Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16

«No me puede ir peor el día de hoy...» pensaste en cuanto escuchaste la voz de la pareja de tu madre.

Empezaste a escuchar un forcejeo en la puerta, buscaste rápido un lugar donde poder esconderte; él siguió hablando.

—¡La zorra de tu madre se largó! Si estás ahí ábreme, ella prometió que te irías conmigo.

Ya no podías llorar más si no lo hubieras hecho, te hiciste bolita abrazando tus piernas pensando en las cosas que dijo. Tu madre parecía estar bien contigo cuando eras una niña, pero eso sólo fue tu ilusión; no querías aceptar la realidad de que tu madre no te quiere. En este punto ni siquiera sabes por qué te tuvo, pero ahora es lo de menos. Una vez dejaste de escuchar aquellos ruidos, fuiste a cambiarte rápido para después poner tu oreja en la puerta para ver si no escuchabas algo más. Abriste la puerta mirando hacia todos lados, pero tu mirada se encontró con aquel hombre, no sabes si él te vió a ti ya que saliste corriendo.

No querías verte como una loca corriendo por la calle, paraste en una esquina a tomar aire. Todo se te está saliendo de las manos; confrontaste a Hamai, le confesaste a Uzui tus sentimientos y encima él también lo hizo, tu madre te abandonó y te dejó como algún posible pago para un hombre asqueroso.

La tarde comenzo a enfriarse cada vez más y más, no te habías dado cuenta hasta ahora que es de noche, puesto que estabas realmente preocupada, pero pequeños copos de nieve comenzaron a caer sobre tu cabello y sobre ti. Un suspiro salió de tu boca, primero decidiste ubicarte; estás en un lugar que conoces así que tomaste rumbo hacia un puente cercano. Una vez estando ahí contemplaste por un momento el lugar, miraste hacia abajo y atragaste saliva por lo alto que estaba. Subiste un pie, pero te arrepentiste de inmediato y te tiraste en el piso tapando tu cara con tus manos. Estás toda roja y tienes frío. «No quiero morir... Mucho menos ser yo quien termine con mi vida».

Agotaste todas tus lágrimas desde la tarde, querías llorar, pero no puedes hacerlo más.

Sentiste como alguien colocaba algún tipo de ropa pesada encima de ti.

—Eres rápido cuando te lo propones —levantaste la vista.

—No me haga esto, por favor...

—Yo sé que es sorprendente que esté aquí, pero te voy a explicar. Me quedé pensando toda la tarde en lo que pasó, escuché una noticia de la nevada y entonces pensé en ti; como fuiste mi primer pensamiento decidí salir a buscarte a tu casa, pero tardé en llegar y cuando lo hice vi a un hombre corriendo detrás de ti hacia que le di una lección.

—Por eso no me alcanzó...

—Alcancé a ver tu silueta y la seguí, pero volví a perderte, entonces escuché a dos personas hablando sobre alguien en un puente y corrí hacia aquí —se agachó para poder verte bien. —Gracias por no hacerlo.

—Es una tontería, profesor... —desviaste la mirada. —Todo va de mal en peor.

Él tomó tus manos y pudiste sentir algo de calidez en las suyas a pesar de la nieve.

—Si fueras cualquier otra mujer no estaría aquí —frunciste el ceño. —Estoy siendo honesto, escúchame. Tuviste la valentía de decirme cómo te sientes y gracias a eso pude aclarar mis sentimientos también. Esto no es algo en lo que pueda ayudar, pero te puedo dar las herramientas y el apoyo para que salgas adelante.

—Profesor —lo llamaste. —¿Qué siente por mí?

—No puedo decirte que te amo, pero te quiero y me gustas; más que nada me enamoró tu forma de ver el arte, ese estilo que tienes es extravagante y es aún mejor pensar que lo desarrollaste en condiciones así.

—¿Y si lo que yo creo que siento por usted era sólo porque me trataba bien? —cuestionaste.

—¿Cómo no te voy a gustar? Soy guapísimo, no creo que mi manera de tratarte sea lo único que te haya gustado de mí.

Volviste a recordar aquella vez que lo viste en su habitación cuando recién salió de bañarse, ese recuerdo hizo que rieras; en definitiva tiene razón.

No te pusiste más roja porque no podías.

—Aquí hace frío...

—Lo sé, así que ven conmigo. Vamos a tomar algo caliente y hablar sobre lo que pasó.

—Profesor... —te vió feo. —Tengen, tengo algunos problemas...

—Cuentame de camino —respondió.

Los dos se levantaron, acomodaste su abrigo para ponértelo bien y fueron hacia su coche. Abrió tu puerta para que te subieras en el asiento del copiloto y cuando entró él, encendió la calefacción. Los dos se quedaron en silencio hasta que llegaron a casa, pero al contrario de la tarde; fue un silencio cómodo que disfrutaste.

Al llegar te sentaste en el sillón por indicaciones de Uzui, te quitaste el abrigo y lo usas como cobija. Tomaste el control de su TV para ver la programación. Desde la cocina, Tengen te dio un vistazo y una sonrisa apareció en su boca al verte tan concentrada en la televisión, se apresuró a calentar el té para poder darte un poco, al terminar te llamó para que lo tomaran juntos. Te sentaste en la barra, él se quedó parado del otro lado para que pudieran verse a la cara. Tomaste un sorbo de té y sentir lo caliente te hizo sentir bien también.

—¿Puedo quedarme aquí esta noche? —preguntaste.

—No te dejaría ir, ese tipo probablemente siga buscándote.

—Dormiré en el sillón, es lo único que necesito y quiero, no voy a discutir sobre eso.

Quitándole tu mirada de encima, volviste a tomar té.

—¿Mañana irás al colegio?

—No puedo faltar así que me levantaré más temprano para ir por mis cosas a casa.

—Podría llevarte.

—No, si alguien nos ve, va a ser raro —te diste cuenta de lo malo que sonó. —Me refiero a que podrían crearse rumores sobre nosotros y no quiero que eso arruine su reputación...

—Entonces lo haremos como tú gustes.

Te quedaste callada durante un rato para seguir tomando té, volviste a ver a Uzui y tus mejillas se pusieron rojas. Disimuladamente miraste las facciones de su cara, suspiraste; es atractivo y al ser más consciente de eso no puedes evitar pensarlo, pero más que su atractivo; estás feliz de que estén aquí hablando.

—Si quieres darte un baño o algo por el estilo, eres libre de hacerlo, puedo volver a prestarte mi ropa.

—Muchas gracias.

Aunque de alguna manera la conversación se sintió incómoda, después de eso estuvo bien. Te ofreciste a lavar las tazas que ocuparon y él aceptó. Al terminar fuiste a sentarte al sillon a un lado suyo, miraste la hora en el reloj de la pared; es demasiado tarde y te sientes muy cansada por todo lo que pasó el día de hoy, sin quererlo apoyaste tu cabeza en el hombro de Tengen. Él te miró, con la mano izquierda acarició tu cabello; tienes los ojos hinchados con algo de irritación alrededor y tu nariz está roja. Se siente bien por aclarar sus sentimientos, desde ahora todo será más fácil en adelante.

—_______ —dijo tu nombre repetidas veces hasta que despertaste.

—¿Me quedé dormida? —preguntaste. —Discúlpeme es que me duele la cabeza.

—Si quieres descansar ya, déjame darte alguna cobija y almohada —se levantó. —Vuelvo en un momento.

Asentiste. Una vez se fue te acomodaste apoyando tu cabeza en un brazo, cerraste los ojos y volviste a quedarte dormida. Uzui no tardó mucho en regresar, no quiso despertarte, pero debía hacerlo para acomodar la almohada, así que primero decidió poner la cobija sobre ti y en ese momento lo despertaste tomándolo de su ropa.

—Cuando dos personas que se gustan se declaran, se besan después, ¿no?

Está más que claro que tienes mucho sueño.

—Usted no me dio mi beso —le reclamaste haciendo un puchero.

—No siempre tiene por qué ser así —respondió.

—Agachese, agachese —le pediste.

Él te hizo caso y se agachó quedando frente a ti.

—La exposición de la que me habló, ¿puede ser una cita?... Hummm...

Lo tomaste de la ropa y con torpeza lo jalaste hacia ti, pusiste tus labios sobre los suyos de una manera bastante torpe; no fue más que un roce al que no se le puede considerar un beso en toda la palabra, pero fue un beso. Uzui tragó saliva conteniendo sus ganas de besarte como se debe, tomó tu rostro y lo alejó del suyo con gentileza y puso la almohada debajo de tu cabeza.

—Al menos debió de haberme dado el de buenas noches —le dijiste mientras hacía todo lo de la almohada.

Él comenzó a reír, eres menos tímida cuando tienes el sueño suficiente al parecer. Se acercó a tu frente y dejó un beso en ella, al alejarse se dió cuenta de tu sonrisa y que ya habías vuelto a quedarte dormida. «Carajo...» Pensó al sentir su entrepierna, te quitó la cobija para cargarte e ir a dejarte a su cama, apagó la luz y al salir cerró la puerta.

—No puede ser que se me haya parado por algo así —dio un suspiro de frustración. —Voy a darme un baño y arreglar esto.

Desde el inicio no había pensado en dejarte dormir en el sillón, y que bueno que fuiste tú quién se quedó en la cama.

HOLA POR QUINTO DÍA CONSECUTIVO?
no se acostumbren q cuando empiece a trabajar me voy a tardar jajdjajdjs

Se esperaban ese final? JAJAJAJAJAJ

AAAAaa
Tengo tanas ganas de hacer un lemon q voy a morir

Gracias x leer jijiji

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro