Con Ropa
No sabía a qué rayos se refería con ropa así que... Salió esto. (Escrito en Junio del 2020)
Sam.
El camino de regreso a mi casa estaba siendo una tortura, comenzando por el tener que estar sentado en un horrible y duro asiento de autobús después de lo que había pasado en ese club de mala muerte.
Jodido Darrell y sus asombrosas ideas
Mi trasero ardía, mi dignidad dolía y aún así mi pene no parecía estar de acuerdo con lo yo pensaba.
El hombre había sido nada más que rudo y grosero conmigo pero aún así me había corrido con sus toques bruscos rayando el dolor más que al placer.
Heterosexual no era, eso quedaba clarisimo pero poner una etiqueta en estos momentos era estúpido e innecesario.
¿Me había venido con, por y para un hombre? Sí y lo había disfrutado muchísimo, no iba a enloquecer por ello, mi prioridad en estos momentos era llegar a mi departamento, asegurarme que Jamie estuviera bien y después me daría una ducha para quitarme este olor a fiesta que traía encima.
Con los ojos pesados y el cansancio haciendo mella me dejé ir a los brazos de morfeo.
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Llegar a mi domicilio había sido increíblemente sencillo omitiendo el dolor y una vez que comprobé a Jamie decidí ir a la ducha para poder dormir.
Comencé a quitarme la ropa y reparé en que la camisa que llevaba puesta no era mía, la tela cayó al piso sin una segunda mirada y mi baño duro cerca de 10 minutos antes de que el agua comenzara a caer helada sobre mi piel. Estúpido calentador que no funcionaba.
La ducha había sido reparadora, salí de ella y me envolví en mi mullida toalla secando mi anatomía.
Una sensación rugosa y cierto cosquilleo en mi zona trasera trajeron una sensación de incomodidad hasta mi estómago.
Sin poder evitarlo ni quererlo llevé mi mano hasta mis nalgas y tentativamente di una caricia en mi lastimada piel generando una reacción inmediata en cadena, tuve que apretar mis labios para no dejar escapar un pequeño gemido de dolor o placer aún no lo sabía.
Lo ocurrido hacía tan solo unas horas se repetía como película en mi cabeza.
Dios ¿qué estaba mal conmigo? Había sido una situación más dolorosa que placentera y aún así me ponía tan duro que mi pene chorreaba pre semen solo de recordarlo.
Esto iba en contra de todo lo que se me había enseñado, el dolor no iba acompañado de placer y el placer no existía con el dolor.
Suspirando y con una mano temblorosa acaricié mi glande, subiendo y bajando levemente hasta la base para después subir a mi punta y apretar suavemente.
Mi mirada se dirigió a la camisa tirada en el piso, una camisa simple de color negro con un estampado pequeño en las mangas que decía Hellhound's
Una camisa sucia, que olía a la colonia del hombre que me había puesto sobre ese escritorio, golpeado mi culo y susurrado frases sucias en mi oído mientras acariciaba mi cuerpo y lo llevaba a un nuevo nivel de combustión.
Caliente y sin pensar muy bien alcancé la camisa para hundir mi nariz en ella y el aroma me transportó de nuevo a ese club de mala muerte, mis manos se transformaron en las suyas y las sensaciones comenzaron a recorrer cada parte de mi cuerpo, mi imaginación me estaba llevando lejos.
Imaginé que hubiera pasado si el hombre hubiera decidido llegar hasta el final, su pene se hubiera enterrado en ese lugar escondido entre mis nalgas y yo lo habría disfrutado, hubiera susurrado frases sucias en mis oídos hasta que mi cuerpo ya no fuera mío y solo se transformara en arcilla moldeable para él.
Mi mano comenzó a subir y bajar más rápido sobre mi pene, mientras escondía a cara en la playera sucia con olor a tabaco y mordía levemente una parte de ella tratando de callar los leves gemidos y jadeos que salían de mi boca, me transporté al escritorio una vez más, sus manos recorrían todo mi cuerpo reclamando cada parte de el como suyo, golpeaba mi trasero levemente antes de pasar con suavidad su mano tratando de aliviar el ardor, y después hurgaba en mi pequeña entrada tratando de relajar mis músculos.
El orgasmo me atravesó como rayo, demasiado rápido para mi gusto pero no iba a intentar retenerlo cuando la prenda que mis labios mordían le agregaban un toque erótico y prohibido a lo que acababa de hacer.
Ay Dios... Estaba mal pero me había gustado y esperaba poder repetir la experiencia.
Aventé la playera negra básica a la canasta de ropa sucia y salí del baño.
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