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PARTE 2

Después de aquella ocasión en donde Baekhyun había salido huyendo, dejándole anonadado en el aula, este había estado ausente por casi dos semanas de la escuela. Chanyeol miraba siempre al asiento vacío justo frente a él. No habría podido ignorarlo ni aunque lo intentara.

Desde que aquello había ocurrido, no había sido capaz de sacar al castaño de su mente.

Solo el pensamiento de que en cuanto lo tuviera en frente de nuevo hablaría con él, lograba tranquilizarlo.

Pero cuando el chico volvió, nunca más le dirigió la palabra.

Y cuando intentó hablar sobre lo sucedido, Baek solo le esquivó de forma tajante, diciéndole que ahora se sentía mejor con "otro tipo de amistades". Siempre tratando de fingir que nada había pasado en realidad.

Él dijo que eso era todo, y que no debían preocuparse, pues no tenía absolutamente nada que ver con ellos dos o con su noviazgo.

Y, sin embargo, con el paso de los días, se volvió imposible ignorar que el castaño, de hecho, ya no se sentaba a almorzar con ellos en su banca favorita.

Kyungsoo estaba tan triste ahora ya que se sentía directamente responsable por haber destruido la bonita amistad que había entre ellos antes de su llegada. Aun cuando el mismo castaño le había dicho que no tenía nada que ver con la relación que mantenían y que tampoco era nada personal contra Soo, o algo por el estilo.

Pasó casi medio año de la misma forma evasiva, con el chico a duras penas y saludándolos por los pasillos. Chanyeol creía que el más bajo lo hacía únicamente como una muestra de cortesía, cada vez que era lo suficientemente descuidado y terminaba topándoselos.

¿Y todo para qué?

Chanyeol y Kyungsoo habían vivido la experiencia que tanto querían, pero en el proceso también habían terminado dándose cuenta de que lo que sentían por el otro no era amor. No podría ser eso. El llevarse bien y no sentir en absoluto celos, ni siquiera una mínima atracción física, no podría ser considerado "amor".

Llegaron a la estúpida conclusión de que su relación debía ser meramente amistosa. Como si eso no fuera algo que ya supieran.

Las cosas fueron grandiosas después de aquello, al menos, la parte en la que a Kyungsoo se refería. Ambos fingieron que lo sucedido en su casa aquella tarde lluviosa jamás pasó. Esa y todas las demás ocasiones que envolvían algo más que una simple amistad, fueron debidamente enviadas al baúl del olvido; por el bien de ambos, acordaron.

Y así, sus vidas volvieron a lo que eran antes de que pensaran (erróneamente) que algo más podría llegar a surgir entre ellos.

Más tarde, se anexaron dos nuevos integrantes a su círculo amistoso. Ambos eran tan unidos como lo habían sido Chanyeol y Baekhyun en el pasado.

Oh Sehun y Xi Luhan. Los dos, miembros de mayor relevancia en el comité estudiantil. Luhan ocupaba el cargo de presidente, mientras que Sehun fungía como tesorero. Irremediablemente, ellos siempre terminaban discutiendo durante las juntas.

Luhan siempre quería más presupuesto para las mejoras (entiéndase, caprichos). Sehun no podía concederle todo solo porque eran amigos.

Era incluso gracioso verlos pelear por casi cualquier cosa que se presentara, lo que en parte le ayudó a olvidar momentáneamente sobre la inquietud que la ausencia de Baek le causaba. Sus peleas nunca duraban más de un día. Luhan siempre regresaría llorando y diciendo "te perdonó, estúpido", ya que el más alto era demasiado orgulloso como para pedir disculpas. Y ya, asunto arreglado.

Sí, Chanyeol debía admitir que habían sido días muy divertidos.

Todo era, de hecho, tan divertido.

Tan sencillo.

Y dejando de lado el hecho de que Baek se había movido de fila, abandonando así su lugar habitual enfrente suyo, todo estaba en relativo orden.

Suspirando, Chanyeol llevó la copa de vino hasta sus labios. El delicioso sabor explotando en su paladar cuando el líquido impregnó su boca.

Un sonido bajo le hizo desviar su atención de la bebida. Y mirando a la débil luz parpadeante, tomó entre sus manos el artefacto que vibraba sobre la mesa.

Desbloqueando el teléfono celular, leyó el mensaje que acababa de llegar:

"Hola Channie~ solo para recordarte que estoy saliendo con Jongin esta noche, no preparé cena, pero puedes pedirte una pizza o algo cuando tengas hambre (corazón rojo, corazón azul)."

Una sonrisa boba amenazó con establecerse en sus labios. Era Baek.

Es justo ahora que su chico por fin había hecho las paces con Soo, que había vuelto al contacto con Jongin. Ellos habían sido tan buenos amigos en el pasado, inseparables. Jongin había sido el único apoyo con el que el castaño había contado en ese entonces; el mismo moreno se lo había dicho.

Un destello del pasado logró colarse entre las líneas de su pensamiento.

Baek se había terminado distanciando. No importaba si él o Soo mismo hubieran tratado de hablar con el chico, este simplemente cortó todo tipo de lazo con ellos.

Ahora que realmente estaban sin Baek, la culpa les estaba carcomiendo por dentro.

—Debí haberlo sabido. ¡Oh, por Dios! ¿Qué he hecho, Chanyeol? ¿Seré castigado por ser el culpable de que Baek esté pasando por un mal rato? ¿Y si se tira a los vicios? ¿Y si...? —Chanyeol pudo incluso haberse reído por el tono alarmado de Soo, sus ojos luciendo más grandes que de costumbre. Lo hubiese hecho, si tan solo el remordimiento no estuviera también acabando con su poca cordura.

El pobre chico era el más afectado. En cuanto Chanyeol le dijo lo que había pasado, y que a partir de ahí es que el castaño se había alejado, Soo no pudo dejar de echarse toda la culpa. Decía que se sentía muy mal porque al final, si lo comparaba en una balanza, la amistad de Baek terminaba pesando muchísimo más para ambos.

Kyungsoo no soportaba la idea de que él, quien consideraba a Baekhyun su mejor amigo, hubiese sido el causante de algún trago amargo para el chico. Kyungsoo casi se arrancaba los cabellos de la desesperación.

—Descuida, Soo —dijo, acomodándose mejor sobre la banca. Alcanzó las manos de su amigo y las tomó entre las suyas—. Baek es muy fuerte. Él va a regresar, yo lo sé. Lo siento, ¿somos los mejores amigos, recuerdas? Él no me dejaría, solo necesito que vuelva y así poder explicarle...

Su voz muriendo en su garganta al sentir el peso de una mirada cayendo sobre ellos. Cuando miró sobre su hombro, se encontró con Baek viendo fijamente en la dirección en la que ellos se encontraban. Fue solo un segundo que el dolor atravesó sus facciones, hasta que el más pequeño tomó la mano de un chico moreno que Chanyeol no conocía y lo arrastró consigo al otro lado de la cafetería.

Tecleó un rápido: "De acuerdo, que te diviertas y ve con cuidado. Te veo en casa".

Estaba terminando de enviar el texto, cuando una familiar mata de cabello castaño moviéndose a su encuentro, captó su atención. Una gran sonrisa se instaló en su rostro. Devolviendo el teléfono sobre la mesa, miró a su invitado.

—Eso ha sido rápido —exclamó.

Kyungsoo sonrió, deshaciéndose del abrigo y colocándolo en el respaldo de su silla, antes de tomar el lugar de enfrente.

—Sí, bueno. Ya sabes, no hay demasiado tráfico a estas horas.

—¿Le dijiste a Jongin?

—Por supuesto. Es mi esposo, él es el primero en saber cuando voy a reunirme con otro hombre.

Chanyeol soltó una carcajada por el comentario de su amigo, que buscaba ser gracioso. Kyungsoo le imitó, sabiendo que el motivo de esta reunión era para aliviar su propio nerviosismo, principalmente.

—Y antes de que lo preguntes, sí. Le dije que no mencionara nada a Baek.

El aire volvió a sus pulmones al oír esas palabras. No se supone que su chico supiera de toda esta sorpresa que tan meticulosamente estaba preparando para él. Ahora que la fecha de su cumpleaños estaba más cerca, Chanyeol no sabía cómo ocultar su ansiedad. Menos en esta recta final, llena de tantos sentimientos encontrados que hacían a su estómago revolverse y que llenaban a su mente con innecesarios recuerdos.

Y con ellos, también el miedo y la culpa volvían, haciendo estragos dentro de él. Soo vio el cambio en su semblante e, inclinándose sobre la mesa, alcanzó sus manos, justo como en el pasado, cuando Chanyeol solía hacerlo por él.

Sonrió de lado y supo que Soo ya lo sabía.

Después de todo, Chanyeol era tan fácil de leer. Y es que ahí había, tras la sonrisa que siempre trataba de mantener, un miedo mucho mayor que no le permitía seguir adelante. Volviendo por las noches para atormentarlo, más ahora que la fecha estaba tan cerca.

Miró hasta abajo, detallando las manos que sostenían las suyas. Estas era ligeramente más grandes que las de su Baek, y tampoco eran tan cálidas, notó. ¿A quién quería engañar? Ni siquiera podía comenzar a comparar a Soo con Baek.

Ambos eran importantes, pero ocupaban distintos lugares y proporciones de su corazón.

Kyungsoo suspiró, atrayendo su atención de vuelta a su rostro.

—Mira, sé que esto es muy difícil para ti. Entiendo que estés lleno de dudas, pero escucha muy bien lo que voy a decirte, Chanyeol: Casarse, comprometerse con el amor de tu vida, es una de las mejores cosas que pueden pasarte.

Dirigiendo una significativa mirada hasta sus manos unidas, Soo deslizó uno de sus dedos sobre su propia sortija de matrimonio, una sonrisa surcando en sus labios.

—Casarme con Jongin ha sido una de las mejores decisiones que he tomado, Chanyeol. Jamás podría, ni por asomo, llegar a arrepentirme por ello.

Chanyeol sabía que al igual que él, Soo poseía muchos recuerdos, algunos más preciados que otros. Él podría concluir eso al solo contemplar con cuidado la mirada ensoñadora que su amigo tenía pintada en el rostro.

—Pero... —Tragó duro. Soo volvió la vista, listo para responder a cualquiera de sus preguntas "tontas y sin sentido"—, ¿qué hay de las peleas? Hace poco tú y Jongin casi... —inquirió. Kyungsoo asintió en entendimiento, rápidamente captando a dónde buscaba llegar.

—Las peleas las hay en todas las parejas, Yeol. Siempre va haber desacuerdos y aun más en un matrimonio. Sería preocupante si, de hecho, ese no fuera el caso —Sonrió—, porque entonces solo habría dos opciones: O esa persona no te ama lo suficiente como para que le importe nada, o a ti no te importa lo que la otra persona haga o piense.

Chanyeol asintió, tratando de asimilar la nueva información.

Visualizaba todo con una sorprendente nitidez.

Recordaba a su hermosa madre, con su vestido con patrones florales favorito y su largo cabello amarrado en un moño alto, narrando con su suave voz para él. Chanyeol amaba escuchar las historias que ella le contaba a la hora de dormir. ¿Qué podría decir? Era un niño muy feliz.

Lo era y, sin embargo, no lo sabía.

La forma tan confiada en que la mujer hablaba sobre lo hermoso que era el amor, mientras se sentaba al borde de su cama, le había hecho sentir tan pleno. La expresión del amor más grande, representada y registrada en su joven mente a través de sus cuentos. Las numerosas historias que su madre inventaba para él. Siempre en donde un par de enamorados lograrían, pasando a través de un sin fin de obstáculos, alzar la bandera de su amor en alto.

Caía dormido como un angelito con una sonrisa en sus labios. Pero no se puede ser niño eternamente. Progresivamente, Chanyeol creció. Y dejando la tierna infancia detrás, comenzó a deslizar fuera la venda del engaño puesta en sus ojos.

Y él se dio cuenta.

El príncipe que su madre tanto proclamaba, nunca había formado parte de sus vidas. Chanyeol no recordaba alguna vez haber conocido a dicho sujeto.

Más tarde se enteraría que, de hecho, el príncipe de su madre vivía lejos, muy lejos. En otro país, con otra mujer y con otros hijos. Esa verdad fue dura de concebir.

Y para cuando se armó de valor y preguntó, después de incontables noches de escuchar a su madre sollozar en su habitación, la respuesta dada por su progenitora sería la causante de su actual aflicción. De eso que le hacía temblar y le oprimía el pecho de solo pensarlo.

—¿Pero qué ocurrió madre? ¿Por qué él..., por qué se fue?

Sosteniendo un cigarrillo entre sus dedos y mirando a través de la ventana, ella se reiría. De forma sarcástica, dolida y cansada. Una pequeña sucesión de tos generada por sus pulmones ya dañados como su única compañía.

Llevando la botella de cerveza hasta su labios, ella le diría, todo el tiempo, cada vez que él preguntara:

—Me enamoré —Mirando a la ventana, su vista perdida en algún punto lejano—. Entonces me casé. Eso fue lo que pasó.

Algo quizá se rompió de forma irreparable dentro de su mente al escuchar las crudas palabras de su progenitora. Algo que le hizo creer que el matrimonio era algo malo. Que por culpa del matrimonio, se acababa el amor y todo la ilusión se desvanecía.

Que un compromiso de ese nivel, sería capaz de llevarlo a la ruina.

Tal y como lo hizo con ella.

—Tengo miedo, Soo... —Admitió en apenas un susurro. Chanyeol temió por el tono quebrado en sus propias palabras— Baek es... muy preciado para mí. No quiero perderlo.

Kyungsoo le contempló entre apenado y comprensivo, al percibir los temblores en sus manos aún envueltas entre las suyas. En este punto, el más bajo ya debería de haberse dado cuenta de que todo el cuento de que había "leído por ahí" algo sobre las desventajas de llegar al altar, era nada más que una vil mentira maquinada para ocultar la verdadera razón de su temor.

—Eso no va a pasar, Chanyeol. Él te adora, y yo sé que tú lo amas más que a nada en el mundo. No hay razón para pensar que el matrimonio va a destruir todo lo que han forjado con tanto esfuerzo a lo largo de los años... a través de todas las dificultades.

—¿Y qué hay de ti? Tú también estás muy enamorado y sé que Jongin también lo está pero..., ¿qué hay de sus recientes problemas? ¿No es que estuvieron a un paso de separarse?

Suspirando con pesadez, Kyungsoo se volvió a su lugar. Chanyeol se sintió mal por la mención de este tema, pero ya no había vuelta atrás. Lo dicho, dicho estaba.

—Es diferente, Chanyeol. Nuestros problemas fueron... pasajeros. Pero como verás, el amor fue más fuerte. Yo no dudaría, ni por un solo segundo, que tu amor y el de Baek estaría en contra de cualquier circunstancia que se pudiera llegar a presentar.

Chanyeol sonrió. Para cuando el camarero llegó con su comida, ambos se sumergieron en temas menos densos. En algo apto para una buena digestión.

Dejando por un momento a un lado el terror que la simple mención del matrimonio le traía, se enfocaron en revisar los detalles finales de la "gran sorpresa". En haber enviado la invitación a los padres de Baekhyun y a los amigos más cercanos de ambos, en haber conseguido unos buenos adornos, además de sillas y mesas suficientes.

Porque fiestas habría muchas más para festejar. Pero pedirle matrimonio al verdadero amor de su vida, era cosa de una sola vez.

O, al menos, eso es lo que significaba este paso para Chanyeol. Él estaba enfrentándose a este profundo miedo que le había atormentado por muchos años, y la única razón de su decisión habían sido los fuertes sentimientos que tenía por su novio.

Terminando con la comida, pagaron la cuenta antes de abandonar el restaurante donde se habían citado para cenar. Se dirigían ya a la salida cuando Chanyeol se detuvo al sentir una repentina pérdida de fuerza en su mano. Entonces, girándose en su lugar, vio a Kyungsoo agachándose en el suelo para recoger la cartera que se había deslizado fuera de su agarre.

Soo sonrió y le tendió el objeto en su mano.

—Hey, se te cayó esto.

Chanyeol se quedó paralizado en su sitio, cuando el reconocimiento llegó a él.

Un año. Había pasado todo un año en que no había escuchado esa voz. Al menos, no dirigiéndose a él directamente.

—¿B-baek?

Baekhyun le miraba entre divertido y extrañado por su actitud por demás rara. Él debía saber mejor que nadie que Chanyeol no era del tipo tartamudeo-por-todo. Ladeando la cabeza, le extendió la cartera que se la había caído. Con dedos temblorosos, se las ingenió para llevar sus manos hacia el frente y tomar su pertenencia de vuelta.

Fue un leve toque, apenas una caricia superficial de sus dedos durante el breve intercambio, pero fue suficiente para hacer a las chispas dispararse por cada rincón de su cuerpo. Baekhyun alejó su mano, aparentemente sorprendido de la reacción generada.

¿Cuál era la probabilidad de que él también hubiese sentido ese choque eléctrico causado por su efímero toque?

Forzando una sonrisa, Baekhyun se giró, dispuesto a irse, cuando Chanyeol le llamó de vuelta:

—Baek... hay algo que necesito decirte, Soo y yo...

Antes de que pudiera terminar su tan anhelada confesión, en donde buscaba aclarar todo este malentendido, él se acercó y le hizo callar, posicionando su índice sobre sus labios.

—Shhh. No tienes que decir nada. Es más fácil para mí soportar todo si no andas por ahí recordándomelo.

Y tras una agradable sonrisa final, comenzó a alejarse.

Sin embargo, solo fue capaz de dar algunos pasos cuando una alta figura surgió desde detrás de él, rodeándole los hombros y atrayéndolo cerca.

—Hey.

Le saludó Kai. Chanyeol sintió a sus dientes rechinar de tan duro que apretó su mandíbula. Le podría haber arrancado el brazo solo por atreverse a ponerlo sobre el castaño.

—Espero que esta vez realmente hagas un buen juego y no nos dejes ganar como la última vez. Tu pequeño novio se sentirá muy decepcionado si el equipo vuelve a perder contra nosotros, Park.

Coros de risas le siguieron a esas palabras que él sabía perfectamente que estaban destinadas a ser hirientes. Chanyeol apretó sus puños para no perder la poca paciencia de la que era dueño, y golpearlo en ese jodido instante.

Además de Kai y Baek, estaban esos otros dos integrantes del grupo. Unos chicos apodados Chen y Xiumin.

Juntos eran conocidos en el campus como los Kim. Porque, aparentemente, poseían el mismo apellido.

Con la llegada de Baekhyun a su grupo, después de que este se alejara de forma permanente de ellos, el grupo había cambiado para ser lo que ahora se conocía como "Byun y los Kim", famosos debido a que los tres Kim eran muy buenos en los deportes, y con la integración del cerebro de Baek, habían arrasado con los premios escolares en todas las áreas.

El campo estaría cubierto en su totalidad de no ser por...

—Pues su "pequeño amigo", porque eso es todo lo que somos, también espera que logren sacar un diez en el campeonato de matemáticas de esta temporada.

La sonrisa en el rostro de Kai se borró de forma inmediata cuando Soo llegó junto a él. Posicionándose a su lado, el bajito se cruzó de brazos.

Hubo un silencio hasta que el moreno finalmente estalló en carcajadas. Kyungsoo esperó pacientemente a que estas disminuyeran.

—¿Ya acabaste con tus burlas tontas?

—Ay, espera... —dijo Kai, dando una última carcajada—. Sí, ahora sí.

Limpiándose una lágrima en la esquina de su ojo, Kai caminó más cerca.

—Ya está, pequeña diva. Ya me has hecho reír lo suficiente por hoy. Te voy a conceder el punto solo porque, sí, en efecto, un 9.9 no es igual a un 10 ¡oh, qué abismal diferencia!

Dijo poniendo una mano sobre el pecho en señal de fingida impresión.

Los otros Kim empezaron a reírse. Baek solo miraba; si era posible, fulminada a Soo con la mirada.

—Ah, ¿sí? No decías lo mismo la última vez que competimos. Recuerdo claramente verte hacer un baile de la victoria solo porque obtuvieron ¡ah, sí... una simple milésima de ventaja!

Se burló Luhan, quien iba llegando. Su estrella deportiva venía con Sehun siguiéndole de cerca. El segundo, aunque no tan bueno como el chino, se veía favorecido con su altura en los torneos de Básquetbol.

Ignorando a los recién llegados, el moreno dio un paso al frente.

—¿Por qué no vas por ahí con tu novio Chanyeol, mientras nosotros vamos a entrenar "de verdad" para el siguiente partido? —cuestionó Kai, dirigiéndose a Soo. Después fue con Luhan—. Y tú, princesa... será mejor que te vayas a una esquina recóndita a estudiar la tabla periódica, donde tienes más oportunidades, que yo y mi equipo vamos a patear tu real trasero —advirtió, pasando entre él y Sehun, escupiendo a los pies de este último—. Y por favor, llévate a este inútil contigo.

Y con eso se fueron, atravesando el patio con Kai aún rodeando los hombros de Baekhyun. Chanyeol se contuvo lo mejor que pudo, respiró hondo y cerró sus ojos en pro de acallar las llamas de ira pura que fluían por su sangre. Odiaba ver esto, pero quizás era lo mejor, era su castigo por hacer llorar y terminar perdiendo a su mejor amigo. Un vistazo a su lado le dejó ver a un Soo con el ceño profundamente marcado y los ojos ardiendo con una furia similar a la suya.

—Esta vez conseguiremos ganar, ya verás Chanyeol. Vamos a patear sus egocéntricos culos y anotar más goles que ellos.

Asintiendo, se giró y se fueron de ahí. Detrás escuchaba a Sehun riéndose.

—Jaja, te llamó princesa.

El sonido de un golpe y después un quejido le siguió.

—Y a ti te llamó inútil, inútil.

Chanyeol sacudió lejos la sensación de odio y continuó caminando. Sehun dijo algo como "No es mi culpa que el mal perdedor considere que las artes no cuentan como competencia".

Pero él estaba más concentrado diseñando estrategias en su cabeza. En este próximo partido, ellos serían los únicos que iban a salir vencedores.

—Tierra llamando a Chanyeol, tierra llamando a Chanyeol.

Sacudiendo su cabeza, logró salir del trance. Soo le miraba con el atisbo de una sonrisa impresa en sus labios, parecía debatirse duramente entre reír y arquear una ceja. Chanyeol enrojeció hasta las orejas al ver la pequeña cola que se había formado detrás de ellos, esperando a que avanzaran y desbloquearan la entrada.

Tomando su cartera de vuelta de las manos de su amigo, salió del restaurant con Soo justo detrás y muchos "al fin" y "ya era hora" de las personas permaneciendo a sus espaldas.

—Jajaja..., ¿qué fue eso? ¿Te fuiste a alguna realidad alterna o algo así? —Se burló. Chanyeol negó.

—No. Estaba recordando.

—¿Recordando? —preguntó Soo, antes de desactivar la alarma y entrar a su coche. Chanyeol subiendo al asiento del pasajero.

—Sí. Sobre nosotros, sobre nuestros días de escuela.

Su amigo detuvo sus manos en su camino a meter las llaves.

—Oh, no —Añadió apresuradamente, agitando sus manos cuando se dio cuenta de lo que parecía querer decir—. No es nada de eso, Soo. Sabes perfectamente que para mí lo nuestro...

—No te preocupes, Chanyeol... es solo que... aún es algo difícil para mí. Recordar, quiero decir —admitió, arrancando el coche y uniéndose enseguida al escaso tráfico—. Eso fue algo que me hizo perder la amistad de Baek. Casi pierdo a Jongin. Es decir... —una risa cargada de ironía se escapó de sus labios—, él, Baek, todos creían que aún éramos novios cuando ya habíamos dejado de serlo. No sé cómo se esparció ese tonto rumor. Quizás es porque no podían concebir que nos lleváramos tan bien como amigos cuando una vez fuimos... bueno, ya sabes el resto de la historia. Baek nunca me dejó explicarle y Jongin... bueno, supongo que él se conformaba con los chismes en ese entonces.

Asintió, comprendiendo a la perfección lo difícil que esto era para el más bajo. Chanyeol sabía cuánto Soo amaba a su esposo moreno. No podría decir que tanto como él mismo amaba a Baek, pero entendía el sentimiento.

Girándose contra la ventana del vehículo, vio a las primeras gotas golpear contra el cristal.

Lluvia.

Ese día también llovía. Lo hacía con tanta fuerza que sus lágrimas, inevitablemente, se mezclaron con las gotas caídas del cielo.

La torrencial lluvia que había empezado a caer de improvisto, le impedía ver nada, y siendo obligado a buscar resguardo dentro del pequeño almacén de deportes, Chanyeol esperó a que la tempestad cesara aunque sea un poco. Moviendo su cabeza para deshacerse del agua acumulada en su cabello, se sacudió tanto como pudo hasta sentir que estaba más o menos seco.

Dejándose caer sobre su trasero, pasó su bolso sobre su cabeza y lo deslizó sobre su cuello, dejándolo a su lado. Sonrió con verdadero alivio al notar que al menos sus pertenencias estaban casi en su totalidad libres de humedad.

Habían transcurrido 3 años desde la clausura del curso. Al final, había resultado en algo imposible el conseguir tan solo un momento a solas con Baekhyun. Él realmente había logrado alejarle, manteniéndose siempre al lado de Kai y su grupito.

Lo que era más, él, en conjunto con los otros tres chicos, se habían vuelto en una especie de rivales para Chanyeol. Constantemente compitiendo por conseguir los mejores puestos en el ranking sobresaliente de estudiantes.

Probablemente ellos jamás tuvieron la oportunidad de una resolución.

Suspirando, Chanyeol dejó a su mirada pasearse por los alrededores, o por lo menos, en aquello que sí podía observar estando dentro del almacén.

No se suponía que él, ya todo un universitario, se encontrara deambulando en su antigua preparatoria.

Pero al final, sin darse cuenta, sus pies le habían traído de vuelta hasta aquí.

Mirando a la lluvia caer pesada y abundante, Chanyeol pudo apreciar desde este ángulo la banca que estaba justo en línea recta a su visión, apostada sobre el pasto verde.

Era aquella donde se sentó a comer con sus amigos en el pasado. Primeramente con Baek, y después con Soo. Más tarde, con Sehun, Luhan y un Kyungsoo que se había mantenido a su lado sin importar qué.

Un poco a la izquierda, más allá de la serie de bancas predispuestas para que los alumnos almorzaran, vislumbró su antiguo salón. Si entrecerraba los ojos, incluso podía llegar a ver las sillas del medio, esas que por azares del destino les tocaron juntas a él y Baek. Esas dos simples sillas que marcaron el inicio de algo muchos más grande que una "amistad".

Ahora Chanyeol lo sabía. Pero ya era demasiado tarde.

De alguna manera, Soo y Jongin habían terminado con sus diferencias y ahora estaban juntos. Por más hilarante que eso sonara.

Y entonces eso solo le dejaba a él, abandonado y sin saber cómo demonios seguir adelante.

Kai había aplicado para medicina, Soo quería ser maestro. Sehun y Luhan, unidos por la cadera, se habían inscrito ambos a diseño gráfico, querían trabajar para una importante compañía publicitaria en el futuro.

Todos, absolutamente todos sus conocidos, ya tenían algo que querían hacer, o más bien, lograr en la vida. Y mientras tanto él, lo único con lo que soñaba, era poder ver a Baekhyun de nuevo.

El castaño no le había hablado, ni una sola vez trató de entablar una conversación para aclarar las cosas. Y después de la graduación, le perdió el rastro por completo. Nadie sabía nada sobre él o su paradero, y si lo hacían, no quisieron decirle.

Ahora sabía que quizás ahí había algo que en el fondo Chanyeol ya sabía.

Baek estaba enamorado de él.

Y él..., solo después de su partida se había dado cuenta de que también albergaba sentimientos románticos por su mejor amigo.

También fue testigo primero y vio con cierto asombro, cuando la siguiente vez que se reunió con Soo, este venía acompañado de un feliz Kai.

"Jongin para los amigos", le había dicho el moreno, mientras le daba un apretón de manos. "Sin rencores, ¿verdad, Park?"

"Chanyeol está bien", es lo que dijo, trabajando muy duro en mantener la cordialidad ante todo.

Volviendo su atención al exterior, se resignó a que quizá no había sido un buen día para venir a saludar a sus profesores. Aunque todo eso solo fuera un mero pretexto para volver aquí.

Nada indicaba que la lluvia fuese a cesar pronto. Si incluso, parecía embravecer con cada minuto que transcurría.

En esos desalentadores pensamientos se hallaba cuando, de repente, una silueta captó su atención. Una única persona que caminaba bajo la lluvia, sin importarle que sus ropas estuvieran empapándose.

Así que, enderezándose en su lugar, Chanyeol entrecerró los ojos para enfocar la vista en el individuo. Su corazón dio un vuelco al reconocerlo.

Era Baekhyun, era su Baek.

¿Podría ser acaso? ¿Sería posible que el destino le diera justo lo que más quería en estos momentos, a pesar de que no esperaba en verdad hallarlo aquí?

Vio claramente cuando Baekhyun continuó caminando como un completo loco en medio de la lluvia.

El chico se deslizó lentamente a través del pasto cuidadosamente recortado, la mirada gacha todo el tiempo. Y deteniéndose justo a un lado de su banca, la observó con detenimiento, luego se acercó más y paseó sus dedos por sobre la superficie, todo ante la atenta mirada de Chanyeol.

Suspirando pesadamente, él sintió a su corazón romperse ante la frágil imagen que demostraba. Baekhyun se veía más delgado y demacrado incluso a la distancia, y aunque no lo podía ver del todo bien, se preguntó si había estado comiendo adecuadamente al ver su deplorable condición.

¿Qué había sido de él? ¿Qué camino había tomado tras la graduación?

Casi sintió las lágrimas brotar al ver a Baek todo empapado sentarse en la banca.

Chanyeol no lo pensó dos veces. Antes de que su cerebro lo procesara del todo, él corrió hasta Baekhyun, sin importar si su mochila y sus ropas se mojaban en el proceso. Siempre podía comprarse otra computadora, cambiarse, secarse. Pero Baek, sin embargo, era más importante que cualquiera de esas cosas.

Todas ellas podían ser reemplazadas. Todas, menos Baekhyun.

Chanyeol salió del auto aún en marcha y abrió el paraguas que Soo le extendió. Su amigo lo había traído sano y salvo de regreso a su casa. La luz proveniente de la sala de estar estaba encendida, así que supuso que Baek ya había vuelto. Despidiéndose de Soo, se dispuso a caminar con cuidado hasta el interior.

—Cuídate, Chanyeol. Fue bueno que hayamos podido reunirnos —Pronunció finalmente el más bajo—. Ahora, si no te importa, ya puedes patear el trasero de mi marido fuera y mandarlo de regreso al coche... y antes de que enloquezcas, sí, Jongin ya le hizo saber a Baek que "fui por ti al trabajo".

Chanyeol rio por la ocurrencia, pero terminó asintiendo. Sin embargo, antes de que se fuera, la voz de Kyungsoo le detuvo, sonando entremezclada con la lluvia:

—Es lo correcto, Chanyeol. Todo lo que te haga feliz es correcto. Y si Baek es el causante de tus sonrisas..., entonces casarte con él es todo lo que necesitas.

Asintiendo, decidió guardar el consejo de su amigo.

Entrando a casa, se encontró a Jongin sentado en su sofá y a Baek permaneciendo en el suelo, descansando sobre sus rodillas. Ambos concentrados completamente en el tablero de ajedrez.

No era su intención interrumpir, pero Jongin le aseguró que el Jaque Mate era inminente llegados a este punto, solo que Baekhyun estaba retardándose para no hacerlo sentir mal.

El moreno se despidió de ambos y se fue hasta su esposo, que lo esperaba en el auto, llevándose la sombrilla de regreso a su dueño.

Chanyeol se deshizo del abrigo y empezó a desabrochar el resto de sus ropas camino a la alcoba. Entrando por fin a su pequeño refugio, escuchó el familiar sonido de la ducha, así que supuso que Baekhyun ya estaba dentro. Quitándose lo que quedaba de tela en su piel, se metió al cuarto de baño. El castaño le daba la espalda mientras jabonaba su cabello.

Chanyeol posó entonces sus manos sobre las contrarias, reemplazando las de su novio, y comenzó a masajear su cuero cabelludo. Baek enseguida cediéndole el trabajo.

—¿Te divertiste?

La risa de Baek contestó a su pregunta.

—Fue más que divertido. Obligué a Jongin a probar el sabor de la derrota. Perdió seis partidas en mi contra antes de que llegaras. Parece que sus escasas habilidades mentales se han oxidado con el tiempo.

Chanyeol asintió y rio. Cuando acabó de enjuagar su pelo, su chico se giró con los ojos aún cerrados por los restos del jabón. Entonces, llevando sus pulgares hasta los párpados del más bajo, pasó las yemas sobre ellos con sumo cuidado, para quitar el exceso de champú.

Así, con su hermoso rostro enmarcado por su cabello húmedo, y permaneciendo acunado entre sus manos, Baekhyun lucía perfecto.

Corrió tan rápido que creyó que sus piernas terminarían fallándole. Al final, todo indicaba que era real, que no había sido traicionado por su débil mente. Baek en verdad estaba aquí.

Vio al castaño levantar su rostro, incrédulo, y prepararse para salir corriendo en cualquier momento. Él fue mucho más rápido, sin embargo, y asiéndolo por el brazo, lo atrapó. El veloz movimiento haciéndolo regresar de golpe y chocar contra su pecho.

Baek pegó un gritillo que la lluvia ocultó muy bien. Ahora estaba empapado de los pies a la cabeza, y su laptop probablemente estaba completamente jodida, pero nada de eso importaba ahora mismo, porque tenía a Baek en sus brazos.

—¡Suéltame, Chanyeol! —Demandó, tratando de forcejear, pero él sabía que no era rival para Chanyeol. Ni en altura, ni en fuerza le hacía frente. Al final, poco a poco le sintió rendirse, desistiendo al ver que su pelea era por demás inútil e inservible.

—No voy a soltarte. He esperado demasiado maldito tiempo para esto y ¡mierda, si no lo voy a decir!..., Baek, yo y Soo no somos nada, él ya no significa nada para mí, es más, creo que nunca fue así nuestra relación. Yo estaba muy confundido por tontas inquietudes, pero eso es todo. Yo..., lo siento, siento tanto haberte hecho sufrir, lamento no haberme dado cuenta de que estabas... ¡por favor, solo perdóname!

Los débiles temblores de su cuerpo le dijeron que Baekhyun había comenzado a llorar. Él solo fue paciente y esperó, dejando al chico desahogarse. La lluvia empezando a disminuir con el paso de los minutos.

Chanyeol solo permaneció quieto, negándose a dejarle ir. Él no supo en qué momento sucedió, pero algunas lágrimas habían comenzado también a deslizarse por sus ojos, mezclándose con la lluvia que caía sin parar.

Prefecto.

Se sentía tan malditamente perfecto tenerlo así, abrazado. Chanyeol jamás pensó que sus brazos podrían tener algún propósito en específico, pero ahora, mientras se aferraba al cuerpo más pequeño y lo sentía contra su pecho, él lo supo. Sus brazos habían sido diseñados para abrazar a Baekhyun. Y sus manos, esas habían sido creadas con una única función...

Chanyeol miró nerviosamente alrededor de su patio. Los invitados estaban ya en sus respectivos lugares. Las mesas que habían puesto alrededor, parecían que iban a ser las suficientes, los presentes lucían muy a gusto y, además, aunque Chanyeol no fuera fan de lo ostentoso, las decoraciones habían resultado simplemente exquisitas.

Unas cuantas mesas más al frente, divisó a los padres de Baekhyun. Al lado de ellos, le devolvían grandes sonrisas Soo, Jongin, Sehun y Luhan. Algunos asientos más atrás, incluso se encontró a los otros dos Kim de los cuales nunca se aprendió el verdadero nombre.

Una sonrisa se instaló en sus labios cuando divisó a lo lejos a Baekhyun, con su cuerpo delgado, pero que ante sus ojos era del tamaño correcto. Él se veía simplemente maravilloso, tan deslumbrante. Chanyeol podría cargarlo sin ningún problema. Podría enroscar sus brazos alrededor de su cintura y alzarlo para darle vueltas por los aires mientras Baekhyun ríe sin parar.

Él lo podía asegurar, sin miedo a equivocarse, ya que eso precisamente fue lo que hizo esta mañana, cuando despertó a Baek para desearle un feliz cumpleaños.

Y ahí estaba esa sonrisa que le robaba el aliento. Con una copa entre las manos, su pequeño chico platicaba animadamente con sus amigos.

Chanyeol había sido el primero en felicitarlo. Se había tomado unos cuantos segundos para contemplar el rostro sereno, mientras Baek dormía, ajeno al mundo, y después había llenado de besos toda su preciosa faz. Arrastrando su nariz por sus mejillas y terminando con un tierno beso en la comisura de sus labios.

Chanyeol no podía creer que hubiera algo más hermoso que los rayos del sol colándose por la ventana de la habitación que compartían, bañando así de luz el rostro de su chico. Pero, de hecho, sí existía.

Los ojos que parpadearon, luchando para acostumbrarse al brillante amanecer y trataban de enfocarse en él, eso era en definitiva lo más increíble.

"Feliz cumpleaños, Baek" es lo que le había susurrado, antes de que su chico rodeara su cuello con sus brazos y le atrajera cerca de sus labios para un dulce beso.

Suspirando, Chanyeol llevó las manos hasta palpar el interior de su bolsillo, de repente, preso de un ya conocido pánico. Ahí, una pequeña cajita de terciopelo descansaba, resguardando dentro el anillo de compromiso que le daría a su novio.

Alzando la vista, lo primero que se encontró fueron los grandes ojos de Soo. El chico asintió en su dirección e hizo un gesto para instarle a respirar profundo. Él así lo hizo.

Su pulso comenzó a acelerarse mientras veía a Baekhyun despedirse de un grupo de antiguas compañeras, y empezaba a caminar hasta él. Los golpeteos incesantes de sus latidos le impedían escuchar hasta sus propios pensamientos. De repente, sus manos empezaron a temblar con nerviosismo.

Él iba a hacerlo. Iba a pedirle matrimonio a su chico. Al hombre que más felicidad había traído a su vida. Al que había llenado con cálida luz cada una de sus mañanas.

Desviando por tan solo un poco la vista, captó de refilón la sonrisa enorme en el rostro moreno de Jongin, lo cual le hizo fruncir el ceño. Él le sostuvo la mirada por unos cuantos segundos.

Un movimiento a su lado le hizo volver la vista, encontrándose de frente con Baek. Él le sonrió antes de abrazarle. Chanyeol rodeó su cintura y miró fijamente a su rostro. En un instante, todo el mundo a su alrededor se esfumaba y era como si solo fueran ellos dos aquí presentes, mirándose fijamente, reconociendo la inmensidad de su alegría reflejada en los ojos del otro.

Absorbiendo cada detalle del rostro que le miraba con tanto amor, Chanyeol casi fue derribado por la fuerza de las emociones transmitidas.

¿Cómo había podido ser tan tonto para no darse cuenta de esos ojos que siempre le miraban con tanta dulzura? ¿Esas adorables orbes cafés habían sido tan brillantes y cálidas en el pasado?

Baekhyun deslizó una mano hasta tocar una de sus mejillas. Cerrando los ojos, Chanyeol se concentró en el suave toque. Las yemas tersas recorrían y trazaban círculos en su mandíbula.

No importaba toda la gente que ahora veía en su dirección. Al final, Chanyeol ya había tomado su decisión.

Apartándose lentamente, caminó hasta levantar el micrófono que tenían puesto al frente. Ahí es donde Baekhyun había expresado la bienvenida a todos por la celebración de su cumpleaños, y en donde sus amigos habían pasado para decirle algunas palabras de felicitación.

Ahora, todo estaba en silencio. Podía sentir las miradas de los presentes puestas por completo en ellos. Los padres de Baek miraban expectantes y, en general, cada invitado había dejado de lado cualquier cosa que hiciera para centrar su atención en Chanyeol.

Aclarándose la garganta y mandando al diablo su vergüenza, llevó el micrófono más cerca de sus labios. Suspiró hondo y dejó a las palabras deslizarse, para fluir libremente fuera de su ser.

—Hace algunos años, tuve la oportunidad de conocer a Baekhyun —El aludido parpadeó extrañado cuando él le señaló con un brazo extendido. Chanyeol solo atinó a reír ante el mero recuerdo—. Nos sentaron a mitad de salón. Ni adelante, ni al fondo. Justo en el medio...

Baek sonrió conmovido. Chanyeol creyó ver reflejada la nostalgia en sus ojos claros.

Él muy probablemente regresaba en el tiempo, para recrear de nuevo así lo que Chanyeol estaba a punto de relatar.

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