55.
El frío agudizó sus nervios.
Después de trece años postrada en la misma cama, aquel respiro de libertad le venía muy bien.
Aun así la oscuridad a su alrededor era algo de temer.
Después de que todo en el planeta se extinguiera luego del "accidente" toda la tierra se había sumido en esa profunda oscuridad que casi era palpable; era como atravesar un mar de espesa tinta.
El ojo que le había quitado a su robot de compañía iluminaba apenas unos tres metros frente a ella.
Fijo su mirada en el cielo, intentando captar un poco de la luz que apenas llegaba a su planeta.
El accidente había ocurrido cuando ella apenas era una niña, poco recordaba de él, pero sabía por las historias que su androide le había contado que en él los científicos habían querido viajar a otra dimensión, y que, por razones que jamás se supieron, las cosas habían salido mal y el resultado resultó en la casi extinción de los humanos.
Tres planetas se alinearon al lado de la Tierra, privándola de la luz del Sol.
Un frío que nunca se había conocido destruyó casi todo en el planeta y obligó a los sobrevivientes a vivir bajo tierra.
Los padres de Nilo murieron, pero la dejaron al cuidado de Iko, su robot de compañía.
Y ahí había vivido cada año de su vida, bajo la tierra, junto a otras 5 personas que fueron muriendo una a una.
Y ahora ahí estaba ella, con lágrimas bañando sus mejillas mientras atravesaba las calles desoladas.
Algunos rayos de luz atravesaban el cielo. Su tono violeta casi se confundía con el oscuro mar del universo.
Por alguna razón las estrellas se veían demasiado grandes.
Siguió caminando, no sabía qué pretendía al hacer eso, pero desde que había sabido que en los otros planetas había vida había decidido investigar por ella misma.
Algunas luces atravesaron el cielo, ¿habrían venido por ella? ¿Habrían captado su señal?
Naves repletas de luces neón bajaron a la tierra.
¡Por fin se iría de allí, por fin tendría una vida!
De pronto sintió sus pulmones desfallecer, no lo lograría, no iba a poder llegar hasta allá.
Los extraños seres captaron que ella caía y corrieron hasta ella.
¿Lograrían salvarla?
La tomaron en brazos y corrieron a la nave.
Tal vez si se apresuraban podrían salvarla.
Tal vez lo lograrían.
Ahora sólo quedaba rezar.
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