Día 27: Poliamor
Shipp: KanonxSorrentoxMiloxRadamanthys
¿Recuerdan el songfic de la canción "Everything Black" de CamusxShura?
Bueno, en ese songfic hice un especie de multishippeo raro con Kanon y los tres personajes con los que más se le shippea.
Así que para este día quise hacer un One-Shot de ellos, específicamente de cómo se hicieron novios.
Disfruten~
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Y ahí estaba, después de llevar casi una semana teniendo que soportar a esos tres peleando por su atención.
- ¡¿Podrían calmarse ya?!
Había sido más que tolerante con ellos. Había soportado que se le colgaran del brazo en público, que le dieran regalos y pelearan entre ellos por cuál era mejor, que lo hicieran pasar más de una vergüenza en pleno campus cuando discutían por quién se sentaría junto a él en el almuerzo, incluso que intentaran robarle besos o lo manosearan bromeando... Pero todo tiene un límite, y su paciencia no era la excepción.
- ¡No tienen tres años, ya dejen de comportarse como niños berrinchudos tratando de llamar la atención!
Los tres detuvieron su discusión, y lo miraron por un momento.
- Kanon...- Intentó objetar el peli-morado.
- ¡Cállate, Milo!- Lo silenció.- ¡Tenemos un maldito proyecto que terminar, y parece que solo yo estoy intentando sacar esto a flote, mientras ustedes solo se dedican a intentar matarse entre ustedes por mi atención!
Los tres se quedaron en silencio, con la mirada en el suelo. En el fondo sabían que Kanon tenía razones de sobra para estar molesto con ellos.
- Si solo van a seguir peleando y comportándose como niños apenas doy media vuelta, mejor váyanse a casa.- Sentenció Kanon.- Yo termino el proyecto solo. Gracias por hacerme perder el tiempo.
- Kanon...- Intentó hablar ahora Radamanthys.
- Les dije: "Fuera de mi casa."- Le interrumpió Kanon, fulminandolo con la mitad.
Finalmente, los tres se dieron por vencidos y salieron del lugar, dejando a Kanon completamente solo.
En cuánto se fueron, Kanon suspiró pesadamente, mientras frotaba sus sienes, tratando de calmarse.
Llevaban casi una semana trabajando con ese estúpido proyecto, y no habían avanzado prácticamente nada. Todo por culpa de las peleas infantiles de esos tres idiotas que tenía por amigos.
- Maldita sea la hora en que se me ocurrió hacer equipo con ellos tres.- Mencionó para sí mismo.
Mientras Kanon maldecía a sus amigos, y a sí mismo por haber pensado que era buena idea tener en el mismo equipo a tres chicos que se mataban entre ellos por conquistarlo, literalmente, los tres chicos, caminaban por la acera, sin dejar de lanzarse miradas filosas entre ellos.
Era cuestión de tiempo para que la bomba explotase. Alguno de los tres terminaría abriendo la boca, maldiciendo a los demás, y los otros dos responderían de igual forma, los tres terminarían haciendo el ridículo en plena vía pública, y quizás hasta siendo arrestados por atentar contra el orden público.
Pero justo cuándo Sorrento estaba por decirle todo el arsenal de malas palabras e improperios que sabía a Radamanthys, Milo habló.
- Escuchen, ya estoy harto.- Suspiró el peli-morado, captando la atención de los otros dos.- Él no va a elegir a ninguno de los tres, solo estamos matándonos entre nosotros por algo que jamás va a pasar.
- ¿Te retiras entonces?- Preguntó Radamanthys.
Milo se sentó en el borde de la acera, dejando su mochila a un lado antes de responder.
- Ninguno de nosotros va a ganar nada peleando por él, porque Kanon no va a elegir a uno.
- No te elegirá a tí, querrás decir.
- Radamanthys, ¿eres ciego o simplemente idiota?- Gruñó el peli-morado.- Kanon no va a elegir a ninguno, porque no mira solo a uno de nosotros. Nos mira a los tres por igual.
- Estás loco.- Se sumó Sorrento.
Milo arqueó una ceja, viendo a ambos chicos.
- Siempre que puede, carga tu mochila, tus libros, o cualquier cosa por tí, Sorrento.- Inició.- A tí, Radamanthys, siempre que puede está dispuesto a pasar tiempo contigo leyendo esos libros raros de ocultismo a solas en la biblioteca, aunque él no crea en nada de eso.- Continuó.- Y a mí, siempre que puede me acompaña a mis entrenamientos y va a verme a las competencias.
- ¿Entonces crees que solo nos ve cómo amigos a los tres?- Volvió a hablar Sorrento.
Milo negó con la cabeza.
- No besas a alguien que solo ves como un amigo.- Dijo Milo. Los otros dos parecieron sorprenderse.- ¿Qué?, ¿creyeron que eran los únicos?
- ¿Te besó a tí también?- Hablaron Sorrento y Radamanthys al mismo tiempo.
Sus miradas chocaron, y después miraron a Milo.
- Está jugando con nosotros.- Soltó Radamanthys.- Desde un inicio, jamás fuimos más que un juego para él.
- No seas idiota.- Se adelantó Milo.- No está jugando con nosotros. Simplemente, creo que nos quiere a los tres por igual.
- ¿Estás diciendo que está enamorado de los tres?- Preguntó incrédulo Sorrento.- Eso no puede ser posible, ¿cómo puedes enamorarte de más de una persona a la vez?
- ¿Han escuchado alguna vez sobre el poliamor?- Los otros dos jóvenes negaron con la cabeza.- Si es posible, y creo que a Kanon le pasó eso. Pero no quiere decidir, porque sabe que no puede elegir solo a uno.
- Entonces perdemos el tiempo, si él no va a elegir a ninguno.
Radamanthys y Sorrento imitaron la acción de Milo, y se sentaron en la acera, soltando pesados suspiros de derrota.
- Tú lo has dicho, Radamanthys.- Volvió a hablar Milo.- No va a elegir solo a uno, pero hay una forma en la que todos ganamos.
Los otros dos lo miraron fijamente, sin entender qué quería decir.
- ¿Que opinan de compartir?
- ¿Estás diciendo que los tres estemos con él?
- ¿Miedo, Sirené?- Sonrió burlón Milo.- Matándonos entre nosotros no vamos a conseguir nada más que provocar que nos aleje a los tres. Pero si tenemos una tregua y somos compartidos, todos ganamos.
Los otros dos parecieron considerarlo un momento. Pero aún si ellos aceptaban, quedaba pendiente si Kanon aceptaría la loca idea de Milo.
- ¿Y cómo harás que Kanon acepte salir con los tres al mismo tiempo?
- Se nota a kilómetros que aún eres virgen, Sorrento.- Se burló el griego.- Ya tengo un plan. Solo necesito saber si están de acuerdo.
[...]
Al otro día, Kanon llegó al escuela con un humor terrible. Se le hizo raro no toparse con ninguno de sus tres locos pretendientes en la entrada de la universidad, ni el campus, ni en su salón. Pero a la vez lo agradecía, al menos tenía un momento de paz.
Sabía que Sorrento, Radamanthys y Milo estaban enamorados de él, los tres se le habían declarado varias veces, y él los había rechazado a los tres. No era por ego, no era por vanidad, no era por jugar con los sentimientos de los tres chicos, no era por preferir a uno sobre otro, sino al contrario.
Durante toda su vida le fue difícil comprender cómo las personas podían elegir solo a una persona como su pareja, y gracias a eso, es que sus relaciones no duraban más de un mes, y prefería estar solo.
Ahora pasaba por el mismo dolor de cabeza que en sus años de secundaria. Sin desearlo, se había enamorada de sus amigos, pero simplemente no podía elegir a uno.
Por un lado, Sorrento era sumamente lindo, tierno, educado, con un increíble talento musical, y reservado con todos, pero dulce y cariñoso con él.
Por otro, Radamanthys era alguien frío, enigmático, de ese tipo de personas que te atraen por el aura de misterio que los envuelve.
Y por otro, Milo era la clase de hombre que cualquiera desearía, no solo por el físico, sino por su personalidad. Decidido, apasionado con todo lo que hacía, encantador...
Veía tantas cualidades y cosas agradables en los tres, que elegir solo a uno se le hacía imposible.
Estaba enamorado de los tres, pero los tres eran sus amigos, y no quería lastimar a ninguno de ninguna forma. Sin embargo, era consciente de que sus instintos le habían jugado una mala broma, y terminó besandose con los tres, sin que los otros lo supieran.
El primero fue Milo, el peli-morado lo había sorprendido en los vestidores, robándole un beso.
Después fue con Radamanthys, mientras se encontraban en la biblioteca. En esa ocasión, él fue quién inició, besando al rubio en un descuido de éste.
Y el último, y quizás el más intenso, fue Sorrento. Fue el primer día que se reunieron para hacer ese endemoniado proyecto, cuándo Sorrento fue el primero en llegar a su casa. Fueron hasta su habitación por unos libros, y la tensión fue tanta, que sin saber bien cómo, terminó en la cama, encima de Sorrento, besándolo. Pero solo quedó en eso, unos besos y toques sugerentes, ya que su parte racional lo hizo reaccionar y huir a la sala, antes de que pasara otra cosa de la que seguramente se arrepentirían después.
Se perdió tanto en sus pensamientos, que ni siquiera notó cuando esos tres entraron al aula, sino hasta que ellos se hicieron notar.
- Hola, Kanon.
Apenas escuchó la voz de Milo, pegó un brinco en su asiento. Ese griego era capaz de besarlo enfrente de todo el grupo, solo para hacer enojar a Radamanthys y Sorrento, así que más le valía no bajar la guardia.
- ¿Qué pasa?
La siguiente voz que escuchó le pertenecía a Sorrento.
Miró detenidamente a los tres, sin poder creer lo que sus ojos veían. Esos tres, que apenas el día de ayer se odiaban a muerte, ahora se encontraban con sus brazos entrelazados, como si fueran mejores amigos de toda la vida.
- ¿Se sienten bien?
Los tres chicos se miraron entre ellos, y simplemente asintieron sonriendo.
- Decidimos que es inútil pelear entre nosotros.- Respondió Sorrento.
- Además de que el proyecto es mucho más importante.- Siguió Radamanthys.
- Así que acordamos no pelear más entre nosotros, ni hacerte escoger a uno.- Finalizó Milo.
Kanon no sabía si decían la verdad, no sabía si creerles, pero las acciones de esos tres decían más que mil palabras.
- Eso espero.- Respondió.- Tenemos que terminar este proyecto lo más pronto posible. Así que, si dicen la verdad y prometen no volver a pelear, son bienvenidos a mi casa otra vez.
Los tres asintieron sonriendo. El instinto de Kanon le decía que algo no cuadraba, pero quizás solo estaba exagerando, y de seguro ellos simplemente habían entendido qué era lo mejor.
[...]
Las clases terminaron, y Kanon ahora se encontraba en su casa con sus tres amigos.
Parecía que esos tres dijeron la verdad, durante todo el día no se dijeron ningún insulto, ni se agredieron entre ellos. Era raro, pero bueno a la vez.
Tan eficiente fue la tregua, que en poco más de un par de horas, consiguieron terminar el proyecto, y ahora se encontraban sentados en el sillón, bebiendo algunas sodas frías.
- No tengo idea de qué les pasó para que cambiaran tan de repente, pero menos mal que detuvieron esta locura.- Comentó Kanon, dejando de lado su lata de soda.
Apenas dejó la lata en la mesita de centro, y se recostó en el sillón, sintió que alguien se sentaba en su regazo, se trataba de Milo.
- M-Milo... ¿qué demonios estás haciendo?
- ¿Quieres saber qué pasó ayer, Kanon?- Respondió el peli-morado con otra pregunta.- Bueno, nos dimos cuenta de que no eres capaz de elegir solo a uno de nosotros. Después de todo, no es precisamente lo más normal del mundo que beses a todos los chicos con los que te cruzas, ¿o sí?
Kanon abrió los ojos tanto como pudo. ¿Acaso los tres sabían de los besos?, ¿qué estaban tramando ahora?, ¿venganza?
- Así que, en vista de que no elegirás a uno, hemos llegado a un acuerdo en el que todos ganamos.- Siguió hablando Milo, y entonces se dió cuenta de que Sorrento y Radamanthys habían comenzado a pasar sus manos por sus costados.- ¿Te parece bien compartir, Kanon?
- ¿Qué demonios es todo ésto?- Dijo nervioso.- Esta broma no es graciosa.
- No es ninguna broma.- Escuchó la voz de Sorrento susurrandole al oído.- Decidimos que no tenemos problema en compartir... Pero necesitamos saber si tú estás de acuerdo.
Kanon sentía que comenzaba a sudar frío. Creía que cosas como esa solo pasaban en películas pornográficas, jamás imaginó que él sería el protagonista de una situación así en la vida real, mucho menos sabía qué responder.
- Si aceptas, estoy seguro de que todos la pasaremos muy bien.- Le susurró ahora Radamanthys.
- Danos al menos el beneficio de la duda, Kanon.- Insistió Milo, acercándose peligrosamente a sus labios.- Solo imagina, tendrás a tres chicos calientes por tí, dispuestos a cumplir todas tus fantasías, y complacerte en absolutamente todo... ¿No te interesa?
Milo no lo dejó responder, ya que se adueñó de sus labios en un fogoso beso, que no fue capaz de rechazar.
Mientras se besaba con Milo, podía sentir las manos de Radamanthys y Sorrento acariciar su piel por debajo de la ropa.
Milo soltó sus labios, y apenas unos segundos después, era Radamanthys quién lo besaba, y después Sorrento.
Cada uno tenía una forma de besar totalmente diferente. Los besos de Milo eran pura pasión y entrega, calientes, fogosos, apasionados... Los de Radamanthys eran rudos, salvajes, incluso iban acompañados de algunas mordidas... Y los de Sorrento, eran pura dulzura, el peli-lila era el más inexperto de los tres, y a duras penas se atrevía a juguetear con su lengua.
Sin duda cada uno tenía su propio estilo, pero todos tenían su atractivo y encanto.
Se dejó dominar por sus instintos, y fue llevado por los tres chicos a su habitación, dónde continuaron con la sesión de besos y caricias.
Antes de que lo notara, toda su ropa, a excepción de sus boxers, había desaparecido.
Se encontraba besando a Sorrento, cuándo Milo los interrumpió.
- ¿Saben algo?- Habló el peli-morado.- Creo que es algo injusto que Kanon esté casi desnudo y nosotros sigamos completamente vestidos, ¿no lo creen?
Radamanthys y Sorrento solo asintieron, sin decir una sola palabra.
- Sorrento, ¿por qué no vienes aquí y le muestras a Kanon lo que preparaste especialmente para él?
El peli-lila se separó de Kanon, y gateó hasta Milo.
Milo se deshizo de su ropa, hasta quedar en las mismas condiciones que Kanon, y Radamanthys hizo lo mismo.
Después, Milo comenzó a desvestir lentamente a Sorrento, hasta que consiguió deshacerse de las prendas que estorbaban, dejando ver la erótica lencería que el menor se había puesto especialmente para esa ocasión. Unas medias de red de color rosa pálido, que llegaban hasta los muslos, una diminuta tanga de color blanco, y un top transparente.
- ¿Te gusta, Kanon?- Preguntó Milo, mientras acariciaba lentamente las delgadas piernas de Sorrento, enfundadas en unas largas medias de red, que llegaban hasta sus muslos.- La escogimos especialmente para tí.- Añadió para después palmear el trasero del peli-lila.- Vamos, dí algo. Me costó mucho trabajo hacer que Sorrento aceptara ponerse este conjunto.
Kanon los miró a los tres. Todos poseían una belleza innegable, cada una distinta a las otras.
Radamanthys tenía una complexión atlética, con la espalda un poco ancha, y un fuerte pecho, producto de un entrenamiento constante.
Milo era un poco más delgado que Radamanthys, pero con una musculatura bastante marcada, resultados de un riguroso entrenamiento, y práctica de varios deportes desde niño.
Y Sorrento era el más delgado y pequeño de los tres, aunque con el abdomen ligeramente marcado, las anchas caderas y firmes glúteos, producto del entrenamiento de ballet y patinaje sobre hielo que recibía desde muy corta edad.
- Los tres se ven muy bien.- Fue lo único que pudo decir, totalmente embobado, mirándolos a los tres.
Milo y Radamanthys solo sonrieron, sabiendo lo que cruzaba por la mente de Kanon. Era hora del siguiente paso de su plan.
- ¿Sabes, Kanon?- Habló Milo.- Ayer estuvimos planeando esto, y hablando. Así que decidimos que quién tenga el primer lugar sea Sorrento.
El peli-lila permanecía callado. No podía evitar sentir cierta vergüenza al tener puesto un conjunto de lencería.
- Después de todo, será la primera vez que esté con alguien, creo que se lo merece.- Añadió Radamanthys.
- ¿Estás de acuerdo?
Kanon solo asintió. Internamente agradecía que ellos decidieran el orden, porque él se sentía incapaz de elegir a quién tener primero.
Sorrento se acercó tímidamente, sentandose en su regazo. Kanon lo sujetó de la cintura, para después besarlo.
Mientras se dedicaba a besar al peli-lila, Radamanthys se había encargado de sacarle la única prenda de ropa que le quedaba, y Milo de ponerle un preservativo.
Después de unos minutos, comenzó a introducir su despierto miembro en la estrecha entrada del peli-lila.
Sorrento no pudo evitar jadear, aferrándose al cuello de Kanon. Hizo su mayor esfuerzo por aguantar, pero terminó prácticamente llorando.
- Duele...- Sollozó, quejándose por el dolor.- Duele mucho.
- Kanon, ve más despacio.- Dijo Radamanthys, para después besar al peli-azul, mientras Milo se posicionaba detrás de Sorrento, haciéndolo recargarse en su pecho.
- Es tu primera vez, es normal que duela un poco.- Le susurró Milo, comenzando a acariciar el pecho del peli-lila por debajo de la delgada tela, y repartiendo besos en su cuello.- Abre más tus piernas, y trata de relajarte.
- No puedo... Duele.- Siguió sollozando el peli-lila.- Duele demasiado.
- Shh... Solo concentrate en las caricias que doy en tu pecho.- Le susurró Milo, para después dejar su cuello, y besarlo.
Sorrento no se esperaba esa acción de parte de Milo, pero no le molestó, y le correspondió el beso.
Radamanthys y Kanon continuaban con sus besos, mientras Milo calmaba a Sorrento.
Después de un par de minutos, Sorrento se calmó completamente comenzando a dar pequeños saltos sobre el miembro de Kanon, besándose a intervalos con los tres chicos.
Sorrento no duró mucho tiempo, y terminó unos minutos después. Entonces era turno del siguiente.
Radamanthys tomó el lugar de Sorrento, continuando con lo que el peli-lila había iniciado.
El inglés era un poco más experimentado que el austriaco, y Kanon lo sabía. Así que con él, podía ser un poco más brusco.
Milo se limitaba a observar, esperando su turno, cuándo la voz de Sorrento lo sorprendido.
- Milo...- Jadeó el peli-lila, mirándolo fijamente.- Fóllame... Por favor...
Milo no pudo evitar sorprenderse. La primera vez todos solían quedar agotados luego de la primera corrida.
- Vaya, eres más resistente de lo que creía.- Comentó el peli-morado.- Aunque te advierto que ya estoy demasiado caliente y no sé si podré contenerme.
Milo lo tomó de los muslos, y lo hizo abrir las piernas todo lo que pudiera. Después se introdujo en el peli-lila de un solo golpe, comenzando con embestidas rápidas y fuertes.
Esta vez no hubo llanto ni quejas del peli-lila, tan solo sus gemidos que se hacían cada vez más fuertes.
- Ah, Milo...- Gemía el nombre del peli-morado, aferrándose a su espalda.- Sí, así...
- ¿Te gusta que te follen duro?... Vaya esto es nuevo, no me lo esperaba de tí.
Continuaron por un largo rato, intercambiando parejas y posiciones, haciéndolo de todas las formas posibles.
Kanon se sentía en el paraíso. Tenía a los tres chicos que le robaban el sueño, totalmente a su Merced, y dispuestos a pasarla bien.
Disfrutó por igual profanar el cuerpo de cualquiera de los tres, así como ser un observador de como fornicarban entre ellos.
No se consideraba a sí mismo un voyerista, pero ¿quién podría resistirse al tener lo que parecía una escena de película porno en vivo?
Milo y Radamanthys tuvieron un pequeño desafío entre ellos por quién dominaba a quién, pero inesperadamente, Sorrento intervino y terminó con aquel desafío antes de que los otros dos tiraran todo su trabajo a la basura.
¿Cómo lo hizo el lindo peli-lila? Simple, entregando su perfecto trasero a Radamanthys, y su boca a Milo.
Solo observarlos hacía que un cosquilleo se extendiera desde su entrepierna hasta su estómago. Los otros tres lo notaron, y decidieron hacer algo para incluirlo también en su diversión.
Así habían llegado a su posición para cerrar con broche de oro. Sorrento fue quizás quién se llevó la mejor parte. Siendo penetrado por Kanon, mientras Milo le hacía una felación, y él le hacía una a Radamanthys.
El peli-lila fue el primero en correrse, y en caer rendido ante el cansancio. Pero los otros seguían emocionados, así que continuaron unos minutos más, ahora siendo Radamanthys quién estaba enmedio.
Se repitió lo mismo que con Sorrento. Y al final fue Milo quién cerró la sesión de sexo, haciendo que Kanon se corriera en su interior.
- ¿Por qué demonios no hicimos esto antes?- Lanzó Milo la pregunta al aire, mientras todos seguían tratando de regular su respiración.
- No tengo idea.- Respondió Sorrento.- Aún no termino de creer que tuve mi primera vez con tres chicos al mismo tiempo.
- Técnicamente fue Kanon quién tuvo los honores.- Bromeó Milo.- Rada y yo solo continuamos lo que Kanon empezó.
- ¿Podrían callarse y dejarme dormir?- Gruñó Radamanthys, enrollándose en las cobijas.- Solo ustedes dos siguen hablando como loros.
Al mirar a dónde Kanon se encontraba, entendieron a qué se refería Radamanthys. El peli-azul estaba profundamente dormido, y parecía que no iba a despertar en al menos un par de horas.
Intercambiaron una mirada. Ellos también estaban agotados, y dormir un poco no les caería nada mal. Así que simplemente se acomodaron alrededor de Kanon, abrazando al griego.
[...]
Cuándo abrieron sus ojos, se toparon con más de un par de ojos ajenos.
Kanon había despertado. Parecía petrificado, inmóvil, como si no terminara de creer lo que acababa de pasar. Parecía tan irreal, que lo sentía como un sueño.
- ¿Estás bien, Kanon?- Fue Milo el primero en decir algo.
- ¿Qué demonios hicimos?- Fue lo único que pudo pronunciar Kanon.
Los otros tres chicos se miraron entre ellos, intercambiaron miradas, como tratando de ponerse de acuerdo en qué decir.
- ¿Tú qué crees?- Respondió Milo, riendo levemente.- Eres bastante resistente, Kanon, pudiste con tres chicos... Eso sí es tener vigor.
- Me lleva el demonio...- Suspiró Kanon, mientras se sentaba, cubriéndose el rostro con ambas manos.- Miren, no tengo idea de qué demonios me pasó, pero ésto... Ésto fue un error, jamás tuvo que haber pasado, yo... Lo siento, será mejor que se vayan a casa.
Sintió como apartaban las manos de su rostro, y alguien besaba sus labios, al abrir los ojos, se dió cuenta de que era Sorrento.
Se quedó quieto por un momento, hasta que Sorrento se separó de él, siendo reemplazado por Radamanthys, y después por Milo.
- Sabemos que no puedes elegir solo a uno de nosotros, Kanon.- Volvió a hablar Milo.- Así que llegamos a un acuerdo, solo depende de tí si aceptas o no.
- ¿De qué hablas?
- Si no puedes elegir a uno, entonces puedes tenernos a los tres.- Respondió ahora Radamanthys.
- ¿Enloquecieron acaso?- Kanon no podía dar crédito a lo que decían, y solo trataba de alejarse de los otros chicos lo más que podía.
Nunca antes había estado en esa posición, siempre que decía que se sentía atraído por más de una persona a la vez, de inmediato lo botaban, jamás que podía salir con varios al mismo tiempo.
- No.- Ahora habló Sorrento.- ¿Haz escuchado alguna vez sobre las relaciones poliamorosas?
Kanon negó con la cabeza.
- No todas las relaciones son de dos personas, cada quién pone sus reglas.- Siguió hablando Sorrento.- Puedes ser novio de los tres, hablamos de ésto, y no tenemos ningún problema... La decisión final queda en tí, si aceptas o no.
Kanon no sabía que decir, jamás imaginó que algo así pasaría. El sexo estuvo increíble, podía decir que el mejor de su vida, y probablemente para los otros chicos también, las marcas de arañazos en su pecho y espalda, así como las mordidas y chupetones no dejaban mucho lugar a dudas.
Pero también amaba a los tres por igual. Cada uno conquistó su corazón y su amor a su manera, y mentiría si dijera que no los quería a los tres por el resto de su vida.
[...]
- Hola.- Le sonrió Milo, para después besarlo.- Sorrento y Radamanthys ya están esperando en la sala.
- Lo siento, se me hizo algo tarde.- Se disculpó, con una sonrisa nerviosa.- Toma, estos son para tí.- Añadió, sacando una pequeña caja de chocolates en forma de corazón, entregándosela a Milo.
Habían pasado unos cuántos meses desde que iniciaron con esa relación, que era por demás, extraña para la sociedad. De hecho, ese día cumplían seis meses, y para celebrar habían decidido hacer una pequeña fiesta privada en casa de Milo.
Kanon amaba a los tres por igual. Desde el pequeño y tierno Sorrento, hasta el rudo Radamanthys, y el sensual Milo tampoco se quedaba atrás.
Definitivamente, jamás se cansaría de tenerlos en su vida. Aún si de vez en cuándo debía soportar los dramas de los tres a la vez, el precio si que valía la pena.
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