido... mi madre...

—Nuestra madre —corregí.

El chico abrió su boca de golpe. Si tuviera las manos desatadas probablemente hubiese cubierto su boca con ellas por la noticia que había recibido.

—Carajo... eres Ronald. Ronald West.

Asentí muy despacio.

—Sí.

Por primera vez, Jordan luchó por ponerse de pie—olvidándose de su dolor—hasta conseguirlo, y yo retrocedí como acto de defensa. Él no dejaba de observarme con cierto aire de ilusión y curveó sus labios en una sonrisa.

—Por Dios, eres mi hermano. Mierda... mi hermano.

Para ser sincero no esperaba que le diera tanta alegría, pero me equivoqué.

—Sí, lo somos.

Jordan chitó todavía sonriente.

—Mamá tenía razón, no eres un gran conversador.

Lo fulminé con la mirada y resoplé con fastidio.

—Eso es subjetivo, cuando quiero soy el mejor conversador.

—Es que... aún no me lo creo, muchas veces le pedí a mamá que me llevara contigo, hablaba de ti todo el tiempo pero siempre me dio largas para conocerte hasta que... falleció.

Captó mi atención. Posiblemente el dolor de perderla seguía latente en ambos.

— ¿Matt West... sabía... de ti? —inquirí.

—En el funeral se enteró y... yo traté de preguntarle por ti, quería conocerte —bajó la mirada un instante y dejó caer sus hombros—. Nunca quiso hablar, mi papá tampoco, así que intenté dejar ese tema por la paz pero, no quise y después de un tiempo me encontré con él...

Clavé mi mirada en Jordan.

— ¿Él?

—Dagger, ese sujeto me dijo que te conocía muy bien, que podía ayudarme a encontrarte. Fue extraño porqué... a pesar de su apariencia extraña yo confié en él, como si no tuviera voluntad para negarme —tocó su cabeza con una mano y cerró sus ojos para apretar sus parpados con fuerza—, todo es tan confuso, siento como si me faltaran partes de mis recuerdos, no lo entiendo.

Entreabrí mi boca, Jordan decía la verdad.

—No sé cómo es que llegué aquí, ¿Por qué estás frente a mí? ¿Qué eres?

Suspiré.

—Es difícil de explicar —pasé una mano por mi nuca para rozarla—, no creo que estés listo.

—Sé que tienes las respuestas, no te ves tan alterado como yo. Tú sabes por qué estoy aquí y así —sacudió las cadenas—. Dímelo.

Mordí el interior de mi mejilla, tentado a hacerlo pero necesitábamos tiempo, él para reponerse y yo para confiar en su palabra.

—Debo marcharme.

—Ronald ¡Espera! Tienes que decirme la verdad.

Agarré la parrilla de la puerta para abrirla.

— ¡Tengo miedo!

Volteé a verlo, la angustia dominaba su cara, sus cejas fruncidas por el miedo me hicieron reflejarme por un instante en él. Miré la parrilla unos segundos y la solté para regresar junto a Jordan.

Saqué de mi bolsillo la llave que abría los grilletes, algo me decía que iba a necesitarla y no erré. Solo lo liberé de uno. Tomé aire y me lancé a una prueba de confianza. Jordan y yo estábamos casi de la misma estatura; lo dejaba abajo por una mínima de tres centímetros. Lo rodeé con mis brazos, sentí un aroma familiar en él, como si volviera a abrazar a mi madre.

La tensión en mi cuerpo era evidente, Jordan con su brazo libre me respondió el abrazo y lo hizo con más fuerza.

—Por fin te conozco —susurró en voz trémula.

Me sentí aturdido, un nudo se apoderó de mi garganta, y sí, era algo callado la mayoría del tiempo y seguía reforzando esa característica de mí al no tener la capacidad de responderle algo a Jordan.

Mi hermano seguía abrazándome con esa misma intensidad, era como si no quisiera separarse de mí.

Posé una de mis manos en su cabello y le di unas ligeras palmadas, ignorante por no saber cómo darle consuelo cariñoso a alguien de mi género. Era bastante crudo pero al menos lo intenté y parecía estar funcionando.

—Estás a salvo —le aseguré y lo separé de mí para verlo a los ojos—. Necesito que te quedes aquí, nadie te hará daño en este lugar. Te prometo que te diré todo cuando regrese, solo tenme paciencia ¿Entendido?

No parecía convencido, apretó sus labios en una línea de expresión y un semblante de desconfianza.

—Confía en mí, Jordan —pedí en un tono más amable.

Al final asintió.

—De acuerdo.

Al alejarme sentí que se aferró de mi cazadora y me hizo volver a verlo.

—Mi padre...

—No te preocupes, él está bien y pronto lo verás.

Movió su cabeza de manera afirmativa y con más tranquilidad.

Chad y Joey no se habían movido del lugar, ambos permanecieron de pie y atentos a cualquier cosa que hubiese pasado con Jordan.

—Tal parece que dice la verdad.

Chad enarcó una ceja.

Dice la verdad, As —corrigió el rubio en un tono de indignación—, mis análisis exhaustivos son aprueba de errores, nunca me equivoco.

Joey puso los ojos en blanco al mismo tiempo que yo.

— ¡Los vi! ¡A ambos! Tiene envidia porque soy el más inteligente de los tres.

Mordí mi labio para evitar burlarme y Joey solo sacudió la cabeza, exasperado.

—Solo quería cerciorarme de que dijera la verdad, puede ser una trampa y... parece sincero.

—Esperemos que sí, porque no lo pensaré dos veces para matarlo —agregó Joey.

No podía decir lo contrario, aunque se tratara de mi hermano.

—Hay que seguir con la observación y darle tiempo. Pronto me lo llevaré para que rehaga su vida.

Antes de seguir hablando una vibración en el interior del bolsillo de mis jeans capturó mi atención. Saqué mi móvil y leí el mensaje que acaba de llegarme:

Ya estoy en el lugar, te espero.

¿Cómo les explico sin que se me rompa el corazón? Ya entramos a la fase final de esta saga, repito, fase final.

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