Capítulo 12
Quizás sea por el tiempo, el clima el día de hoy parece ser muy sombrío y nostálgico, pese a todo eso; esta tarde regresas feliz a casa. Pasar tiempo con Uzui te conforta, sin embargo, aunque quieres disfrutarlo es difícil debido a que sabes que se irá, que no volverás a verlo. No ha mencionado cuál es la escuela donde solía enseñar, pero a juzgar por su "profesionalismo" es probable que sea un lugar al que no puedes permitirte.
No sabes si es sólo por la sensación que da el día, pero tienes un mal presentimiento, hace que te sientas inquieta.
Apenas llegaste a tu hogar no escuchaste nada, llamaste el nombre de tu madre en voz alta sin recibir respuesta alguna, está claro que te encuentras sola; eso solo te inquietó más. En una situación normal te sentirías tranquila, ahora... Ahora sigues teniendo esa sensación extraña, una preocupación rara. Dejaste tus cosas encima en una esquina de la puerta, quieres darte un baño mientras te es posible; cuando tu mamá regrese es muy probable que llegue acompañada.
El baño fue cómodo, te relajó, y de alguna manera te hizo pensar en Tengen, te diste una palmada en las mejillas para quitarte esos pensamientos, apenas terminaste de cambiarte, seguiste secándote el cabello.
Se escuchó un forcejeo con rudeza, tus latidos se aceleraron y creyendo que era tu madre saliste a recibirla.
Te quedaste sin palabras al ver que no era ella, si no la persona que presentó como su pareja. Las palabras ni siquiera salieron de tu boca, no tienes palabras, tampoco sabes que decir.
—¿Tengo que sorprenderte estando sola para disfrutar de esta... Espectacular vista?
Preguntó con un tono repugnante, se acercó un par de pasos, tienes miedo, pero aún así no retrocediste.
—¿Tu madre ni siquiera te enseñó a saludar? Bueno, es de esperar que una puta vulgar como ella no tenga modales.
Dió más pasos hacia ti.
—¿Esa perra siquiera te educó?
Estiró su mano para tratar de tomarte de las mejillas, pero te apartaste retrocediendo.
—Si no lo hizo es un verdadero alivio, esta belleza tuya... Se arruinaría con una actitud como la suya. ¿Has recibido amor tan siquiera?
Puedes entender la manera en la que trata de provocarte con sus palabras, no obstante, no sabes cómo reaccionar. Temes lo que puede hacer ahora que se encuentran los dos solos.
—Ni siquiera sabes quien es tu padre, eres una mujer realmente miserable... Tu madre tampoco ha de saber quién es.
—Cállate...
Murmuraste enfadada.
—¿Entonces si sabes hablar, belleza? Entonces déjame preguntar... ¿Quieres recibir el amor de padre que nunca tuviste? Seré gentil...
La manera en la que se acercó a ti fue amenazante, tu cerebro comenzó a funcionar más rápido buscando alguna alternativa, fue entonces que lo recordaste; las palabras de Uzui, sin embargo fue demasiado tarde. Cuando volviste a estar consciente de la realidad sentiste sus labios, todo tu mundo se derrumbó, comenzaste a llorar. Aún teniendo a tu profesor de arte en mente, tomaste fuerzas de donde pudiste para golpear a la pareja de tu madre en la entrepierna, saliste corriendo a pesar de que estabas en pijama.
El resto de la tarde fue historia junto con lo mal que te sentías.
Al día siguiente en clase no podías cambiar tu expresión, era la misma de siempre, pero alguien observador se daría cuenta de lo mal que te encuentras emocionalmente. Lo que sucedió luego de tu baño no fue lo único, ese hombre le dijo muchas mentiras a tu madre y en consecuencia obtuviste moretones qué aún duelen, no dormiste nada bien. El insomnio fue tu amigo la noche anterior, así que te dedicaste a dibujar y concretar tu idea para el concurso; pensar en los elogios de Tengen fue lo que te hizo sentir mejor.
—Esta es la última vez que te propondremos que salgas con nosotras en navidad —Hamai te sacó de tus pensamientos.
Recordando lo de ayer, tu respuesta fue negativa.
—No puedo.
Fue tu única respuesta.
Hoy no te toca tener clases de artes, sin embargo cuando te encontrabas saliendo del aula, te encontraste con Tengen, el cuál te pidió que se vieran al final de clases. Ese fue tu único rayo de esperanza en el día.
Estuviste ansiosa el todo el tiempo que quedaba para que Uzui y tú se vean, sólo pensabas en que podrías olvidar un poco por todo lo que vives. La sensación áspera de los labios de aquel hombre y su olor a alcohol todavía sigue en tu mente, es algo que no puedes tolerar; sólo de recordarlo te da náuseas.
Por fin llegó el momento. Cuando llegaste le viste dibujando. Te acercaste para ver que era, apenas iba delineando, dos personas en un picnic con un campo con muchos agapantos de fondo, se ve como una flor bonita, pensaste en qué sería genial saber su significado.
—Nunca había visto esas flores —comentaste.
Los ojos de Uzui se pusieron sobre ti, una sonrisa apareció en su rostro.
—Yo tampoco —respondió. —Las busqué en google, me parecieron lindas y las dibuje; su significado es justo el que buscaba.
Dijo justo las palabras que esperabas escuchar para por fin tener la confianza de preguntar.
—¿Qué significan?, ¿hay algún motivo por el cuál buscó ese significado?, ¿Me lo regala?
La última pregunta salió de tu boca si que te dieras cuenta que te pusiste toda roja, te sentaste quedándote totalmente callada. Te avergonzaste y luego de que se te pasó la vergüenza comenzaste a sentirte mal por sonar tan egoísta y querer algo de él para ti. La risa de Uzui hizo qué voltearas a verlo sin comprender el por qué de su reacción.
—No tengo ningún problema en dártelo, pero tendrás que cuidarlo bien porque es único. En cuanto a tu pregunta, su significado se relaciona con algo al amor, es todo lo que necesitas saber.
Sonreíste cuando dijo que te lo daría.
—¿Y esos dos de ahí? —preguntaste. —¿Son pareja?
—Consideralo como desees.
—¿Usted a tenido pareja, Tengen?, ¿qué tan bien se llevaban?
—Las tuve, nuestra relación era buena pero no funcionó —respondió. —¿Por qué la pregunta?
—Mi mamá tiene pareja —desviaste la mirada y tu tono de voz cambió un poco, —pero siempre se gritan o golpean. Tengo entendido que eso no es normal, así que tenía curiosidad.
Uzui tomó su sudadera la cual estaba arriba de una silla; te la puso con el gorro y no entendías porque. Uzui había pensado distintas alternativas para poder ayudarte, sin embargo poco era lo que podía hacer; si las señales no eran tan claras, estando en un colegio de mal gusto como en el que se encuentra, puede hacer muchísimo menos. Entonces si se arriesga a proponer una idea tan atrevida como invitarte a su casa, daría un paso más para ayudarte; aparte no sabe que tan mala es la situación en tu casa, así que por lo que dijiste ahora entiende que estás muy mal. Aunque meterse en líos con una alumna, eso es más de Kyojuro que de él.
_¿No es un tanto molesto estar aquí?
_Cualquier lugar me parece bueno mientras no sea mi casa _respondiste.
_Lo entiendo... Entonces ¿no te importaría si te invito a mi casa?, comemos algo, platicamos de tu obra y allá podemos comenzar, tengo más materiales para usar.
—Pero... ¿Qué hay de Hamai? Ella vendrá hoy para la revisión de su obra.
—Deja de preocuparte por personas que no se preocupan por ti —se levantó. —Saldré primero, espérame afuera.
Asentiste, te quedaste en el aula una vez el salió. Te abrazaste a ti misma sintiendo un calorcito reconfortante; tu corazón se siente cálido con Uzui, el hecho de tener su ropa en este momento te hace sentir protegida. Los recuerdos de ayer siguen ahí, pero el que tengas algo de tu profesor es lo que te hace sentir bien, eso y que no regreses a casa el día de hoy. Alguien entró al aula, tragaste saliva, toda esa comodidad y calidez se esfumó en cuanto viste a tu *amiga".
—¿Por qué tienes eso puesto? —preguntó. —¿No es del profesor?
Saliste corriendo sin darle la oportunidad de que te detuviera. No querías que te viera así.
Fuiste a la entrada del colegio, ya no hay tantos alumnos afuera, buscaste por todos lados hasta encontrarte con la figura de Tengen. Estaba saliendo de un carro, supones es suyo. Te acercaste siendo cuidadosa, él te miró.
—Ya iba por ti —dijo yendo para el otro lado del carro para abrirte la puerta.
—Me quise adelantar... —mentiste.
Querías cambiar de tema una vez entraste al auto, contarle que Hamai te descubrió no estaba en tus temas de conversación. Uzui también entró y encendió el auto.
—Vi a mi mamá subirse al carro de muchos hombres —comentaste. —Pero no hacían nada bueno, usted es muy amable profesor.
—Comienza a llamarme por mi nombre o me sentiré raro haciendo esto —dijo Uzui mientras reía.
Una risa que claramente hizo para ignorar el comentario que hiciste, es difícil saber cómo reaccionar a algo así, aún más para alguien como él.
—Gracias por ser amable conmigo, Tengen —le agradeciste de nuevo.
Que le dijeras por su nombre tampoco funcionó, Tengen se siente raro haciendo algo así.
No tardaron mucho en llegar, Uzui te dijo que podías dejar tus cosas donde quisieras; también te dijo que si querías sentarte o ver el lugar podías hacerlo libremente y con gusto. El lugar es grande con decoraciones típicas y dignas de Tengen, aunque no quisiste levantarte del sillón apenas te sentiste se veía muy hermoso todo; sumándole que se encontraba impecable y con buena iluminación. Sacaste tu celular, revisaste tus mensajes y te diste cuenta que no había nada, suspiraste. Lo guardaste, pensaste si pese a lo que te dijo Uzui seria bueno ver el lugar. Te levantaste con cuidado y comenzaste a ver las habitaciones que había, fue entonces que en la primera a la que entraste es donde se encuentran sus obras de arte. Muy diferentes a las que te enseñó, acá eran cuadros grandes o efectivamente como dijo; falsos vitrales, todo tipo de obras de arte.
Te acercaste para observar de mejor manera, Uzui tiene una gran colección de arte en el lugar.
—¿Te parece si vienes a comer ya? —escuchaste a alguien hablando desde la puerta.
Te asustó.
—¡V-voy en seguida! —fuiste con él.
Salieron del lugar para ir al comedor, Tengen ya había servido la comida; solo te sentaste y esperaste a que te dijera que podías comer.
—Esto se ve delicioso... —murmuraste.
—¡Claro que sí! La hice yo. Tener habilidades de cocina, enamora —Tengen río. —Anda come, se va a enfriar.
Uzui se sintió raro diciendo eso, cambió el tema rápidamente.
Asentiste con una sonrisa.
Tomaste el tenedor y un poco de comida para luego meterlo a tu boca; los ojos se te aguaron de felicidad. Las lágrimas comenzaban a acumularse en tus ojos mientras comías. Los ojos de Uzui se fijaron en los tuyos, no sabía porque te encontrabas así; porque su comida no debería de saber tan mal, después de todo fueron unas expertas quienes le enseñaron a cocinar.
—¿Estás bien? —preguntó.
Te pasaste el bocado que tenías en la boca y asentiste mientras te limpiabas las lágrimas en tus ojos.
—Hace mucho no comía algo que alguien cocinara para mí —respondiste. —¡Está delicioso!
Uzui sonrió, pero se preocupó de que siguieras llorando. ¿Realmente estás tan mal?
—Si gustas cambiarte después de comer, creo que tengo ropa de chica por algún lado —te dijo. —Usar tu uniforme debe de ser molesto.
—No quiero —respondiste de inmediato. —¡Perdón! Sonó muy grosero, quiero seguir usando esto que es de usted...
Murmuraste lo último.
—Podría darte ropa mía, pero te quedaría muy grande.
—Me gusta lo oversize —tu respuesta fue inmediata.
Cuando terminaron de comer te ofreciste de inmediato a lavar los platos, Uzui se negó.
—En un momento los lavo yo, ven conmigo —te levantaste para seguirlo.
Al parecer te llevó a su habitación, te quedaste esperando en la entrada; Uzui buscó entre su armario y luego te entregó una pijama, la más chica que encontró entre su ropa. Miraste la ropa, luego lo miraste a él.
—Eres pequeña así que de seguro te quedará bien —aseguró.
—Es porque tú eres muy alto, Tengen —respondiste, él río.
—¿Quieres cambiarte aquí o ir al baño? —preguntó.
—¿Puedo hacerlo aquí?
—Claro —respondió revolviendo tu cabello. —Te espero en la sala.
Te sonrojaste, pasó al lado de ti y es muy posible que no te haya visto. Tu corazón está latiendo demasiado rápido. Entraste a su habitación y cerraste la puerta. Te quitaste tu uniforme, lo doblaste y luego te pusiste la pijama para después salir de la habitación de Uzui, caminaste hacia la sala y guardaste tu uniforme en la mochila; para después sentarte al lado de el mayor. Él te miró de pies a cabeza.
—Te queda grande.
—Es cómodo...
Uzui sonrió.
Te levantaste rápido haciendo que se confundiera, buscaste entre tu mochila y sacaste la libreta que usas para bocetear. Regresaste con el de pelo planteado y le diste la libreta donde estaban los bocetos que habías pensado. Él la tomó y comenzó a verlos, habías hecho 4, así que se trata de 4 ideas diferentes; en donde hiciste diferentes anotaciones sobre las técnicas que podrías usar para hacerlos. Uzui también leyó eso, viste como sus ojos seguían las letras, inspeccionó con detalle cada trazo de tu dibujo.
Te sorprendiste y esperaste un elogio en cuanto él sonrió.
—Este en particular me llama la atención —te devolvió el cuaderno.
—¿Este? Es una metáfora de como siempre hablan de la familia unida sin importar qué... No dudo que sea así, pero solo puedo imaginarlo.
—Espero que los jueces puedan tomarle el mismo sentido que tú... —revolvió tu cabello. —¿Quieres intentar hacerlo ya?
—¿En dónde?
—Creo que ya lo viste —Uzui rió.
Se escuchó como comenzó a llover. No le tomaron mucha importancia, volvieron al primer lugar al que entraste. Uzui agarró dos sillas y las puso enfrente de un escritorio. Volvió a tomar el cuaderno de tus manos para ver el boceto; lo dejó en el escritorio y se levantó para buscar algo en unos cajones. Sacó acuarelas y pinceles que pueden almacenar agua. Miraste sorprendida como es que podía tener materiales tan caros, pinturas y distintas cosas más y no ser un pintor reconocido o famoso.
—Esto no es nada —dijo —aún así puede ser el mejor material para que empieces.
—¿Por qué no es famoso?
—La extravagancia no es para todos, no muchos pueden ver mis pinturas de la misma manera —respondió. —Sólo pocos ojos. De cualquier manera suelo ir a exposiciones y ser invitado algunas veces.
Sonreíste.
Ibas a remangar las mangas de la pijama que traes pero te detuviste de inmediato. Uzui se dio cuenta de esto y te miró. Tragaste saliva temiendo que pudiera preguntar algo o cuestionarte; no sabrías que responder o inventar.
—¿Sucede algo malo? —negaste muchas veces. —¿Por qué no lo hiciste?
—Tengo frío... —mentiste.
Los ojos de Uzui fueron directo a tus brazos, siempre usas ropa que te tape y nunca dejas ver tus extremidades. Su mano tomó tu brazo con cuidado, hiciste una mueca que él no logró ver; lo dejaste. Tragaste saliva, tu corazón latía muy rápido porque tenías miedo de lo que podía ver y pensar. Cuando levantó las mangas de tu piajama, cerraste los ojos.
—¿Por qué tienes moretones? ¿Te golpean en la escuela o en casa?
Negaste.
—Estamos en confianza, ______ —soltó tu brazo. —Es en tu casa, ¿verdad? Por eso no quieres volver temprano...
Tengen se dio cuenta de la realidad que tanto negaba, sólo no quería preocuparse por ti.
Tragaste saliva.
Uzui no dijo nada más, te abrazó con fuerza, lo trataste de alejar al acordarte de lo de la noche pasada. Él se separó y te miró. Tus ojos se encontraron con los suyos, esta vez fuiste tú quien lo rodeó con tus brazos, él no es igual a todos los demás, te ha cuidado, te sientes segura y protegida. Las lágrimas empezaron a salir de tus ojos, pero intentaste no hacer ningún ruido. Tengen acarició tu cabello. Hace tiempo no sentías un abrazo tan cálido y el hecho de que alguien como Uzui te lo dé te hace más feliz. Él sintió como tus lágrimas mojaron su ropa, te apretó con un poco más de fuerza y cariño; desde que sospechaba lo que vives, decidió intentar cuidarte y ayudarte; si ahora puede entonces lo hará. Aunque él no sabe porque surgió este sentimiento de él.
—Estás bien ahora, _______ -dijo. -¿Cuánto te falta para ser mayor de edad?
Preguntó.
Volteaste a verlo.
—¿Eh?
Ese es uno de tus secretos, tu mirada se apagó creyendo que él también se decepcionaría de ti o te hará algún tipo de burla al saber la verdad. Tengen no volvió a preguntar al notar tu aspecto debido a la pregunta, es lento y no le ayudas mucho, pero puede entender por qué y no te presiona.
—¿Crees tener algún problema si no llegas a casa hoy?
—L-lo dudo —respondiste.
—¿Qué te parecería la idea de cambiar de colegio? —preguntó con una sonrisa en el rostro.
—No lo sé...
—¡Voy a tratar de ayudarte!
Tenge te tomó de las mejillas y dejó un beso en tu frente, todo tu rostro se puso rojo; con las mangas de su sudadera secó tus lágrimas. No pudiste dejar de verlo, te hizo sentir extraña, más extraña de lo que te has estado sintiendo, pero no se sintió mal, se sintió diferente al que te dió la pareja de tu madre. Se disculpó de inmediato, está traspasando la línea, incluso para él este tipo de acciones son extrañas; siente que está rozando o traspasando el pequeño borde de la legalidad donde se encontraba cuando empezaron a interactuar. Lo peor viene cuando aún sigue el misterio de tu edad, eres inocente como una niña y por supuesto, tu apariencia no es muy diferente; entonces... ¿Por qué tu manera de reaccionar cuándo preguntó eso? Y el hecho de que soportes a ese par de amigas y aún así de verdad las consideres tus amigas, lo pone en duda sobre lo que en realidad has vivido.
HOLAAAA
VOLVÍ!!!
VAMOS A CONTINUAR ESTO QUE SE VIENE LO BUENO JEJEJEJ
ALGUIEN YA SE DIO CUENTA DE LO QUE SIENTE RAYITA Y EL POR QUÉ? MUAHAHAHAHAHAHAHAHAH
DEDICATORIA A QUIÉN ADIVINE
HOLAAAAAA!!!
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