Capítulo 4
Uzui buscó a su amigo con la mirada, sus ojos recorrieron mesa tras mesa hasta toparse con su peculiar color de cabello, caminó hacia él y dándose cuenta de que estaba checando su celular.
—Te gusta llegar mucho tiempo antes, ¿verdad? —cuestionó el alto tomando asiento a su lado.
—¡Así se tienen menos imprevistos! —respondió el rubio.
—Esta vez concuerdo contigo, he aprendido a apreciar más el tiempo desde que trabajo en ese colegio.
Kyojuro se sorprendió al escuchar a Tengen decir eso, comenzó a reír. Nunca creyó oír esas palabras saliendo de la boca del peliblanco, y menos si lo dice de manera seria. A pesar de ello se siente alegre por su camarada, salir de su rutina donde era libre de hacer lo que quisiera a un lugar donde tiene que ser más sensato y responsable le está beneficiando.
—Te queda más lejos, ¿verdad?, ¿cómo te ha ido? —cuestionó levantando la mano para llamar a la mesera.
—¡Es completamente diferente!
Guardó silencio en cuanto llegó una joven para pedir su orden, apenas se fue, Uzui continuó hablando.
—Los chicos son más problemáticos, los demás profesores son aburridos... Incluso las mujeres, lo único bueno es el aula de artes —se quejó.
—¿No hay cosas buenas?
—¡Por supuesto! Encontré un excepcional talento entre tanta gente normal —rió.
—¡Eso es increíble! Aunque, ¿agrupar a los demás en una palabra así no es mucho?
—Para nada. Si bien a veces solíamos encontrarnos con problemas acá son más comunes, solía ver a muchos chicos con talento artístico, pero sólo se veía bien, ni siquiera era bonito. ¿Sabes lo difícil que es transmitir sentimientos al crear una obra? No solo basta con saber dibujar o pintar, ni siquiera el talento es suficiente; va más allá de eso.
Rengoku sonrió intentando no reír, desvió la mirada tapando su boca con la mano, han pasado tres meses y se comienza a notar el cambio en él. Sigue siendo un poco insensible, pero puede notar su seriedad en la manera de hablar; esto provocó que le diera curiosidad la manera en la que se expresó de aquel "excepcional talento". Se le escapó una risita, el de cabello plateado lo escuchó, recargó su mentón sobre la mano que se encuentra apoyada en la mesa y arqueó una ceja; estaba por cuestionar a su compañero, pero este retomó su compostura sin quitar esa sonrisita divertida de su rostro. Todavía se tomó su tiempo para responder de manera tranquila.
—Ha sido poco tiempo, ¡en cambio te ves bien! No parece un lugar tan malo.
—Es bastante gris a decir verdad, pero debo admitir que hay cosas que no había visto... Aunque tengo una inquietud sobre algo.
—Eso no es propio de ti, ¿puedo ayudar? —cuestionó.
—Es sobre...
A su llegada la camarera interrumpió, acomodó sobre la mesa el pedido que hicieron, realizando una reverencia pequeña luego de terminar; se fue. No fue tanto tiempo, pero sí fue suficiente para que Tengen pudiera pensar en como hacerle una pregunta de este tipo a Kyojuro. Él es más amigable, sabe tratar con más suavidad a las personas y todos los alumnos tienen buenas calificaciones con él. Terminó procesando que si bien es buena idea tener la opinión de los demás, concluyó en que sería mucho mejor preguntar con alguien que ya conociera el plantel donde se encuentra trabajando; así que cuando vuelva a ser lunes va a llevar a cabo su cometido. No quiere defraudar a Kagaya y la confianza que le tuvo al pedirle a Uzui ser el profesor que fuera de intercambio a otro colegio.
—¡Necesito tu opinión sobre un dibujo! Da una descripción buena y extravagante, por favor. —exclamó volviendo en sí.
El de cabello plateado buscó en su bolsillo, sacando su celular de ahí lo miró para luego comenzar a buscar en su galería una de las fotos que había sacado.
—Este —le pasó el aparato a su amigo.
—¡Es... Sorprendente, no tengo casi palabras! —los ojos de Kyojuro brillaron con sorpresa. —Usó un sólo color, ¿verdad?
Tengen rió.
—Le sabes al arte, eso me agrada de ti, tienes buen ojo; no muchos se habrían dado cuenta. Parecen diferentes tonos de azul, ¿no es así?
—¡Así es! Pero es fácil notarlo porque hay lugares en blanco que sólo fueron llenados con líneas, aunque... Debo admitir que esto da una vibra triste. Estoy completamente seguro de que tú no hiciste esto.
—¡Me conoces bien, mi querido amigo! En efecto, no es mío.
Se pasaron platicando el resto de la tarde, luego de unas horas los dos tuvieron que volver a casa. Es fin de semana, para Uzui fue realmente fácil terminar de calificar todos los trabajos de sus alumnos; bastó con ponerles una calificación media y una más alta a los que se esforzaban más, a veces ni siquiera se esfuerzan en mentir bien y entregan un dibujo hecho de palitos con cero esfuerzo. Entonces este tiempo libre va a ser aprovechado para intentar pintar algo más, después pensará en la planeación de sus clases para la siguiente semana. Han pasado 4 meses desde que cambió de lugar de trabajo, ya está más acostumbrado.
Dentro de poco también habrá vacaciones y antes comenzarán las evaluaciones.
Mientras tanto tú estás en casa esperando la oportunidad perfecta para escapar. Te apropiaste del celular de tu madre junto a los audífonos que suele usar para escuchar música, tragaste saliva conectándolos; usando sus datos pusiste alguna canción para que no tuvieras que escuchar los ruidos del exterior. Estás intentando concentrarte en el dibujo que tratas de haces, tu manos está temblando, pero aún así continuaste haciendo líneas a lo largo de la hoja; no tienes muy en claro qué es lo que harás, será algo que vas a ver al final.
Pasaron algunos minutos, escuchaste un ruido fuerte afuera, te quitaste los audífonos y dejaste la libreta al lado de ti. Luego comenzaste a escuchar gritos, suspiraste escondiendo tu cara con tus manos. Mordiste tu labio intentando contener las lágrimas que comienzan a brotar por tus ojos, no quieres hacer ruido, si tu madre llega a escucharte será mucho peor. Alguien comenzó a golpear la puerta de donde te encuentras, tomaste el celular escondiéndolo en el bolsillo de tu sudadera y abrazaste la libreta, al abrir ni siquiera le viste la cara a la persona que tocó; tu miedo no puedo sentirse peor hasta que te tomó de la mano impidiéndote seguir caminando.
—Ve a comprar unas cervezas, las quiero antes de que la zorra de tu madre se largue.
—Pero... No tengo dinero.
—¡Consigue de algún lado! Haz lo mismo que tu madre o qué sé yo, estás jovencita, ¡sácale provecho a eso!
—L-lo haré... Por favor, suéltame.
No miraste qué expresión puso en su cara, pero comenzó a reír dándote mucho miedo. La voz de tu madre te hizo sobresaltar, te soltaste del agarre, pasaste al lado de ella sin mirarla, pero también te tomó. Tragaste saliva, los latidos de tu corazón se aceleraron temiendo lo que sucedería después.
—¿Dónde está? —interrogó.
Sabes que se refiere al celular.
—Lo siento, yo...
Subiste un poco la mirada, viste como te levantó la mano, retrocediste esperando el golpe que nunca llegó. Tus ojos se abrieron de sorpresa al ver como aquel sujeto detuvo la mano de tu madre.
—¿No ves que la mandé a comprar algo? ¡Deja de hacer que pierda el tiempo, Yogō ó yo te golpearé a ti!
Desviaste la mirada, en cuanto te soltó, te alejaste de los dos. Parece ser "bueno", sin embargo, no te da buena espina; el simple hecho de mencionar la palabra "golpearé" te hace dudar de sus intenciones. Corriste hacia el cuarto, sentiste un enorme alivio cuando viste dinero en la cama, aunque los objetos al lado te hicieron sentir incómoda; los ignoraste tomando el dinero y una vez guardaste tu libreta con dibujos, buscaste la manera de escabullirte de esos dos para no tener que pasar frente a ellos.
Tuviste que caminar a una tienda diferente a la de la vez pasada, no quieres que te reconozcan. Miraste el dinero, lo tomaste sin darte cuenta de todo lo que era, si tu madre se da cuenta vas a terminar mal, muy mal.
Tardaste más tiempo jugando en el parque, aprovechaste que tienes el celular de tu progenitora y te conectaste al wifi gratis. Sentándote en un columpio te diste cuenta que no podías hacer demasiado, no quieres ver algo inapropiado, así que mejor decidiste guardarlo. Miraste a los niños que se encuentran jugando en frente, uno de ellos se dio cuenta de tu mirada lo que provocó que dejaras de verlo, te levantaste para seguir hacia tu destino; cubriste la bolsa con las latas para que no vieran su contenido. Deseas con todo tu corazón que el fin de semana termine por fin.
El resto del sábado y el domingo fueron tranquilos a comparación de días anteriores. Cuando te levantaste para ir a la escuela te diste cuenta de lo nublado que se encuentra el cielo, decidiste apurarte para no tener muchos problemas. Al terminar de cambiarte saliste de tu hogar corriendo, no te queda tan lejos la escuela, pero tampoco está cerca; hay un punto medio entre los dos. Aunque no estaba lloviendo, la mayoría llevaba una sombrilla en la mano, te dirigiste a tu aula y te encontraste con Mimi y Hamai, sentándote en tu lugar, te recostaste sobre tus brazos.
—¿No dormiste bien? —preguntó una de ellas.
Subiste la mirada.
—Tuve problemas para conciliar el sueño —respondiste.
No querías recordar ese momento.
—¿Viniste corriendo? —asentiste. —¿Tan siquiera desayunaste? Es raro que hoy llegaras tarde.
—No, no comí.
—¡Toma esto! Mi mamá lo hizo, pero no me gusta y no quiero tirarlo, compraré algo al rato.
Hamai quien se sienta en frente de ti volteó y buscó algo en su mochila, sacó una caja de bento dejándola en tu pupitre, quizás la sorpresa no se nota en tu cara, pero sí en tus ojos.
—¿Por qué me das esto?...
—¡Está claro que tu cerebro tiene que funcionar bien! —exclamó.
—Deberías comer un poco ahora y guardar lo demás para al rato —recomendó la otra.
—¿De verdad está bien si...?
—Deja de hacer preguntas, ________-chan. Sólo come y ya, no seas tan quisquillosa.
No dijiste nada más, es algo raro que sean tan buenas contigo, pero lo hacen por un beneficio. Recordaste las palabras que Uzui te dijo, mordiste tu lengua sin poner tanta fuerza, un suspiro salió de tu boca. No te están haciendo nada malo, pedirán algo a cambio después, pero, vas a estar bien y será un beneficio para las tres. Abriste el bento con algo de vergüenza, ellas dejaron de verte y se pusieron a platicar entre sí, tomaste los palillos y metiste algo de comida en tu boca; te sentiste feliz de probar algo casero y no comida de súper.
El tiempo pasó, Tengen apenas terminó de dar su clase le dio un vistazo rápido a los trabajos para que; cuando los vaya a revisar tenga una idea más concreta. Los dejó encima del escritorio y salió del salón para dirigirse a la sala de profesores, entró y sólo se encontró con una de sus compañeras.
—Buenos días, Uzui-san —saludó esta mirándolo.
—Buenas —dijo con una sonrisita.
Aquí no suele estar con los demás profesores ya que son demasiado aburridos, incluso las mujeres llegan a ser algo anticuadas.
—¿A qué se debe el milagro de que estés aquí?
—Nunca se sabe qué o cuándo nos podremos inspirar —respondió riendo. —Pero también quiero preguntarte algunas cosas.
—Oh...
Los ojos de Tengen se posaron sobre la fémina, al parecer la primera frase que soltó hizo que la segunda pareciera un coqueteo, la mujer sonrió colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja. Uzui se encuentra en el trabajo y lo está tomando en serio, tal vez si fuera otra situación lejos de lo laboral puede que le siguiera el juego, pero ahora tiene otras cosas en mente. Se sentó a su lado.
—Eres tutora, ¿verdad? —cuestionó. —Me gustaría saber como tratan el bullying aquí, he visto algunas cosas que me preocupan, y de donde vengo no sucedía esto ó por lo menos lo trataban de manera más eficiente.
¡Bien hecho! Justo al grano y de una manera muy directa. La expresión en el rostro de aquella mujer cambió, de verdad esperaba algún tipo de coqueteo o invitación por parte del profesor de artes.
Y ni siquiera sabe cómo responder.
Jujuju, ya vamos avanzando más. Espero que lleve un buen ritmo, es el capítulo 4, pero aún hay cosas que explicar UnU
Aquí es donde entra la duda de si Mimi y Hamai son malas o sólo se pasan de vrga 😔🤙🏻
Esperemos la rayis pueda ser feliz rápido 🙇🏻♀
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