Día 9
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Saliendo con amigos
AU normal
Casi 2000 palabras
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—¿Y si vamos al arcade?
—Kaminari, siempre vamos al arcade —apuntó Mina —. Vayamos a un
baile.
—Tú siempre piensas en fiestas —se quejó Sero esta vez —. Comamos pizza.
—¿Pizza? Ugh... no, gracias —negó la pelirrosa. Después se giró hacia su amigo —. ¿Qué dices, Kirishima? Hay que ir a un baile.
—Yo, eh...
Kaminari se acercó por detrás y pasó un brazo de manera amistosa por los hombros del chico, haciendo que desviara su atención hacia el rubio.
—Por supuesto que Kiribro se va negar, ¿verdad? —le dijo —. Los videojuegos son mucho mejor.
—Eh... p-pues...
—Por favor —renegó el azabache, cruzando los brazos —, seguramente vas a querer que juguemos únicamente al Mario Kart, ¿a que si? Ya aburre hermano.
—En el- en el arcade hay muchos juegos —Denki tartamudeaba, tratando de defenderse inútilmente al verse atrapado —. Claro que no iba a elegir únicamente el Mario Kart.
Ambos chicos —Sero junto a Mina— rodaron los ojos de manera hastiada. Se preguntaban qué harían ahora, ya que todos parecían tener una idea diferente y ninguno pensaba en concordar con nadie. Reunidos todos en la sala común, los adolescentes, a escasos pasos de convertirse en personas adultas, más o menos, trataron de pensar una manera en la que todos estuvieran de acuerdo para divertirse. Pero era difícil.
Kaminari quería jugar videojuegos.
Mina buscaba divertirse en una fiesta y bailar toda la noche si así pudiera.
Sero quería ir a algún lado y comer pizza.
Kirishima parecía no poder decidir.
Y Bakugo... Bakugo no contaba.
Qué dilema.
Así comenzaron a discutir de nuevo. Entre una cosa y otra, la poca coordinación y sus diferentes formas de ver la diversión, el grupo volvió a la misma disputa anterior. La voces pronto se transformaron en gritos más elevados, luchando por quién debía decidir lo que harían ese día.
—¿Y si vamos al cine? —propuso Kirishima, hundiéndose en su sitio con miedo. Sus amigos calmaron sus voces al escucharlo proponer algo diferente, creando un inminente silencio que envolvió la sala entera en lo que se dedicaban a observarlo con atención.
—Nah —dijo uno, y enseguida siguieron con su pelea.
Kirishima soltó un suspiro abatido, mirando en la dirección en donde se encontraba Bakugo unos pocos metros más alejado, recargado contra una de las paredes con un brazo cruzado y su vista puesta en el celular; una manera útil de ignorar al grupo de idiotas autoproclamado Bakusquad.
El cenizo le devolvió la mirada al poco rato, en silencio. Su expresión molesta, pero seria, parecía decirle: «¿y estos se supone que son mis amigos?», lo que le sacó una pequeña sonrisa.
Al final, ninguno pudo estar de acuerdo, y pasaron el resto de la tarde buscando una forma en la que todos estuvieran conformes.
El día siguiente vino más pronto que tarde, y mientras el grupo estaba apretado como lombrices —o sardinas. Aunque si hacían eso era por pura flojera de no moverse— en el sillón largo de la sala, varados porque todavía no sabían qué hacer, Midoriya se acercó con una propuesta que hizo a todos levantar la cabeza con atención.
—¿Por qué no hacen un sorteo? —les sugirió el chico con una sonrisa amable —, seguro que de ese modo pueden decidir qué hacer de una manera bastante justa.
Todos aceptaron la idea, después de todo no querían pasar el sábado completo discutiendo. Así que fueron por una hoja de papel y un lápiz. Cortaron el papel en tiras y cada uno escribió lo que quería hacer: Kaminari ir al arcade; Sero comer pizza; Mina salir a un baile... Kirishima terminó escribiendo que quería ir al cine, de nuevo, ya que realmente no se le ocurría ninguna idea.
Y Bakugo... Bakugo ni siquiera participó.
«Me da igual la mierda que hagan, ni siquiera voy a ir» había dicho.
Doblaron los papeles y le pidieron a Midoriya que abriera uno, ya que terminarían haciendo trampa si uno de ellos lo hacía. Al pobre peliverde no le quedó de otra que aceptar, ya que parecía que se iban a volver locos si nadie hacía algo, y sacó un papelito de la mesa, sin saber qué podría tocar.
El grupo lo miró con una combinación entre la curiosidad y la ansiedad, esperando que lo abriera el papel. Midoriya lo hizo sin chistar, leyendo el contenido en voz alta:
—Ir al cine.

No hubieron tantas quejas cuando tocó ir al cine. Tras pensarlo un rato en grupo, los chicos descubrieron que ir al cine no sería tan malo, así que se aprontaron cada uno en sus habitaciones y cuando llegó la hora acordada, salieron juntos al cine.
En el camino fue tranquilo, casi silencioso, con conversaciones normales de adolescentes y... bueno, en realidad no. El camino no fue tranquilo, ni mucho menos silencioso. Las conversaciones no eran muy normales tampoco que digamos, y claramente no sabían hablar de otra forma que no sea a los gritos. Las payasadas de Kaminari habían hecho que más de una persona volteara a ver el grupo de amigos de manera extraña. Y aunque había estado pataleando y gritando durante una hora completa, de alguna forma habían arrastrado a Bakugo con ellos.
—De verdad, quiero reventarles las caras llenas de mierda a todos —murmuró el cenizo entre dientes, apretando los puños en los bolsillos de su pantalón oscuro.
Kirishima, quien había sido el único que pudo escuchar a su amigo, soltó una débil risa. Palmeó dos veces su hombro, tratando de que estuviera más tranquilo y no deseara cometer homicidio.
Bakugo lo observó en silencio.
—No seas tan rudo, solo quieren que te diviertas un poco y dejes de ser tan amargado —le dijo.
—Yo no soy amargado —se ofendió el cenizo.
Otra risa inundó el ambiente, borrando las voces ruidosas de su grupo de idiotas. La sonrisa de Kirishima era tan cálida y genuina que le contagiaba la alegría, teniendo que reprimir su propia felicidad para no lucir tan obvio. La sonrisa tembló en sus labios un largo rato hasta que al fin pudo controlarse totalmente, volviendo a su ceño fruncido. No hubo más conversación entre ellos después de eso.
Llegados al cine tomaron asiento en una de las mesas del mini restaurante que había dentro del lugar y Sero no desaprovechó la oportunidad.
—¿Y si comemos pizza?
—No —negó el grupo entero (menos Bakugo, que había vuelto a su celular al poco rato de tomar asiento). Sero rodó los ojos.
—El dinero es para las entradas, las palomitas y las bebidas —continuó Mina —. Pero bueno, ¿qué peli vemos?
La peor pregunta que pudo haber hecho alguien, porque ahí se desató la siguiente guerra.
La calma duró poco en lo que los chicos pensaban qué película deberían ver de las grandes carteleras colgadas en la entrada y el interior del lugar. Kirishima empezó a sentir una extraña presión en el estómago, seguramente anticipando lo que iba a pasar una vez Mina preguntó qué verían.
—¿Y si vemos una peli de acción? —sugirió Kaminari.
—Siempre tienen que ser películas de acción —respondió de forma aburrida la única chica del grupo —. Mejor vamos a ver una de romance —soltó un suspiro soñador, probablemente pensando en las películas de romance trágico, protagonistas excesivamente atractivos y giros dramáticos que la pelirrosa miraba.
—Uy, no —se asqueó el rubio.
—Es verdad —Hanta estuvo de acuerdo —. Hay que ver una de ciencia ficción.
Ambos volvieron a quejarse, diciendo cosas como que las películas de alien eran aburridas y raras. Sero no tardó en ofenderse, ya que no todas las películas de ciencia ficción tenían que tener extraterrestres. Habían muchas otras películas del mismo género igual de buenas o mejores, pero ninguno de los dos quiso escucharlo.
Y en eso, se giraron hacia Kirishima, el único que no había expresado una opinión al respecto.
—Kirishima, ¿tú qué quieres ver? —cuestionó Ashido, mirando a su amigo con atención. La chica esperaba que eligiera una película entre los tres géneros que habían elegido cada uno.
El pelirrojo estaba mirando distraídamente las carteleras colgadas al reverso en las vitrinas a la entrada del cine, con una mano apoyada en su mejilla. Ni siquiera le había prestado mucha atención a la discusión de sus amigos, por lo que no había entendido del todo la pregunta de la chica hasta que contestó:
—Una de comedia, tal vez...
Cuando su vista volvió a la mesa supo que esa no era la respuesta que ninguno estaba esperando, y vaya que sus expresiones decían mucho al respecto. Al no haber traído una lapicera con ellos, la estrategia de escribir sus elecciones en un pedazo de servilleta y sacar una al azar era completamente descartada, por lo que las discusiones no tardaron en llegar.
Qué desastre.
Los gritos y quejas del grupo habían llamado la atención de más de una persona o familia que entraba a disfrutar de la comida o ver una buena película, y ante los vistazos molestos y muecas, al personal del cine no le quedó de otra que echar al grupo fuera del lugar.
Mina lloriqueó un buen rato, diciendo lo injusto que eran y echándole la culpa al par de idiotas —Sero y Kaminari— que habían hecho más ruido.
—¡¿Nosotros?! —se ofendieron ambos con una mano puesta en el pecho para hacer más énfasis.
—Si, por su culpa nos echaron del cine —volvió a quejarse Mina.
—¡Culpa a Kirishima —Kaminari señaló al chico con su mano, molesto —, solo tenía que decidir una de las tres películas y metió que quería una de comedia!
—¡Perdón, de verdad! —se disculpó el chico —. Estaba distraído con los títulos, no sabía que tenía que decidir una.
Sero echó un suspiro largo y negó, volviendo a la sonrisa habitual en su rostro.
—No importa —dijo —, mejor volvamos a las instalaciones.
Con los ánimos derrotados y las ganas de ver una película en el cine aún latentes, el grupo tuvo que volver de vuelta a la UA.
Kirishima se acercó con cuidado a su mejor amigo al final del grupo y le dedicó una sonrisa apenada.
—Sabes, no me importaba mucho lo que fuéramos a hacer hoy, pero en serio me hubiera gustado que nos hayamos podido divertir —confesó, jugueteando un poco con sus manos —. Lamento haberte hecho perder el tiempo de esta manera, Bakugo.
El cenizo soltó un bufido cansado, guardando el celular dentro del bolsillo delantero de su pantalón, y le presto mayor atención al pelirrojo.
—Como sea —respondió sin mucho interés real por el asunto —. No es tu culpa que no hayan echado del jodido cine, aunque si les hubiera explotado la cara por hacer tanto ruido a los otros imbéciles —señaló y Eijiro soltó una linda risa —. Para la próxima si me van a obligar a salir que sea para escalar una montaña.
A Eijiro se le iluminaron los ojos —. ¡¿De verdad?!
—Solo si no hacen tanto jodido ruido.
Kirishima expandió los brazos con felicidad y emoción, feliz ante la idea de que Bakugo iba a permitirles compañarlo en algo que al cenizo le encantaba hacer. Ese era, sin duda, un increíble paso en su amistad. Después de todo, el cenizo siempre había sido muy reacio a compartir sus gustos con el resto de las personas, y que sugiriera hacer montañismo con el resto de la Bakusquad le pareció un lindo gesto de su parte. Su corazón se agitó con fuerza, tiñendo levemente sus mejillas de rosa, y asintió con mucha más emoción de la que se cargaba antes, remplazando totalmente el aura antes decaída que traía desde que salieron —más bien, los echaron— del cine.
—Hey —llamó la atención Kaminari, aún de camino a las instalaciones. Todo el grupo le prestó atención —, mañana todavía es domingo, quizás podemos hacer algo.
Mala idea, Kaminari. A partir de ahí, el resto del trayecto hacia las habitaciones fue una lucha de voces, gritos y quejas sobre lo que podrían hacer mañana.
Después de pasar por 500 ediciones e ideas, al fin pude escribir una con la que estoy medianamente conforme.
La idea original era una donde Mina proponía salir a una fiesta, pero la terminé descartando (después de haber escrito más de 1000 palabras, más o menos) porque me pareció muy común y me aburrió, asíq me puse a hacer una idea nueva en mi bloc de notas. Cuando la terminé (recién. 22 de febrero) corté y pegué la historia para acá porque dentro de todo, fue lo mejor que me salió. Quise que tuviera un toque de comedia y, a su vez, la idea de un Headcannon que leí una vez sobre que el grupo iba al cine y los terminaban echando porque hacían mucho ruido y no podían decidir qué hacer. Véase que el único que estuvo tranquilo fue Bakugo.
Por otro lado, si. Está re tirado esto, y aunque voy más lento que tortuga embarazada, por lo menos voy avanzando un poco. El día 11 y 13 ya los tengo escritos desde hace un par de días, solo me falta hacer el día 10 y ya los iré publicando.
【Nota sobre la nota, 21 de marzo: me arrepentí. Mejor les dejo esto por acá antes que me olvide siquiera que existe. Todavía no escribo el día 10. Chau】
Si alguien, de milagro, aún está siguiendo este pequeño libro de 30 días en serio gracias por la increíble paciencia que me tienen.
Pero bueno, cualquier falta de ortografía por aquí👉
Mil gracias por leer y nos estamos viendo (leyendo) dentro de no mucho, tal vez.
—Kirishi365
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