Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

PARTE 3 (FINAL)

—"Hola, oye disculpa, gigante, ¿podríamos intercambiar lugar?", fue lo que el chico detrás de mí preguntó, después de picar mi hombro con su lápiz. Recuerdo que al girarme, la primera imagen con la que me encontré fue la de una deslumbrante sonrisa, y yo no pude hacer nada más que concentrarme en lo peculiar que esta era. "Precioso", fue lo que pensé en ese momento.

Baekhyun se sonrojó levemente y llevó una de sus manos hasta sus labios, aparentemente abochornado por sus palabras. Aun así, continuó. Ahora tenían toda la atención puesta en ellos. Su voz gruesa acaparando todos los oídos de las personas reunidas en su patio.

—Entonces, ese mismo día supe que ese chico era increíble. Solo la mención de un videojuego que yo igual amaba, bastó para saber que "Baekhyun" era lo que necesita. Era increíble, un amigo con los mismos frikis gustos que los míos, ¿pueden creerlo? —Algunas personas empezaron a reír. Chanyeol continuó un poco más relajado—. La química fue inmediata. Él era todo lo que yo quería, era divertido y siempre conseguía sacarme una sonrisa. Yo me consideraba el ser más gracioso y vivaz sobre la faz de la tierra, hasta que lo conocí.

Baekhyun rio con su rostro sonrojado intensamente, sin embargo, Chanyeol vio a sus ojos comenzar a volverse vidriosos. Su labio inferior tembló.

En contraste con la inesperada reacción del castaño, su agarre sobre el micrófono se hizo más bien firme. Sabía que esto iba a ser algo difícil, desde el principio lo supo, para ser más exactos. Pero también sabía, algo dentro suyo se lo decía, que esto era algo que tenía que ser hecho. Ellos nunca tuvieron la oportunidad de hablar sobre el tema, ya que su novio prefería simplemente dejar a aquellos días en donde debían estar, en el pasado.

Sus manos se encontraban temblando, y Chanyeol casi podía sentir a la pequeña cajita dentro de sus pantalones quemar a llama viva contra su muslo. Él estaba más nervioso de lo que jamás estuvo. No podía creer que realmente estuviera haciendo esto. Atreviéndose a aquello a lo que había jurado huir de ser necesario. Pero más que nada, sintió un profundo y verdadero alivio al saber que al fin podría hacerle conocer a Baekhyun su propia versión de la historia, el cómo las cosas solo habían terminado en un desastre por su falta de valor y, a lo mejor, tantita más perseverancia de su parte.

—Nos hicimos amigos muy fácilmente —rio ante el atesorado recuerdo de esos preciados días tan llenos de verdadera felicidad—. Tan fácilmente. Fuimos los mejores amigos que alguna vez hayan existido. Compartíamos todo. Cada secreto, temor y alegría por igual. Todo, cada pequeña cosa. Sabía que sin importar lo que fuera, él jamás me juzgaría por mis decisiones o acciones, algunas veces descabelladas. Por mi vida. Él estaba ahí acompañándome en mis locuras, sin importar qué —Dio un paso más cerca. Aquí iba, uno de los primeros candados que caía abierto, liberando a su corazón de al menos una de las tantas cadenas que lo mantenían atado. Suspirando, Chanyeol miró hasta los invitados, esbozando una amplia y orgullosa sonrisa—. Así que se lo dije. Recuerdo perfectamente el día que le confesé que era gay. Yo creí en ese momento que en serio la había cagado... que él se iba a alejar de mí. Llegué a pensar que podría perder su amistad, y aun así, decidí sincerarme.

Chanyeol pudo ver a los primero trazos de lágrimas deslizarse por las mejillas del más bajo. Una sonrisa de medio lado le traicionó, y sintió a su pecho comprimirse, pues aunque sabía que Baekhyun no estaba llorando de tristeza, desde que él se había prometido no hacerle sufrir de nuevo, no podía solo dejarlo pasar. Era inaceptable que su amado derramara más lágrimas, fuera cual fuera la razón. Suspirando, continuó:

—Pero, ¿saben cuál fue su respuesta ante la revelación más importante de mi vida? Fue algo como: "Uhm, bien. Hey, tengo hambre. Vayamos por algo de comer", mientras se levantaba y dejaba un manga que le había prestado de vuelta sobre mi escritorio.

Las risas de los invitados se dejaron oír. Pero a pesar del ambiente alegre, él pudo ver a una que otra persona con los ojos acuosos.

Baekhyun rio en medio del llanto. Chanyeol también lo hizo, pero bajando momentáneamente su vista hasta sus pies y de regreso al castaño. No quería romperse aún, necesitaba llegar hasta el final. Ignorando los temblores impacientes que le recorrían de los pies hasta la cabeza, retomó su relato. Esta vez, hablando en tono serio. La parte difícil de la historia llegaba.

—Recuerdo haberlo mirado incrédulo. Era muy joven como para entender del todo, así que solo me sentí infinitamente aliviado y agradecido con el chico que había elegido como mi mejor amigo. Estaba tan orgulloso de que Baekhyun no me considerara una abominación por mis preferencias y que, a pesar de todo, decidiera que nuestra amistad era demasiado fuerte para que algo tan estúpido como mi homosexualidad le hiciera salir huyendo lejos —Aferrándose a todo el valor del que era dueño, encaró fijamente a Baekhyun—. Recuerdo haber pensado: "Vaya, él es un hombre bastante seguro", pues no tenía ese estúpido pensamiento de que por ser gay tenía precisamente que fijarme en él ni nada por el estilo —Suspiró. Sí, había sido tal idiota—. Tarde entendería que su reacción fue más bien una de alivio, ante el descubrimiento de que, quizá, no todo estaba perdido para con sus sentimientos por mí... Pero yo era demasiado inmaduro entonces. No sabía lo que el "amor" significaba y mucho menos estaba interesado en ello. Solo era joven... Un joven tonto que quería vivir...

El rostro de Baekhyun se crispó en dolor. Sus ojos llenándose con nuevas gotas saladas. Chanyeol le sostuvo la mirada, era lo menos que podía hacer. Era su turno de sentir el dolor perforante de sus propias palabras, porque ahora, no era solo Baekhyun sufriendo solo. Ahora era él, Chanyeol, pensando en todas esas noches que su amado pasó en su habitación, mirando a la noche caer y al día siguiente llegar, simplemente rogando al cielo por que el dolor se esfumara, por que sus sentimientos se desvanecieran y todo el sufrimiento terminara.

El castaño lloraría noche y día, todo para que a la mañana siguiente, tuviera que enfrentarse de nuevo ante la imagen de las dos personas que más quería, viviendo su feliz noviazgo. Viendo al hombre que amaba, besar dulcemente a su mejor amigo.

—Yo hice algo verdaderamente horrible: lo herí. Primero al no darme cuenta de sus sentimientos y, después, poniendo mis ojos en alguien que no debía...

Todos seguían en silencio, simplemente escuchando atentamente. La madre de Baekhyun sostenía un pañuelo entre sus manos, mientras delgadas lágrimas bajaban por sus pómulos. Esta era la primera vez que ella escuchaba sobre la historia. Porque aunque la mujer había estado ahí para ver el dolor por el que su hijo pasaba, estando siempre presente y brindándole su apoyo incondicional, este nunca le tuvo la suficiente confianza como para contárselo. Aunque ella se imaginaba, al no verlo llegar de visita de nuevo, que Chanyeol era en parte culpable.

De reojo, era capaz de ver a Soo. Jongin, a su lado, había abrazado a su esposo más cerca de su cuerpo. Algunos movimientos rudos a un lado le avisaron de una pequeña discusión entre Sehun y Luhan, el más bajo alejó la mano que Sehun trataba de tomar.

Pero Chanyeol volvió su atención hasta Baekhyun. Él aún esperaba que continuase. Suspirando, dejó salir lo último que quedaba de su verdad. La única verdad que importaba.

—Ahora sé que todo fue un error. Un error que me costó a lo más importante que me haya pasado en la vida —Aspiró hondo, diciéndose a sí mismo que podía con esto—. Y lo perdí —Soltó al fin, sintiendo el tirón en su corazón al recordar los días grises y llenos de remordimiento que vivió mientras Baek desaparecía de su lado, mudándose lejos y tomándose un año sabático para trabajar y despejar su nebulosa mente, creyendo que la mejor opción era, en definitiva, alejarse y superarlo—. Lo perdí, pero entonces él volvió. Él regresó a mí y yo decidí, desde ese preciso momento, que jamás lo dejaría ir de nuevo. Que lo atesoraría por siempre. Porque eso era lo correcto... Porque con nuestras manos entrelazadas, todo se sentía perfecto.

Baekhyun comenzó a llorar más fuerte, justo cuando Chanyeol terminaba de hablar y se alejaba del micrófono. El llanto se hizo abundante en su novio cuando él se movió, comenzando a caminar más cerca.

El castaño llevó una de sus manos hasta sus labios, para cubrir su boca, mientras las lágrimas seguían bajando por sus mejillas. Chanyeol se dejó caer sobre su rodilla cuando estuvo frente a él, con otro de sus pies encargándose de sostener el resto de su peso, estabilizándolo.

Extendiendo el brazo, deslizó la mano dentro de su bolsillo, palpando la pequeña cajita que mantenía resguardada la sorpresa más grande que había hecho jamás para su novio. Sacándola fuera, la extendió justo enfrente, ante la vista expectante del castaño, quien abrió sus ojos y empezó a negar, como si no pudiera creer que esto realmente estuviera pasando.

Alzando la tapa que protegía el contenido, Chanyeol reveló por fin la sortija que había conseguido. Era una hermosa pieza elaborada finamente con oro blanco. Tenía unas preciosas incrustaciones de diamante. Era increíble. Chanyeol se sintió tan orgulloso al mirarla, era perfecta para este propósito. Era la indicada para pedirle matrimonio al hombre que había permanecido a su lado aun cuando Chanyeol no se sentía merecedor de su afecto.

Baekhyun contuvo un sollozo emocionado.

—Regresaste a mí, Baek. Regresaste y desde ese instante lo supe. Supe que jamás te dejaría ir. Quédate a mi lado por los días que nos restan de vida, ¿quieres? —Levantó más la sortija y pronunció las palabras, aquellas que, aunque su cerebro le dijera que no debía decir, su corazón le gritaba que era lo que necesitaba. Así que, ignorando las voces alarmadas en su cabeza, preguntó—: Baekhyun... ¿Te convertirías en mi esposo?

Cuando se puso de pie, sus largas piernas temblaban con la acumulación de nervios, tanto que él sentía que terminaría por desplomarse en cualquier momento. Lo había hecho. Realmente le había pedido matrimonio a Baekhyun; la cosa que más temía en el mundo y lo había hecho todo por él. Todo porque lo quería. Porque deseaba pasar cada uno de sus días y cada una de sus horas, al lado de esa brillante luz que llenaba de calidez su pecho cada vez que Baekhyun le miraba.

Chanyeol contuvo el aliento. Baekhyun dejó caer sus manos y respondió:

—Sí —Con lágrimas cayendo y deslizándose de sus ojos, agitó su cabeza en acuerdo. Una y otra vez—. Oh Dios, Chanyeol, sí, sí, ¡sí¡

Chanyeol tomó la delicada mano entre las suyas. Acarició el interior de su palma y después miró a los ojos vidriosos de su chico. Entonces, deslizó la sortija en el dedo anular izquierdo. Ahí donde siempre debió haber estado.

Miró maravillado hasta la hermosa mano portando el brillante anillo. Este encajaba a la perfección. La reluciente joya resplandecía aún más hermosa mientras adornaba el dedo de su prometido.

Poniéndose de pie, Chanyeol fue capaz de sentir a un par de brazos abrazarlo, seguido de un cuerpo cálido apoyándose contra su pecho.

Él solo dejó a sus sentimientos aflorar, y rodeó al chico con sus fuertes brazos, aspirando el embriagador aroma que no provenía de un caro perfume ni un buen champú. Era simplemente su aroma, el olor suave y fresco que Baekhyun siempre desprendía. Uno que le enloquecía, no solo de amor, sino de increíble confort cada vez que el castaño estaba cerca, trayendo paz a su alma.

Se sentía tan lleno. Tan cálido. Su corazón antes acelerado ahora latía a un ritmo más suave, acompañado por el de su compañero que retumbaba con increíble fuerza contra él, mientras Chanyeol lo aferraba con tanta fuerza, como si buscaran fundirse en el calor del otro y volverse uno. Ambos en un solo ente vivo, una sola alma unida.

Chanyeol fue traído de regreso al presente, en el instante preciso en el que Soo se ponía de pie. Elevando sus manos, el hombre empezó a aplaudir, enseguida, Jongin hizo lo propio, acompañado a su esposo. De repente, todos estaban aplaudiendo, llenos de regocijo. A Chanyeol le pareció ver el rostro de la madre de Baekhyun llorando en los brazos de su esposo. Lágrimas de felicidad presentes.

Esto era más que un simple paso. Chanyeol había derribado su temor. El miedo a perder de nuevo lo que más amaba, fue dejado de lado cuando supo que Baekhyun soñaba con que un día él le pidiera matrimonio. Y aunque el castaño nunca se lo dijo, él lo sabía.

Chanyeol lo conocía a la perfección y había sido capaz de mirar el rostro nostálgico de Baekhyun, mientras este miraba a la invitación de bodas que Jongin le había enviado. El chico había dirigido su mirada hasta su propia mano, y había acariciado sobre el dedo anular de forma triste, al darse cuenta de que ahí jamás reposaría un anillo, como el que ahora sabía que Soo con seguridad tenía.

Él sabía que Chanyeol no estaba listo, y que quizá nunca la estaría.

Así que, concluyendo que no había necesidad de alimentar falsa esperanzas en algo que Chanyeol no se sentía capaz de hacer, regresó sobre sus pasos para tocar la puerta y avisarle de su llegada. De ese modo, podría esconder la tarjeta y evitar el tema que sabía que ambos habían estado evadiendo por mucho tiempo. Pero, como siempre, Baek le sorprendió cuando salió a su encuentro, con la tarjeta aún en una de sus manos, y le tomó del brazo con la otra.

"Vamos", le había dicho Baekhyun, arrastrándolo al patio.

"¿A dónde?", el castaño se había detenido en su camino para encararle.

"A buscar un regalo a los novios, por supuesto". Baekhyun había esperado por mucho una llamada de Kyungsoo después de que este viera el video, mas esta nunca llegó.

Ya que como ahora sabía, Kyungsoo nunca vio la grabación, sino hasta hace poco, concretando así el paso faltante para el completo perdón que ambos amigos merecían recibir del otro.

—Años. Fueron años de pura felicidad que viví a su lado —decía la mujer sentada a la mesa, en un tono amargo y cargado de ironía, hablando sin dirigirse a él, como si solo estuviera expresando sus pensamientos en voz alta.

Había tantas botellas del alcohol regadas a lo largo de la superficie y a los pies de su progenitora, que Chanyeol tuvo que cuidar de cerca sus pisadas para no terminar tropezando con alguna de ellas. Echando un vistazo alrededor, concluyó en que la cocina no estaba en mejor estado que el resto de la casa.

Su madre continuaba sentada, con su vista fija en la ventana a su lado, como todas las veces que Chanyeol había llegado de la escuela y se aproximaba para ver cómo se encontraba. Una mano sostenía una botella de cerveza y, en la otra, un cigarrillo que de vez en cuando llevaba hasta sus labios. Dando lentas caladas, su madre soplaba el humo fuera de su sistema, para después dar un trago a su veneno líquido.

Chanyeol sufría tanto viéndola en esas condiciones.

Ella se había deteriorado tanto. Su cabello castaño estaba grisáceo a pesar de que ella era relativamente joven. Su rostro lucía demacrado y, en demasía cansado, más de la vida que de la falta de sueño.

No había ni rastro de la mujer que alguna vez le sonrió de forma dulce y amorosa. En su lugar, ahora no era más que un cascarón vacío, desprovista de toda felicidad. Ahí, en sus ojos amarillentos, no había nada más que soledad e inmensa tristeza. No sueños, anhelos o deseos de vivir. Nada, simplemente nada.

—Entonces nos casamos. Felices, enamorados. ¿Quién diría que ese maldito papel nos llevaría a la ruina? ¿Qué es lo que cambió en nuestras vidas? —preguntó antes de dar otra calada. Chanyeol aguardó en silencio y procuró no responder, sabiendo que ella estaba solo hablando consigo misma—. No lo sé... quizá nunca lo haga. Lo único que sé con seguridad, es que eso fue lo que provocó todo. ¡Fue culpa de una maldita sortija! —Escupió con odio. Como consecuencia, fue atacada por una repentina sucesión de tos seca.

Chanyeol luchó contra el impulso de correr a su lado para socorrerla. Ella podría volverse violenta en cualquier momento, él nunca sabía con exactitud qué actitud tomaría la mujer, pues su humor siempre variaba.

Ella se calló, antes de levantar sobre su cabeza la botella y aventarla por los aires, esta chocando contra la pared y quebrándose en miles de pedazos, regando el contenido ámbar por el suelo, a los pies de un Chanyeol más que sorprendido. Solo por unos centímetros se había salvado de recibir el impacto, pero su madre aún no había reparado en su presencia.

Lágrimas caían por las mejillas huesudas de su progenitora, en exceso delgada y desganada. Ella movió sus inquietos ojos hasta enfocarlos en él, parado en el marco de la entrada. Temblando y sin saber qué hacer a continuación.

¿Ella le golpearía? ¿Le gritaría? ¿Le insultaría?

—Nada volvió a ser igual. Todo en él cambió. Todo el amor desapareció —Incorporándose de su asiento, se deslizó fuera, caminando a su encuentro. Cuando la mujer elevó su mano en lo alto, Chanyeol se encogió en su lugar, esperando el primer impacto. Mas este no llegó.

En vez de aquello, su madre posó su gélida palma contra su mejilla. Y dijo, en voz mortalmente afilada:

—Y entonces él me engañó. Se enamoró de otra mujer e incluso... te dejó a ti. Te cambió por sus nuevos hijos. Nos abandonó a ambos, ¿lo entiendes? Él nunca nos quiso.

Sintiendo el ardor de las lágrimas picando en sus ojos, Chanyeol pensó en cuánto hubiera preferido que ella le hubiese golpeado.

No había notado el temblor de sus manos, estas se hallaban entumecidas. Él estaba paralizado en miedo ante el recuerdo que había llegado hasta su mente. Sus palmas sudaban frío. Mirando hacia abajo, a su cuerpo vestido en un traje negro con un moño acompañando el conjunto, trató de recobrar el control sobre sí mismo.

Maldición, tenía que ser justo ahora que tuviera aquel recuerdo.

Un vistazo a su alrededor le permitió entrever a los invitado de nuevo en su patio. Ahora, acomodados sobre las varias hileras de sillas que habían puesto. Listones blancos adornaban árboles cercanos y las mesas ubicadas hasta el fondo, en donde se llevaría a cabo la celebración. Un sentimiento de deja vu llegó de forma inevitable. En este lugar, justo en donde estaba parado ahora mismo, es donde le había pedido a Baekhyun que se casara con él.

Sorprendido, percibió un movimiento frente a él y vio al castaño posando sus ojitos curiosos sobre su persona. Él sonreía y vestía un traje también. Se veía hermoso. Pero al ver su semblante, él dejó a sus comisuras caer y pasó a verle con preocupación. Chanyeol se odió por eso.

—¿Señor Park? —preguntó el juez, mirándole expectante. Un rápido vistazo le permitió ver la duda plantada en los rostros del resto de invitados, quienes esperaban a que él reaccionara.

Entonces Chanyeol agitó su cabeza, buscando alejar la bruma y deshacerse de los recuerdos dolorosos. Fue entonces que sintió la humedad en sus mejillas.

Extrañado, levantó el rostro, pensando que se debía a alguna repentina lluvia. Lo habría dejado pasar, de no ser porque, para empezar, se hallaban debajo de un adorable quiosco y el sol resplandecía más que nunca, en contraste con el profundo tono azul del cielo.

—¿Qué está mal, Channie? —Chanyeol cerró sus ojos cuando Baekhyun se acercó lentamente y le preguntó aquello en un susurró, para que nadie más le oyera.

Fue casi imposible resistir el ardor en su pecho al percibir el tono ligeramente alarmado en su voz. Él debía pensar que Chanyeol se arrepentiría a último momento, o, al menos, eso es lo que él estaría pasando si estuviera en su lugar.

Suspiró hondo, llenando a sus pulmones con el aire tan necesitado. Entonces, elevó sus manos y extendiendo estas frente a él, vio claramente el temblor que las recorría.

—... Estoy muy asustado —Admitió, en un tono igualmente bajo, sentía las miradas ahora más bien impacientes. Podía percibir la inquietud de los invitados.

Y él lo supo. Entendió que, al igual que él, ellos veían que algo no estaba bien. Sin embargo, Chanyeol sabía que no tenía nada que ver con la boda, estaba seguro de que esto es lo que quería.

Él amaba a Baekhyun. Le había pedido estar siempre a su lado y él había aceptado sin dudar.

"Es lo correcto Chanyeol. Todo lo que te haga feliz es correcto. Y si Baek es el causante de tus sonrisas... entonces casarte con él es todo lo que necesitas", dijo una voz en su mente, haciéndole traer de vuelta las palabras de su amigo.

Así que, invadido por un renovado impulso de valor, Chanyeol extendió una mano temblorosa, con la duda apoderándose de la extremidad a medida que la deslizaba al frente, haciéndole devolverla cerca, a un lado de su cuerpo.

Meneando la cabeza, alejó todo pensamiento innecesario de su mente. Todo aquello que no envolviera al hombre frente a sus ojos, y se enfocó en los adorables rasgos de su... esposo.

La palabra sonaba tan extraña en su mente. Pero debía aceptarlo, pues desde que había dicho "sí, acepto" hace un instante, en eso es en lo que él y Baekhyun se habían convertido.

Todo parecía normal y eso le hizo fruncir levemente el ceño.

El castaño no lucía menos enamorado que hace cinco minutos, hace unas semanas o incluso hace varios años. Si era posible, parecía que el sentimiento se había vuelto más grande, tomando una impresionante fuerza. Porque, a pesar del tono asustado que había empleado, él era capaz de ver en sus ojos una cálida llama que parecía poder transmitirse hasta su cuerpo, cuando su amado le miraba.

Baekhyun fijó sus ojos claros en su dirección, dándole confianza y mostrándole esa hermosa sonrisa cuadrada, adornada con una hilera de dientes blancos y perfectos que hacían a su corazón saltar duro y desbocado dentro de su pecho. La voz de su esposo, baja y suave, le trajo de regreso.

—No lo hagas. No temas. Te amo, ¿podrías solo... confiar en mí? —Inhalando y exhalando repetidas veces, Chanyeol consiguió normalizar su respiración, hasta conseguir a su mirada en las suaves manos que se extendían frente a él.

Baekhyun ahora le miraba sonriente, pues había logrado ver que Chanyeol solo estaba dudando, debido a los sentimientos que tenía y que no quería que jamás se acabaran entre ellos.

Él sabía sobre aquello.

Reuniendo el coraje suficiente, dejó a sus palmas reposar sobre las más pequeñas. Las que siempre se habían mantenido esperando por ser tomadas y que, sin embargo, eran las que le recibían abiertamente en estos momentos.

Esperando. Siempre esperando.

Sin temores. Sin remordimientos. Sin dudas.

Estas eran tan suaves y emanaban tal calidez acogedora, que su emociones empezaron a disparar revoloteos incesantes en la boca de su estómago. Como si miles de mariposas aletearan libremente dentro de él, cosquilleándole los sentidos.

Él sonrió. Baekhyun le dio un cariñoso apretón y todos sus miedos se fueron volando lejos. Soo tenía razón.

Esto era lo correcto.

—Gracias por existir, Byun Baekhyun —exclamó, casi en un susurro.

Ahora, completamente seguro, se hizo la promesa silenciosa de luchar contra cualquier dificultad para levantar siempre la bandera de su amor en triunfo.

Porque él estaba profundamente enamorado de su esposo. Él amaba con cada pequeña parte de sí a Baekhyun.

—No —musitó el más bajo, negando con la cabeza y con una sonrisa tirando de sus labios. Él miraba en su dirección con esa mirada. Una que prometía la felicidad y algo más—. Gracias a ti, Park Chanyeol, por dejarme existir a tu lado.

"Todo va a estar bien", se repitió a sí mismo. "A tu lado, todo va a estar bien".

Y entonces se inclinó, haciendo lo que el juez le había dicho, y probó de los suaves labios de su amado. Porque ya podía "besar al novio". A su esposo, Baekhyun.

Mientras atraía el cuerpo más cerca de sí mismo, cerrando los ojos y concentrándose en las sensaciones de sus labios presionados juntos, con los aplausos tronando en sus oídos y con los invitados todos de pie, vitoreando su gesto amoroso, Chanyeol fue consciente de lo inmensamente feliz y perfecto que se sentía tener a Baekhyun a su lado.

Así que, cuando el más bajo cruzó ambos brazos sobre su cuello, Chanyeol se inclinó y rodeó su cintura, decidiendo ignorar la asfixiante desesperación creciendo en la boca de su estómago, al pensar que su estúpido terror infundado le pudo haber privado de esta dicha tan grande. Del privilegio de permanecer al lado del hombre que había traído tanto amor a cada uno de sus amaneceres.

Después de aquello, caminaron a través del pequeño camino dejado entre las hileras de sillas, con los invitados, en su mayoría familia y amigos muy cercanos, caminando justo detrás. El regocijo se revelaba en cada uno de los rostros sonrientes y la lluvia de felicitaciones.

La noche cayó demasiado rápido, aunque tomando en cuenta que la ceremonia se llevó a cabo en la tarde/noche, eso no era del todo sorprendente. De ese modo, Chanyeol y su esposo dieron el mejor servicio durante la celebración de su boda. Pasaron algo de tiempo rotando por algunos momentos en las mesas de sus invitados, para finalmente quedarse en la que se hallaban los padres de Baekhyun, el matrimonio Kim, Sehun, Luhan y ellos.

Mirando a cada uno de los rostros, él solo pudo agradecer infinitamente. Fue una agradable experiencia que Chanyeol repetiría sin lugar a dudas.

Así, en un momento determinado de la madrugada, una limosina arribó para recogerlos. Chanyeol despidió con alegría a todos, con su pequeño esposo permaneciendo a su lado. Desde la ventana, vio a Soo asintiendo felizmente, Jongin sonreía abiertamente desde su asiento.

Pero entonces algo más atrajo su atención, algunos movimientos que le hicieron captar el pequeño intercambio de palabras que se suscitaba entre Sehun y Luhan.

El más alto dijo algo en dirección al chino que, con su rostro compungido en ira, le gritó algo de vuelta. No era posible escuchar, por la música que aún sonaba alta. El más bajo se levantó de golpe, azotando su mano contra la mesa y dejando a la silla caer sobre el pasto, antes de empezar a caminar fuera.

Sehun, arrastrando la palma de su mano con frustración sobre su rostro, fue la última cosa que vio antes de que su transporte avanzara.

Sentado en la incómoda silla, esperaba impaciente a que su nombre fuera dicho. Sentía como que no soportaría ni un solo segundo más. Sus pies repiqueteaban inquietamente contra el suelo, de forma desesperada, tanto que en varias ocasiones Soo había deslizado su mano por su espalda y le había susurrado que "estuviera tranquilo".

Así que, cuando "Park Chanyeol" fue anunciado a través del megáfono, se levantó de un salto y caminó muy deprisa rumbo al estrado. Subiendo los contados escalones de dos en dos, llegó hasta donde el presidio estaba sentado, y directo con la maestra a la que le había tocado extenderle su certificado.

Hoy era su graduación. Pero a Chanyeol no podría haberle importado menos qué maldito día fuera.

Él solo pensaba en que quería arrebatar el papel de las manos de la mujer y salir corriendo. Baekhyun ya no estaba ahí. "Byun Baekhyun" estaba mucho antes que "Park Chanyeol", y el chico había salido con su muy anonadada familia siguiéndole de cerca, en cuanto le habían cedido sus papeles.

Chanyeol no podía esperar al segundo en que por fin le dieran el suyo y pudiera sacarse la toga y el birrete. Y fue por ello que, apenas la mujer le hizo entrega del dichoso papel, él salió disparado a través del lado lateral del auditorio que habían rentado para la fiesta de graduación de la preparatoria.

Escuchó a Kyungsoo gritar "Chanyeol", mientras veía cómo el fotógrafo dejaba caer sus manos con resignación al no tener tiempo de sacar la fotografía durante la entrega de su certificado. Pero nada de eso importaba.

Baekhyun.

Eso era lo único en lo que podía pensar mientras corría, forzando sus piernas al límite. Cuando divisó la casa del castaño, aceleró el paso hasta estrellarse contra la puerta, comenzando a golpear la misma con desesperación.

Solo se detuvo cuando la señora Byun por fin abrió. Ella lucía tan desconsolada que, por un segundo, temió que algo malo le hubiese ocurrido a alguno de los Byun o...

—¿Dónde está él? —Preguntó. La mujer solo negó con un gesto de la cabeza.

—Yo en verdad creí que era una fase. Las ideas sobre irse a otro lugar a trabajar porque deseaba tomarse un año sabático, antes de decidirse por una carrera.

—¿Qué es lo que está...?

—Se fue, Chanyeol. Él solo entró a la casa y, al momento siguiente, estaba saliendo con una maleta en sus manos.

—No. No puede ser cierto. Yo...

—No sé qué es lo que pasó, pero presiento que tú tienes algo que ver en eso —La mirada dura de la mujer le inquietó. Ella solo suspiró—. Pero Baekhyun ya es lo suficientemente mayor como para tomar sus propias decisiones.

Y eso fue todo lo que le dijo, antes de que cerrara de nuevo. Chanyeol dejó a sus brazos caer flojos a sus costados.

Se había ido.

Baekhyun se había ido.

Mirando a través de la puerta abierta, al cielo nocturno que se extendía frente a él, con la espalda recargada contra una de las columnas exteriores, Chanyeol se cruzó de brazos.

Él había rentado una pequeña cabaña en el bosque para su luna de miel. Le encantaba la naturaleza, y creía que todo lo que necesitaban en estos momentos era precisamente esto. Un poco de tiempo apartados de la ciudad. Únicamente él y su ahora esposo. El eterno dueño de cada uno los latidos de su corazón.

Un destello plateado, causado por la luz de la luna, le hizo mirar abajo hasta su sortija. Ahora estaba casado. Al fin había unido su vida al ser más importante para él en la tierra. Ahora se pertenecían mutuamente. Baekhyun era completamente suyo de ahora en adelante. Lo había conseguido. Eso que todo el mundo buscaba. Aquello por lo que algunos morirían: amor.

Amor que le era correspondido.

Él amaba y era amado de vuelta.

Chanyeol jamás esperó a la persona con la que se encontró en la fiesta de cumpleaños de Baekhyun, en donde le había pedido matrimonio. En un principio, no podía reconocer los rasgos del recién llegado. Eso hasta que esos ojos que le devolvían la mirada, ubicándole a él precisamente entre la multitud, se fijaron en los suyos.

Sus ojos se ampliaron con reconocimiento, y el hombre se detuvo abrupto. Todos estaban entretenidos, así que nadie notaba este pequeño evento. Solo Chanyeol se había fijado en el hombre. Y lo peor, no había nadie ahí para ver el temblor que sacudía su cuerpo entero.

Baek continuaba merodeando entre las mesas, saludando a la gente que ahora le felicitaba por su compromiso, así que tampoco lo vio. De modo que, tratando de no llamar atención innecesaria, empezó a caminar, siguiendo al hombre que ya avanzaba a la salida.

Se detuvieron justo frente a un auto aparcado frente a su casa. Había una mujer muy bella detrás del volante. Un adolescente y una joven cercana a su edad en el asiento trasero.

Ambos poseían los mismo ojos que el hombre.

Los mismo ojos que él.

—Hola, Chanyeol —Saludó el hombre algo mayor.

—... Hola.

Su Padre.

Era su padre, sin embargo, no se atrevía a mencionarlo en voz alta. No cuando su esposa y sus otros dos hijos estaban ahí escuchando. Quizás él nunca les habló de Chanyeol. De que tenía otro hijo. Y aunque no le había dicho nada más aún, él lo sabía, sentía que este hombre era su padre.

Se vio verdaderamente sorprendió cuando la mujer bajó del auto.

—Hola, Chanyeol. Es un gusto conocerte. Tu padre nos ha hablado mucho sobre ti.

Dudoso, aceptó el saludo de la mujer. El adolescente había bajado del auto.

—Hey, ¿así que tú eres mi hermano?

Chanyeol sintió una extraña punzada en el pecho. El chico le había llamado "hermano". Chanyeol nunca supo lo que era tener un hermano.

—Tu amigo, Baekhyun... —Su padre pareció debatirse en la forma correcta de decir aquello—. Me llamó. Él dijo que te haría bien vernos. Nos invitó a venir a su fiesta de cumpleaños, dijo que tú estarías presente —Rio nervioso, antes de continuar—. Tuvimos algunos inconvenientes en el aeropuerto, así que terminamos retrasándonos. Pero puedo ver que aún continúa la celebración —dijo, tratando de ver por sobre su hombro.

Chanyeol apretó sus puños a los lados y se preparó para encararlos, fuera cual fuera su opinión al respecto. Dijo firmemente:

—No es mi amigo, es mi prometido. Le he pedido matrimonio hoy.

En primer lugar, su padre amplió los ojos sorprendido, pero después sonrió. Una sonrisa genuina y sincera.

—Eso es... eso es increíble, Chanyeol. Eso quiere decir que has encontrado aquello que faltaba en tu vida, has sido capaz de encontrar aquello por lo que muchos han...

—Muerto —Completó. Las lágrimas empezando a deslizarse por sus ojos—. Mamá solía decir aquello día y noche.

Y ahí supo que ese hombre sí era su padre. Eso, y los ojos vidriosos del hombre lo delataron, réplicas exactas de los suyos.

Antes de que se diera cuenta, su padre lo había abrazado. Él se quedó quieto. Atónito y completamente en shock ante el toque del hombre. De su padre. Sus brazos fuertes le sostenían con cariño.

Chanyeol se exaltó cuando sintió un calor familiar envolverle. Al mirar abajo, se encontró con las pequeñas manos que rodeaban su cintura. Podía sentir la respiración de Baekhyun en su espalda.

* * *

Sintió al mayor saltar en sorpresa cuando lo envolvió entre sus brazos.

Baekhyun sonrió de lado, y descansó el rostro contra la espalda de su esposo, sintiendo la fragancia embriagante del más alto. Él amaba esto. Su olor, su complexión, pero sobre todo, su amabilidad. La calidez que el cuerpo de Chanyeol desprendía era increíble. Pero la amabilidad de su toque y sus gestos sinceros eran más de lo que podía soportar.

Él lo amaba.

Estaba total y completamente loco de amor por el alto.

Recordaba a la perfección cómo se sintió cuando descubrió que Kyungsoo y Chanyeol eran novios. Fue como recibir un duro golpe directo en el estómago, pero más que eso, el dolor perforante en su pecho le decía que su corazón se había roto.

Así que fingió una sonrisa. Siempre fue una sonrisa que buscaba ocultar su dolor, cada vez que Chanyeol le hablaba sobre Soo, sobre las cosas que eran tan distintas entre los novios y entre ellos, quienes solo eran amigos. Baekhyun se obligaba a tragar el nudo en su garganta y aguantar las lágrimas dentro de sus ojos. Ver al alto abrazar a Soo, sonreírle, besarle, era un verdadero martirio.

Fueron tiempos muy difíciles para él, hasta que finalmente terminó por romperse, hasta que la carga fue demasiado como para soportarla y decidió alejarse, incapaz de permanecer a su lado por más tiempo. De ver al hombre del que se había enamorado, amando a otro.

Amando a Kyungsoo. Al que Baekhyun también consideraba su mejor amigo.

Era duro de reconocer, pero incluso llegó a pensar que hubiese deseado nunca acercarse a Soo. Al verlos tan felices, en el fondo deseó nunca haber insistido a Chanyeol para hablarle a ese chico que se excluía del resto del grupo.

Cerrando los ojos, dejó a un suspiro deslizarse fuera. Entonces se concentró en la respiración tranquila de Chanyeol y aceptó su realidad, alejó el pasado y degustó el sabor de su presente. Aquí, ahora, ellos estaban juntos. Chanyeol se había entregado a él por completo. Había vencido a su más grande temor y le había pedido que se casara con él.

Fue una buena idea llamar a su padre. Él era el único que sabía sobre la vida que Chanyeol vivió con su madre alcohólica. Una mujer rota que no había terminado de superar la partida de su marido. Un marido que había sido alejado a causa de su mismo vicio, de sus celos enfermizos.

"No importaba cuánto la amara, ella siempre creía que yo la estaba engañando. Al final..., bueno, supongo que terminé cansándome de todo y encontrando a una mujer que me amó de verdad, una que no creía que yo la dejaría en cualquier momento por alguien más, porque esa era la realidad. Yo amaba a la madre de Chanyeol, pero ella jamás iba a estar conforme. Nunca iba a ser suficiente para ella", le había dicho el hombre.

Baekhyun había hablado con él. Había tomado mucho tiempo y requirió de varios de sus contactos, pero al final logró su cometido.

Le llamó y acordaron reunirse a comer. Ahí, el hombre le reveló la verdad. La madre de Chanyeol había sido una mujer muy importante en su vida. Pero que, sin embargo, ya no significaba nada ahora.

Lo que más lamentaba, era el hecho de haber dejado a su pequeño hijo bajo su cuidado. Él había tenido algo de ayuda legal para obtener la custodia de Chanyeol, y hubiera procedido de no ser porque la mujer se encargó de hacerle quedar como un mal padre y un esposo infiel, para que le dieran una pensión alimenticia con la cual comprar más alcohol.

Chanyeol nunca supo que el hombre pagó a su madre, que lo hizo por años. Ese dinero nunca llegó a él, pues todo se fue en botellas de alcohol. El chico creía que había sido desamparado, mientras su madre despechada y enferma, le llenaba la cabeza con basura en su contra. Al mismo tiempo en que su padre luchaba por tratar de encontrarlos.

El matrimonio no arruinó su amor. Los celos y las inseguridades de la mujer lo hicieron. Sus vicios probablemente habían llegado después de que él se fuera.

Para cuando a Baekhyun le tocó informarle que la madre de Chanyeol ya había muerto hace mucho tiempo, él incluso tuvo el corazón para llorar por ella.

Baekhyun conocía la historia. No se sentía del todo cómodo, pero se la contó al hombre. El cómo Chanyeol había llegado a casa después de su graduación de la preparatoria, solo para hallar a su madre muerta en casa. Ella bebió y bebió sin parar hasta que terminó con su vida.

Y nuevamente, Baekhyun fue preso de la culpa. Porque había abandonado a Chanyeol cuando él más lo necesitó. Porque nunca le dio la oportunidad de darle alguna explicación. Por desaparecer de su vida sin dejar huellas que le ayudaran a encontrarle. Porque Baekhyun no quería ser encontrado, no quería ser destruido de nuevo.

Todo sin saber que, quien estaba siendo destruido, era en realidad Chanyeol. Y solo por eso Baekhyun le estaba profundamente agradecido a Kyungsoo y a Jongin, porque sabía que ellos habían estado ahí para el alto.

Y es de esta forma como esperaba redimirse, reuniendo a Chanyeol con su padre.

Baekhyun suspiró cuando sintió algo cálido presionarse sobre sus manos entrelazadas, sobre la cintura de su esposo.

Sonrió cuando sintió a los dedos de Chanyeol acariciarle los nudillos con lentitud, y rodear la sortija en su dedo. Cuando se separó del abrazo, lo primero que vio fue el brillante anillo en la mano contraría. Un calor se extendió por sus mejillas. Una conocida sensación de cosquilleo invadió la boca de su estómago.

Ellos estaban casados. No podía creerlo.

—Yo... estaba muerto de miedo, ¿sabes? —Murmuró Chanyeol, después de un rato—. Es tonto, lo sé. Una pobre excusa absurda, pero es la única verdad. No quería perderte, porque te amo demasiado Baekhyun, aún lo hago. No quiero perderte o perderme a mí mismo como mi madre.

—Pero... —Chanyeol le detuvo, presionando un dedo sobre sus labios.

—Shh. Lo sé. Él me lo contó todo —Respondió. Su mirada cayendo baja—. Gracias por buscarlo.

Él asintió comprensivamente. Y fue solo sorprendido por la voz de su esposo hablando de nuevo.

—Pero también, Baek, ella no tuvo la culpa —Algunas lágrimas se habían acumulado en sus ojos, él las vio y sintió cómo su pecho se comprimía en compasión—. Ella solo se rompió cuando perdió a su esposo, al hombre que amaba. Y entonces murió. Murió sin poder encontrar a su amor de vuelta. Baek... yo no sé lo que haría si te perdiera. Ahora sé que el matrimonio no va destrozar nada entre nosotros, pero el miedo perdura. El perderte, eso el algo que no estoy seguro de poder soportar si tú algún día...

Baekhyun no le dejó continuar. Atrayéndolo más cerca, capturó sus labios en un beso cargado de sentimiento. Tratando desesperadamente que Chanyeol pudiera entender la magnitud de su amor. Se separó unos centímetros, aún lo suficientemente cerca como para compartir el mismo aliento.

—Jamás, Chanyeol. Óyelo bien, jamás voy a apartarme de tu lado. Siempre, cuando tú llames mi nombre... yo estaré ahí para ti...

—Baekhyun... —susurró, antes de besarle de nuevo. Esta vez, más apasionadamente. Baekhyun llevó sus manos más cerca y se entregó.

Así como esa tarde lluviosa en la que volvió a su antigua escuela preparatoria, en búsqueda del fantasma del hombre que aún era dueño de su corazón. Y que cuando lo vio frente a él, mientras ambos eran empapados por la lluvia, quiso correr. No sabía si su corazón sería capaz de aguantar el dolor de nuevo. Si sería capaz de mirar a sus ojos sin derramar lágrimas. Sin sentir la asfixia que su ausencia causaba en su vida. Chanyeol era como parte de sí mismo.

Cerró sus ojos. Perdiéndose en las sensaciones que los brazos de su esposo le proporcionaban. Esto se sentía correcto. Se sentía perfecto. Es como si su cuerpo lo supiera, que ahí es donde pertenecía, entre sus brazos. Sus manos grandes y suaves que se deslizaban por su cuerpo, deseosas de amar. De amarle a él.

Y que con cada fibra de su corazón, él le correspondía. Porque Baekhyun le amaba

La palabra "amor" perdiendo significado cuando intentaba usarla para describir lo que el hombre le hacía sentir. No era solo amor, no era un sentimiento que pudiese expresar en simples palabras. Lo que Chanyeol hacía con él no era un simple encuentro carnal, no era una necesidad física, era una petición del alma.

Eso que brillaba en su pecho cada vez que Chanyeol susurraba con amor en su oído, era algo mucho más grande y significativo. Era una magia que solo Chanyeol podía proveer a su alma.

Nunca sería igual su vida sin él a su lado. Eso es lo que pensaba cada vez que sentía a Chanyeol. El contacto de su piel que le hacía estremecer.

Esa noche le hizo el amor.

Chanyeol le hizo el amor en medio de sábanas blancas. Y, al igual que la primera vez, él se entregó; sin miedo y sin temor a equivocarse, le dio todo al mismo hombre al que en el pasado le entregó lo más preciado que tenía. Su primer amor, su eterno y completo amor.

Con sus manos entrelazadas, Chanyeol besó cada rincón de su piel, cada pequeño lunar esparcido sobre el lienzo sin manchar que era su cuerpo.

No importaban todas las veces que ellos hubieran hecho el amor con anterioridad. Esta sería la primera vez que lo harían siendo esposos.

Y mientras para él, el papel no tenía mayor importancia, los simples gestos suaves de Chanyeol, eso eran su máxima prueba de amor. Porque él confiaba en que Baekhyun jamás iba a traicionarlo, jamás iba a abandonarlo. Porque, a pesar de sus temores, él estaba diciéndole con esto que para él, Baekhyun era lo más importante.

El cuerpo tibio y suave sobre el suyo, entregándose, simplemente dándole todo de sí y más.

Chanyeol besó cada dedo largo y fino, e incluso amó hasta su propia alma. Mientras la noche seguía su curso, Chanyeol continuaba amándolo hasta el cansancio. Llevándolo más lejos de la tierra y más cerca del cielo. Siempre susurrando su nombre, mezclando su aliento con el suyo, cada vez que sus cuerpos se encontraban juntos. Buscándose mutuamente, siempre buscándose y encontrándose en cada embestida.

La música creada por el bosque como su única compañía. Rodeado de naturaleza y agotado, sintiéndose más que satisfecho, Baekhyun rodó cerca de Chanyeol. Abrazándose a él y descansando el rostro cerca de su pecho.

La respiración suave y tranquila transmitiéndole paz.

La noche alzándose y extendiéndose en cada hora que se esfumada, para dar paso así al amanecer, mientras ellos continuaban entrelazados, disfrutando del calor del otro.

Una sonrisa se instaló en sus labios cuando la respiración acompasada de su esposo llegó hasta sus oídos, proporcionándole más tranquilidad de la que nunca tuvo, y aligerando, al mismo tiempo, la pesadez en su pecho lleno de remordimientos por sus acciones erradas del pasado.

Él ya había pedido perdón a cada persona a la que le había causado algún daño. A Kyungsoo, a sus padres e incluso a Chanyeol. Y también, había recibido las disculpas necesarias. Ahora sentía que podía empezar de cero, como si su historia apenas diera inicio.

El conteo de su vida juntos, comenzaba ahora.

Dejando al sueño apoderarse de él, Baekhyun cerró los ojos y se relajó entre los brazos del único hombre al que había amado. Ahí es donde se sentía seguro. Donde pertenecía.

Las fuertes manos de Chanyeol acariciaban su espalda baja. Esas suaves y amables manos que siempre habían estado ahí para tomarlo en todas las formas posibles. Esas manos que sostenían no solo su cuerpo, para amarlo y adorarlo, sino también a su corazón para cuidarlo y protegerlo.

Su corazón jamás estaría tan seguro en otro sitio que no fuera aquí, entre las amables manos de su esposo.

Fin.

* * *

Espero que les haya gustado mucho :>

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro