Día 20: Beso Indirecto
Los cumpleaños en casa de los Park se festejaban en familia, y considerando que era una gran familia, siempre había mucho que preparar. Entre adornos, comida y bebidas, la casa se transformaba en un bullicio constante. En la cocina, en particular, el trabajo era doble, y por eso la Sra. Byun había insistido en que le dejaran traer a su hijo Baekhyun para ayudar.
Baekhyun estaba sentado en la mesa de la cocina, observando a su madre trabajar. Había estado tan emocionado con la noticia cuando su madre mencionó a Chanyeol que no le importó que lo tuviera picando kilos y kilos de verduras.
Sin embargo, la mujer había olvidado mencionar que raramente la familia Park se asomaba por la cocina.
—¿Y para qué vine, entonces? —murmuró.
La mujer alzó la mirada, retándolo en silencio.
—Nunca dije que verías a Chanyeol.
—Pero es su cumpleaños. ¿Puedo saludarlo? —insistió Baekhyun, esperanzado, mientras sus manos continuaban cortando las verduras con desgano.
Su madre soltó un suspiro, removiendo el caldo en la olla gigante frente a ella, sus movimientos reflejando el cansancio acumulado de años.
—Termina con eso y lo pensaré.
Baekhyun chasqueó la lengua, frustrado, y se concentró en su tarea, sintiendo cómo la presión aumentaba en su pecho. Su madre había trabajado para la familia Park durante dieciocho años, prácticamente desde que él nació. Por ello sus primeros años los habia pasado en esa mansión. Fue entonces cuando conoció a Chanyeol.
Recordaba los días en que corrían por los jardines, riendo mientras escapaban de las niñeras, o aquellos momentos en que Chanyeol se interponía entre él y los que se atrevían a molestarlo por ser "el hijo de la empleada." Lamentablemente, esos recuerdos eran solo ecos lejanos. A medida que Baekhyun creció, su madre empezó a notar las miradas sutiles y cargadas de juicio de la familia Park. Con un doloroso sentido de protección, decidió alejarlo de ese mundo. Ahora, él y Chanyeol eran prácticamente desconocidos.
Baekhyun miró la enorme olla humeante y suspiró. Sabía que su madre estaba cuidándolo al mantenerlo al margen, pero eso no hacía que doliera menos. Quería verlo. Aunque fuera por un segundo.
Dejó escapar un suspiro largo, observando cómo las empleadas salían cargadas de bandejas repletas de comida. Eso solo significaba una cosa: la cena había comenzado, y con ella, las oportunidades de ver a Chanyeol disminuían drásticamente.
Entonces tuvo una gran idea.
Se levantó de la mesa, mirando hacia la puerta que conducía al pasillo. Con el corazón latiendo a mil por hora, se acercó a su madre, que estaba completamente absorta en su labor.
—Voy al baño —dijo, tratando de sonar casual.
La mujer asintió mientras terminaba de alinear perfectamente una bandeja llena de kimbap.
Al llegar a la entrada del salón, se detuvo por un momento. Chanyeol estaba allí, de pie junto a su padre con una copa levantada y una sonrisa que iluminaba su rostro, haciendo que el bullicio se desvaneciera en el fondo de su mente. Baekhyun sintió un nudo en el estómago al verlo, como si el tiempo se detuviera solo para él.
Se quedó ahí, observándolo, sintiendo cómo el calor del ambiente se transformaba en un torrente de emociones que lo atravesaban. Justo en ese instante, una de las empleadas lo sacó de su ensueño.
—¿Qué haces aquí? —preguntó, sorprendida.
—Vine a ayudar —respondió, tomando un delantal y poniéndoselo rápidamente antes de agarrar una bandeja con copas de champán.
A medida que se acercaba, pudo escuchar risas y conversaciones animadas. Trató de no mirar a nadie para no ser descubierto; de todas formas, nadie prestaba atención a los que los atendían.
—Oye, tú—se detuvo al escuchar esa voz gruesa llamándolo.
Se giró lentamente, mientras rogaba para que no lo reconociera. Chanyeol dejó su copa vacía y tomó otra.
Levantó la mirada con cautela y pudo observarlo de cerca. Verlo así era mucho mejor que observarlo desde la penumbra.
Chanyeol pareció notar que lo estaba mirando, porque se giró hacia él con el ceño fruncido.
Su ceño se fue relajando, como si estuviera intentando recordar de dónde lo conocía.
—¿Baekhyun? —repitió, su voz cargada de incredulidad.
Miles de sentimientos atravesaron el pequeño cuerpo de Baekhyun. Estaba emocionado por haber sido reconocido, pero el miedo lo invadió al ver a su madre parada en la entrada del salón.
Sin esperar más, dejó la bandeja a un lado y corrió fuera del salón. Apenas estuvo afuera, su madre lo tomó del brazo y lo arrastró hacia la cocina.
—Sabes que no debes acercarte a la familia.
—Quería ayudar —se excusó.
—Baekhyun...
—Solo quería desearle un feliz cumpleaños, mamá.
La mujer estuvo a punto de decir algo más, pero su mirada se perdió tras él. Entonces se giró y vio a Chanyeol detrás de ellos.
—Chanyeol... —apenas pudo susurrar.
—MiYeon, ¿nos dejarías solos? —dijo Chanyeol, su voz firme pero suave.
La madre de Baekhyun se mordió el labio, indecisa, pero finalmente obedeció, lanzando una última mirada preocupada a su hijo antes de marcharse.
El alto esperó a que estuviera lejos para caminar hasta el refrigerador y robar un sixpack de cervezas. Lo puso sobre la mesa y se sentó frente a Baekhyun, sonriéndole.
—¿Hace cuánto no nos vemos, Baek?
—Cuatro años...
—¿Cuatro años? —Chanyeol se pasó una mano por el cabello, como si intentara despejar los recuerdos. Sus ojos brillaban con nostalgia. —No puedo creer que haya pasado tanto tiempo.
Baekhyun se encogió de hombros, tratando de ocultar su nerviosismo.
Chanyeol le extendió una lata, abriendo la suya y bebiendo de ella.
Baekhyun se negó, consciente de que su madre no vería con buenos ojos que tomara cosas de la familia Park.
—No sabía que estabas aquí —dijo Chanyeol, sus ojos llenos de curiosidad.
—Vine a ayudar a mi madre.
—Vaya, fue una sorpresa verte allá repartiendo la champaña.
—La verdad estaba buscando la manera de acercarme y desearte un feliz cumpleaños —habló rápidamente, robándole la lata y bebiendo de prisa.
Chanyeol lo miró con una sonrisa amplia, casi iluminando la cocina con su alegría. Cuando bajo la lata esta estaba vacia
—¿Estás bien? —preguntó Chanyeol, al notar que Baekhyun se había quedado un momento en silencio, observando su lata vacía.
En realidad, no lo estaba. No solo había hablado de más, se había bebido su cerveza y, sobre todo, había tocado la misma superficie que los labios de Chanyeol.
Un beso indirecto.
—Sí, estoy bien —contestó finalmente.
—Entonces... ¿te colaste en el salón para desearme feliz cumpleaños? —dijo el alto, abriendo otra cerveza y bebiendo antes de pasársela.
Baekhyun cubrió su rostro con sus manos y tomó la lata, bebiendo un poco.
—Estamos solos ahora —continuó el alto—. Puedes decirme lo que quieras.
—Recuerdas cuando cumpliste 13 años y te prometí que te daría un gran regalo el año que viene... —tomo la lata y bebió de ella.
—Pero no estuviste en mi siguiente cumpleaños —dijo Chanyeol, tomando la lata de regreso sin percatarse de la acción.
Baekhyun se sintió un poco avergonzado al notar como los labios de Chanyeol se posaban en el mismo lugar donde los suyos habian estado antes.
—Pero ahora estoy aqui...y tengo un regalo para ti —dijo Baekhyun, sintiendo cómo su corazón latía más rápido. La situación era tanto emocionante como aterradora.
Chanyeol lo miraba curioso por que es lo que le regalaría. Bebió un poco mas de cerveza antes de ponerse de pie y caminar hasta él.
Se detuvo al tenerlo al frente y lo sostuvo de los hombros.
—No se si...esto sea un buen regalo aún. Supongo que ya te han dado mejores, pero para mi es especial.
—No sé si... esto sea un buen regalo aún. Supongo que ya te han dado mejores, pero para mí es especial.
Chanyeol lo miró confundido, tratando de descifrar a que se referia.
Baekhyun tomó un gran bocanda de aire antes de acerca el dorso de su mano a sus labios paraa luego llevarlos a los del alto.
—Baekhyun... —la voz de Chanyeol tembló un poco, como si intentara procesar lo que acababa de suceder. Su expresión cambió, y había un brillo en sus ojos que no podía ignorar.
Ahora, se sentia ridiculo. Seguro, Chanyeol habia tenido mejores besos. No, seguro ya lo habian besado de verdad .
—Lo siento, es una estupidez...
Chanyeol se puso de pie y lo tomó del rostro. Sus rostros se estaba acercando.
—. No es una estupidez.—susurró muy cerca de sus labios.
Baekhyun cerró los ojos essperando lo inminente, pero el sonido de unos tacones llegando al lugar los obligaron a separarse.
—Mamá—Chanyeol fingió que no pasba nada cuando la mujer se detuvo en la puerta analizando la situación.
—¿Que haces aqui?
—Vine por cerveza—dijo señalando las pocas latas que sobraban.
La mujer paso su mirada de las cervezas al chico al lado que intentaba pasar desapercibido.
—Es el hijo de Miyeon, ¿lo recuerdas? Baekhyun.
—Si, lo recuerdo. Vamos, Chanyeol no es bueno que te pierdas tu propia fiesta de cumpleaños.
Chanyeol asintió, esperando que la mujer saliera de la cocina para acercarse a Baekhyun.
—Nos vemos luego, Baek—susurró—Me encantó tu regalo.
El pobre de Baekhyun soltó todo el aire que habia estado reteniendo cuando finalmente estuvo solo.
A veces, la mejor manera de dar un regalo es dejando que otros vean lo que realmente sientes y finalmente Baekhyun habia podido darle el regalo que habia querido darle desde que eran niños.
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