PARTE 1
Chanyeol vislumbró las siluetas de Jongin y Soo, algo difuminadas por la noche, mientras ellos los despedían al pie de las escaleras de su hogar. El moreno agitaba efusivamente una de sus manos en lo alto, cortando el aire con su palma extendida mientras que dejaba a su brazo libre descansar de una forma posesiva, que él no pudo ni quiso ignorar, sobre los hombros de su esposo.
Soo solo viró los ojos al ver lo que el moreno trataba de hacer y le miró como diciéndole. "Sí, lo entiendo. Lo siento, entiéndelo tú también, por favor, Chanyeol"
Y pese a que el hombre no le estaba diciendo nada directamente, sí que se lo estaba haciendo entender. Era algo así como: "¿Lo ves?¿Ves lo hermoso que Soo es? Pues es mío".
Y no pudo evitar esbozar una sonrisa comprensiva ante aquello, mientras negaba con la cabeza.
A pesar de que lo suyo con el más bajo había empezado y terminado hace ya bastante, mucho antes incluso de que Soo llegara a ser algo más de Jongin y de que este último se enamorara de su pequeño amigo, el moreno no terminaba de bajar la guardia. Como si constantemente se mantuviera en alerta cuando de él se trataba.
Y no es como si Chanyeol hubiera intentado ocultarle nada tampoco. Por el contrario, él procuraba siempre contestar a sus preguntas y nunca ocultó la existencia de su corta, pero significativa, relación con Soo. Cosas del pasado, obviamente.
Después de todo, Jongin también había estado ahí. Él lo había presenciado todo en primera fila. Había llegado un poco tarde, sí, pero no lo suficiente como para no enterarse de lo que ocurría.
Por favor, toda la escuela lo había hecho.
Pero aquel suceso carecía de importancia ahora mismo. No era relevante. Y estaba bastante seguro de que Jongin lo entendía. Él debía saber, al igual que Soo, que ahora Chanyeol se encontraba profundamente enamorado de Baekhyun, su pequeño novio.
Aquella relación que sostuviera con su amigo castaño, ahora no era nada más que una simple sombra del pasado. Algo que ocurrió hace mucho tiempo. Algo sobre lo cual todas las partes involucradas estaban de acuerdo en que no debió de haber ocurrido para empezar.
Fue un evento de incluso antes de la incorporación de Luhan y Sehun a su cerrado circulo de amistad, mismos quienes ahora iban en la parte delantera del coche, con Luhan al volante y Sehun a su lado, en el lugar del copiloto. Este último mirando fuera de la ventana.
Algo de mucho, mucho tiempo atrás. Algo de cuando solo eran ellos tres.
Cuando solo eran Park Chanyeol, Byun Baekhyun y Do Kyungsoo.
Tres chicos de preparatoria y nada mas.
El auto avanzó en línea recta, siguiendo el calmado ritmo de Luhan, tan distinto al de Sehun, quien parecía siempre tener prisa, pues no le media a la fuerza con la que pisaba el acelerador, como si constantemente estuviera huyendo de la ley. El auto dejando pequeñas motas de polvo a su paso mientras abandonaban la casa del matrimonio Kim.
Relajándose, se dejó caer contra el respaldo del asiento trasero. Y suspirando profundamente, ladeó el rostro, solo para que de forma casi inmediata una sonrisa se instalara en sus labios, debido a la imagen que le era mostrada.
Porque ahí, justo a su lado, Chanyeol se encontró con un hermoso castaño profundamente dormido. Este tenía todo el peso de su cabeza recargada de forma extraña, y al parecer nada cómoda, sobre su propio hombro. Así que con cuidado, estiró un brazo para cruzarlo sobre el chico y así atraerlo hacia sí mismo con delicadeza.
Baekhyun se removió, murmurando entre sueños alguna incoherencia sobre Jongin estropeando su grabación, antes de acurrucarse más cerca de su cuerpo.
Con lentitud, hizo a su rostro girar de modo que este quedó ahora recargado sobre uno de sus hombros. Baekhyun se acomodó entonces en una nueva posición y, girándose, se enganchó con ambos brazos de la cintura de Chanyeol.
Entonces, rodando sobre uno de sus costados, se aferró a él como si de una almohada se tratase, restregando su mejilla contra su brazo.
Eso le hizo soltar una pequeña risa baja. Su pecho inflándose de forma casi instantánea con la alegría.
Cuidando de no despertarlo, dirigió una de sus manos hasta la frente del castaño y, con soltura, hizo a un lado algunos mechones de pelo que caían rebeldemente sobre sus párpados cerrados.
Él se veía tan bonito justo ahora. Sus labios entreabiertos mientras pequeñas y pausadas respiraciones salían de su boca. El calor de su aliento chocando contra su cuello debido a la cercanía.
Chanyeol aprovechó la posición y, tomando ventaja de la diferencia de altura, descansó la mandíbula sobre la cabeza de Baekhyun. Entonces aspiró profundamente, dejando que el olor del champú del menor inundara sus fosas nasales con el arrebatador aroma. Impregnado sus pensamientos y robándole el aliento.
Cerrando sus párpados, Chanyeol se concentró en el tranquilo vaivén del pecho ajeno, el palpitar del corazón siendo perceptible contra su costado. Ese que latía solo por él, tal y como el más bajo le había asegurado incontables veces en el pasado, tanto que ya hasta había perdido la cuenta.
Mientras tanto, en la parte delantera del auto, Sehun y Luhan murmuraban muy bajito sobre algo que él no pudo oír muy claramente, ya que estaba más dormido que despierto cuando las voces irrumpieron en el silente ambiente.
Sin embargo, incluso en medio del pesado sueño que se entercaba en alejarlo de la realidad, no pasó desapercibido el no tan amigable intercambio de palabras que se suscitó entre ambos hombres. Ellos probablemente discutían.
Era solo una suposición suya sin sentido, pero el tono bajo y afilado que Sehun le dirigía a Luhan no era del todo tranquilizador. Aquello le hizo fruncir el ceño, pues había pasado mucho tiempo desde que ellos dos pelearan. En realidad, desde que se habían hecho pareja no había vuelto a saber de ellos, hasta ahora en que habían acudido al llamado de Jongin.
Para cuando el auto al fin aparcó frente a su vivienda, Chanyeol tuvo que bajar cargando al castaño entre sus brazos, quien, sin perder el tiempo, se encargó de envolver sus manos alrededor de su cuello.
Siendo tan rápido como pudo, salió solo algunos minutos más tarde, después de recostar con cuidado el cuerpo de su chico en la cama de la habitación que ambos compartían, solo para encontrar a sus amigos sumergidos en un pétreo silencio, los dos aún metidos dentro del coche. Sehun se hallaba cruzado de brazos en tanto Luhan mantenía un apretado agarre contra el volante.
Aun así, ellos le sonrieron cuando repararon en su presencia, mientras se aproximaba cerca de la entrada de su hogar.
Chanyeol les dejó marcharse, despidiéndoles con su mano y tragándose todos sus comentarios al respecto de vuelta, para no incomodarlos, mientras los veía partir aún recargado contra el marco de la puerta. Cuando el auto dobló la esquina, cerró la puerta sin hacer ruido.
Caminando de regreso hasta su habitación, vio a la pequeña figura metida entre las sábanas. Chanyeol se deshizo entonces de la ropa, quedando solo en sus cómodos bóxers con dibujos animados muy vergonzosos que Baek le regalaba cada cumpleaños, como una broma para sí mismo.
Con su cuerpo entrando en contacto con el suave colchón, Chanyeol dejó salir un suspiro aliviado. Había sido un día muy largo y exhaustivo en el trabajo, pero nuevamente, ¿quién le mandaba a volverse un agente de bienes raíces?
Desde joven, había sabido que él en definitiva no había nacido para usar trajes y corbata, entonces, ¿por qué había elegido esa profesión, de entre todas las posibilidades?
Bueno, eso era probablemente por su talento natural de persuasión. Además, no había nada que amara más que ver a una pareja conseguir el tan anhelado "nido de amor".
Algo bastante similar sucedía con las familias. Ellos llegarían y comprarían la linda casa de sus sueños, entonces, algunos años más tarde, cuando sus hijos ya se hubieran marchado de su lado, solo quedarían de nuevo los dos para hacerse compañía el uno al otro, en esa misma casa que Chanyeol les vendería.
Había algo significativamente gratificante en hacer aquello.
Recostándose de lado, Chanyeol dio con la imagen perfecta de su chico profundamente dormido, con una indiscutible sonrisa llena de satisfacción por haber conseguido la tan esperada reconciliación de sus amigos.
Ojos cerrados, nariz pequeña, labios entreabiertos.
Hermoso.
Esa era la única palabra que describía a la perfección lo que se presentaba delante de él.
Y lo mejor de todo... era suyo. Total y completamente suyo.
Acomodándose en un ángulo más cómodo, elevó una de sus manos hasta alcanzar el rostro terso de Baekhyun. Entonces acarició delicadamente sobre la blanca piel.
Siempre había amado el cuerpo de su novio. Su cintura delgada y el cabello suave, pero, sobre todo, los rasgos finos y precisos que adornaban esa faz que él tanto adoraba.
Ellos eran el uno para el otro y eso era algo que jamás dudaría en defender. Park Chanyeol había nacido para estar al lado de Byun Baekhyun y Byun Baekhyun había nacido para estar con él.
Nunca antes había experimentado esta clase de amor con anterioridad, este anhelo tan desesperado por proclamar ante el mundo entero que él era de Baekhyun y que Baekhyun era suyo.
De que se pertenecían enteramente en cuerpo y alma.
Chanyeol nunca sintió estas fuertes e incontrolables sensaciones con Kyungsoo.
Soo.
Un pesado suspiro escapó de sus labios. Chanyeol deslizó una de sus palmas por sobre su rostro, no queriendo pensar en ello ahora. No cuando su razón de vivir y respirar dormía con tranquilidad a su lado, ajeno a todo el caótico revoltijo de pensamientos estancados en su cabeza.
Pero aun y si él no quería, el recuerdo llegó por sí solo. Un resoplido fue su única forma de demostrar su descontento. Después de todo, no le gustaba pensar sobre el pasado. Y si en sus manos estuviera, Chanyeol no lo haría para nada.
Particularmente esa parte de su pasado. Esa que envolvía a los eventos más dolorosos que su pequeño había tenido que soportar. ¿Y todo por qué?... Sí, todo por su maldita culpa.
Un movimiento en la cama le hizo volver a la realidad, solo para divisar a Baek acercándose a su cuerpo y envolviéndolo con su calor. Con los párpados presionados juntos, Baekhyun recargó su cabeza en su pecho.
Chanyeol sonrió. Él a veces (muchas veces) pensaba que el chico era demasiado lindo como para ser real. Apenas y podía creer que realmente estuviera aquí, a su lado, sonriendo entre sueños.
Así es como a él le gustaba verlo: feliz y tranquilo. Profundamente dormido y en paz después de un día que había salido más que bien.
»Al final, fue algo bueno que Jongin pidiese ayuda«, pensó Chanyeol.
Todo había resultado mejor de lo que esperaba. Y no es como si estuviera diciendo que los problemas que el moreno había tenido con su amigo, cuales estos fueran, sean algo bueno. Por el contrario, se sentía algo triste de que Soo no le hubiera tenido la suficiente confianza como para contarle de la situación por la que estaba atravesando.
Pero de vuelta al ahora, el verlos fuera de su casa, con Soo llorando y disculpándose, le había removido un poco en los recuerdos.
Una imagen similar era la que ahora se reproducía sin parar en su mente. Una en donde Baekhyun miraba hasta él, cubierto en pesadas lágrimas que caían sin parar por sus mejillas.
Gotas dolorosas que le partían el alma, deslizándose en cascada desde el chico que le miraba con los ojos vidriosos y el corazón quebrado en mil pedazos.
Chanyeol fue embargado de nuevo por la angustia. Una angustia y una inquietud que le carcomían por dentro y se llevaba lejos todo vestigio de tranquilidad.
Usando ambos brazos bajo su cabeza como un soporte, miró hasta el techo. La pintura era casi nueva, puesto que habían remodelado apenas tres meses atrás.
Ellos habían hecho eso debido a que Baekhyun estaba muy emocionado con la idea de invitar a sus padres a visitar su casa, aprovechando la fiesta de cumpleaños que planeaba llevar a cabo. Chanyeol, por supuesto, no se había podido negar cuando Baek le puso sus ojitos de cachorrito abandonado.
Al final cedió, siempre cedía.
Park Chanyeol había cedido, por voluntad propia, al capricho de Byun Baekhyun por pintar su casa de morado. Y no cualquier morado, no. Tenía que ser justo ese tono de morado que a la madre del menor tanto le encantaba.
Sintiendo una leve presión en su abdomen, volvió la vista hasta abajo. Ahí se encontró con los pequeños dedos de Baek rasguñando, no de forma dolorosa, su piel. Pero él no lo estaba haciendo a propósito, de ninguna forma.
Baekhyun había adoptado solo recientemente ese hábito. En cuanto caía dormido, comenzaría a rasguñar las cosas, que generalmente terminaba siendo alguna parte de su cuerpo, ya que dormían juntos, y era inevitable que las manos del chico acabaran descansando sobre algún rincón de su piel.
Quizás era un nuevo tic nervioso o algo por estilo, que el chico había desarrollado debido a toda la presión que había acumulado el último mes, con todo eso del curso de gastronomía que tanto quería completar. Y que, por su puesto, finalizó con éxito.
Después de todo, el más bajo era una de esa almas libres que dedicaban su vida a aprender de todo un poco.
Él no era chef, no era maestro y tampoco era médico.
Baekhyun no era nada de eso.
Pero él tenía bastantes constancias de cocina, una Lic. en enseñanza y había adquirido también un certificado en enfermería.
Él solo, ¿cuándo pensaba parar? Quizá nunca.
Chanyeol tampoco podría quejarse. Su pequeño novio no le pedía nada y, aunque él había tratado de ayudarle a solventar algunos de los gastos, el chico se había negado rotundamente a recibir ese tipo de trato.
"Yo puedo conseguir el dinero para cumplir mis propios caprichos, Chanyeol", le había dicho en una ocasión.
Baekhyun trabajaba de forma irregular por períodos muy cortos en diferentes cosas y lugares. Básicamente, ya había probado con cada profesión que se pudiese estudiar y que no requiriese demasiado tiempo, ya que el más bajo tendía a aburrirse muy rápidamente.
Era grandioso en todo lo que hacía y Chanyeol tenía que darle el crédito por su entusiasmo y perseverancia. Ese chico sí que sabía cómo sacarle provecho a su activa personalidad.
Él era esa clase de persona que lograba hacer amigos muy rápido y con una increíble facilidad. Casi podría ser considerado un don. Solo un rasgo más que anexar a la inmensa lista de sus virtudes.
Una sonrisa estúpida se extendió en sus labios al recordar cómo se habían conocido.
Ellos habían entrado a la misma preparatoria. Y en el primer día del primer curso, se habían sentado uno detrás del otro. Solo una pequeña casualidad y una jugarreta del destino, que a Chanyeol le hubiera tocado adelante de Baekhyun y que este le hubiera pedido intercambiar lugares para así poder ver la pizarra.
Lo que había comenzado con un simple "Hola, oye disculpa, gigante..." había terminado con una cita inquebrantable para ir a casa del más alto a jugar videojuegos.
Sí, así de fácil había sido. Unas cuantas palabras, una sonrisa y la mención de un título de moda, fueron todo lo que se necesitó para llevarlos a la travesía más grande de sus vidas.
Para Chanyeol también era fácil hacer amigos, por eso cuando Baekhyun había señalado con un gesto de la cabeza a ese chico que se sentaba alejado del resto, con un libro en las manos y un par de audífonos puestos, Chanyeol había tomado la iniciativa de ir a sentarse a su mesa.
Baekhyun le había seguido hasta allí, dando saltitos para emparejarse a su ritmo, ya que él daba pasos más largos debido a la longitud de sus piernas.
El chico tímido los recibió con una no muy amigable cara que decía: "largo de aquí", "déjame solo" o, simplemente, "muérete".
La mochila descansando en la silla contigua a la suya gritaba un claro "No me fastidies".
Hasta un tonto entendería esa indirecta.
Pero como Chanyeol y Baekhyun estaban en un nivel distinto de testarudez, ellos simplemente decidieron ignorar aquella advertencia directa de alejamiento.
Chanyeol fue el primero en tomar asiento frente al extraño, quien ni siquiera trató de ocultar su descontento y bufó en molestia al notar que estaba siendo deliberadamente interrumpido en su tranquila lectura, mientras que Baek levantaba su mochila y se sentaba a su lado, cruzando uno de sus brazos sobre los hombros del otro.
El chico, del cual habían logrado sacar el nombre de "Kyungsoo" después de una pequeña entrevista de "sí" y "no", en la que solo su nombre fue dicho como la oración más larga, se había mostrado significativamente más relajado conforme ellos hablaban animadamente, solo como siempre lo hacían.
Rápidamente, Kyungsoo se volvió parte de su dúo. Y ahora ya no eran dos, sino tres chicos unidos por la cadera.
Chanyeol se había levantado muy temprano ese día. Una pareja recién casada quería adquirir su casa cuanto antes. Ellos habían agendado la cita justo el día previo.
Se había duchado, y había degustado del delicioso guiso de Baekhyun, que pudo haber saboreado más tranquilamente de no ser porque Chanyeol prefería dedicarle un tiempo particularmente largo a la sesión matutina de sexo, extendiendo la misma hasta dejar apenas unos cuantos bocados desesperados para llenar su estómago que permanecería vacío hasta su visita por la tarde a su hogar.
Tomándose unos segundos de más en saborear los labios de su novio, Chanyeol se fue de ahí con el castaño despidiéndole en la puerta. Quién sabe qué nueva cosa haría Baekhyun el día de hoy.
No se mostró ni un poco sorprendido cuando al llegar al lugar de la cita, dos hombres adultos aguardaban por él fuera de las oficinas. Chanyeol nunca era informado de qué tipo de parejas atendería y había casos como estos en los que terminaría con un matrimonio conformado por dos hombres o dos mujeres.
Huang Zitao era un sujeto bastante parlanchín, en contraposición con su ahora esposo, llamado por él mismo como Kris, quien era en exceso del tipo serio como una roca.
Y aunque el hombre se había presentado a sí mismo bajo el nombre de Wu Yifan, no le había renegado nada al pelinegro. Ellos eran una pareja muy rara, y Chanyeol simplemente no lograba comprender cómo era que dos personas tan distintas entre sí como lo eran ellos, se las arreglaban para amarse.
Jamás hubiera esperado que esos dos pudiesen llevarse siquiera bien, mucho menos en algo tan demandante como lo era el matrimonio.
Chanyeol esbozó su mejor sonrisa de negocios y, entrando en su modo profesional, apartó el nudo que se formaba en su estómago cada vez que tenía que trabajar con "casados".
Dirigiendo el camino en su coche, les condujo a una de las primeras opciones que había preparado después de escuchar las preferencias de ambos. Les dio el recorrido completo a través de las diferentes residenciales que tenían disponibles para que así, al final del día, ellos fueran capaces de elegir su propio nido de amor convencional.
Por la tarde, hora en la que la joven pareja había decidido la casa que tomaría, en una muy buena y costosa área residencial privada, cabía mencionar, Chanyeol les había dejado quedarse en su oficina esperando por los papeles que debían firmar.
A su regreso, y solo por casualidad, había terminado viéndolos a través de la ventana en la puerta. El hombre llamado "Kris" por Zitao, sonreía amenamente ante algo que su esposo decía. El rostro del hombre era sereno y serio por sí solo, pero la sonrisa que se extendía en sus labios demostraba más que mil palabras.
Chanyeol conocía perfectamente ese tipo de brillo en los ojos que se entremezclaba con una llama cálida y regocijante en el pecho al ver al ser amado.
Y entonces lo supo con certeza. Ese hombre, quien miraba con admiración a su efusivo esposo que hablaba haciendo ademanes exagerados, acompañados de su estridente risa, estaba perdidamente enamorado. Wu Yifan amaba realmente a su esposo Zitao.
Sonriendo con satisfacción, tocó a la puerta para avisarles de que estaba entrando a la oficina. Les había juzgado mal.
Cuando todo estuvo en orden, la feliz pareja salió del lugar con el hombre más alto rodeando los hombros de su amado.
Chanyeol les vio alejarse. Entonces, cuando la puerta fue cerrada tras su salida, él se reclinó en su sillón giratorio, más que contento con su trabajo del día.
Pero entonces su sonrisa se borró de repente. Estas sillas le hacían recordar algo.
Algo que quisiera poder olvidar.
Kyungsoo se hallaba recargado en la silla reclinable de su casa. Ese día había sido pronosticado como soleado, pero ni un solo maldito rayo de sol se había dejado ver hasta ahora. Sus planes de ir a la playa estaban total y completamente arruinados en este punto.
Para colmo, Baekhyun había cancelado su asistencia a última hora. Su tercera gata había elegido ese preciso día para parir y él no quería dejarla sola. Además, el castaño tenía razón, el día estaba horrible como para hacer cualquier actividad afuera.
Todo sucedió demasiado rápido.
En un momento, Kyungsoo se hallaba girando en la silla mientras leía uno de los mangas que le había prestado, y al siguiente, Chanyeol le estaba atrapando en el aire.
Tal parecía que el chico se había reclinado demasiado hacia atrás y había conseguido voltear la silla. Apenas y fue capaz de saltar fuera de la cama para atrapar el cuerpo, antes de que este se impactara contra el piso.
Las gotas caían pesadas afuera, golpeteando insistentemente en el cristal de su ventana, casi tan fuerte como su corazón contra su caja torácica.
El cuerpo de Kyungsoo entre sus brazos era cálido. Ambos tenían las mejillas sonrojadas y los corazones desbocados por el susto y el momentáneo disparo de adrenalina. El día de hoy se encontraban solos en la casa del más bajo.
Kyungsoo y Chanyeol ya habían sido amigos por cerca de un año, además, ellos querían experimentar.
"Fue solo el calor del momento", se dirían ellos por la mañana.
Y así fue como, lo que comenzó con un torpe intento de beso, terminó en una desastrosa primera vez. Aún así, ellos sonreían como bobos uno a lado del otro en la cama, envueltos entre las sábanas de Kyungsoo.
Chanyeol volvió la vista cuando el timbre del teléfono en su escritorio se volvió imposible de ignorar. La persona al otro lado, su secretaria, le dijo que tenía a su pareja en la línea. Así que más que gustoso por reemplazar los recuerdos, respondió.
La voz suave de Baekhyun llegando a sus oídos le hizo respirar de nueva cuenta, su pecho ya no se sentía tan pesado. La opresión en su corazón se había desvanecido.
El más bajo le dijo que le estaba esperando en casa y que le había preparado un postre muy especial.
"Ven a casa pronto, Channie~ Puedes comer el resto de crema batida sobre mi cuerpo".
Oh sí. Eso sí que había sonado delicioso.
Metiendo solo los documentos importantes bajo llave, Chanyeol condujo a casa a una velocidad aceptable. No se podía dar el lujo de chocar y morir cuando Baekhyun le esperaba en casa cubierto en crema batida. No señor, nadie más que Park Chanyeol se comería aquello.
Ellos no habían hablado sobre lo ocurrido en su casa ese día lluvioso, así como lo del "noviazgo" que habían acordado intentar.
Por ahora, nadie más que ellos dos lo sabía.
Nadie.
Ni siquiera Baekhyun.
Fue tal vez por eso que al chico se le había caído el trozo del pan de la boca cuando vio a Kyungsoo posar sus labios en los propios. Algo parecido a un "¡¿Qué diablos?!" muy ruidoso había salido de su boca aún abierta ampliamente.
Y para cuando Chanyeol le reveló sobre el noviazgo que sostenía ahora con Soo, su única respuesta fue: "¿Kyungsoo es gay?", con una sonrisa maliciosa en el rostro mientras le picaba en las costillas y hacía a Soo sonrojar.
Baek bromeó con el más bajo, ya que supuestamente ellos eran muy unidos y él se sentía indignado porque Kyungsoo no le había informado de ese pequeño detalle. El otro solo sonrió tímido, excusándose en que no le había dicho porque le daba pena.
Pero Chanyeol ya no estaba prestando absolutamente ninguna atención a su charla. Porque él lo conocía muy bien. Él lo conocía y sabía que esa sonrisa era falsa.
Chanyeol lo notó. Otro no lo hubiese hecho, y estaba seguro de que Soo no lo hizo en ese entonces tampoco.
Pero él sí.
Chanyeol sí lo hizo.
Y es que ahí había, oculta tras una máscara de indiferencia y de fingido entusiasmo, una extraña mueca de dolor. Chanyeol podía apreciar claramente cómo el brillo en los ojos de su amigo estaba apagado, mientras sus risas no salían del todo genuinas.
Estas eran más bien forzadas y desgarradoras, como gritos ahogados. Su voz salía ligeramente quebrada, como si un gran nudo le obstruyera la garganta.
Durante el receso y los siguientes días, Baek había estado apenas reuniéndose con ellos dos. Por otro lado, Kyungsoo era feliz por el tiempo que ahora podían pasar juntos. Es decir, únicamente ellos dos, sin Baekhyun metido en casa también. Aunque su "novio" había dejado muy en claro que los quería a ambos por igual.
Y él se dijo a sí mismo que estaba de acuerdo, que él también disfrutaba del tiempo a solas con Soo y que no había nada de qué preocuparse. Aunque ya no se vieran tan seguido, ellos seguían siendo amigos, ¿verdad?
Pero a Chanyeol había algo que no terminaba de cuadrarle. A él le gustaban las suaves manos de Kyungsoo y disfrutaba mucho de su compañía.
Él lo hacía, es solo que... algo faltaba. No sabía de qué, pero sentía una inexplicable ausencia.
Las sensaciones eran diferentes. No se sentían... correctas.
Mirando hasta sus manos, con sus palmas extendidas, trataba de encontrar qué era lo que lo hacía diferente al pasado. ¿Cómo es que la mano de Kyungsoo no se sentía para nada como la de Baek enganchada a la suya?
Como cuando el más bajo la tomaba y ellos corrían juntos por el instituto, envueltos en altas carcajadas que eran imposibles de ignorar inclusive a la distancia.
La primera vez que sus manos se habían tocado, había sido en la clase de educación física. Chanyeol se sentía desfallecer por el arduo ejercicio que había sido obligado a realizar y que sobrepasaba su pobre condición.
Baekhyun, quien le había visto de reojo al voltear la mirada por sobre sus hombros, ya varios metros por delante, había optado por retroceder el gran tramo que llevaba de ventaja sobre el resto de la clase, solo para posicionarse a su lado y decirle, sin aliento: "Mueve el trasero, Channie, no querrás comer el polvo de los demás", antes de sentir algo suave y tibio presionarse contra su palma; entonces, al mirar abajo, se encontraría con que sus manos estaban, de hecho, entrelazadas.
Baekhyun le jalaba, con una bonita sonrisa cuadrada en sus labios, y le susurraba palabras de aliento para que no se quedara atrás y fuera castigado por el profesor.
¿Esas amables manos que le habían ayudado en ese entonces, eran las mismas que le estaban empujando lejos justo ahora?
Chanyeol detuvo el coche al llegar al semáforo, entonces miró a su reflejo en el espejo retrovisor. Parte de su flequillo caía sobre uno de sus ojos.
Eso le hizo sonreír, pues recordaba cuánto le encantaba a Baek retirar esos mechones con sus manos en el pasado, cada vez que hacían deporte y terminaban sudando y con el cabello pegado a la frente.
¿Los brazos que le introdujeron a casa tan pronto llegó, eran los mismo que le habían apartado lejos de un fuerte manotazo en aquella ocasión?
Cuando Chanyeol había vuelto al salón, ya que había terminado olvidando las llaves de la motocicleta en la que llevaría a Kyungsoo a casa como siempre hacía, se encontró con un Baekhyun aún recargado junto a la ventana.
Él miraba hacia abajo.
Su cerebro hizo una rápida conexión. Y es que desde aquí, la vista de su amigo estaba justamente posada sobre el lugar que Chanyeol acababa de abandonar.
Él los estaba observando.
Y cuando había llamado su nombre, el chico había saltado en su lugar, visiblemente alterado por su presencia, como si no esperara encontrarse con él. Entonces le había dado la espalda rápidamente, arrastrando de paso las mangas de su suéter por sobre sus ojos
¿Estaba secándose lágrimas?
Cuando Chanyeol preguntó qué había con las clases extra que se supone que debería estar tomando en ese preciso momento, y por las cuales ya casi no tenía tiempo para convivir con ellos... Baekhyun simplemente no supo qué responderle y guardó silencio.
Y entonces, los débiles hombros sacudiéndose le informaron que Baekhyun había comenzado a llorar.
Sus ojos se ampliaron y un extraño ardor le travesó el pecho al ver su frágil figura. Sin saber muy bien por qué, su cuerpo había reaccionado, ordenando a su pies a avanzar hasta el más bajo.
Pero para cuando se había aproximado lo suficiente y había tocado su hombro levemente para llamar su atención, en lugar de recibirlo como él normalmente lo habría hecho, Baekhyun simplemente le había apartado con un fuerte manotazo que había resonado por toda la silenciosa aula, seguido de un "No me toques" en un tono tembloroso.
Después vino algo más. Un simple susurro, en un tono tan bajo que sería imposible de escuchar. Sin embargo, él lo hizo, Chanyeol lo escuchó fuerte y claro.
"No me toques... con esas mismas manos que tocas a Kyung".
Algo dolió muy dentro de su pecho al oír aquellas palabras con la voz quebrada de su mejor amigo. Era increíble lo acelerado que se sintió su corazón al ver a Baekhyun, su cuerpo parecía incluso más pequeño ahora, encogido en un rincón. Chanyeol tragó grueso debido al inexplicable deseo que tuvo de correr a abrazarlo.
Solo un respiro después, este estaría pasando a su lado, golpeando su hombro para abrirse paso hasta el exterior del aula.
Y Chanyeol..., él solo pudo quedarse ahí, estático, con las manos extendidas, atrapando nada más que el vacío dejado detrás por Baekhyun.
Sus palmas aún quemando y hormigueando por el efímero roce de sus dedos en contacto con la piel cercana a su clavícula, cuando Chanyeol había tratado de que él volteara a verle.
Las manos del castaño se aferraban con fuerzas a sus hombros. Sus uñas se clavaban en la piel aún cubierta con su camisa, causándole un ligero dolor. Nada imposible de soportar.
Chanyeol gruñó y salió de su cuerpo solo para volver a penetrarlo. Baekhyun gimió alto cuando él logró golpear su próstata de nuevo. Había estado torturándola desde que halló el ángulo adecuado.
El cuerpo bajo el suyo, tan cálido y suave, se movía en sintonía para encontrarse con sus embestidas. Baekhyun gimió su nombre muy cerca de su oído, una y otra vez, hasta que con una última sacudida se encontró con su orgasmo, su cuerpo temblando con los espasmos finales mientras se dejaba venir en su mano.
Entonces Chanyeol, empujándose unas cuantas veces más, encontró su propia liberación, enterrando su rostro en la clavícula de su novio, mientras se corría con fuerza dentro de él.
Exhalando, dejó a su peso apoyarse ligeramente en Baekhyun, ambos totalmente exhaustos.
Sus respiraciones agitadas acompañadas de unas enormes y verdaderas sonrisas pintadas en sus labios.
Chanyeol abrió sus párpados y entonces miró hasta una de sus manos. Esta aún estaba entrelazada con una más pequeña. La que Baekhyun no había usado para aferrase a su espalda y no caer de la mesa.
Dejando un beso sobre su cuello, salió con cuidado de su chico, sintiendo cómo este se estremecía ante la sensación de vacío dejado. Entonces le ayudó a estabilizarse sobre sus pies.
Chanyeol se sintió siendo jalado cuando Baek pasó frente a él, sonriéndole y guiñándole coquetamente, antes de tomarle de la mano.
Siendo contagiado por la risa traviesa, terminó por despojarse de la camisa que era la única prenda que aún tenía puesta, y recorrió con su mirada el ardiente cuerpo de Baekhyun. Su novio subía las escaleras de forma lenta mientras contoneaba sus deliciosas caderas para él. Chanyeol se relamió los labios.
Si su chico quería hacerlo de nuevo, entonces él se lo haría hasta dejarlo completamente saciado.
Llegando a la puerta que daba a su baño, se tomó algunos segundos para apreciar las manos que le instaban a adentrarse al amplio cubículo.
Dedos largos y hermosos adornaban ambas de ellas como una perfecta obra de arte. Mirarlas solo le hizo preguntarse si es que acaso la medida del anillo que había conseguido había sido la correcta.
Su mirada viajó hasta su habitación y entonces al closet, ahí donde guardaba la sortija. Resguardada de forma cuidadosa entre sus camisas. El único lugar donde era más visible, pero que aun así, Baek jamás conseguiría encontrar.
Dándole la oportunidad de pasar primero, esperó a que su chico estuviera dentro para cerrar la compuerta, mientras el más bajo abría la llave del agua. En cuestión de segundos, la frescura envolvió a sus cuerpos sudorosos por el esfuerzo.
El agua cayendo sobre sus pieles desnudas limpiaba los restos de su encuentro en la cocina.
Chanyeol entonces se quedó sin aliento cuando miró con detenimiento, justo cuando Baekhyun se giraba hasta quedar frente a él.
Así como se encontraba ahora, con el rostro empapado y escurriendo agua, lucía exactamente como cuando lloraba.
Cada gota que caía con parsimonia acariciando su firme rostro, se asemejaba tanto a aquella ocasión, a aquellas lágrimas cayendo con tanto dolor, mientras el chico se rompía en pedazos a sus pies.
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