Día 58.
La fiesta para Gilbert fue un caos divertido.
Francis llegó temprano para cocinar el pastel favorito de Gilbert, mientras yo -y otros amigos- arreglabamos todo (vale decir que fue en el cafe).
Pasada las dos de la tarde y -como siempre- Lovino vino encontrando todos terriblemente arreglado. Dejamos que se quedará -y también ayudo bastante-.
Sucede que citamos a Gilbert para las seis y el muy alemán llegó a las cinvo y media y todavía no estaba todo listo por lo que no fue una sorpresa.
Ya pasados un poco de copas llegó el momento del pastel de Francis -todos lo esperaban ansiosos- y cuando venía con su delicia entre manos...
Tropezó.
Y cayó.
Y su cara quedó llena de pastel.
Y nos reímos demasiado.
Y bueno, nos quedamos sin pastel, pero fuera de eso se pasó bien.
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