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El suspiraba...ella también.
Ninguno de los dos conocía el porque del
suspiro del otro, lo único que sabían es
que se escuchaba en un aeropuerto y en
un salón de clases.
Pues su suspiro era de el por irse y de
ella por quedarse, porque el destino lo
hacía irse a Nueva York y ella se quedaba
en Toronto.
Cerca pero lejos y por eso podían
escuchar el suspiro del otro en el viento.
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