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Día 2

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Caricias
Omegaverse

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Katsuki parpadeó para enfor la vista una vez despertó, encontrándose con la bella imagen de Eijiro durmiendo a su lado. Su cabello caía lacio sobre su rostro, cubriendo con los mechones de pelo parte de sus ojos profundamente dormidos o la cicatriz sobre su párpado que miles de veces a visto, su boca estaba apenas abierta mientras suelta suaves ronquidos y su pecho subía y bajaba al compás de su tranquila respiración, donde los cálidos rayos de sol se colaban por las cortinas de la ventana abierta y acariciaban la habitación entera.

Katsuki sonrió apenas, pues sabe que han sido días duros para Kirishima en el trabajo y que ha estado llegando muy cansado a la casa.

El omega acerca su mano con timidez y acaricia la mejilla de su alfa, sintiendo la calidez de su piel contra la suya. Kirishima, aún dormido, se acurruca contra la mano que descansa sobre su mejilla y suelta un suave ronroneo gustoso. Katsuki suelta una risilla enternecida y esta vez mueve su mano para quitar aquellos mechones que descansan sobre su frente, moviendolos hasta dejarlos tras su oreja.

Era extraño que él despertara de esta forma, o que sea él quien le entrega caricias al pelirrojo cuando duerme, cuando mayormente la situación siempre es al revés. Aún le cuesta creer cómo sucedieron tantas cosas en tan poco tiempo, o como de pasar de ser un omega defectuoso que estaba en una tienda esperando ser vendido o sacrificado termine con un alfa tan amable como lo es Kirishima. Y, encima de eso, lo ame tanto como Eijiro parece hacerlo.

Era curioso, pues aún hay una parte de él que no termina de asimilar cómo podían existir alfas como lo era Eijiro. Tan amable, paciente y sobre todo, alguien que lo trate como un humano más. Cuando la mayor parte de la sociedad ve a los omegas como simples objetos o seres inferiores que solo sirven como amos de casa, que pueden maltratar y golpear sin recibir alguna clase de castigo.

El sentimiento de una sociedad así le repugna a Katsuki, quien a visto —y aunque quiera borrarlo, también vivido— innumerables veces esas situaciones, le provoca una sensación de asco, como si la bilis estuviera subiendo por su garganta.

Aunque también existen alfas buenos —muy pocos, para desgracia de muchos—, alfas comprensivos y amables. Como Sero, por ejemplo. Un hombre de carácter tranquilo y amable, paciente y honesto. Alguien a quien nunca le había visto tocarle siquiera un pelo al omega rubio en su vida. Alguien que ama a su familia y cuida bien de ella.

Kirishima también es así con él, por lo que Katsuki nunca podría terminar de agradecer la maldita suerte que tuvo cuando el pelirrojo entró por aquellas puertas y se lo llevó consigo.

Su mano tembló sobre la mejilla de Kirishima, donde sus ojos se cristalizaron un segundo mientras, sin darse cuenta, las feromonas se disparaban por toda la habitación. Eijiro despertó sobresaltado después de eso y, luego de analizar la situación un segundo, al siguiente instante estaba sonriendo con dulzura antes de atraer a su lindo omega y empezar a acaricias su suave cabello.

—Ya, ya. Todo está bien —le consoló, hablando con una voz tan suave que todos los músculos del cuerpo de Katsuki no pudieron evitar relajarse y sus feromonas volver a la normalidad —. Tranquilo.

Las caricias siguieron sobe su piel, pasando por su cintura hasta su espalda. Desde su cabello hasta su mejilla. Kirishima acariciaba el cuerpo contrario con tanta tranquilidad y delicadeza, como si fuera un ser tan frágil que el mínimo toque pudiera romperlo. No era la primera vez que despertaban así, pero de todos modos eso no importaba para el alfa, quien siempre estaría ahí para Katsuki cuando más lo necesite.

—Katsuki, ¿estás mejor? —preguntó después de un rato, sin dejar de entregarle su apoyo y comprensión a través de las suaves caricias que seguía dando sobre su piel.

El omega asintió después de unos segundos, restregando su cabeza contra el pecho del mayor para quitarse el resto de lágrimas y así poder sentir mejor su olor. Kirishima sonrió apenas, acomodándose sobre la gran cama para estar boca arriba, atrallendo el cuerpo del cenizo para que así se recueste sobre su pecho.

—Todavía es temprano —murmuró el alfa contra su pelo, acariciando su espalda con una de sus manos mientras la otra se encarga de su cabello —. ¿Qué tal si dormimos otro rato más?

—Está bien —murmuró de vuelta Katsuki, su voz apagada, sin ganas de querer hacer otra cosa.

Se acomodó mejor sobre el pecho de Eijiro y cerró los ojos, sintiendo las suaves caricias sobre su piel hasta que cayó profundamente dormido. Y recién ahí sintió que había descansado verdaderamente.

Algo corto pero supongo que está bien ya que esto sería mi primer omegaverse que escribo y tengo como otros 28 días para traerles.

Y, hablando de este omegaverse, no es algo que me acabo de inventar, ya que esto es una pequeña parte de una historia kiribaku que algún día tengo pensado hacer. De hecho, llevo desde el inicio de este año con la idea y la mayoría de los capítulos pensados, pero como al ser omegaverse nunca puede faltar el smut, y yo, aun al no escribir eso, no la he iniciado :P

Algún día la voy a traer, asíq tranqui gente. Paciencia.

Por otro lado, espero les haya gustado y nos vemos en el día 3

Oh, si tienes alguna duda dejala por aquí que al tiro la respondo 👉

Un saludito —Kirishi365

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