• Luciérnagas •
La mañana transcurría de manera lenta para el joven pelinegro, en sus descansos lo que hacía era estudiar, ya le había ido bien en sus primeros 3 exámenes, pero le faltaban 6 por aprobar, sería una larga semana ahora que lo pensaba mejor, solo era cuestión de esperar a que las cosas mejoraran, debía concentrarse en la escuela y no perder la concentración. Sin embargo, alguien interrumpió en su estudio durante su almuerzo.
– Escuche que tu viejo amigo vino a verte
Sin apartar la mirada de su libro Dib, empezó a sentirse incomodo ante la presencia de aquella chica – Vaya que vuelan los rumores ¿Qué se te ofrece Zita?
– Nada, solo quería informarte que tu amigo ira a la fiesta que planeo
– No gracias, aún tengo un poco de dignidad
– ¿Por qué sigues desconfiando de mí?
– Mira Zita, tú sabes perfectamente por qué desconfió tanto de ti ¿o prefieres que te lo recuerde? – había apartado la mirada del libro de geografía que tenía en las manos, para verla fijamente – ¿quieres que te recuerde la razón por la cual hasta Gretchen dejó de hablarte?
El silencio estaba reinando nuevamente, aunque el bullicio se podía escuchar al fondo, todo indicaba que el joven estaba molesto, la ira podía verse desde sus ojos, la chica se había intimidado por la actitud de Dib, era cierto que ya no era el mismo de antes, ahora parecía ser más antipático incluso un sociópata.
– Yo solo quería que fueras a mi fiesta, fenómeno – dicho eso dejó la invitación, para después irse de ahí lo más rápido que sus piernas se lo permitieron, Dib en cambio, suspiro pesadamente, odiaba que lo molestarán y hablando de molestias, ahora venia Zack: un chico robusto que siempre estaba rodeado por otros cretinos como él. Cuando él aparecía era para fastidiarle la vida del joven azabache, siempre haciéndole burla porque era todo un nerd, que afortunado era de que no conocían al Dib Membrana de hace unos años, o si no ya estaría más que muerto.
– Membrana, oí que te fue bien en el examen de física ¿sabes lo que significa?
– ¿Qué te vas a quedar otro año? – dijo el pelinegro al verlo, sonaba algo despreocupado y burlón a la vez.
– ¡¿QUÉ DIJISTE IDIOTA?! – eso provocó que Zack lo tomara de los hombros para levantarlo completamente del asiento.
– que vas a reprobar el semestre... otra vez
Por esas simples palabras, seguramente iba a ganarse una paliza segura, pero esta vez no iba a dejar que le pusieran un dedo encima.
– Escucha tarado, si vuelves a decir que reprobare te dejare tan magullado de la cara que apenas podrás ver
– ¿y que ganaras con eso?
– El placer de ver que tú repruebas
Era cierto que sería un enorme golpe para él si alguna materia quedaba con bajas calificaciones, por lo tanto, debía salir de esto de una forma favorable.
– ¿Qué es lo que quieres?
– Escuché que te libraste del examen haciendo los ejercicios del estúpido maestro, dame esos ejercicios y yo no te dejo en calidad de muerto
– ¿sabes que él profesor se va a dar cuenta de que no los hiciste?
– ¡No me importa! Quiero pasar la materia Membrana ¡así que dame tus malditos ejercicios!
– Si solo así no tengo que tolerar tú maldito aliento... está bien, en la tarde te daré los ejercicios que llevo hasta ahora
– ¡quiero todos, Membrana!
Sin más aquel bravucón lo azotó contra la silla del comedor, un intenso dolor se estaba apoderando de sus posaderas, sin más escucho el timbre a lo lejos, el descanso había terminado por lo que debía irse a su siguiente examen. Tomó sus libros, los metió rápidamente en su mochila, aun con el dolor, salió corriendo hasta su siguiente clase, en su camino observo como algunos se le quedaban viendo de manera extraña, arrugó un poco el ceño, algo le había hecho el tarado de Zack, pero no tenía tiempo de ver que era, fue hasta que llego al salón para darse cuenta de sus pantalones estaban rotos de la entrepierna.
Mientras no se levantará de su asiento no pasaría nada, sin embargo, la suerte no le seria mucha ya que la profesora de lengua extranjera lo había usado como ejemplo para una de sus conversaciones de francés, entre burlas y criticas el joven sin más remedio se tuvo que parar para ir al frente... ahí era el momento en la que odiaba ya no usar gabardinas o abrigos largos.
Mientras tanto, en su hogar, aquella ex guerrera, seguía "leyendo" aquellos artefactos primitivos llamados libros, había conseguido más de la bodega que tiene en aquella casa, sin embargo, había uno que definitivamente le había llamado la atención: hablaba sobre animales y también de plantas, observó curiosa cada una de las ilustraciones mostradas, eran imágenes impresionantes para la chica, ya que hablaba sobre los ecosistemas que albergaba la tierra, los organismos vivos y las maneras en las que coexistían entre sí, también hablaba sobre la anatomía de las diversas especies que poblaban o llegaron a poblar la tierra, realmente estaba fascinada con aquella información.
Había visto anteriormente un programa en aquella pantalla donde hablaban sobre la fauna y la flora, pero ahora, quería explorar y verlos con sus propios ojos, recordó que él humano tenía un patio donde la maleza estaba creciendo, quizás ahí crecían algunos de los animales minúsculos que había visto en aquel libro, se asomó por la ventana para ver si había alguien a fuera, así como observo, retrocedió, la brillante luz solar le quemaba los orbes, aunque la casa era iluminada, había pasado mucho tiempo encerrada, estaba a punto de darse por vencida, sin embargo aquellas macetas llenas de tierra podían tener aquellos seres que estaba buscando.
...
Fue un día pesado para Dib, estaba llegando a su hogar, se había quitado la chaqueta para poder cubrir su espalda baja, sin contar que el idiota de Zack lo golpeo por no tener todos los ejercicios, ahora llegaba a su casa con un enorme cardenal en la cara, apenas podía entreabrir el ojo derecho. Justo cuando abrió su hogar, observo que sala y el pasillo estaba lleno de tierra ¿Ahora que demonios estaba pasando? Conforme avanzaba la tierra parecía ir guiándolo hasta la cocina, donde sus cucharas y tenedores habían sido usados para hacer la función de rascadores y palas, antes de que le diera un paro cardiaco, observo que Tak tenía hoyas y varios trastes llenos de tierra.
– ¡¿QUÉ FUE LO QUE PASO AQUÍ?! – su grito desesperado hizo que por fin la chica se diera cuenta de que él humano por fin estaba ahí
– Estaba buscando aquellos organismos diminutos a los cuales ustedes llaman insectos, vi que en aquella cosa primitiva llamada libro, ustedes tenían imágenes de dichos "insectos"
– ¡¿POR ESO HAY TIERRA POR TODOS LADOS?! – llevo sus manos a su cabeza, realmente comenzaba a sonar desesperado
– Por supuesto, es culpa tuya no tener dichos organismos
– ¡PERO LA CASA ESTA SUCIA! – dijo para después señalar la tierra
– podrás limpiarla más tarde – respondió ella sin ninguna preocupación
– Tak, tengo muchas tareas por hacer – trató de explicarle
– las harás después de que termines de limpiar tu casa, por cierto, esas cosas con hoyos no sirven para colar la tierra y tu lavamanos está lleno de piedras te recomiendo empezar con eso
Dib estaba tan enojado que apenas podía conservar la poca cordura que tenía, vaya que fue un verdadero día de mierda.
Sin más, el joven se fue a encerrar a su habitación, donde pudo gritar a todo pulmón, quería encontrar un momento para desestresarse, ahora lo último que le faltaba era que su padre y hermana aparecieran en la puerta de su casa, pero algo parecido ocurrió, su celular comenzó a sonar, observó la pantalla, era su padre, seguramente alguno de sus maestros le habría llamado para felicitar por la mente brillante que tenía por hijo aunque eso sería algo imposible, el señor Membrana solo llamaba a su hijo para reprocharle alguna cosa, no contestaría el llamado, aunque no era capaz de hacer a un lado a su padre, después de todo era su única familia.
– Hola papá
Del otro lado de la línea se escuchaba ruido proveniente quizás de una carretera o una autopista, lo cual no se le hizo lógico ya que su padre no viajaba entre semana, excepto claro, cuando tenía conferencias en otros países.
– Papá ya lo discutí contigo, no quiero ir a dicho evento y no me... – Dib únicamente podía escuchar a su padre, sabía que por más que tratara de convencerlo, él ya no deseaba saber sobre los eventos de su progenitor, para él era muy extraño que su padre se preocupara por su bienestar, pero esta insistencia para que él apareciera en aquel evento lo estaba exasperando, quizás su padre por fin entendió que estaba solo y quería que él tuviera amigos ¿pero para qué? Él siempre estuvo solo todo el tiempo.
– debo colgarte papá, estoy muy ocupado
– Antes de que lo hagas solo quiero decirte que aun eres mi hijo y que eso nunca cambiara
Por fin su padre había colgado, eso le trajo algunos sentimientos, realmente su padre podría ser un dolor de cabeza, se sintió algo entristecido, hablar con él aun le traía recuerdos amargos, no era fácil de superar, incluso intento hacerlos aun lado, pero se daba cuenta de que era inútil, debía afrontar la realidad y superarlo, pero era imposible para él intentarlo, solo quedaba ir hacia adelante, no importaba que tan duro era el camino, siempre mirar hacia el futuro: Futuro incierto y lastimoso.
Tak por lo tanto estaba encerrada en su habitación, el asqueroso aroma de los líquidos de limpieza la mareaban al grado de querer vomitar, sintió el verdadero asco, cuando Dib hecho aquel liquido al que llamaban "cloro" nunca había olido algo tan nauseabundo, esperaba tan pacientemente a salir, aunque tenia muchos "bichos", no le eran suficientes.
Abrió la puerta para ver si ya se había ventilado, sin embargo, seguía con aquel desagradable aroma, lo peor fue cuando su estómago comenzó a exigirle comida, ella no podría quedarse mucho tiempo a fuera, sentía como su squeedly spooch se estaba revolviendo, de un portazo la chica cerro, no quería que aquello invadiera su aire, sin cuidado volvió a la cama, suspiro profundamente, él cabezón era el único que podía ir a la cocina sin que el hedor le afectara. Lo que sí podría hacer es ir a su recamara y exigirle alimento, era lo menos que le debía por impregnar el habiente con aquel asqueroso olor.
Dib estaba en su habitación, cociendo aquel pantalón, cuando el sonido de la puerta capto su atención, se levanto de un salto cuando escucho los sonidos ser más fuertes, no tendría de deducir mucho de que se trataba de Tak.
– ¿Tak? ¿ahora que te sucede? – en cuanto abrió la puerta, ella entro de inmediato
– Tus estúpidos químicos hacen que mis pulmones colapsen, ve a la cocina y prepárame algo de comer
– ¿Te molestan los productos de limpieza? – el chico solamente arqueo la ceja
– Los terrícolas... ustedes ni siquiera saben lo que es una verdadera limpieza, ahora ve a prepararme algo de comer
– Tak, estoy ocupado, te prometo que lo hare más tarde – dijo mientras cerraba la puerta
– ¡No quiero mas tarde! ¡Yo lo quiero ahora! – la fémina lo tomo de la camisa para después amenazarlo
– Bien, voy... pero esto no habría pasado si tú, no hubieras tirado tierra por toda mi casa
– Es para un trabajo de investigación, no sabía que ustedes terrícolas tuvieran criaturas tan interesantes
– ¿hablas de los insectos?
– ¡claro que hablo de esas cosas! Según este libro muchos de ellos hacen trabajos asombrosos y quiero verlo con mis propios ojos, así que necesitare más
– ¡NO! no vayas a tirar la tierra de mis macetas
– No prometo nada ¡no te quedes ahí! Ve a traerme comida
La fémina sacó a Dib de la habitación, el chico suspiro muy pesadamente a veces Tak podía ser algo infantil, quizás si era buena idea que ella se fuera, ya no tendría que lidiar con molestias como tener que limpiar sus desastres o soportar su malhumor, fue hasta la cocina, tomó el pan de integral para colocarlo en la mesa, fue al refrigerador para sacar un jamón, un poco de lechuga, jitomate y queso, mientras le preparaba un emparedado, sus pensamientos iban y venían, realmente no sabía con quién estaba enojado más.
Cuando al fin termino, regreso a la nevera, coloco los ingredientes extras y saco lo ultimo que quedaba de jugo, Tak no tendría problema con el jugo, de hecho, ella solía acabarse sus cajas de jugo.
Coloco el emparedado en un plato, junto con un par de galletas de nuez, llevo el vaso de jugo con la otra mano, apenas podía sostener el enorme plato con su mano derecha, en tan solo unos pasos llego a su habitación.
– Tak ¿puedes abrirme? Tengo las manos ocupadas y...
La chica abrió la puerta, tenia una mirada seria, ella tomó las cosas para volver a cerrar la puerta, el chico solo rodo los ojos, estaba cansado de tener que soportar la actitud mandona y apática de la chica, era un trato nefasto de cierta forma.
– Tak, déjame entrar a mi habitación
– tienes manos para abrir
Sin más, el joven humano abrió la puerta, no esperaba encontrarse a la chica sentada en su cama, degustando de aquel sándwich, en su mano libre tenía un viejo libro que al verlo dedujo que era uno muy antiguo de biología.
– ¿Qué haces con ese libro?
– Es obvio que lo estoy leyendo
– ¿Y lo encuentras interesante?
– Por supuesto
Ahora que lo pensaba, tal vez esa era la razón por la cual encontró un gran desastre en su hogar, Tak era alguien curiosa, de hecho, ella podría ser una buena investigadora, era inteligente y bastante estratega, eso siempre alababa de la chica, recordó que hace algunos años, cuando la conoció no creía que ella era una Irken, había planeado tan bien su ataque, jamás se habría dado cuenta si no fuera porque Zim pidió una alianza para detenerla.
– No te quedes ahí parado, me pones nerviosa
– Lo lamento, si no te molesta estaré terminando de hacer unas cosas en la sala
– Como sea, solo cierra la puerta – lo único que odiaba de ella era que lo tratara como esclavo.
...
La noche era fría, su sala no era exactamente el mejor lugar de su casa en cuanto a calor se tratará, por si fuera poco, se arrepentía por comprar aquellos sillones en aquella liquidación, ahora entendía el por que estaban de oferta, eran algo incomodos, pero no podía quitar a Tak de su habitación, lo mejor era esperar a que ella saliera, mientras tanto, él esperaría en el sillón, en aquella posición molesta en un sillón que para nada era confortable o al menos no para acostarse.
Volvió a pensar en todo lo que a su corta edad estaba logrando, si seguía esforzándose, quizás podría ser un astrofísico o un astronauta, cuanto daría por irse de la tierra, aunque podía reparar la nave de la chica y largarse cuando quisiera, sus esperanzas de adaptarse a un nuevo planeta decaían, como humano le costaba mucho ajustarse al ritmo de vida, ahora siendo un ser de otro planeta le sería aún más, además no conocía planetas donde hubiera civilizaciones y aunque las encontrara quizás lo tratarían como un invasor, ahora comprendía un poco a la chica.
Con forme fue pasando la noche, el cerro los ojos, el cansancio lo estaba agotando, fue un día demasiado fatigoso, sus energías se acabaron, quizás mañana despertaría con mucho dolor en su cuerpo, pero por ahora le importaba cerrar sus ojos y dormir.
Las horribles pesadillas no lo dejaban dormir, eran muy constantes últimamente, haciendo que perdiera las ganas de soñar, pero era algo que no podía controlar, sin más despertó de golpe, tomo su teléfono, apenas eran la media noche, aun faltaba mucho tiempo para el amanecer, aun adormilado, se levanto del sillón, las luces del pasillo seguían prendidas, las pago de inmediato, al llegar a su habitación observo que la chica seguía ahí, pero ella estaba dormida en su cama, tenia libros tirados. Recogió el plato junto con el vaso que estaban mal puesto en el piso para colocarlos en su buro.
¿Qué con Tak haría ahora?
...
Ya era de día, la luz se colaba por aquellas persianas, lo primero que hizo fue tallarse los ojos, aun no estaba acostumbrada a la luz natural del astro rey de aquella galaxia, trató de acomodarse de nuevo en la cama pero, algo la estaba incomodando, no era la suavidad que ella estaba acostumbrada, quizás el humano le cambio sus sabanas, fue entonces que ella se dio cuenta de que no era la habitación donde ella se refugiaba, era la habitación del humano, se había quedado dormida en la recamara del chico terrícola, salió de la habitación, quería explicaciones del chico.
Lo encontró en la cocina, estaba terminando de preparar el desayuno, notó que el chico estaba recién bañado puesto a que su cabello aún seguía mojado, pero eso a ella no le importaba en lo absoluto, solo quería explicaciones.
– Buenos días
– ¿Por qué amanecí en tu habitación?
– No quise moverte, así que opté por dejarte ahí – respondió el muchacho mientras servía el huevo con tocino en el plato de Tak – me alegra mucho que estés aquí, comerás tu desayuno caliente
Ante aquello no dijo nada, simplemente tomo el plato para comenzar a comer, Dib por su parte dolo tomo la bolsa de papel donde guardaba su alimento, en la sala estaba su mochila junto con su chaqueta negra.
– Nos vemos más al rato Tak, espero no llegar tan tarde para comer
Sin más el joven salió rumbo a su escuela, dejando a una Tak más confundida ¿realmente así se sentía ser apreciado? Los humanos cada vez son más raros de lo que pensaba.
...
El día paso con toda su carga emocional, era medio día cuando el cansancio estaba haciendo estragos, comenzó a agotarse, después de todo el sillón no era el más cómodo, además de que apenas cabía, quiso dormir en la habitación de Tak o quizás en la de visitas, pero recordó que la cama no era nueva, como nunca tenía algún visitante, ese lugar solo era como una bodega, ahora se arrepentía de no reclamar su cama, miró hacia el reloj de aquella sala de Ingles faltaban minutos para que la clase acabara, su maestra estaba dando los últimos detalles para su trabajo de investigación, cuanto deseaba que se acabara.
En cuanto la campana sonó agradeció internamente, espero solo un poco para que la maestra acabará para salir disparado rumbo a la cafetería, no era de comprar cafés o bebidas energéticas, pero su organismo lo requería, observó a cuerpo estudiantil ir y venir, debía apurarse para no llegar tarde a la siguiente clase.
En cuanto llego a cierto lugar, pidió como un loco un expreso, odiaba la cafeína, pero realmente lo necesitaba, aunque no era buena idea ponerle cafeína a su sistema ya que la adrenalina estaba al 100 en su cuerpo, debía correr el riesgo, aun le quedaba dos clases para acabar su día.
– Por dios Dib ¿Qué te paso en la cara?
– No estoy de humor Zita... Aquí tiene, gracias por el café
– Espera, no puedes presentarte así a la clase de geografía
– Eso no te incumbe
El chico salió lo más rápido que podía, otro factor de pasar desapercibido era que nadie había notado que su cara tenía una terrible marca de un golpe en su cara, justo cuando estaba a nada por llegar, fue jalado por aquella chica, la cual frunció el ceño.
– No puedes entrar así y menos si te golpeo Zack, sabes que el profesor se dará cuenta, ven te ayudare
– ¿Por qué debería?
– ¡SOLO QUIERO AYUDARTE IDIOTA! Déjame ver que puedo hacer con ese enorme cardenal
– No necesito tú ayuda
– Bueno... solo te recuerdo que yo también estoy en la beca y si ese profesor descubre que tienes un moretón te tacharan como "chico problema" y es motivo de expulsión
– De acuerdo ¿Qué quieres hacer?
Entró a duras penas al salón, se sentía extraño usando maquillaje, incluso podría jurar que todos se habían dado cuenta, de verdad era muy incomodo sentir su cara cubierta, ahora si quería llegar a su casa, lavarse aquel extraño liquido y polvo.
Zita lo veía, a veces el cabezón le daba lastima, ella tenia a sus padres que la apoyaban en lo más que podían, ella no necesitaba la beca en su totalidad, pero era algo que se había ganado y ella estaba orgullosa de eso. Supo sobre lo que le paso a Dib, todo por la propia boca de Jeff, debía admitir que si ahora trataba de ser buena con él era por sentir lastima hacia él ¿Eso no la hacia mala persona o sí?
Cuando la clase acabo, Dib salió corriendo a toda prisa de ahí, no sin antes agradecerle a Zita por su ayuda, era la primera vez que el chico mostraba tener confianza y estar agradecido con ella. En el camino pensaba en quizás pasar a comprar maquillaje, ese moretón no iba a desaparecer tan fácilmente.
Observo un puesto que vendía todo tipo de artículos de belleza femenina, con un rubor en el rostro se acercó al mostrador, tomo exactamente lo que la chica uso en su cara, quería salir de ahí lo más rápido posible, en cuanto pago, salió huyendo del local, por suerte la tipa que lo atendió no cuestiono, quizás ya se había acostumbrado a ver a hombres comprar dicha mercancía.
Llego a su casa, esperaba no ver su casa revuelta ni llena de tierra, tal fue su sorpresa que la encontró tal y como la dejó, Tak estaba en la sala observando a sus insectos, eso lo conmovió bastante, sin querer una sonrisa se había formado en su rostro.
– Hola Tak, ya estoy aquí
– ¿Quieres una medalla? – dijo ella en un tono sarcástico
– ¿Qué tal tu día?
– Aburrido
– Oye Tak ¿Qué te parece si hoy salimos?
– ¿Salir? – eso hizo que se levantara del sillón – ¿A dónde?
– Se me ocurrió que podemos ir al bosque por mas insectos, claro seria cuando el sol se esté ocultando ¿Qué dices?
– ¿Cómo planeas esconderme?
Espero unas horas para descubrir que Dib la iba a disfrazar, tenia viejas sudaderas con capuchas, le puso un par de pantalones holgados, le cubrió los ojos con unas gafas negras que tenia y para rematar le coloco un cubrebocas, listo Tak pasaba desaperciba, él la conducía por el vecindario, nadie se fijaba en Tak, bueno uno que otro curioso, pero no eran muchos por suerte. Caminaron por un par de minutos, Tak se sentía nerviosa por salir en público, fue hasta que llegaron a la entrada de dicho bosque donde se sintió segura. Siguieron caminando hasta que llegaron a una parte remota, el azabache la condujo por varios senderos hasta que finalmente estaban lejos.
– Espero que sepas como llegar
– Claro que sí, confía en mí, eh venido aquí muchas veces, es uno de mis lugares favoritos
– Bueno, estaré ocupada, el sol no tarda en ocultarse y será difícil para mí recolectar especímenes
Ambos se pusieron a buscar aquellas criaturas, entre arañas, caracoles, cochinillas, algunos gusanos y una que otra hormiga Tak agrandaba su colección, realmente estaba emocionada por dichas criaturas. Por desgracia debían irse, la noche estaba sobre ellos, para el joven no era buena idea que estuvieran afuera, debido a que podrían correr más peligro. De camino a la entrada, observaron algunos animales nocturnos, como murciélagos, una lechuza y luciérnagas, esas ultimas le llamaron la atención ya que era inusual ver como generaban su propia energía luminaria, realmente la tierra tenia cosas simples que podrían sorprenderla.
– Borra esa sonrisa de tu cara
– Me gusta ver como te alegras con tan poco
– Cierra la boca
Sin más los dos retomaron el camino rumbo al hogar del joven, por un lado, Tak estaba satisfecha y por el otro, el joven se sentía abrumado por las tareas que aun le faltaban por hacer, pero verla a ella feliz, valía la pena el desvelo.
Continuara...
Hola a todos, aquí reportándome con otro capítulo, de verdad quiero decirles que agradezco que tengan paciencia con los capítulos, sé que tardo demasiado, pero es porque últimamente me dio por actualizar las historias que he subido y corregir otras que ya están en emisión, una vez que acabe el fictober, me voy a aventar la historia de los padres de Dib, bueno, sin más que decir, nos leemos luego ¡see you latter!
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