106.
Oh, dragón de fauces abiertas, déjame reposar mi cuerpo en tu estómago. Te entrego mis sueños para que los protejas en la torre más alta, déjame dormir por la eternidad y no dejes que falsos caballeros vengan a mí con besos amargos.
Dragón de colmillos de cruz, clava estos en mi corazón y déjame dormir en las entrañas de mi tumba.
Que la luz me guíe a través del túnel a mi descanso eterno y el mundo no se detenga para nadie cuando se efectúe mi retiro.
Oh, dragón de fauces cerradas, abre tus labios y reclama mi alma para siempre jamás.
Déjenme ir de una vez para todas.
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