~Masturbación al pasivo~

Ya eran eso de las doce de la noche en el santuario, la mayoría de los caballeros se encontraban durmiendo o haciendo ronda nocturna.

En la casa de leo se encontraban dos chicos acostados en la cama, ninguno estaba dormido, sólo hablaban y miraban al techo, aburridos.

De repente, al caballero de escorpio que se encontraba ahí se le ocurrió una idea, paso su mano por la pierna del muchacho, llamando su atención.

- hm? Que pasa Milo?

- Aio...quieres divertirte un rato~?

Aioria suspiro.

- Lo hicimos ayer...

- No me refiero a eso en específico.

Bueno, ahora el caballero dorado de leo estaba algo confundido, si no se refería a hacer "eso" a que lo hacía entonces?

- De que hablas ?

- ya verás...

Movió la mano que se encontraba en la pierna del leo en direccion a la entrepierna del mismo, rozandola pro encima de la tela y sacándole un sonrojo al muchacho.

- Milo..

- relajate un poco Aio, te va a gustar..

El rubio se lo pensó por un momento, para luego desviar la mirada y asentir, en señal de que podía seguir con lo que hacia.

Con una sonrisa triunfal, el caballero de escorpio siguió moviendo su mano por encima de la tela por unos momentos, sonrojando al otro caballero. No duró mucho por encima de la tela, ya que pronto bajo la cremallera del pantalón y lo quito dejándolo hasta las rodillas del joven, acción que repetio segundos más tarde con el boxer, dejando el miembro del joven al descubierto, que ya empezaba a despertar con esas simples caricias.

Aioria seguía mirando hacia otro sitio, algo avergonzado, cuando sintió el dedo del pelimorado juguetear con la punta de su miembro, estremeciendolo.

Pronto dejo de juguetear en la punta y empezo a recorrer el resto del miembro de forma lenta y algo tortuosa, logrando que el muchacho empezará a suspirar.

- Milo...

- calma Aio ~

El vaivén de su mano pronto empezó a acelerar, moviendola rápidamente, consiguiendo que se pusiera bastante dura y que el chico empezará  jadear por aquello.

Milo adoraba la vista que tenía del muchacho, sus mejillas estaban totalmente rojas, sus ojos medio cerrados, una pequeña capa de sudor empapaba su frente, y aquellos jadeos que tanto  adoraba.

El vaivén siguió acelerando una y otra vez, y lo que al principio eran jadeos, empezaba a volverse gemidos contenidos.

Aioria cerró los ojos con fuerza, joder, Milo en verdad sabía cómo hacer estas cosas. Un pequeño hilo de saliva bajaba por su mejilla mientras el luchaba por no gemir con fuerzas, sus piernas empezaban a temblar y no sabía cuanto más aguantaría.

- mi...milo...joder...ah..

Parecía que al de cabellos morados le gustaba escucharlo decir su nombre, porque cada que lo hacía aumentaba mucho la velocidad, provocando que al rubio se le hiciera cada vez más dificil aguantar.

Empezó a sentir un cosquilleo en su parte íntima, sabía que pronto se correría.

- Milo.. me...ahh.me..

No pudo ni terminar la frase, abrió los ojos de golpe, a la par que sus pupilas se dilataban al sentir como se corría en la palma del chico, para luego cerrar los ojos exhausto.

El mismo no lo había dejado de ver ni un solo segundo, adoraba ver la expresión que tenía en ese mismo momento.

- eres tan lindo aio...

El único problema es que el que se había puesto duro ahora era él...