Cómo sombra que penetra porla ventana,
la melancolía hace su casa en el alma
de los hombres.
Tomando corona de lágrimas,
y cetro de tristeza.
La memoria se vuelve gris.
Un gris pálido.
Y la casa se llena de fantasmas del pasado.

Ella es la reina de la soledad,
de los rincones vacíos,
de las mañanas húmedas
y los recuerdos vacíos.

La melancolía es hija de los hombres.
Es exclusiva de los que añoran.
De aquéllos con un corazón aun latente en el pecho.
La melancolía es la hija bastarda de la felicidad.