Capítulo 17
Te despertaste exaltada porque no recuerdas en qué momento te quedaste dormida. Sentiste muy cómodo el lugar donde te encuentras y con tus manos palmeaste el área; frunciste el ceño confundida. Inspeccionaste el lugar con la mirada, tus ojos se abrieron en par cuando te diste cuenta que el lugar donde estás se trata de la habitación de Uzui. Volviste a acostarte envolviendo tu cuerpo en la cobija. «huele a él...» Todas tus preocupaciones se habían ido la noche anterior, sin embargo, eso sólo hizo que te confiaras y olvidaras lo importante.
Tu madre te abandonó y te dejó sola.
Buscaste algún reloj o despertador en el cuarto de tu profesor, pero no encontraste nada. Es algo demasiado simple, no entiendes cómo se te ocurrió la idea de que podría tener algo así.
Te levantaste con cuidado, caminaste hacia la sala y te diste cuenta de que estaba acostado en el sofá; diste unos pasos hacia él para acercarte.
«Ni siquiera cabe ahí y me dió la cama...» una risita se escapó de tu boca, te pusiste frente a él para poder verlo de frente. Su rostro está tranquilo descansando por lo poco que puedes ver. Te agachaste para mirarlo mejor.
—Profesor...
Él no se movió.
—Profesor.
Ni un sólo movimiento.
—Tengen...
Su nombre salió como un suspiro de tu boca, se movió un poco; sonreíste. Seguiste llamándole así hasta que se despertó.
—Disculpe que lo haya despertado, ¿puedo bañarme? Sólo dígame dónde están las cosas que necesito, no hace falta que se levante.
Creíste que fue tierna la explicación que te dio teniendo algo de sueño, cuando terminó le sugeriste que siguiera durmiendo y le agradeciste. Entraste a su baño, buscaste una toalla en el gabinete al lado del lavabo, la colgaste afuera de la ducha y preparaste todo lo demás.
No hace falta mencionar lo tediosa que fue tu mañana. Saliste de casa de Tengen apenas terminaste de cambiarte, todavía era temprano en cuanto llegaste a tu casa; acomodaste las cosas que llevarás hoy a clases y miraste el reloj. Antes de salir buscaste dinero en el lugar que tenías escondido, cada que podías tomabas dinero del de tu madre por si lo llegabas a necesitar. Luego de todo eso por fin tomaste rumbo hacia el colegio.
Al llegar fuiste directamente a sentarte y recostarte sobre tus brazos ocultando tu cabeza en medio de ellos dos.
—______ —escuchaste una voz hablarte, era Mimi.
—¿Qué necesitas? —preguntas mirándola.
—Hamai... Ella —comenzó dudando, pero no pudo continuar.
La susodicha había llegado.
—¿Volviste a nosotras nuevamente, ______? Después de creerte fuerte y hacer tal escena frente al profesor, él debe odiarte.
—Hamai... No digas eso —le pidió su amiga.
Ignoré sus comentarios.
Las clases transcurrieron con normalidad, sólo querías salir. Mientras más tiempo pasa te arrepentes de no haber tomado la decisión de acabar con tu vida. Al llegar al aula de artes, tu último clase, te sentiste en paz. Sin embargo, hubo algo extraño que te confundió mucho. Era una carta en el lugar donde sueles tomar asiento. La tomaste y la abriste con cuidado, aún no había nadie más que tú así que no sabes quién podría haber sido.
"Date cuenta, por favor.
Me es imposible contener los celos que tengo cuando los veo y tus ojos brillan. Necesito que me necesites, quiero que solo a mí me mires"
Nadie había firmado, frunciste el ceño creyendo que se habían equivocado así que dejaste la carta en el mismo lugar, tomando asiento en otro lado lejos de ella. Tus compañeros fueron entrando poco a poco, después de ellos llegaron Mimi y Hamai, las chicas con las que solías juntarte. Hamai tomó asiento a tu lado y Mimi al lado de ella, así que las miraste un momento para después poner atención a la puerta.
Con tus sentimientos reafirmados, la silueta de Uzui acercándose te hizo sentir una alegría inexplicable. Cuando dió los primeros pasos dentro del aula, tus labios formaron una sonrisa involuntaria, esa esperanza que él te dió después de que te confesaste, que no cambiara su trato hacia ti al saber tu edad, la ayuda que te brinda... Te hizo sentir una calidez que ahora puedes definir como amor. Todavía te hacías esa pregunta; "¿Cómo sé que lo que siento por usted es real?" Sin embargo, aunque es complicado de responder, puedes afirmar algo con certeza. No es solo por la forma en la que te trató, te ayudó a salir adelante dándote consejos de manera desinteresada, no esperó nada a cambio y ahora estás aquí.
Puedes ser una mejor persona gracias a Tengen, la forma tan cálida en la que te sientes solo por verlo, la paz y calma que te da es lo que te hace descansar como nunca antes. Cuando vivías con tu madre, no podías dormir bien porque siempre estabas alerta, sin embargo... La manera tan rápida en que te quedas dormida estando con Uzui es sorprendete.
—Bueno chicos, estamos a unos días para la entrega de obras del concurso, quiero recordarselos. El período de registro ya pasó, así que no hagan preguntas tontas como esas —comenzó a hablar mirando a todos.
Los ojos de Uzui recorrieron a todos sus alumnos en el lugar hasta dar con los tuyos. Trató de mantener la compostura al recordar el torpe beso que le diste la noche pasada y el efecto que tuvo sobre él.
—Estamos a solo unos días de navidad, así que tengo planeada una buena actividad —siguió. —No tengo ganas de trabajar, así que todo dependerá de ustedes.
Todos se mantuvieron callados, no querían decir algo en falso y que Uzui cumpla una de sus amenazas anteriores.
—Es navidad, así que cumplamos deseos —dijo. —No están forzados a participar, esto es importante.
Aclaró.
—Todos en un papel van a escribir algo que deseen recibir. Vamos a poner una banca e iremos turnandonos para pasar a dejar el papelito, una vez hayamos visto quien lo dejó... Todos —hizo énfasis en la palabra. —vamos a cerrar los ojos, contar hasta 15 y quien quiera darle a esa persona lo que escribió, podrá hacerlo.
Todos comenzaron a gritar emocionados, no sólo porque no trabajarían, si no que Uzui parece ser mejor profesor que hace unas semanas.
—Pero una cosa antes. Si nadie toma su papelito no se decepcionen, no quiero burlas ni nada por el estilo. La entrega de regalos puede ser aquí o en privado, como gusten, sólo avisenme.
—¡Vamos a participar todos, profe! —dijo uno de tus compañeros.
Uno tras otro lo apoyaron de sobremanera.
—Entonces escriban, tienen 5 minutos —dijo Uzui yendo a sentarse y sacando una paleta para después metersela a la boca.
Te quedaste pensativa mientras pensabas que escribir, tus mejillas se pintaron de rojo cuando imaginaste a Uzui leyendo tu papel y dándote lo que escribiste. Sin tener muchas ideas, recordaste algo que habías visto meses atrás, así que lo escribiste y lo cerraste.
Al terminar el tiempo, Uzui fue pasando a cada uno por el orden de sus asientos. Así que eres una de las que están hasta el último. Nadie veía quien tomaba el papelito de quién, así que era algo "secreto". Fue entonces que llegó tu turno, dejaste el papelito y apenas regresaste a tu asiento cerraste los ojos. Comenzaste a contar junto con los demás, de manera lenta y con calma. Escuchaste pasos y después escuchaste más.
Aunque fue un impulso de su parte, apenas todos cerraron los ojos, Uzui se acercó y tomó tu papelito sin tomarse el tiempo de leerlo. Simplemente lo guardó en su bolsillo y contó junto con ustedes. Unos segundos después, Uzui vió como alguien abría los ojos y volteaba a ver la mesa, esa persona frunció el ceño al ver que tu papelito ya no estaba; para sorpresa de Tengen esa persona era Hamai. Ella volvió a cerrar los ojos incorporándose en su lugar, los ojos rubí del mayor vieron sus movimientos con detenimiento, ahí fue cuando creyó entender todo por completo.
La clase terminó, tus compañeros acordaron darse los regalos la próxima clase en el aula.
—Obviamente yo tomé el tuyo, Hamai —le dijo Mimi enseñandoselo.
—Y yo el tuyo... —dijo ella sin muchos ánimos, para después verte a ti. —¿Quién tomó el tuyo?
—N-no lo sé... —respondiste recogiendo tus cosas.
Hamai chasqueó la lengua y salió junto a su amiga del lugar. Te acercaste al lugar de Uzui y una vez que no había nadie trataste de encontrar las palabras, pero él te ganó.
—Sabes que eres bienvenida —dijo adivinando lo que tratabas de decir. —10 minutos, en la próxima esquina.
Sonreíste, sus palabras fueron tan sutiles que nadie sabría a que se referían. Saliste de inmediato.
Fue así como Uzui y tú se encontraron y llegaron a su hogar. Apenas entraste sentiste la calidez del lugar, la nieve se veía como un hermoso paisaje desde el ventanal. Mientras que Tengen preparaba algo de chocolate, te sentaste en el sofá, fue entonces que te relajaste lo suficiente cómo para preguntarte cómo habías terminado en su cama.
—Tengen... —lo llamaste sin estar acostumbrada a decirle por su nombre.
Te paraste y caminaste hacia la cocina, el hizo un "hum?" respondiendo a tu llamado.
—¿Cómo terminé en la cama? Recuerdo haberme quedado dormida en su hombro... —preguntaste.
Él volteó a verte con una pequeña sonrisa en los labios, quería bromear un poco contigo.
—Estabas tan dormida que preferí que durmieras bien —dijo. —Tan dormida que hasta querías besarme.
Todo tu rostro se pintó de rojo.
—N-no juegue conmigo... —le pediste desviando la mirada.
Recordabas algo así vagamente, pero era un sueño... Era solo un sueño, ¿verdad?
—Oh, sí, y después me dijiste que debía besarte ya que nos habías dicho nuestros sentimientos —siguió mientras reía.
Apagó el fuego, pero siguió moviendo el chocolate.
—N-no... No lo hice, ¿verdad?
Él solo te miró con una sonrisita.
—Realmente no quería porque estabas dormida, me hubiese gustado que fuera algo que me pidieras directamente —aclaró.
Sirvió algo de chocolate en dos tazas y las dejó en la barra.
Frunciste el ceño luego de todas sus burlas, así que decidiste unirte a su juego. Antes, para agarrar valentía, tomaste un trago de chocolate que quemó tu garganta, pero fue lo suficiente para tener el valor de decir las siguientes palabras.
—Entonces si le pido un beso ahora, ¿me va a rechazar?
Tu voz sonó más firme que antes, pero lo tomaste por sorpresa, te miró con los ojos abiertos; no solo por el tono que usaste, inusual en tu forma de hablar sino que también tus mejillas sonrojadas y tu pequeña sonrisa de victoria; le hicieron sentir algo en el pecho y no sólo ahí. No respondió nada, tomó su taza con chocolate y se fue a sentar al sillón, lo seguiste de la misma manera.
Tengen sintió su corazón golpeando fuertemente contra su pecho, su cerebro se llenó de emociones y aún peor; no pudo evitar pensar en lo tierna que te veías de esa forma, con un poco de la espuma del chocolate todavía en tus labios. Se maldijo por notar cada uno de esos detalles, el brillo en tus ojos también delataba tu deseo; de tu parte había sido una broma com verdad, Tengen tragó saliva.
—¿Le molestó lo que dije? —preguntaste preocupada al verlo tan tenso.
Tocaste su hombro y tu pequeña mano en su hombro parecía quemarlo, había aguantado las emociones de tus palabras atrevidas y aquel beso de la noche anterior, pero incluso después de que se le paró; como se masturbó pensando en ti, creyó que nada más turbaría tanto como ahora. Sintió algo de culpa al ver como su miembro palpitaba en su mano mientras pensaba en ti, y como sus labios pronunciaron tu nombre en un suspiro cuando liberó todo su esperma. Pero incluso ahora, esos pensamientos vuelven a su cabeza. No es que no quiera, incluso él mismo ha aceptado sus sentimientos por ti, pero no ha dado ningún paso porque sabe la situación en la que te encuentras y no quiere que parezca que abusa de su poder sobre ti.
—______ —apenas dijo tu nombre te sobresaltaste.
Su voz salió ronca y con dificultad, dejó su taza en la mesita de enfrente. Tú habías hecho lo mismo mientras intentabas llamarlo. Puso su mirada sobre ti, sus ojos brillaban y parecían suplicar.
—Si le molestó lo que dije puede decirme, yo sé que...
Te interrumpió.
—Quiero besarte... —murmuró escondiendo su rostro en el hueco de tu cuello.
Su cálido aliento te hizo temblar.
—No sabes cuánto quiero hacerlo...
Agregó. No sabías por qué, pero parece no estar seguro, algo en su voz se escucha así.
—Pero no quiero que pienses que me aprovecho de ti...
Tengen quién fue el primero en ofrecerte ayuda sin querer nada a cambio, en este momento tenía problemas de adolescente al no saber qué hacer. Apenas escuchaste esas palabras lo tomaste del rostro, se miraron a los ojos. Sus bocas estaban algo lejos, pero tú cerraste los ojos. Uzui no pudo evitar fijarse en tus labios entreabiertos, se dejó llevar y también cerró sus ojos. Tus movimientos fueron algo torpes, sin embargo él tomó el control del beso; suave y delicado. Los dos pudieron saborear el sabor a chocolate de la boca del otro, tus manos se deslizaron con total naturalidad hacia su cabello; apenas unos segundos después te habías acostumbrado lo suficiente. Tus dedos se enredaron en su sedoso cabello, Uzui todavía tenía recelo a tocarte. Así que se apoyó de manera simple poniendo una mano a un costado tuyo.
Pasaban los segundos y ninguno de los dos daba señales de querer alejarse del otro. Tengen quería ir más allá pero se controló, y con gran fuerza de voluntad se alejó de ti; te encontrabas jadeando, tus mejillas pintadas de rojo y tus ojos se veían cristalinos. Esto último lo preocupó por completo, creyó que no te había gustado o que te había lastimado.
Pero no tardaste en lanzarte a abrazarlo, ocultaste tu cara en su pecho, quedaste encima de él en una posición algo incómoda; y aunque a él le molestaba y si se quedaban mucho tiempo así, comenzaría a doler, prefirió simplemente acariciar tu cabello de manera suave. Comenzaste a sollozar, Uzui se encargó de consolarte.
—Eso fue tan... —dijiste entre lágrimas, unas palabras apenas audibles. —Se sintió tan bien... Siento como si mi corazón quisiera escapar de mi pecho...
Tu confesión hizo sentir igual a Tengen, él no te lo dijo, pero fuiste capaz de escucharlo.
Te acomodaste en tu lugar, Uzui no había dicho nada desde hace un buen rato.
—Profesor... No, Tengen... —lo miraste a los ojos. —Déjame preguntarle una vez más... ¿Qué siente por mí?
—Eres en definitiva alguien importante para mí —respondió. —Decir te amo todavía es muy pronto... Pero incluso ahora no hay palabra que describa lo que siento...
Explicó tomando tus manos, se contuvo para decir cosas innecesarias. Antes de que pudiera continuar, lo volviste a besar.
—Esa explicación no es nada extravagante, profesor... —murmuraste en sus labios.
Tengen quería reír por tu comentario, pero prefirió concentrarse en el beso.
HOLAAAA
ME EMOCIONÉ JAJAJAJA
Mañana es navidad, quería coordinar esto para publicarlo realmente en navidad.
Espero que les haya gustado JIJIJIJIJI
esperen lo que viene después jujuju
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