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Día 21: Juegos de rol

Shipp: MuxMyu

Otro shipp crack a la lista! XD

Creo que no tengo nada qué decir respecto a ésto, excepto que desde que los ví interactuar en la saga de Hades por primera vez, me llamó un poco la atención qué podría surgir entre estos dos.

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Después de una larga y extenuante semana de trabajo, no había nada mejor que llegar a casa y descansar un fin de semana completo de todo. Tomar un baño junto a su pequeño hijo, ponerse ropa cómoda, comer algo ligero, entretenerse un rato con su celular o jugando videojuegos, y después a dormir. Ya después verían qué hacer los siguientes dos días.

Esa era su rutina, antes de conocer a cierta persona que llenaba sus días de energía y color llamada Myu, hace dos años.

Ser padre soltero y criar sólo a su hijo jamás había fácil. Su vida se resumía a levantarse temprano todos los días, llevar a su hijo al colegio, ir a su trabajo, recoger a su hijo en la hora del almuerzo para llevarlo con el cuidador de turno, volver al trabajo, y regresar a casa tan solo para dormir.

Así fueron durante los primeros siete años con Kiki en su vida.

Después del abandono y la traición de la mujer que le juró amor eterno, y que no dudó en abandonarlo el mismo día que nació su hijo, creyó que jamás volvería a encontrar el amor. Su corazón había quedado tan destrozado, que decidió concentrarse únicamente en Kiki, y dedicar su vida a él. Pero el destino da muchas vueltas, y tenía unos planes muy distintos para él.

Todo comenzó por una de las tantas travesuras de Kiki, aunque la de esa ocasión fue con una buena intención, eso debía reconocerlo.

Kiki, a pesar de tener tan solo siete años en ese entonces, no era nada tonto, y se había percatado de que su papá pasaba sus días sólo. Nunca hizo la típica pregunta incómoda de "¿por qué no tenía mamá como sus demás compañeros?", Mu se había encargado de explicarle desde que era pequeño lo que había pasado con ella, además de que algunos de sus compañeros vivían situaciones familiares parecidas a la suya. Así que nunca fue un tabú entre ellos.

Sin embargo, para el pequeño diablillo pelirojo, si que era raro que su padre nunca hubiera tenido una pareja. Uno de sus amigos, cuyos padres se habían divorciado, le había contado que su madre se había vuelto a casar y su padre tenía una novia. Otro, cuya madre había fallecido, le contó que su padre hace años había comenzado a salir con otro chico, y planeaba casarse con él.

Un día, mientras tomaban una ducha, Kiki le preguntó a su papá porqué no buscaba una novia. Mu solo rió nervioso, y con las mejillas sonrojadas respondió un: "La chicas son muy complicadas. La verdad no las entiendo muy bien, y no quiero que termines con una madrastra malvada como las de los cuentos."

Kiki solo asintió, pero por dentro, su pequeña mente ya estaba maquinando un plan. Hilando toda la información que tenía, había llegado a la conclusión de que si las chicas no eran las indicadas para su papá, entonces podría buscarle un novio. El problema ahora era, ¿de dónde sacaba uno?

Recurrió a sus amigos, y uno de ellos le contó sobre una aplicación para celulares que su hermano mayor usaba para buscar amigos y novios. Sin pensarlo, y con toda la inocencia, anotó el nombre de dicha app, y en la noche, cuándo su padre se encontraba descansando, se encargó de descargarla y crear un perfil. No era tan diferente a crear los perfiles de las redes sociales que su padre le había permitido tener, o los de videojuegos que jugaban juntos. Así que fue bastante fácil para él.

Después de hacer su pequeña travesura, se fue a dormir plácidamente, esperando que su papá pronto tuviera un novio.

Mu aún recordaba como al otro día, apenas abrió los ojos, la pantalla de bloqueo de su teléfono estaba llena de notificaciones de una app que él no recordaba haber instalado.

En ese momento ni siquiera se le cruzó por la mente que su pequeño hijo había sido él responsable de ese desastre, en ese momento solo quería borrar todos esos mensajes, algunos más groseros que otros.

Kiki no tardó en ir a la habitación de su padre, y no dudó en revelar orgulloso su hazaña. Mu, aún muerto de la vergüenza, no se atrevió a reprender a su hijo, sabiendo que no lo hizo con una mala intención.

Solo abrazó al pequeño pelirojo, y después de una charla de porqué no era correcto, además de peligroso tomar el teléfono de otras personas y descargar o registrar a alguien aplicaciones de ese tipo de aplicaciones sin permiso, lo dejó ir en paz.

Se deshizo de cada uno de los mensajes, ya se encargaría después de borrar el perfil. Pero justo en el momento en que estaba por hacerlo, apareció un mensaje que captó su atención.

Era de los pocos que no eran para nada groseros, ni subidos de tono o insinuantes. Era un simple: "Hola. ¿Cómo estás?"

Decidió enviar una respuesta, únicamente para no ser grosero.

"Hola. Lamento la confusión, fue mi hijo quién creó éste perfil, y me acabo de enterar esta mañana."- Tecleó, y le dió en enviar, pensándolo que ahí terminaría todo.

"Oh, ¿tienes un hijo? Que lindo.
Es gracioso, porque mi sobrino también se encargó de meterme en esta aplicación sin preguntarme primero...
Niños, ¿qué se le va a hacer?"

Mu pensó un momento en qué responder. A decir verdad, el chico le había agradado, además de que sus fotos no estaban nada mal.

"Si, tiene siete años.
Lo diagnosticaron con TDAH cuándo tenía cuatro años, así que no lo puedo culpar, y debo tener mucha paciencia con él."

Escribió como respuesta, y unos segundos después, recibió un mensaje de vuelta.

"Vaya, se ve que eres un excelente padre. No todos los que se enteran que su hijo tiene alguna capacidad diferente se lo toman tan bien, te lo digo yo que trabajo con niños que requieren ayuda extra."

"¿Eres maestro o algo así?"

"Psicólogo infantil.
Por eso me consta que cada niño es único a su manera, y todos pueden hacer todo lo que se propongan."

Mu sonrió inconscientemente. Cuándo le comentaba a alguien sobre el trastorno de su hijo, normalmente todos suponían lo peor y huían a toda prisa, incluídas las niñeras que había tenido Kiki a lo largo de su vida.

"Eres la primera persona que dice algo así.
Normalmente todos salen corriendo."

Respondió casi en automático.

"¿Por qué lo haría?
Sigue siendo un niño, aún si aprende de diferente forma. Después de todo, cada quien aprende a su manera."

Siguieron hablando por varios minutos más, sobre sus empleos, pasatiempos, aficiones, incluso las historias completas de cómo habían terminado en aquella aplicación... Hasta que Kiki apareció diciendo que tenía hambre.

Mu se despidió, y su nuevo amigo entendió, y simplemente se despidió de forma amable.

Después de servir el desayuno, Mu y el otro chico siguieron intercambiando mensajes, y eso no pasó desapercibido por Kiki, quién rápidamente le preguntó a Mu.

Mu le fue sincero, diciéndole que había conocido a alguien que le había caído bastante bien.

Pero Kiki rápidamente se percató del sonrojo en las mejillas de Mu, y no dudó en sugerirle a su padre que invitara a su amigo a una cita.

Mu estaba por negarse, sintiendo que era demasiado pronto. Pero entonces un nuevo mensaje los interrumpió.

Su reciente amigo le había dicho que llevaría a su sobrino a comer pizza, preguntándole si él y Kiki querían acompañarlos.

Kiki vió el mensaje, y no paró de insistir hasta que Mu aceptó.

Así fue como conoció a Myu, gracias a una travesura de Kiki.

Desde que se conocieron, la química entre ellos fue más que evidente, y no pasó nada desapercibida para Kiki, quién no tardó en tomarle cariño a Myu.

Unos meses después de salir a citas, siempre incluyendo a Kiki, decidieron dar un paso más y formalizar una relación de noviazgo, que prosperó bastante bien, e incluso el hijo de Mu se mostraba felíz de al fin ver a su padre con alguien. Y un año después, Myu se mudó con ellos.

Myu y Kiki se llevaron bastante bien desde que se conocieron, Kiki de cierta forma, prácticamente veía en Myu la figura paterna faltante que nunca tuvo. Y el pequeño pelirojo no dudó ni un minuto en presentarlo como su "papi" con sus amigos, apenas Myu y Mu le dieron permiso.

Ese día cumplían un año viviendo juntos, y Myu definitivamente no iba a dejarlo pasar. Así que podía irse despidiendo de sus planes de descansar, eso lo tenía asegurado.

Después de recordar toda su elocuente historia de amor durante todo el camino, finalmente llegó a casa, y se sorprendió al ver todas las luces apagadas.

Al ver unas cuántas velas aromáticas encendidas, y un camino de pétalos de rosas, supo que Myu estaba detrás de todo, así que ni siquiera intentó encender las luces.

Siguió el camino de pétalos, y llegó hasta la habitación que desde hace un año compartía con aquel peli-rosa de ojos tan peculiares.

Abrió la puerta, y lo primero que lo recibió fue un cálido abrazo del peli-rosa, acurrucándose contra su pecho, para después besarlo.

- Bienvenido.- Le sonrió, después de separarse.- Felíz aniversario.

- ¿Qué tienes planeado ésta vez?

- ¿Por qué no lo ves por tí mismo?- Respondió el peli-rosa, entregándole una caja de color negro.

Mu la abrió, y cuando vió el contenido, no pudo hacer más que rodar los ojos.

- Myu, ya hablamos de ésto...

- Mu, nunca lo haz intentado. Por una vez sal de tu zona de confort, rompe la rutina.

- Me gusta la rutina que tenemos, no veo necesidad de ésto.- Argumentó el peli-lila, sentándose en el borde del colchón, al lado de Myu, dejando de lado la caja.- No entiendo la necesidad de éste tipo de... Cosas. Es sexualizar un trabajo, y no quiero hacerlo.

Myu le dió un pequeño beso en la mejilla, y después habló.

- En primera, a mí también me gusta nuestra rutina, pero salir de la costumbre de vez en cuando para agregar sabor a las cosas nunca está demás.- Comenzó el peli-rosa.- En segunda, no se está sexualizando nada ni a nadie, Mu. Solo son unos disfraces y juguetes y ya, no se está ofendiendo o señalando a nadie.

- Es que... No lo sé, es incómodo.- Suspiró Mu.- Simplemente no soy tan abierto con éstas cosas como tú.

Myu le sonrió levemente, para después besar suavemente sus labios.- Solo inténtalo una vez, si no te gusta, prometo jamás volver a insistir, ¿de acuerdo?

Mu lo dudó por un momento, pero finalizar suspiró resignado.- De acuerdo.- Aceptó.

Mu fue al baño de la habitación y Myu se quedó en la habitación, cada uno para vestirse con los disfraces que Myu había conseguido.

Antes de salir del baño, Mu se miró al espejo por última vez, sin creerse lo que estaba a punto de hacer.

Vestía un disfraz de policía, bastante ajustado, y que resaltaba absolutamente todos sus atributos. Los jean se ceñían a sus piernas, resaltando sus glúteos más de lo que desearía. Y la camisa dejaba ver su pecho trabajado, resultado de un entrenamiento constante.

El cinturón solo resaltaba aún más sus abdominales, ya remarcados debajo de la fina tela de la camisa. Además de que servía para llevar ciertos accesorios, como unas esposas con goma suave en la cara interior, y una macana de goma... Sinceramente, ni siquiera quería imaginar la función de todas esas cosas.

Salió del baño con ese disfraz puesto, y cuando lo hizo, pudo ver a Myu sobre la cama, con las piernas cruzadas, y no pudo evitar quedarse boquiabierto.

Myu tenía un traje que parecía simular la típica vestimenta de películas de un ladrón, pero en una versión más adulta.

Una camiseta tipo ombliguera, blanca con rayas negras ajustada. Una minifalda de igual diseño que a duras penas llegaba debajo de los glúteos. Un par de medias largas de color negro. Y para rematar, un antifaz de color negro.

Mentiría si dijera que no sintió su corazón acelerarse al ver a Myu vestido de aquella forma. La verdad era que vestido así lucía bastante tentador.

- Oh, oficial.- Escuchó la voz de Myu más aguda de lo normal, y entonces recordó el juego que Myu quería jugar.- ¿Necesita algo?

Estaba nervioso. Era la primera vez que hacía algo así, además de que el atractivo de Myu no ayudaba a calmarlo, sino todo lo contrario.

- S-Si.- Tartamudeó nervioso, intentando apegarse al papel.- El interrogatorio nos dió varias pruebas sobre su culpabilidad.

Myu parecía un actor profesional, siempre manteniendo su personaje de forma magistral.

- ¿Hay otra forma en que podamos arreglar ésto, señor?- Canturreó Myu, con una coqueta sonrisa.- Puedo hacer muchas cosas con mis manos, además de hurtar~

Myu se acercó más, besándolo lentamente, pasando sus manos por su cuello, para después arrastrarlo con él a la cama.

- Si me deja ir, prometo portarme muy bien con usted ésta noche.- Susurró Myu, aún abrazado a Mu.- ¿Le parece bien?

- Depende qué tan bien uses tu cuerpo.- Respondió Mu, apretando una nalga de Myu, haciendo gemir levemente al peli-rosa.- Más te vale obedecer.

Myu pareció sorprenderse un poco, pero aún así, se mantuvo fiel a su personaje, y continuó su actuación.

Incluso Mu estaba sorprendido por su repentina recepción a ese juego de roles. Pero, aunque se negara a admitirlo, estaba disfrutándolo.

Volvieron a besarse de forma desenfrenado, y Mu, dejándose llevar por sus deseos ocultos, en un movimiento ágil y rápido, puso a Myu boca abajo, y le colocó las esposas.

- ¿Así es como va a ser?- Preguntó Myu, con fingida inocencia.- No soy muy bueno para estar quieto.

- Pues hoy vas a aprender a mantener tus manos dónde debes.- Le dijo Mu, con la voz ronca, haciendo estremecer a Myu.

- Está bien, señor. Si a usted le gusta lo haré.

Mu comenzó a besar todo el cuello de Myu, para después bajar por toda su espalda, mientras sus manos se dedicaban a aventurarse debajo de la ajustada camiseta, frotando y pellizcando de vez en cuando los pezones de Myu, que en esa posición no podía hacer más que retorcerse ante todas las atenciones que estaba recibiendo.

Mu pronto se aburrió, y dirigió sus manos hacía la piernas de Myu, aún enfundadas en esas estorbosas medias negras. No dudó ni un segundo en deshacerse de ellas, pasando sus manos desde los talones hasta los muslos de Myu.

Su recorrido siguió segundos después, alzando la minifalda en el proceso, apretando y masajeando con descaro las nalgas de Myu.

- Oh, señor~...- Gimió Myu, al sentir sus manos tocándolo.- Es tan bueno en ésto...

Mu dió un golpe con la palma de su mano en uno de los glúteos de Myu, dejando una visible marca roja en la pálida piel.

- Haz sido un chico muy malo.- Le dijo el peli-lila, con la misma voz ronca, y Myu gimió ante el inesperado acto.- Creo que mereces un castigo.

- ¡Si!- Gimió el peli-rosa.- He sido muy, muy malo... Merezco un castigo... Castígueme, señor.

Mu dió unos cuántos golpes más en las nalgas de Myu, haciendo gemir e incluso derramar unas cuántas lágrimas, producto de la excitación al contrario.

Para fortuna suya, el dichoso cinturón incluía un par de pequeñas botellas con lubricante, y Mu no dudó en usar el contenido de una de ellas, el cual derramó entre las nalgas de Myu.

Myu gimió al sentir el líquido deslizarse desde la división de sus dos glúteos, hasta su entrada ansiosa por recibir a su amado. El lubricante que Mu había usado era uno de efecto calor, y en segundos, sentía que sus entrañas ardían en fuego por el deseo.

Mu sabía que Myu estaba deseoso de tenerlo dentro, pero aún tenía planes para él.

Llevó aquella macana falsa a los labios de Myu, y el peli-rosa no tardó nada en comenzar a humedecerla, pasando primero su lengua, y después engullendola por completo.

Cuándo Mu lo consideró prudente, la retiró de los labios de Myu, y la deslizó a otro lugar mucho más privado, y que en ese momento exigía atención.

Myu gimió al sentir aquel objeto de goma frotarse contra su entrada, y Mu no lo hizo esperar más, metiendo toda en un solo movimiento.

Myu se retorció debajo de él, comenzando a mover sus caderas, aunque le resultaba bastante difícil con sus manos esposadas tras su espalda.

Mu comenzó a mover aquel objeto de adelante hacia atrás, dándole algo de ayuda a Myu. Pero cuando supo que el peli-rosa estaba cerca del climax, retiró el objeto, y algo mucho más grande ocupó su lugar.

- ¡Oh!, ¡señor, es tan grande!- Gimió Myu, manteniendo su personaje aún estando al borde del éxtasis.- ¡He sido muy malo!, ¡castígueme más!

- Definitivamente haz sido muy malo.- Jadeó Mu, con la voz aún más ronca, y la respiración agitada.- ¿Quieres más castigos?

- ¡Sí!- Respondió Myu.- ¡Merezco todos sus castigos, los quiero todos!

Esa fue una noche agitada e intensa.
Algo que Mu aprendió durante el tiempo que llevaba con Myu, era que el peli-rosa era mucho más abierto y curioso en cuanto a temas de sexualidad que él.

Myu podía aparentar ser alguien serio, reservado, y tranquilo. Pero solo él conocía la otra faceta de Myu, la que tenía cuando estaba en la cama.

Quizás deberían repetir ese juego más seguido, o hasta intentar otros.

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