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Así que estaba recostada en un
banco con mis ojos cerrados,
había silencio, tanto silencio.
Que podía escuchar los latidos
de mi corazón, en mi cabeza
aparecían tus ojos con ese brillo
tan cegador como el sol sobre mi
cabeza.
Y estoy segura de que mi corazón
parecía un tambor que se
escuchaba por todo el parque.
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