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Día 1: Abrazos

Shipp: Mime x Ikki

Bueno, la verdad es que hace tiempo leí un One-Shot sobre ellos, pero de ahí en fuera no he visto mucho material sobre este shipp, y la verdad es que es uno de mis shipps raros favoritos.

Así que, aquí mi pequeño aporte a este shipp~

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Esto tiene que ser una estúpida broma del destino...

Ese era el único pensamiento que ronda por mi cabeza en éstos momentos. En una semana tengo que presentar mi examen final, y si quiero tener la oportunidad de ingresar a una buena universidad, debo obtener una nota perfecta.

Llevo meses preparándome para ese maldito examen, pero no voy a confiarme, no esta vez, mi futuro depende de ello.

Todo iba tan bien como podría ir, y planeaba pasar el fin de semana estudiando, como llevo haciendo. Pero justamente este fin de semana mi hermano organiza una pijamada con sus amigos, y mis padres se van de vacaciones a su "segunda luna de miel", dejándome como niñera de un montón de adolescentes con las hormonas alborotadas.

Mi hermano es bastante tranquilo, a pesar de tener ya cumplidos 14 años, muchas veces sigue parece seguir siendo tan inocente como un niño de 5 años, pero sus amigos... Son harina de otro saco.

Por más que intento concentrarme, es imposible con los gritos y risas de todos esos chicos, y la música a todo volumen.

Finalmente, me dí por vencido, y decidí ir a pedirle a mi hermano que bajaran un poco el volumen.

- Lo lamento mucho, Ikki.- Se disculpó mi hermano.- Hablaré con Seiya y los demás.

- No te preocupes.- Suspiró resignado, sabiendo que soy incapaz de enfadarme con él.- Solo bajen un poco el volumen, y no se duerman muy tarde, ¿de acuerdo?

Shun asintió, con la sonrisa que lo caracteriza, y después de darle las buenas noches, volvió al interior de su habitación con sus amigos.

Yo volví a mi habitación, continúa a la de Shun, y tal y como prometió mi hermano, el sonido de la música era mucho más tenue y las voces de sus amigos menos estridentes. Al menos lo suficiente para permitirme estudiar en paz.

Continué repasando mis apuntes, tratando de memorizar todo lo que pudiera, y de no morir en el intento. En algún momento la música se silenció por completo, y las voces de los chicos en la habitación de al lado se convirtieron en murmullos casi inaudibles.

Me extrañó un poco, pero no le tomé importancia, ya que supuse que habrían ido a la cocina a asaltar el refrigerador y trataban de ocultarlo, o se habían ido a dormir.

Pero con el silencio que inundaba toda la casa, pude escuchar la voz de uno de los amigos de Shun, y lo que dijo, me hizo dar un salto en mi lugar.

- ¡¿Lo hicieron?!- Esa fue la voz de Seiya, nuestro vecino y amigo de la infancia de Shun, y también el más ruidoso de todos.

- ¡Shh!, baja la voz.- Esa fue la voz de Sorrento, el mejor amigo de mi hermano, y quién desató todo ese caos con su relato.- Si, lo hicimos.

No era habitual en mí, y en otras circunstancias no lo habría hecho, pero me acerqué hasta la pared que compartían nuestras habitaciones, y pegué el oído a ella.

- ¿Cómo fue?- Escuché que le interrogó Seiya.

El muchacho pareció apenarse, ya que tardó unos segundos en responder, pero cuándo lo hizo, sentí que me iba a desmayar ahí mismo.

- Ayer... Fuí a su casa, pero... Lo confundí con su hermano.- Dijo con dificultad.- Y... Una cosa llevó a otra y... Lo hice con los dos.

Al parecer, todos sus amigos tuvieron una reacción similar a la mía, ya que los escuché pegar un respingo.

- Y tan inocente que te ves, Sorrento...

- Algo me decía que esa carita de bebé ocultaba algo.

- Entonces la flauta no es lo único que te llevas a los labios.

Escuché a todos sus amigos hacer comentarios al respecto. A leguas se nota que todos son unos niños aún...

- Chicos, ya basta.- Escuché a Shun defender a su amigo.- No somos niños, debemos madurar y dejar de actuar de una forma tan infantil a cosas como ésta.

Ay, Shun. A veces no sé si reír o llorar por las cosas que dices... Pero es mejor que tú solo te des cuenta de que a esa edad las personas piensan con todo menos con la cabeza.

- Oh, vamos, Shun. Suenas como la profesora de biología en la clase de educación sexual.- Escuché la voz de Seiya.

- "Que si deben madurar ya", "que si deben ser serios con éstos temas".- Escuché la voz de otro de los amigos de Shun; Isaac.

- "Que es algo serio", "que no se lo tomen a la ligera", "que lleguen castos y puros a la tumba"- Se le sumó otro de los presentes: Eo.

- ¿Debemos recordarles quiénes fueron a dar a la oficina del director por llenar condones de agua y arrojarlos desde los salones del segundo piso a todos los que pasaran?- Intervino la voz de uno de los chicos que no había escuchado desde que llegó hasta ahora.

- ¿De qué lado estás, Mime?- Escuché a Seiya hacer un berrinche.

- En primer lugar, sí debemos madurar, y sí es un tema serio que no se debe tomar a la ligera.- Escuché hablar a Mime... Vaya, al menos hay una persona con cerebro ahí adentro.- ¿Al menos usaron protección?

Probablemente en ese momento todos tenían sus miradas puestas en el pobre Sorrento. Vaya que no debió decirles ni pío sobre su vida íntima, pero le tocará aprender de la forma dura que lo que pasa en la habitación se queda en la habitación, y no debe salir de ahí.

- S-Si...- Escuché que respondió tartamudeando.

Lo más probable es que esté mintiendo, y más por cómo escuché que pasaron las cosas. Pero no puedo verlo, así que me es un poco difícil saberlo.

- Dinos la verdad, Sorrento.- Al parecer yo no era el único que sospechaba.- ¿Usaron protección sí o no?

- N-No...- Susurró finalmente el peli-lila, admitiendo su error.- P-Pero somos chicos, no es como que alguno de ellos me pueda embarazar... Así que no pasa nada, ¿no?

Escuché el ruido que produce un golpe con la palma de la mano en la frente, y supe de inmediato la reacción de todos los chicos.

- Un embarazo sería el menor de tus problemas.- Escuché hablar a Isaac.- ¿Qué pasa si alguno tiene sífilis o algo así y te contagia?, ¿tienes idea de lo que cuestan los antibióticos?

- Lo dices por experiencia, ¿no, Isaac?- Se sumó Eo, probablemente ganándose una mirada fulminante del aludido, ya que de inmediato alfio algo más.- Vamos, ya todos aquí sabemos la verdadera historia de cómo te ausentaste de la escuela por tener "varicela".

¿Qué clase de amigos tiene mi hermano? Isaac es el mayor de ellos por meses, pero aún tiene apenas 14 años, ¿en qué momento le sucedió eso?

- Tú lo haz dicho, Eo.- Aceptó finalmente, probablemente rechinando los dientes de la rabia contenida.- Solo espero que no tengas que aprender a siempre obligar a tu novio a usar un maldito condón como lo tuve que aprender yo.

Siguieron hablando unos minutos más sobre la anécdota que Sorrento les había contado, y terminé enterándome hasta de cómo Isaac se infectó de sífilis a los 13 años, de cómo Eo casi termina igual que Isaac, y de otras cosas más que definitivamente no debería saber.

Decidí no darle más vueltas al asunto, y dejarlo pasar cuándo escuché que cambiaron de tema y comenzaron a hablar de sus intereses románticos.

Sé que el único que sale con alguien es Sorrento, los demás no tengo la menor idea. Pero eso no me incumbe en lo absoluto, así que estaba por volver a mi escritorio, cuándo la voz de Seiya volvió a llamar mi atención.

- ¡¿Qué dijiste, Mime?!- Escuché gritar al castaño, sin entender porqué.- ¿Qué fetiche raro tienen Sorrento y tú por personas mayores que ustedes?

- Y peor aún tú, Mime.- Habló ahora Isaac.- ¡Estás hablando del hermano de Shun!

¿Qué?, ¿de qué demonios están hablando?, ¿qué tengo que ver yo en eso?

- Solo es un especie de amor platónico. Sé que él ni siquiera sabe que existo.- Escuché la voz de Mime.- Así que solo lo miro a lo lejos, e imagino lo que nunca va a pasar. Además, no veo que a Shun le moleste, ¿o sí?

¿Escuché bien?, ¿ese niño pelirojo acaba de decirle a sus amigos que está enamorado de mí o algo así?

- ¿Por qué no le dices?- Escuché ahora a mi hermano.- Quizás te dé una oportunidad.

¡¿Enloqueciste acaso, Shun?!, ¿quieres que termine en prisión por cortejar a un menor de edad?

Lo siguiente que escuché fue la risa de Mime. Y después oí su respuesta.

- Porque Ikki ni siquiera voltea a verme, Shun.- Empezó.- Sé que para él solo soy un niño. Es decir, es tu hermano mayor, cuándo tú y yo nos conocimos teníamos apenas 8 años, él ya tenía 12.- Me sorprendió un poco que él recordara eso, ni siquiera yo recordaba exactamente a qué edad se conocieron.- En fin... Es solo un amor platónico, una fantasía que jamás sucederá.

- Nunca digas nunca, Mim~.- Canturreó Isaac.- Si Sorrento pudo conquistar no solo a alguien mayor que él, sino hasta el combo 2x1... ¡El cielo es el límite!

Escuché que todos rieron por el comentario de Isaac, y después siguieron con su conversación.

Decidí alejarme de la pared, y volver a mi escritorio para continuar estudiando. Definitivamente no debía haberme enterado de todas esas cosas, después de todo, es su privacidad.

Pero no puedo dejar de pensar en todo lo que dijo Mime, y tenía muchas dudas al respecto. ¿Desde cuándo comenzó a verme de esa forma?, ¿qué lo había hecho comenzar a verme así?, ¿algún día cambiaría la forma en que me mira?... ¡Por todos los cielos!, estoy dejando que me coma la cabeza mucho más de lo debido.

Perdí la noción del tiempo, leyendo una y otra vez mis apuntes, y repitiendo conceptos en voz alta, igual que un loro, que ni siquiera me percaté de la hora, sino hasta que sentí algo de hambre y sed.

Miré la pantalla de mi celular, marcaba las 3:25 a.m. Hasta entonces me percaté de que los murmullos de mi hermano y sus amigos habían cesado por completo. Probablemente ya están dormidos.

Dejé mis apuntes a un lado, y después de ponerme ropa adecuada para dormir, bajé a la cocina en busca de algo de agua y quizás una fruta o un emparedado.

Traté de hacer el menor ruido posible, incluso opté por usar la linterna de mi teléfono para evitar encender las luces del pasillo, siendo consciente de que los chicos ya debían estar dormidos, y no quería despertarlos.

Finalmente conseguí llegar a la cocina, dónde finalmente pude encender la luz para preparar mi improvisada cena, que consistía en un vaso de leche y un emparedado, algo ligero.

Me dispuse a comer tranquilamente, cuándo el sonido de los pasos de alguien bajando las escaleras, llamó mi atención.

- Oh, lo siento. No sabía que estabas despierto.- Dijo aquel muchacho pelirojo al verme sentado en la barra de la cocina.- Solo venía por algo de agua, así que no te preocupes por mí.

Se acercó a la cocina, pasando detrás de mí, hasta llegar al dispensador de agua.

Sin poder evitarlo, terminé mirándolo de reojo, y me percaté de varias cosas.

En primera, ¿en qué momento dejó de ser ese niño pequeño y frágil que jugaba con Shun en la caja de arena del parque, y se volvió un jóven tan atractivo?

En segunda, ¿desde cuándo posee ese rostro tan bonito, que incluso haría sentir celoso al mismo Eros?

Y en tercera y más importante, ¡¿en qué diablos estoy pensando?!

- ¿Tengo algo en la cara?- Escuché su voz, que me sacó de mis pensamientos.

Rápidamente negué con la cabeza, intentando disimular mi repentino interés en él.- No es nada, solo que el dispensador ha estado fallando de vez en cuando.- Me excusé.- Solo no quería que terminaras con la ropa empapada.

Mime me miró por un momento, probablemente sin creer mi excusa, pero simplemente asintió y me agradeció por la advertencia.

Me despedí de él, y me dispuse a irme, antes de que todos esos pensamientos raros me jugaran una mala pasada y todo lo que pudiera salir mal saliera mal, pero cuándo me encontraba en el pasillo, sentí los brazos de Mime rodeando mi torso.

Instintivamente, me giré, viendo únicamente aquella cabellera anaranjada, mientras sentía la calidez de su cuerpo, y percibía ese sutil aroma dulzón que desprendía.

- ¿Pasa algo?

Por unos segundos no obtuve una respuesta en palabras, simplemente sentí a Mime reforzar su agarre, pero después de insistir por segunda vez, habló.

- Ya lo sabes, ¿no es así?- Murmuró, y al parecer me delaté a mí mismo al quedarme callado.- No te preocupes, entiendo que no me ves con esos ojos, y que jamás lo harás.

Entonces sentí como algo mojaba mi camiseta, justo dónde Mime mantenía escondido su rostro, recargado en mi espalda.

Fue inevitable sentir un especie de remordimiento al saber que estaba llorando, y en cierta forma era mi culpa.

- Ikki... ¿Puedo pedirte algo?- Lo escuché segundos después, con su voz amenazando con quebrarse, yo solo asentí, dándole a entender que lo escuchaba.- Sé que jamás me tendrás siquiera en consideración como una posible pareja... Pero... ¿podrías al menos... Besarme, igual que como besarlas a alguien que amas?

No supe qué responder. Lo que éste chico me pedía era una completa locura.

No dije nada, simplemente giré para abrazarlo contra mi pecho, y entonces lo sentí temblar levemente, quizás de los nervios.

- No voy a besarte ni a tocarte de manera inapropiada, porque aún eres un niño, y eso sería aprovecharme de tí.- Dije, mientras pasaba mis dedos por su cabello, tratando de calmarlo.- Un abrazo es lo único que puedo ofrecerte por ahora.

Mime no dijo nada, simplemente correspondió aquel gesto, aferrándose a mí, dejando escapar su llanto. Me quedé callado todo el tiempo, dejándolo desahogarse, hasta que finalmente se calmó, y fue él mismo quién habló.

- ¿Algún día considerarías siquiera darme una oportunidad?- Susurró, pareciendo nervioso.

No supe qué decir al instante. Pero entonces se me ocurrió una posible solución temporal.

- Si para cuándo seas mayor de edad sigues enamorado de mí, entonces te daré una oportunidad.- Dije, y Mike alzó su vista.

- ¿Lo dices en serio?

Aún con sus ojos húmedos por el reciente llanto, podía verlos brillar con la luz que se colaba de la cocina.

- Aún eres muy joven, estoy seguro de que para entonces ya te habrás fijado en alguien de tu edad.- Mencioné.- Pero si por alguna extraña razón no es así, entonces mantendré mi promesa, ¿de acuerdo?

Ví a Mime sonreír, y después como asintió enérgicamente, aceptando la condición.

Me quedé abrazándolo unos minutos más, y después de despedirnos, fuimos a las habitaciones, dando el asunto por terminado...

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¿Quién diría que Mime realmente esperaría cuatro años?, bueno, hasta yo me sorprendí. Pero aquí estaba ahora, después de dos años de relación, abrazando a aquel hermoso pelirojo, que dormitaba entre mis brazos, mientras compartíamos una tarde de películas.

- ¿En qué piensas?- Habló Mime, sacándome de mis pensamientos.

- En nada.- Respondí.- Solo me preguntaba porqué te gusta tanto que te abrace.

- Porque exactamente así, fue que conseguí que me dieras una oportunidad.- Respondió el pelirojo, para después besar mi mejilla.

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