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•Sempiterno•

Despertó sin muchos ánimos, era otro día que bien podría permanecer durmiendo, por el bien de sus notas y por bien propio, debía salir de su cama, salió rumbo al baño de forma lenta y perezosa, se observó en el espejo, viendo su aspecto desalineado, el moretón de su rostro comenzaba a verse verdoso.

Al irse desvistiendo pudo observar algunas cicatrices de algunas hazañas de su niñez, realmente era un chico bastante imprudente, casi moría en más de una ocasión por tratar de "salvar" a la tierra, cuando quizás debió dejar que Zim solito fracasara. ¿Realmente valió la pena estar en aquellas situaciones? No del todo, pero al menos aprendió cosas, a la mala, pero las aprendió.

Sus baños no duraban mucho tiempo, de hecho, solo 15 minutos, tardaría menos, pero a veces le gustaba reflexionar bajo la regadera, sentir el agua caliente lo hacía sentir mejor. Ese día era frio por lo que usaría una playera de manga larga, un pantalón de lana gris y su fiel chaqueta negra, por suerte hoy solo tendría pocas horas de clases, pero aprovecharía para terminar algunos proyectos.

Una vez alistado, fue directo a la cocina, preparó un poco de sopa para la chica, al igual que avena, un emparedado de queso para él y ensalada. Observo el reloj, aún tenía tiempo, se acercó al cuarto de la chica, toco un par de veces, tras algunos minutos, el chico humano abrió la puerta para darse cuenta de que ella estaba profundamente dormida, una pequeña sonrisa se apodero de su rostro, ella aún seguía con la misma ropa del día anterior. Eso lo hizo pensar ¿Ella también resentirá el cambio de temperatura? Quizás sí, le compraría un par de cosas más tarde como suéteres, algunas playeras e incluso un par de pantalones. Sin querer su rostro se tornó rojo, había pensado algo que no debía, que suerte que la chica estaba dormida de lo contrario sería difícil de explicarle que se había imaginado.

Salió de su casa lo más rápido que pudo, no quería llegar tarde, así que corrió lo que sus piernas le permitían, no era exactamente la mejor forma de empezar el día, pero si perdía el autobús tendría que esperar más tiempo para alcanzar el otro.

Tak despertó minutos después de que él joven Membrana se fuera, se tallo los ojos de manera perezosa, quería quedarse más tiempo acostada, realmente se seria cómoda y calientita, era la primera vez que se sentía así, podría agarrar las sabanas y colchas y quedarse dentro de la cama, pero el olor a comida invadió su cavidad nasal, su estómago le estaba pidiendo alimentos, aunque lo que preparaba el chico no era del todo delicioso, era mejor que la sucia y asquerosa comida de cuando era una prisionera.

Sin ánimos, poco a poco salió de la cama, sus pasos eran lentos, por lo que tardó en llegar a la cocina, sin más, comenzó a devorar aquella avena, realmente empezaba a sentir que en cualquier momento ella acabaría siendo la prisionera de él, era tonto, pero lo presentía, aunque esto no era nada comparado con lo que llego a vivir en la nave insignia.

Negó con la cabeza, ahora estaba en un lugar donde nadie la podría encontrar, aquí podría sentirse segura, realmente era tonto pensar que estaría peor, pero en el fondo, sabía que no debía sentirse tan cómoda en aquel planeta, no siempre se encontraría con seres que trataran de ayudarle. Esto cada vez era algo complicado.

Escucho ruido provenir de afuera ¿acaso el niño humano había regresado ya? Eso era ridículo era muy temprano para que el estuviera de regreso, se asomó con cuidado a la calle, observando que había un animal afuera, era lo que ellos llamaban "gato" cuyo color era gris, quien hurgaba en los contenedores de basura. Estaba sucio y descuidado, por lo visto era callejero, al verlo de esa forma no pudo evitar sentir tristeza, un vago recuerdo vino a su mente, aquello era un recuerdo realmente doloroso, no solo le recordaba a su antigua UCI, sino también porque en cierta forma se veía reflejado en aquel animal.

El fuerte sonido del bote de basura hizo que se alejara de la ventana, una señora regordeta había golpeado al felino con una escoba, habiendo que el bote cayera – Pobre animal – pensó ella en sus adentros, se sentó en el suelo, se quedó quieta unos instantes, abrazándose a sí misma.

Había sido enviada de nuevo a la armada, la escoltaban un grupo de invasores de la elite de los más altos, al llegar no pudo dejar de sentir incomodidad, millones de ojos Irkens observándola, sus mayores temores era que fuera ejecutada en esos momentos, al final de la sala estaban ellos, en sus miradas se podía sentir el desprecio por su vida.

– Tak, durante un tiempo fuiste la mejor de tu línea, no nos sorprendiste cuando nos dijiste qué harías útil a la tierra, pero si confiábamos en que nos darías lo que merecíamos – Hablo el más alto Red – ¿Recuerdas que nos prometiste?

– Golosinas...

– ¡ELLA NOS PROMETIO GOLOSINAS! – habló ahora Purple cuya decepción era notoria

– El exilio no será suficiente para calmar nuestra ira, ni derramando tu sangre será suficiente para satisfacernos

– tú sentencia será pasar el resto de tus días haciendo trabajos forzados en mazmorras del planeta Shelios 9

El sonido de abucheos lleno la sala, creyó que sería ejecutada en esos instantes, sin embargo, su castigo fue peor de lo que pensaba, una vez enviada a su destino, fue encadenada de muñecas y tobillos, en su cuello llevaba un collar que le provocaba choques eléctricos cuando su superior lo quisiera, si no fuera poco, la comida que le proporcionaban era poca, la mayoría eran las sobras podridas.

Dia y noche ella trabajaba en aquellas mazmorras (las cuales eran minas) buscando minerales para abastecer al imperio al que alguna vez fue un miembro productivo. Los constantes azotes hicieron que ella se fracturara varias veces de la espalda y tobillos, era una lucha constante por sobrevivir.

Un día una especie nueva llego a la prisión, era una especie de lagarto humanoide, por lo visto era poco civilizado ante los ojos de los más altos, ya que no emitía ningún sonido, solo sacaba aquella asquerosa lengua bípeda, al principio no le tomo importancia, ya que ella tenía sus propios problemas que resolver, sin embargo, la llegada de aquel ser extraño, prolongo más su sufrimiento, aquella criatura comenzó a acechar a la chica, cada que podía la atacaba.

El sonido de afuera volvió, la distrajo de su tan ajetreada mente, volvió a asomarse, notando que de nuevo era aquel animal, aferrado a conseguir comida, debía admitir que era muy valiente de su parte seguir aferrado a buscar algo mejor, quizás en algún momento el encontraría algún humano que lo protegiera, tal como el cabezón la protegía a ella ¿Era ella la equivalente a un gato? Negó con la cabeza, ella no era un animal, era un ser vivo.

Se aparto de la ventana, aún quedaba mucho tiempo antes de que llegara el humano, vería su colección de insectos, según el humano, le conseguiría una especie de pecera para que su "granja" tuviera más espacio que aquellas viejas latas.

...

El día ya era más que tedioso y cansado para él, realmente no quería seguir en aquella escuela, muchos maestros seguían sin notar aquel golpe en la cara del chico, aunque lo cubrió con maquillaje, no era tan fácil de ocultar, como si fuera una maldición Zita se presentó con él a la hora de la comida, el joven estaba tan envuelto en sus pensamientos que no había notado la presencia de la chica cuando se sentó junto a él.

– ¿Cómo estas hoy Dib? – fue hasta que ella pregunto que realmente se dio cuenta de que ella está ahí

– supongo que bien – contesto de una manera desinteresada, esta vez no trato de irse, solo se quedó comiendo aquel emparedado de queso

– Al parecer ha empeorado tu ojo – Quiso tocarlo, pero Dib le aparto la mano de una manera brusca, eso le provoco enojo a la chica

– Lo siento Zita, pero no quiero tú falsa compasión

– No es compasión, solamente quiero saber si estas bien

– Lo estoy – contestó de una manera seca, no quería tenerla cerca, pensó que tal vez así podría alejarla, pero ella siguió ahí – Zita ¿Por qué te ofreciste a ayudarme?

– ¿te molestó mi ayuda?

– En realidad, me dio escalofríos

– supongo que es bueno, viniendo eso de ti

La miro de una tajante realmente no quería permanecer ni un solo minuto a su lado, aunque podría largarse de ahí por cortesía no lo hizo.

– déjame cubrirte el moretón ¿sí?

– No me gusta usar maquillaje

– pero solo así dejaras de causar tanta lastima

Eso era todo, ahora sí que se iría, estaba mejor estando solo, lejos de los estúpidos comentarios de Zita, que lo único que hacían eran hacerlo sentir incomodo, justo se levantó la chica lo tomo del brazo, no iba a hacer una escena donde él quedaría como un idiota (más de lo que ya era visto) por el resto de sus compañeros, realmente no iba a discutir con ella.

– Antes de que te vayas, se que aun no confías en mí, pero déjame ayudarte

– ¿Y porque debería de hacerlo?

– Porque no eres el chico de antes

– ¿Qué te hace creer que no lo soy? – respondió de manera tajante – Puede que no sea el de antes, pero eso no te da derecho a querer apoyarme, todos cambian Zita y no por eso yo deba confiar en ti

Salió rumbo a su salón realmente no quería escuchar a la chica ni a nadie más, estaba molesto de que la gente sintiera lastima por él, nunca le gusto que la gente se convaleciera de él, aunque a menudo lo humillaban, no le gustaba que los demás sintieran pena, ya que él no era el "pobre chico loco", se esforzaba por salir adelante y demostrar que él era mejor de lo que creían que era.

Sin embargo, algo dentro de el hizo que regresara a la cafetería, realmente quería demostrar que era mejor que sus horribles compañeros, pero termino demostrando que era igual o peor, su cargo de conciencia comenzó atormentarlo, malditos recuerdos reprimidos de Gretchen, maldita moralidad, maldito sentimientos de culpa.

– Zita – Ella solo lo miro extrañada – perdona mi forma de actuar

Eso dejo aun más perpleja a la chica, nunca había recibido una disculpa del chico, era una sensación inusual ver que Dib estaba apenado, siempre le pareció un chico bastante orgulloso, era por eso que solía evitarlo (además de que desde que lo conoció le daba miedo por lo raro que era) esto era nuevo para ella.

...

Acabadas sus clases, el joven azabache iba pensativo, convivir con mujeres era un nuevo tema para él, claro, tenía a su hermana, pero no era lo mismo, apenas si coexistían en la misma casa, nunca tuvo un acercamiento con ella, era como si todo el tiempo ambos no se enteraran de la vida del otro, era deprimente en cierta forma, porque podrían estar heridos o incluso morir y el otro no se daría cuenta hasta que su alucinante padre preguntara por alguno de sus hijos.

Vaya vida de mierda que vivió en aquella casa, la falta de aprecio hizo que ambos hermanos se trataran como sujetos extraños carentes de empatía, vaya que, si Dib también fue un poco idiota con su hermana, quizás si hubieran tenido un poco más de acercamiento quizás ambos hubieran estado bien, quizás ella no lo odiaría tanto.

– ¿en que tanto piensas? – la pregunta de Zita hizo que Dib volteara a verla, se le había olvidado que ella iba a su lado en el camión, él le ayudaría con algunos ejercicios del maestro de matemáticas

– Solo pensaba en algunas cosas, como mi familia

– Ya veo – dijo ella sin apartar su mirada de aquel libro llamado Grey's anatomy

Dib en cambio hizo una mueca extraña, leyó ese libro hace algunos años, no le pareció interesante, ni entendía por qué muchas jovencitas querían ser médicos, suspiro un poco.

– oye ¿quiero preguntarte algo?

– si es algo personal, no te molestes en hacerlo

– No es eso, yo sabia que Zim no te agradaba, pero ¿Qué sabes de él? ¿volvió a su país?

Esa pregunta lo hizo palidecer, era algo que creía muerto, realmente no quería volver a tener que recordar esa parte de su pasado. Todo lo que tuvo que pasar por su culpa y con su afán de salvar al mundo de la destrucción... esa maldita manía por salvar algo que no debía.

– Yo no lo sé, realmente no lo sé, ni me interesa saberlo, por cierto, ya que tú me hiciste una pregunta es mi turno de hacerlo

– adelante

– ¿Qué harás cuando termines la escuela? – soltó de golpe el azabache

– Irme a la universidad, quiero estudiar medicina

– tenia que ser... – eso ultimo fue mas un susurro para el muchacho, ahí se comprobaba su teoría de que tan manipulable eran la mente de muchos pobres tontos.

– ¿y qué me dices tú? ¿te volverás investigador paranormal?

– En realidad, quiero convertirme en astronauta, me gustaría ir al espacio y ver las maravillas del universo – Dib se encogió de hombros, sonaba algo soñador

– No has cambiado nada

– ¿perdón? – Ahora había fruncido el ceño

– Quieres cazar extraterrestres ¿no?

– En realidad, lo hago porque quiero explorar el espacio, no para cazar extraterrestres... quiero irme a un mejor lugar, lejos de muchas personas

...

La tarde paso a un ritmo lento, la irken observaba su ecosistema, por primera vez no oculto que se sentía triste, su mirada decaída era notoria, recordar esa parte de su pasado le traía amargos recuerdos, aquella sensación era una agonía la cual que parecía ser sempiterno ¿hasta cuando dejara de dolerle todo lo que paso? ¿Es que a caso no puede ser feliz?, se sintió decepcionada consigo misma, incluso sintió como sus mejillas se empapaban de aquel líquido, realmente creía que era alguien fuerte, pero hasta el espíritu mas fuerte puede romperse en mil pedazos, estaba tan sumergida que en ningún momento se dio cuenta cuando abrieron la puerta.

– Hola Tak, estoy en casa – la voz del humano le parecía molesta, por lo que rápidamente limpio sus mejillas, no quería que la viera llorar, odiaría mostrarse débil ante él – mira lo que he traído para ti

Ella sin ánimos observo la pecera que traía en sus manos, era una algo larga para su gusto, pero posiblemente todos sus pequeños organismos cabrían ahí o bueno al menos la mayoría

– oye Tak ¿ocurre algo?

– No pasa nada...

– bueno pensé que tal vez

– ¡DIJE QUE NO PASA NADA PATETICO HUMANO!

– ¿Tak?

Antes de que pudiera decir algo más la chica se fue a su habitación, no quería estar ni un segundo en aquel lugar.

– mierda... ¿ahora que fue lo que pasó? – se dijo para así mismo el joven Membrana, debido a que Tak se había encerrado dejó los insectos en aquella cubeta, se acercó hasta la puerta tocó un par de veces, pero no recibió ninguna respuesta – Sera mejor que empiece, para después hacer la cena

La ex guerrera por su parte no respondería a los llamados, realmente no quería darles explicaciones al humano y eso era algo que el chico cabezón no entendería, o al menos eso creía.

Sin saberlo ambos eran similares, les era difícil confiar en alguien más, por experiencias propias les costaba abrirse a alguien que les tendiera la mano por temor a ser apaleados al primer tropiezo.

Asi paso el resto de la tarde, cada uno separado, lidiando con sus propios problemas, con sus propios fantasmas del pasado, solo que cierto chico, se sentía preocupado por la Irken, quizás había cosas que eran mejor no investigarlas, aunque quisiera ir por ella en esos instantes debía mantener su distancia – Por saturno – se dijo así mismo – las chicas son complicadas – No tenía opción, solo mantenerse al margen y esperar a que ella abriera la puerta – Tak si deseas comer, te dejare tu comida aquí.

Después de eso Dib se aparto para dejarla completamente, realmente eran situaciones que él no podía controlar, al menos por su cuenta y eso de cierta forma lo tenia sumamente estresado, aunado a la escuela, no sabia que lo mataría primero.

Continuara...

Hola mi querida y adorada audiencia, aquí reportándome para darles otro capitulo, la verdad es que por ahora me ha ido bastante bien, ya muchos proyectos los estoy avanzando como quiero, es posible que la siguiente actualización sea pronto, este capitulo planeaba subirlo la semana pasada, pero por motivos de salud no pude subirlo lo antes posible (no fue nada grave solo fue la reacción de la vacuna) pero ya me encuentro mejor así que ya quedó la siguiente parte, lo que sigue no esta dentro de las palabras del Fictober (recuerden que les dije que agregaría otros dos capítulos más) 

Gracias por seguir leyendo, los quiero mucho, pero mucho 🖤 hasta luego.
See you later!

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