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Preguntas [Fandral]

II

Loki siempre tuvo una especie de sexto sentido para percibir que alguien lo observaba. Lo supo cuando Odin lo vigilaba de reojo, cuando Heimdall lo cuidaba en los extensos jardines de su adorada madre sin moverse un milímetro y, más tarde, cuando su troglodita y enorme hermano empezó a disfrutar la rutina de admirarlo de lejos. Estaba acostumbrado, fue por eso que reconoció con rapidez el momento exacto en que los ojos destellantes y ámbar de Fandral lo miraron pararse frente al espejo para acomodar la gasa sobre su cuello de cisne con algo de torpeza.

El largo cabello negro no estaba ayudando, enredándose entre sus blancos dedos cada vez que intentaba colocar el algodón con infusión tibia sobre la mancha rojiza. Resopló, luchando incesante hasta escuchar suaves pasos a su espalda. Con inmaculado respeto, el rubio le rozó en tacto suave el hombro, invitándolo a tomar asiento en el banquillo frente al tocador.

-Veo que, a pesar que el fornido duelo contra tu cabello te hace no menos elegante, necesitas ayuda. Mi príncipe, ¿Me permites?

Loki se irguió un poco más derecho, aceptando el descanso de manera incomoda. Decidió asentir levemente con la cabeza, sintiendo apenas como las grandes palmas de su esposo apartaban con delicadeza los caireles oscuros del camino, soltando algunos más rebeldes para caer sobre su hombro izquierdo. Fandral atrapó en su vista el sensual alargamiento de su piel por la clavícula, nudo en la garganta mientras trataba de no concentrarse demasiado en la zona escarlata que se cernía contrastante a la lechosa tez pálida del dios.

Sin esforzarse por aminorar el pesado momento, llevó un trozo del material nuboso a remojarse en el brebaje curativo del pequeño cuenco de plata. Exprimió el exceso y dirigió su compresa en movimiento casto al chupeton bajo la manzana de Adán de su consorte, moviendo la almohadilla en círculos pausados. Al convencerse de tener una humedad considerable, pidió en un susurro la gasa que yacía empuñada entre las manos de la divinidad del engaño, quien tendió el objeto rehuyendo la mirada.Es la primera vez que lo deja tocarlo tan intimo.

El guerrero espadachín no se extrañó por eso. Desde un principio su matrimonio no había estado cimentado en ningún sentimiento, al menos no uno correspondido, porque él estaba seguro que amaba por completo esos enigmáticos ojos verdes, esa inteligencia sobrehumana y esa personalidad ferviente. Fandral lo amaba, sin duda, pero Loki...

Acomodó como es debido la gasa,ágiles movimientos sincronizados para no tocarle demasiado. Sabia lo difícil que era para el dios la idea de ser acariciado por sus palmas, lo había descubierto en su noche de bodas con la más que evidente incomodidad tatuada a lo largo del hermoso rostro. 

-En realidad no tenemos que concretar esta absurda unión, ¿Cierto? Es decir, a pesar de que nos hemos casado, no hay necesidad de copular.- había explicado la ágil lengua de plata ocultando su nerviosismo, aferradas las manos blancas a su albornoz de seda verde. 

Fandral había estado envuelto en una bata masculina de la misma composición solo que en un tono plateado. Su cuerpo trabajado en los entrenamientos se traslucía antojable como nunca antes, expuesto entre la abertura en uve que la prenda dejaba en su pecho. No atrajo, sin embargo, atención alguna de la lujuria del menor. 

Habían contraído nupcias por conveniencia, forzados por el mandato de su anarquico rey. En esa situación, Fandral no esperaba que Loki se abalanzará sobre sus brazos. El hecho de que el cayera ante los incontables encantos de la divinidad de las mentiras no significaba en absoluto que el mismo efecto surgiera en el otro. 

Intentó acercarse, gateando apenas sobre la cama cuando el filo de una peligrosa daga le beso debajo de la mandibula. Otra de las cosas que adoraba se hacia presente; impresionante sigilo. Eso si que se lo esperaba de Loki. 

-Mi príncipe, no necesita amenazarme. No tengo intenciones de ofenderlo, mucho menos de ultrajarlo, lo juro.- musitó con la mejor sonrisa que pudo, sintiendo sus piernas flaquear ante la intensa mirada jade que se cernía sobre él. Minutos después, el arma se alejó con precaución. 

El hombre con barba se alegró de vislumbrar ese atisbo de confianza que le otorgaba su ahora esposo. Se sentó a un lado suyo, sin dejar de ser el objetivo del lustroso metal empuñado en las habilidosas muñecas. Escogió bien sus palabras, sus brazos acercándose lento para envolver los hombros rígidos de la realeza, que se alejaron enseguida. 

-Escucha Fandral, estoy enamorado de una persona y no pienso yacer contigo por obligación. Esta maldita unión es una pantomima que me disgusta tanto como a ti, así que déjame las cosa fáciles y aleja tu cuerpo del mio tanto como puedas. La próxima vez no será solo una pacifica advertencia, ¿Soy claro?

En ese momento, Fandral sintió una opresión en su pecho parecida a los golpes que recibió en sus peores batallas, en sus más profundas pesadillas. Hubiese preferido la delgada hoja entre su carne a la expresión defensiva en la cara de Loki, a sus ojos ardiendo en molestia. 

Si. Una apuñalada en definitiva hubiese dolido menos. 

Una oleada de desdén melancólico lo barrió desde el fondo de su alma al recordar ese día. La furia arremetió sobre él, restregándole la fecha en que se enteró que el dueño de ese altivo corazón mágico que tanto quería no era nada menos que Thor. Ese grande, simpático y malditamente afortunado Thor. 

En el tiempo actual, Loki tensó la mandíbula. El agarre de Fandral sobre su largo cabello se había vuelto tan intenso que empezó a mandar minúsculas punzadas de dolor por sus cienes.Miró el reflejo frente suyo del caballero blondo perdido en sus pensamientos, sujetando con mayor fuerza los sedosos mechones azabache. 

Todo este tiempo, Loki había estado atento a sus movimientos, esperando el momento en que se cansara de consentir que yaciera con alguien más en otro lecho. De alguna manera, algo dentro del dios se sentía extraño con ese ridículo respeto que le daba el espadachín a su decisión de no compartir cuarto, de no compartir besos y casi no tener contacto alguno. Sabía, con su intelecto, que Fandral era una de esas bombas midgardianas a punto de explotar cuando el ultimo grano de arena fuese vertido desde su paciencia consumida. Parece que hoy era el día en que ese apuesto sujeto trataría de hacerle presente que estaban juntos, quisiera o no, que el maldito anillo en su dedo anular no era un simple complemento decorativo. 

Se preparó,convocando a su cuerpo un aura verde de magia para batirse en duelo. Fandral pareció advertir el cambio, volviendo con brusquedad al presente para soltar la cascada de pelo ébano que rebotó contra la espalda rígida envuelta en seda. 

-No fue mi intención lastimarte, mi príncipe.- se obligó a hacer uso del antiguo mote, sin muchas opciones. No podía llamarle por su nombre ya que sería demasiado frió y decirle algún apelativo referente al amor habria de encender en el esperanza de la cual era más sano alejarse.  Loki no lo amaba, profesarle abiertamente su cariño lo destruiría mucho más que la tortura de ocultar las marcas pasionales que le hacia otro hombre. 

-Esta bien, no lo has hecho.

Los pozos verduscos lo escudriñaron unos segundos antes de ver a otro sitio, sin interés particular. El príncipe se levantó, desapareciendo tras la puerta en dirección a su antigua habitación, seguramente para buscar ropa. 

El mayor dejo salir un suspiro, llevando su vista cansada a lo largo de la silueta conyugal, exquisito regalo de los dioses a su vista. El cuero negro de la armadura siempre le había quedado bien, pero verlo forrado por holgados metros de seda era como tener un estruendoso clímax visual. Sospechaba que incluso un par de tirones harapientos en vestidura del dios se verían demasiado espectacular ante sus pobres ojos. Sonrió. Él mismo había regalado su albornoz verde a Loki, una luna antes de que Odin los uniera. Tenía la esperanza de grabar en su memoria la celestial imagen que ahora lo torturaba por las noches solitarias, con el corazón destrozado. 

A veces, cuando sus tendencias auto-destructivas  arrasaban con su enamorado pensamiento, se preguntaba si el dios del trueno habría escogido la ropa del ojijade con tanto ahínco, acariciando cada tela, buscando el tono de verde perfecto que reluciera con detalles grabados en negro para la rica textura de la fina piel. Se preguntaba si Thor lo merecía, si lo amaba de forma por lo menos parecida a la desbordante ternura con que él miraba, respetaba, sonreía a Loki. Estando el hijo de Odin en su lugar y, en caso de que el travieso jötun se enamorará de alguien más, Fandral se preguntaba si Thor estaría dispuesto a esconder sus sentimientos, tragarse su orgullo y su posición con tal de ver a Loki feliz. 

Esperaba, por el bien de todos, que la respuesta fuera afirmativa y también anhelaba, por lo que quedo de su pobre corazón, que Loki no usase esa preciosa prenda con Thor mientras se acurrucaba en sus brazos. 

...

Loki tiembla, caminando por el pasillo ante la oscuridad de la noche. Thor puede ver los destellos de una lagrima corriendo por su mejilla, la mueca severa en su rostro. Envuelve su mano alrededor del martillo, fiero. Si Fandral le ha hecho algo malo a Loki, si le a tocado sin su permiso, no le importará dotar a su pueblo con una lapida más y un guerrero menos.

El dios de la travesura no parece menos turbado al presentarse frente suyo. La bata de seda que viste no esta perfumada como siempre y sus piernas desnudas bajo la tela se balancean nerviosas.

-No podemos seguirnos viendo.

El rubio engrandece sus propios ojos, alcanzando apenas a tomar el Mjolnir antes de que caiga estrepitoso al suelo, despertando a todo el palacio.

-¿Que has dicho, hermano?

-Que no volveré a hacer esto.Es el final.- Loki muerde su labio, sus manos se aprietan en su espalda, puños tan fuertes que su palma arde.- No puedo. No así.

Thor cabila, mirándole como si le estuvieran naciendo una o dos cabezas extra justo frente suyo.

-¿Te refieres a escapar por la noche de tus aposentos? No debes hacerlo. A la luz del día, en medio de las ceremonias o en la cena, podemos amarnos y vernos donde tu quieras, hermano, ya te he dicho que estoy dispuesto a enfrentar lo que sea por ti.

-Lo que sea sin contar a tu adorada esposa, ¿Cierto?

El pesado silencio que se produce es casi una rutina, nada nuevo en absoluto.

-Sabes que me he casado con ella para engendrar un heredero. Padre de todo lo dijo y ella lo acepto. Estamos unidos políticamente, de la misma forma que tu lo estas con Fandral.

Loki revoloteó su mano en el aire, ahorrándole al tronador sus excusas. Estaba harto de recalcar que aquello no era lo mismo, por el simple hecho de que Thor copulaba con la mujer y el jamas, ni por asomo, había dejado que el espadachín le retirara los ropajes de su atuendo.

-Si en realidad me amas como dices, podrás esperar a yacer en mi hasta que tu hijo sea parido en unos meses y nuestros matrimonios se anulen.

El jadeo corta el aire. La mano blanca del menor vuelve a detener su sarta de explicaciones sobre el porque ese próximo rey de los nueve mundos no había mencionado ese pequeño gran detalle. Loki en verdad había esperado un poco más de ese rubio, había esperado que le dijese que ya estaba encargado para ser padre o, por lo mínimo, que dejase de tener sexo desenfrenado con esa esposa suya después de cumplir su deber. Loki siempre esperaba demasiado y parecía obtener muy poco. Se canso de eso. 

-Por supuesto que me he dado cuenta que ya están encintados, Thor, ¿Por quien me tomas? Y ni pienses darme largas, sabes bien con quien estas hablando. Dios del engaño, no lo olvides.

Thor no tiene nada que decir ante la intensa mirada de Loki. Esta derrotado, él lo sabe, su hermano lo sabe, es por eso que no se molesta en agregar nada más, dando vuelta sobre sus talones para regresar por donde vino. Los ojos azules le siguen con devoción, absortos quince minutos después de que la túnica verde se ha ido.

...

Fandral despierta de sobresalto al escuchar los gruesos portones abrirse y cerrarse a su espalda con total consideración. Esta mentalmente exhausto por el revoltijo que lleva de vida, pero no lo suficiente como para no espabilar por completo al ver la silueta del hechicero cruzar sin atención.

Con las cejas levantadas en señal de sorpresa, el maestro del combate en acero afilado comprueba que aun no se asoma el alba por los enormes ventanales de Asgard e impulsivo, se arremolina. Es la primera vez que Loki vuelve con él después de una de sus salidas y, por decisión unánime de todos sus recuerdos, es la primera vez que le dedica una sonrisa tan candorosa, destellante de pena aun en la oscuridad de la habitación.

-Lamento interrumpir tu sueño, ¿Puedo acostarme?

Aturdido, el rubio no duda en recorrer la colcha real y señalar en invitación muda el lugar junto suyo, moldeado solo en alguna ocasión por su mano, nunca antes por algún otro cuerpo. A diferencia de la mayoría de los consortes, Fandral no trae amantes al castillo e incluso si los tuviese, en ningún momento los dejaría ocupar el sitio del pelinegro que le mira esta noche.

Loki se escabulle a paso suave, deslizando su cuerpo a un lado del musculoso y refinado de su marido, tal cual siempre debió ser. Ha tratado mal el corazón enloquecido de ese buen hombre,casi tan mal como Thor ha tratado el suyo, la diferencia es que Loki aun puede redimir sus comportamientos porque no se aprovecho de él, no lo sedujo y lo uso. Loki aun cree en una oportunidad porque para él, Fandral no es un calienta camas. Amorosos, sin poder evitarlo, los dedos firmes del guerrero le cobijan para evitar cualquier frió. El ronroneo de satisfacción que deja salir el príncipe es su sonido favorito de aquí a que se le desvanezca la vida.

-¿Buenas noches?

-Gracias.- murmura el ronco tono del dios, sincero a pesar de estar adormilado.- Por todo.

Las mejillas del ojimiel se encienden, avergonzadas. Aquí esta, sucumbiendo de nuevo a la belleza natural de ese hombre que parece todo menos suyo, que no pierde la elegancia ante nada. Ese gracias sonó como un perdona, te doy mi aprobación por comportarte como un estúpido cuernudo infeliz, y su orgullo no puede estar más pisoteado. Se detesta cuando no puede más que asentir.

Las esmeraldas lo acarician para luego sucumbir bajo los suaves parpados. Fandral lo admira largo rato, tardando más allá de lo acostumbrado en imitar ese dulzón sueño.

El cuarto en penumbras es perfecto para ocultar la sutil actuación del jötun, quien entreabre los ojos para seguir observando a su esposo descansar. Fandral es un caballero, uno respetuoso que le da su sitio, permisible hasta limites ridículos. Loki no lo juzga, él mismo sabe lo que es amar con pasión, aceptar algo que no consentirías en otro caso. Sabe lo que es no ser dueño del cariño completo de alguien, por mucho que lo intentes. Vaya que lo sabe.

Por fin, bien entrados los rayos del sol, Loki decide dormirse, preguntándose a si mismo cuanto durara antes de permitir empezar a enamorarse de los preciosos cuidados de Fandral, sobretodo en este segundo, cuando siente que el rubio despierta y sonríe tontamente al verlo, ensimismado en su supuesto dormitar.

No más de nueve meses, esta casi seguro. Quizá un poco menos.

Quizá.

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