Día 2
×Mimos ×
Milo estaba parado justo enfrente del templo de leo, recién volvía de hacer las compras en rodorio ( porque el muy inteligente le había dado el día libre a las musas y ayudantes que debían hacer eso) y estaba subiendo rumbo a su casa, pero para eso primero debía cruzar las otras casas protegidas por sus compañeros. Maldecia profundamente que no hubiera un atajo sólo conocido por los dorados hacia las casas, porque no, rodear la montaña no era una opción, literalmente era el doble de cansado ( honores a casios y a Marín por hacerlo durante la batalla de las doce casas).
- Aioria voy a pasar
Sinceramente le sorprendió que al llegar a la casa de su pareja, este no le respondiera al aviso, pues podía sentir su cosmos en la casa y él no era alguien que dejará en visto a los avisos.
Se aventuró a su habitación para ver donde estaba el caballero dorado de leo, sólo para encontrarlo tendido en la cama, dormido.
- Ay Aioria...
Sonrió de lado al ver a su novio durmiendo tan tranquilamente pese a ser ya las una de la tarde, sin dudas el león dorado tenía el sueño bastante pesado.
Se acercó a él y le cobijo con la manta que tenía en el suelo, seguido a eso de sentó en la misma cama y le miro por un momento.
- eres tan lindo..
Llevo su mano a los cabellos del rubio, acariciando estos y dándole un suave masaje, puede jurar que escucho un dulce suspiro por parte del menor al hacer eso, lo que le provocó una sonrisa.
- Ya lo se, pero me gusta que me lo digas
- a cabron, estabas despierto!?
Aioria empezó a reír al agarrar por sorpresa a su novio, sinceramente se había despertado apenas lo escucho entrar, pero quiso jugarle una broma.
Sin decir nada volvió a llevar la mano del mayor a su cabello, sonriendole.
- puedes seguir? se sentía bien
Milo soltó un suspiro, seguido de una sonrisa.
- gatito mimado..
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