Día 5
━━━━━━✧❃✧━━━━━━
Besándose
Sin quirks
+2000 palabras
━━━━━━✧❃✧━━━━━━
La tediosa semana de clases había por fin terminado, para fortuna de toda la maldita universidad. Después de una cruel cantidad de pruebas finales para los que todos debieron estudiar y romper sus pobres y tristes intentos de cerebro, por fin podían decir que estaban libres.
Todo sin mencionar que tenían un hermoso fin de semana largo.
Maldición, incluso Midoriya estaba llorando de la alegría cuando el timbre sonó el viernes después de la última hora de clases.
Ahora era sábado por la tarde, y Mina había llegado con su grupo de amigos para proponer salir a divertirse los cinco juntos.
Bakugo arrugó el ceño inconforme cuando oyó la idea, girándose hacia el pedazo de idiota que tenía por mejor amigo.
—Anda, Blasty —le había dicho Kirishima —. Esta fue una semana algo estresante para todos, creo que algo de distracción estará bien.
Y, siendo sinceros, Bakugo no necesitaba que le dijeran exactamente esas palabras para ir.
La música se escuchaba ridículamente alto allí adentro, amenazando romper los tímpanos del cenizo en cualquier momento, donde todas las personas debían gritar en sus oídos para poder entenderse con algo de claridad. La aglomeración que había era horrible y asfixiante, y el olor a sudor y alcohol era imposible de tolerar.
Las personas bailaban al son de la música que la DJ reproducía sobre su propia tarima, animando a la gente a que se moviera.
Eran las 3 putas de la mañana, y era simplemente increíble cómo fue que Bakugo aguantó tanto tiempo sin largarse.
Bueno, la verdad es que si quería largarse. Sus malditos amigos lo habían abandonado hace más de una hora, después de todo.
Sero y Mina se habían sentado en uno de los sillones puestos en las esquinas y no habían dejado de besarse desde entonces. Estaba feliz por el desgraciado, ya que por fin estaba con la chica que tanto le gustaba desde hace un año y tanto, pero, ¡por favor! Consiganse un maldito lugar más privado donde manosearse.
Kaminari había desaparecido hace ya un buen rato. Después de estar cerca de media hora tratando de ligarse a la DJ de la fiesta, se había desplazado hasta la pista de baile y ahora ligaba con otra chica que parecía estar con sus amigas.
Y, por si fuera poco, el muy bastardo de Kirishima había desa-
—Hola.
—AHHH- estúpido —maldijo Katsuki al ser sorprendido por la espalda por Kirishima, donde las manos del pelirrojo descansaban juguetonas sobre sus hombros.
—¿Dijiste algo?—preguntó, alzando bastante la voz para que pueda ser oída sobre los parlantes de música.
—¡Que eres un estúpido! —le gritó de vuelta, y lo que recibió a cambio fue una vibración en su estómago tras sentir la risa de Kirishima cerca de su oído.
Bakugo se apartó del abrazo que Kirishima había efectuado hace unos instantes con pómulos rosados, pero que por suerte no eran muy notorios gracias a que todo estaba oscuro a diferencia de los reflectores de luces que danzaban en el techo.
—¿Quieres tomar algo? —le preguntó Kirishima después, a Bakugo le había costado escucharlo por el ruido, pero con algunas señas pudo entender lo que había querido decir.
El cenizo asintió despacio, para luego ser guiado entre las multitudes de personas para llegar a donde se encontraba la barra.
Una vez llegaron al mini bar dentro de la fiesta, Kirishima llamó al barman para pedir un par de tragos, luego se giró para verle.
Bakugo se perdió en lo ojos expresivos de su amigo mientras su mente volaba lejos de su cabeza. La razón por la que había aceptado ir a la fiesta con el cuarteto de imbéciles había sido que, en realidad, incluso el mismísimo Bakugo Katsuki necesitaba algo de diversión después de una estresante semana llena de parciales y proyectos finales de fin de curso. Él había aceptado la idea de salir a una fiesta, pero cuando llegó con su banda de amigos con serios problemas de retraso, en serio se quizo ir. Pero la verdadera razón por la que se quedó fue por Kirishima. Y no porque el pelirrojo le había suplicado quedarse, porque ni siquiera era necesario que abriera la boca para convencerlo de hacer algo. No, claro que no. Si no porque en verdad le gustaba su amigo, lo admite. Es gay por Eijiro. Y quizás estaba esperando que, si se quedaba aunque sea otro rato, pueda llegar a pasar algo allí.
Pero Bakugo simplemente soltó un bufido, porque era imposible que algo sucediera.
Si no sucedió algo antes, ¿qué esperanza había que sucediera algo ahora?
Ambos se conocían desde la primaria, habían cursado secundaria juntos, habían entrado a la misma universidad juntos a pesar de ir a talleres distintos, joder, y a pesar de todo siempre se mantenían el uno para el otro. Desde hace tanto tiempo está enamorado del pelirrojo, que a Bakugo ya no le dan los dedos para contar todas esas veces donde sintió que se ahogaba con sus propios sentimientos.
¡Más de 7 años de amistad, maldición! Y Bakugo no podía soportar seguir siendo simplemente su amigo. Él quería ser algo más que eso, pero el terror lo consumía poco a poco como un parásito, y las palabras siempre terminaban por atorarse en su garganta.
Ya no lo soportaba.
Bakugo despegó su vista de Kirishima para mirar esta vez su vaso de bebida, observando sin emoción el líquido frente a él. Tomó el vaso con su mano y lo llevó a sus labios, mojándolos apenas antes de tomar todo el contenido de una sola vez.
Kirishima alzó las cejas con sorpresa.
—Tranquilo bro, podrías marearte —se preocupó.
No me llames así, por favor Eijiro.
—No te importa, bastardo.
Volvió a su vaso, pidiendo al barman que se la llenara con otra bebida algo más fuerte. Kirishima se giró para verlo tomar otro vaso lleno de un solo trago. Luego otro. Y otro. Y cuando estuvo a punto de tomar el siguiente la mano de Eijiro lo detuvo.
—Basta, te hará mal —se preocupó nuevamente, luego le dedicó una pequeña sonrisa —. Si no tendré que cargarte a la residencia, Bakubro.
—No me llames así —murmuró el cenizo, frunciendo sus cejas con molestia.
Kirishima se inclinó —. Lo siento. No te escuché por el ruido de la música, ¿qué dijiste?
—¡Que no me vuelvas a llamar así! —gritó a todo pulmón, asegurándose de que así le escuchara.
La sola mención de ese apodo, ese estúpido apodo que Kirishima y Kaminari siempre usaban con sus amigos en serio le irritaba, le subía el humo a la cabeza por la molestia. Su sangre hervía por unos instantes y luego se congelaba cuando Kirishima le sonreía con tanto cariño, como si fuera una sonrisa única para él. Y eso solo le molestaba más, porque estaba enamorado, estaba malditamente enamorado de su mejor amigo y nunca sería correspondido, y ese apodo se lo recordaba siempre.
—Tranquilo, no tienes que alterarte por eso, ¿está bien? —trató Eijiro, alzando las manos con las cejas arqueadas por la preocupación. Quizás fueron muchas copas.
Bakugo exhaló una risa seca.
—Vete a la mierda, Kirishima —escupió antes de apoyar ambas manos en el bar y tirar de su banco, luego se bajó y empezó a caminar con las manos fuertemente metidas en los bolsillos de su chaqueta.
Kirishima reaccionó a tiempo para ir tras él.
—¡Hey, Ba-! Lo lamento. ¡Espera, Bakugo!
La cantidad de personas que había dentro del enorme salón donde era la fiesta en serio estaba dificultando el paso para el pelirrojo, quien intentaba abrirse paso entre las personas para llegar a su amigo. Era complicado, si debía admitir, porque a cada rato sentía que era empujado y debía disculparse con las personas antes de seguir intentando pasar a través de ellas. No fue una tarea fácil, pero Kirishima pudo salir de la multitud antes de perder aquella cabellera con mechones rebeldes y color cenizo de su campo de visión.
Trotó para alcanzar a su amigo, y cuando lo hizo no dudó en atrapar su hombro no una de sus manos, obligando a Bakugo a darse la vuelva a tan solo unos pocos metros de la puerta.
—Detente, Bakugo. Por favor —pidió, otra vez con esos ojos de cachorro atropellado. Katsuki chasqueó la lengua y movió su hombro con algo de brusquedad —. ¿Qué pasó? ¿Por qué te vas así?
—¿Por qué me voy? —preguntó el cenizo exhalando otra risa seca —. Porque no quiero estar en este maldito lugar, me cansé. Quiero dormir.
—¿Por qué? —Eijiro volvió a retenerlo cuando Bakugo hizo el amago de darse la vuelta para salir.
—¡Porque no quiero ver tu estúpida cara, Kirishima! ¡Ya no puedo hacerlo sin sentirme así, ¡entiendes?! ¡¿Qué más debo hacer para que te des cuenta?! —le gritó Bakugo, sus ojos se volvieron más brillantes cuando comenzaron a cristalizarse, y su voz se quebró un segundo después —. ¡Estoy cansado de esto, de toda esta mierda!
—Bakugo pero... ¿de qué hablas? —la angustia era palpable en el rostro de Eijiro, y su cerebro no dejaba de pensar en alguna situación por la cual su mejor amigo se encuentre así. Si sería su culpa, por ejemplo.
—¿Cuántos años llevamos de conocernos? —el pelirrojo ladeó la cabeza al no entender lo repentino de la pregunta. Bakugo tomó aire y lo miró nuevamente, su rostro parecía tan molesto como herido —. Cuántos, Kirishima. Dime cuántos malditos años llevamos siendo amigos.
—Hum, unos siete u ocho...
Bakugo torció su sonrisa —. Pues yo llevo esos malditos siete años de amistad enamorado de ti, ¿está bien? Me gustas, maldición. Me gustas tanto que duele, porque llevo siete años enamorado de ti y tú nunca pareciste darte cuenta —confesó, tragándose el nudo en su garganta. No sabía si era el alcohol en su sistema o aquellos sentimientos que llevaban años ahogándolo, de todos modos no importaba, porque ahora que había empezado no había modo de parar —. Estoy harto, estoy harto de verte de una manera cuando tú pareces hacerlo de otra. Y ni siquiera puedo verte a la cara sin sentir que me ahogo más de lo que estoy en esto, no puedo.
Kirishima quedó petrificado tras escuchar aquella confesión, aquellos sentimientos que llevaban años instalados en su mejor amigo y que nunca se había dado cuenta hasta ahora. Se recriminaba mentalmente con lo estúpido que estaba siendo, puesto que Bakugo estaba sufriendo en silencio desde hace tanto tiempo y él... él ni siquiera fue capaz de parar y preguntarle un "¿estás bien?".
¡Obviamente no lo estaba! Nunca lo estuvo. Porque mientras él creía que eran los mejores amigos y siempre inseparables, el cenizo quería ser algo más, y guardárselo por temor a ser rechazado o juzgado lo estaba matando como un veneno a su presa, lenta y dolorosamente.
Nunca se sintió tan estúpido en su vida, así como nunca creyó que Bakugo sentiría aquello por él.
—Solo... por favor solo rechazame de una vez, Kirishima. Por favor —suplicó Katsuki con la cabeza gacha, aguantando las lágrimas que seguían nublado su vista.
Kirishima se aproximó hasta estar frente al cenizo y alzó ambas manos hasta sus hombros, dejándolas descansar allí, luego abrió la boca.
Katsuki frunció el ceño —. ¿Qué...?
El fuerte ruido proveniente de los parlantes no dejó a Bakugo escuchar lo que había dicho. Kirishima lo notó, y como sabía que las palabras ya no serían suficientes, subió sus manos hasta las mejillas del cenizo y acercó su rostro, mirando con ese característico cariño que siempre tuvo con él sus ojos antes de bajar a sus labios.
Entonces lo besó.
Kirishima unió sus bocas en un beso lento, queriendo expresar con el movimiento de sus labios lo que las palabras no alcanzaban a decir. Apretó los ojos con fuerza mientras el rubor crecía por su rostro y movió sus labios sobre los contrarios, dejándose llevar por esos sentimientos que habían invadido su ser hace tanto tiempo pero que por temor nunca había expresado.
El pelirrojo se separó segundos después de haber iniciado el beso, moviendo su rostro con lentitud y apartándose apenas, no queriendo dejar ese cálido contacto de lado. Bakugo le miró con una rara expresión de sorpresa, vergüenza y temor. Kirishima no pudo evitar soltar una melodiosa risa, abrazando su cuerpo con fuerza a causa de la felicidad.
—Bakugo, también me gustas. Me gustas mucho.
Las manos del cenizo temblaron, y sus ojos no pudieron retener otro segundo las lágrimas que habían permanecido tanto tiempo allí encerradas, por lo que empezaron a bajar de su rostro a montones. Kirishima se encargó de limpiarlas cuidadosamente con sus pulgares, manteniendo aquella sonrisa siempre cálida que únicamente le pertenecía a Katsuki.
—Lamento haber sido un idiota como para no darme cuenta antes, en serio lo siento —se disculpó sinceramente sin dejar de acariciar sus mejillas —. Y lamento aún más haber sido un cobarde contigo y no haberme declarado antes. Te permito golpearme si quieres.
Bakugo soltó una risa baja tras sus ultimas palabras, luego negó con su cabeza. Se sentía algo tímido de repente, pero en eso también podía culpar al alcohol.
Sus brazos rodearon lentamente los hombros del pelirrojo, aplicando un poco de fuerza para hacer que el chico se incline hacia él. Cuando lo logró, Bakugo estiró su cuello y sus labios se unieron. Kirishima, por supuesto, correspondió con gusto, y empezó a mover sus labios nuevamente sobre los del cenizo para intensificarlo.
Cuando se separaron, Kirishima exhaló una risilla mientras buscaba aire que respirar.
—Bueno, esto es mucho mejor que un golpe.
Bakugo también rió un momento antes de que su expresión se volviera algo severa.
—Aún puedo golpearte, bastardo, no te relajes.
—Ouch. Bueno, ¿puedo besarte otra vez? Quizás así ya no quieras golpearme... al menos no tan fuerte.
Kirishima extendió una sonrisa antes de acercarse y besar nuevamente sus labios, uniendo sus bocas una y otra vez en picos cortos, solo para darle paso a un beso profundo y lento, sintiendo esas mariposas invadir su estómago en torrentes constantes que revolvían todo a su paso. Pero eso no importaba, porque la sensación era realmente increíble, y tener a Katsuki a su lado era simplemente mejor.
Hola hola hola.
Si, 9 días tarde, pero que sepan que mi cerebro había quedado completamente en blanco. ¡Y ni que hablar de los próximos 6 días!
¿Usar la ropa del otro? Ni tanto.
Pero ¿Cosplays? ¿De compras? ¿Con amigos? (El día 10 es con orejas de animales, eso no es tan alarmante puesto que tengo una idea) ¿Usando kigurumis en el día 11?
Oh, mierda. No gente, nos vemos en marzo para la siguiente actualización.
(siento que me metí yo misma en un pozo😅)
Pero fin en... Voy a ver para traer los próximos días los más pronto posible, pero como no ando con ganas de escribir o siquiera leer, es posible que me tarde un tiempo.
Por otro lado, creo q es hasta gracioso que, siempre que iba a ponerme a escribir algo por aquí, o me quedaba sin batería, o no se me ocurría nada o pasaba algo a último minuto y después me olvidaba. Sep, una kk. Pero bue.
Volviendo al día de hoy... La vdd no sé si esto cuenta como "Besándose", pero no quería ir directamente al punto, quería que tuviera algo de fondo también. Desgraciadamente se me fue de las manos (otra vez) y salió esto. Espero pueda contar igual, ya que al final sí terminan besándose. Pero, hey! Yo no sé.
Y nada, un saludo a todos lo que siguen esto y nos vemos la próxima.
Atte: Kirishi365
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro