Giraron la cabeza con curiosidad al pasar por aquellas salas, estaban vacías, pero parecían salas en las que solían celebrarse grandes eventos, tal vez... en la segunda puerta, giraron y caminaron por un largo pasillo hasta una puerta cerrada que ambos jóvenes vampiros abrieron para llegar a una lujosa habitación iluminada.

- Ya han llegado los testigos directos.- detrás de un escritorio se encontraba la impotente figura del líder de todo el banco.

La voz había salido de una de las esquinas donde un vampiro trajeado en negro salió y cerró tras ellos. Mel y Nathan temblaron ligeramente, no esperaba aquella voz. Yael-Ajax lo había visto al entrar, tomó aire para calmarse.

- Bienvenidos, hijos míos...- la voz del vampiro sonó gruesa y formal, algo poco habitual en él.- ¿Puedes dejarnos solos? Yxo...- este asintió con la cabeza y se retiró de la sala sin decir nada.

¿Los dos vampiros eran hijos del líder? Entonces... ¿Ese vampiro pelirrojo era el heredero del banco? La tensión y la sorpresa de haberse encontrado ante el mismísimo próximo líder les aceleró ligeramente el corazón. Tomaron aire.

- Normalmente no debería hablar directamente con vosotros por protocolo, y esas tonterías que tenemos los vampiros, pero esto es verdaderamente importante.- ah, ahí estaba su vocabulario sobrio de nuevo, en serio, era un líder extraño, competente, comprensivo, informal, pero elegante al mismo tiempo, eso lo hacía el doble de extraño.- Expliquen con todo detalle lo pasó con ese vampiro asesinado.

[...]

Salieron de la sede y entraron en el carruaje mucho después del anochecer. Yael-Ajax estaba algo nervioso, su pierna temblaba con impaciencia y algo de estrés, sus padres estarían preocupados, mucho, y ni siquiera había podido verles para explicarles que él no estaba en un lío, que simplemente se había visto involucrado indirectamente. Una vez los dejaron en el banco de sangre, Nathan se encargó de acompañar a Melody por cortesía a su hogar, normalmente lo hubiera hecho Yael, pero tenía demasiada prisa para ello, y prácticamente se había ido corriendo a casa para no preocupar más a sus padres.

- Ya era hora... ¿Dónde estabas? Hace dos horas que anocheció.- la voz de su madre sonó por encima de las preguntas (que quedaron silenciadas) de sus padres.

- Lo siento muchísimo, tuve que ir a la sede.

- ¿¡QUÉ!?- gritaron los tres adultos mirándolo con los ojos muy abiertos.- ¿A la sede? ¿Por qué?- preguntó Jacob.- ¿Hiciste algo?

- No, solo fui de testigo, no me pasó nada, estoy bien. Hubo un asalto y asesinaron a un vampiro, casualmente al que estaba atendiendo y por eso tuve que ir a contar mi versión. Nathan, Melody y Janneth tuvieron que ir también.

- ¿Un asesinato?

Yael-Ajax asintió con la cabeza.

- ¿Estás en problemas?- preguntó Aarón haciéndose un moño con el cabello para más comodidad.

- No, lo aseguraron. Ninguno de nosotros está en problemas, solo era ir a explicar nuestra versión.

Suspiraron con alivio.

- Ten cuidado...- le aconsejó su madre.

Asintió con la cabeza y susurró que no tuviera miedo, que él estaba bien.

El único problema que podría tener, era si fuese él el causante del asesinato, es decir, solo había sido un espectador, no era culpable de nada y mucho menos tenía que estar preocupado más allá de los rasguños o cortes que los cristales rotos pudieron hacerle, y no le hicieron nada porque la ventana estaba lejos. Lo mismo con Melody.

Al día siguiente, cuando llegó al banco, la cristalera estaba como nueva, los cristales rotos habían desaparecido y todo estaba como si nunca hubiera pasado nada. La única excepción que tenía aquella situación es que la mano derecha estaba allí, y justo cuando llegó los encontró hablando a Janneth y él entre susurros. Como sea, él simplemente caminó hacia la parte interior para ponerse el chaleco negro con el que debía servir a los clientes, además de una pajarita, suspiró con pereza y se quitó el piercing de la ceja, repitió el proceso con el piercing de la oreja y los guardó en el mismo casillero en el que guardaba la mochila / bolsa en la que llevaba la pajarita y el chaleco. Cerró la taquilla y caminó hacia el servicio antes de empezar el turno, al salir se alistó y peinó un poco el pelo, finalmente salió del excusado para dirigirse al mostrador dando su saludo por conveniencia o cortesía a Melody, ella hizo lo mismo y pocos minutos después el servicio inició.

Los primeros minutos, a veces horas, eran un poco monótonos o aburridos, pues el banco de sangre no recibía vampiros a todas horas, especialmente a primera hora, y era algo aburrido tener que estar de pie, al lado de la máquina, sin poder hablar hasta que un vampiro llegase. Notó que la mano derecha ya no estaba cuando salió al mostrador, solo Janneth, quien, impoluta, llevaba un vestido estilo renacentista de tonos morados y oscuros, su cabello estaba recogido en una trenza con algunas trenzas pequeñas que acompañaban en forma de espiga, una pinza con una flor y el abanico negro del día anterior. Francamente, parecía una muñeca de porcelana. Hizo una mueca.

- ¿Te interesan las vampiresas?- preguntó con cierta picardía Melody.

Giró los ojos hacia ella con extrañeza, como si lo que hubiera dicho fuera algo muy extraño. La escuchó reír.

- Era broma, no me mires así.- pidió aguantando la sonrisa de forma patética.- Lo decía porque estabas mirando a Janneth fijamente.

- El abanico, pensaba que podría gustarle a mi madre, una tontería mía...- mintió encogiéndose de hombros.

Mientras no los pillasen hablando entre susurros no tendría porqué ocurrir nada.

- Eres muy mal mentiroso, Yael...- dijo ella con una sonrisa zorruna entre sus labios.

- Tú no pareces estar muy atenta a los detalles, si lo estuvieras, habrías visto que no la estaba mirando a ella, sino su ropa.- rodó los ojos en un intento desesperado por sonar lo suficientemente seguro o serio para que ella no se siguiera riendo de él como lo estaba haciendo.

- Haré como que te creo.- movió su mano con indiferencia y sonrió.

Yael-Ajax prefirió hacer silencio y rodar los ojos.

Melody tenía un cabello rubio apagado, algunas mezclas o reflejos rosados iluminaban su rostro, su cuerpo era muy fino, sutil pero voluptuoso y curvilíneo. Sus ojos eran castaños chocolate, siempre tenía una sonrisa en sus labios, siempre que podía. En el trabajo, ella debía llevar una falda por medio muslo negra, medias negras que no trasparentasen la piel, zapatos negros con un ligero tacón, y en la parte de arriba, igual que él, también debía llevar una camisa grisácea oscura y un chaleco negro, en vez de una pajarita, ella no llevaba nada, pero casi todas las chicas llevaban colgantes como decoración. Además de eso, en algunos casos, debían llevar guantes blancos, pero no en todos los casos, ella, por ejemplo, tenía unas manos muy delicadas, por ello, ella no los llevaba, en su caso tampoco, pero si Taemin trabajase en el mostrador, él sí debería llevarlos, pues era muy propenso a los sudores, y el hecho de sudar, ensuciaba la pantalla y hacía que el tacto con ella no fuera preciso y pudieran equivocarse en el valor o cantidad de sangre.

- Buenas tardes, Yael, Mel...- ambos giraron la cabeza, Nathan les sonrió como saludo.

- Buenas tardes.

- ¿No os dijeron nada por llegar tan tarde ayer, no?

- No, descuide.

- Debo darle las gracias una vez más por acompañarme...- dijo Melody con tranquilidad en su voz.

- No, no, no agradezcas, Mel, no es necesario, cualquiera lo hubiera hecho.- sonrió.- No te preocupes.

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El título podría dar a entender que este capítulo es un preguntas y respuestas, pero igualmente considero oportuno poner ese título...

Detalle que tengo que mencionar en este capítulo es que técnicamente, en el canon... Nathan y Melody son padre e hija, pero en esta historia no... Por ello, no se sorprendan por la relación que tienen, quiero decir, en esta historia son COMO padre e hija, pero en el canon realmente lo son.

Aquí las opiniones --------------->

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Silvia Line

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